Capítulo quince

Avalon.

Cuando me termino de abrochar el nuevo vestido para la salida del evento, me doy cuenta que he estado conteniendo el aire por demasiadas horas y estoy agotada. El cabello ya me cae suelto por la espalda y tomo mi bolso de mano para poder salir al pasillo y así irnos de viaje de una buena vez.

Habíamos decidido que el destino de la luna de miel sería en las Bahamas, por lo que tenía todo ya resuelto en la parte trasera de la limusina e iba en camino directamente hacía allí, provocando que me sobresaltara cuando Otis sale de su habitación, interceptandome para meterme dentro.

Ambos nos miramos durante unos minutos en silencio hasta que él se acerca hasta mí y me toma entre sus brazos, presionandome contra la pared al apoyarse sobre mí al besarme.

Me toma un tiempo permitir que las sensaciones comiencen a recorrer mi cuerpo, entonces ya soy capaz de percibir que sus manos están por todos lados, ya sin miedo, completamente expertas en cada una de mis curvas mientras va tocando más y más cada segundo. Esto solo provoca que la presión en mi pecho comience a desaparecer mientras él más me estruja entre sus brazos. Sin poder detenerme, convencida de que me iba a deshacer en combustión, dejo que me quite el abrigo y este cae como plomo detrás nuestro.

Soy llevada en sus brazos hasta la cama y él se sienta, dejándome encima de sus piernas, provocando que rodeé su cintura con las mías. Otis desliza sus fuertes dedos por mis muslos, mis pantorrillas y me quita los zapatos en un movimiento tan rápido que no soy capaz de protestar. Luego, así como el camino fue hacía abajo, también comienza a ir hacía arriba y antes de que pueda ser capaz de reaccionar, me está tocando en el punto justo sobre mi ropa interior, provocando que ahogue un gemido contra su cuello.

Me aparto solo un poco para poder darle más espacio y abro su camisa de un tirón, porque preciso tocarlo si él me va a tocar de aquella manera. Él no disimula su agrado por mi impulso desmedido por tenerlo cerca, por lo que dice mi nombre en leves susurros muy cerca de mí oído y solo provoca que mi mano baje como atraída con un imán hasta su bragueta, buscando lo que preciso.

Un par de movimientos luego ya lo siento penetrandome mientras sus manos se mantienen firmes en mis caderas por debajo del vestido. Es algo desconcertante ir tan rápido en una primera vez, ni siquiera nos hemos quitado del todo la ropa cuando ya comienza a moverse dentro de mí. Sus ojos me miran fijos mientras gime y busca besarme, pero yo no puedo concentrarme en otra cosa en este momento o arruinaría el poco autocontrol que me queda.

Siento como mis músculos se tensan mientras llego al orgasmo y él me voltea, terminando con la espalda contra el colchón mientras se posiciona encima de mí y en esta ocasión, sí me besa mientras sigue haciendo lo suyo rápidamente.

Cuando lo siento terminar y se aparta un poco de mí, me incorporo lo más veloz que me permiten mis piernas y levanto los breteles del vestido, ubicando todo nuevamente en su lugar. Aplaco como puedo la respiración y entonces veo por primera vez su rostro por completo.

Otis me mira con una sonrisa perfectamente blanca, generando el sentimiento de querer arrancarle cada uno de los dientes.

Dentro de mí se mueve un huracán cuando finalmente logro entenderme y suspiro, asimilando los hechos.

Lo que acaba de pasar tenía (o debía) pasar, porque aquella picazón no se me iría jamás después de todo lo pasado en la discoteca, pero a partir de este mismo momento no íbamos a volver a estar en la misma habitación.

Me retiro antes de que él pueda evitarlo y bajo directamente hasta la limusina, saludando fugazmente a mi familia y a Lowell, entrando casi en picada dentro del vehículo para poder poner algo de distancia entre el mundo exterior y yo.

Colapsada de sensaciones, preciso cerrar los ojos unos segundos antes de empezar a gritar como una desquiciada sin remedio.

Aún tengo presente el temblor en mis piernas cuando Otis abre la puerta, la cierra y se vuelve hacía mì para mirarme con todos los sentimientos embargando sus ojos.

-Arranque- ordeno a Jackson enseguida mientras bajo el vidrio. Pongo mi mejor expresión de póker y saludo por la ventana hacia los invitados que nos esperan en la acera para realizar la última despedida.

Florence me dirige una mirada preocupada antes de que el coche gire en la esquina y quedamos sumidos en el silencio. La presencia de Otis es demasiado fuerte para ser ignorada, todo su ser emana una ola de calor que me es imposible de resistir, pero no pienso retroceder nuevamente. Nunca más.

-No estamos yendo al aeropuerto- avisa entonces mi reciente esposo y yo lo miro.

-Haremos una parada antes- le contesto- Levantaremos algo y nos vamos.

Él me mira en silencio un par de cuadras más y luego vuelve a mirar su celular. Reconozco que está intentando controlarse para no comenzar a discutir antes de llegar al aeropuerto, por lo que ni siquiera se imagina lo que sucedería a continuación.

Una vez que nos detenemos y Otis mira hacía fuera, su respiración se corta y me sujeta por el codo para mirarme de hito a hito. Nos quedamos en esa misma posición, sin importarnos la cercanía, cuando Erin abre la puerta e ingresa dentro de la limusina luciendo una vestimenta completamente diferente a la que lucía en nuestro casamiento.

Saluda a Otis con un casto beso en la mejilla y me saluda con un asentimiento de cabeza.

-¿Qué está sucediendo?- me sisea Otis entre dientes y yo le sonrió.

-Vamos a Nassau, ¿acaso no es su lugar favorito?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top