Capítulo cinco
Otis.
Saludo a un par de personas que no conozco pero Lowell sí y ellos me devuelven el mismo gesto gentil, manteniéndome así por al menos cuarenta minutos hasta que finalmente Avalon me manda un mensaje de que está llegando y ya se une a la diversión.
Las últimas dos semanas después del campamento han pasado realmente rápido y nuestra relación ya es pública para todos, mientras que hoy finalmente comunicaremos lo que todos están pensando y es que nos casaremos.
Extrañamente para mí, por todo el entorno se ha tomado la noticia como algo obvio y eso me perturba, lo que seguro no hace nada bien a la cabeza de Erin. Ella se ha mantenido inquieta por la gentileza que nos muestra mi prometida aunque obviamente no le he contado de nuestro encuentro en el baño, y todos los pensamientos que ha desencadenado gracias a eso.
Noto enseguida cuando Avalon llega y mis ojos van hacia ella, logrando que abra la boca en una perfecta O por la sorpresa de verla tan hermosa.
La semana pasada tras ser atacados por comentarios de un posible embarazo y que eso haya apresurado visualizar la relación, Avalon ha ido a Los Hamptons con sus amigas para demostrar que su vientre sigue igual de plano luciéndose en un pequeño bikini que obviamente retengo a la perfección en mi cerebro. Por ese mismo motivo tras haber elegido un sencillo pero apretado vestido de seda rojo, todo ella destaca por su bronceado y el color que ha elegido para vestir mientras se abre camino por el salón.
Ella se acerca hacia mí y hacía su padre, haciendo que todas las miradas se muevan en su dirección mientras avanza. Cuando la tengo enfrente, ella me sonríe y me da un largo beso en la mejilla para así pasar un brazo por mi espalda como si fuese un abrazo.
Las personas de nuestro ambiente no suelen hacer demostraciones de afecto tan llamativas, por lo que aquel gesto incluso parece muy íntimo.
Yo paso una mano por detrás de ella y se la coloco en la cintura, atrayéndola a mí.
Así nos quedamos, parados entre nuestros padres y recibiendo todos los saludos.
En su pequeña mano muestra un pedrusco como anillo de compromiso que ella misma ha elegido en Tiffany e inventa con habilidad una historia a cada persona que nos pregunta cómo ha sido la propuesta y yo asiento sin mucho más que acotar.
Ya de por sí no estaba muy de acuerdo con toda esta demostración y ahora, sintiendo el calor de Avalon a mí lado y la mirada de Erin desde la lejanía, me doy cuenta que ha sido una pésima idea.
De repente Ava se tensiona, la puedo sentir contra mi mano que aún está en su espalda, y un hombre se detiene delante de nosotros con una sonrisa rígida en los labios. Extiende su copa hacía nosotros, chocando con la copa de Ava y luego con la mía.
Reconozco a Taylor Young enseguida, pero no logro darme cuenta quién es hasta que Avalon pone una expresión fría en el rostro.
-Felicidades, pequeña- le dice y luego sus ojos se clavan en los míos- Eres muy afortunado... - hace una pausa, fingiendo no recordar quién soy- Woodstein.
-En realidad la afortunada soy yo- contesta ella sonriendo y siento como sus curvas se pegan a mi costado. Intentando parecer más cercana. Contengo la respiración.
-Créeme que no- destaca, sin disimular el interés oculto que hay en sus palabras.
Yo los observo en silencio, sintiéndome ajeno a lo que sea que esté pasando y es entonces cuándo noto que obviamente ellos han tenido algo hasta hace relativamente poco, y para la expresión extrañada que tiene William Van Clarke, seguro era algo privado.
Y se puede explicar básicamente porque Taylor es mayor que Ava, mucho más.
-Estoy de acuerdo contigo- me cuesta reaccionar, pero finalmente le sonrió al hombre- El afortunado soy yo, ha sido todo tan rápido que sigo sin creer que vamos a casarnos.
Avalon me mira con reproche, como si hubiese dicho algo prohibido.
Taylor por su parte, asiente, y sigue su camino.
Minutos más tarde, sentados en nuestra mesa y mientras nuestros padres pelean por dar el discurso de felicidades, me acerco a ella y ambos nos miramos.
-¿Qué?- sisea, entrecerrando sus preciosos ojos azules en mi dirección.
-Salías con él- acuso.
-Sí- admite, sin rodeos- Cuando nos comprometieron estábamos distanciados, hacía ya varios meses, y no lo tomó muy bien. Ahora, en este momento, ya es cosa del pasado.
Noto que hay algo más en sus palabras.
Como también noto que no me gusta mucho el tono que usa.
-¿Por qué no le cuentas que todo esto es mentira?- insisto y siento como ella me quiere asesinar con la mirada- A Erin le costó, pero logró entenderlo.
Ella busca con la mirada a mi novia y luego me vuelve a mirar.
-Porque no quiero tener una relación por ahora con él- me contesta de manera tajante.
"Por ahora".
Algo en aquella expresión me desagrada más que su comentario anterior pero decido dejarlo pasar. De todos modos nosotros no somos amigos como para intentar analizar más allá de sus palabras y tampoco quiero que me importe.
"Pero me importa".
Maldita sea.
Buenas noches a todos! Estamos de vuelta
Nos leemos
Agus
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