Una mala experiencia
Teo 9:30 pm
Deberías venir mañana al partido, trae algo para animar a Raúl. Le gusta la atención.
Yo también juego, por cierto ;)
Alexis 9:45 pm
De acuerdo, iré!!! Gracias por el dato ^w^
Aquello había puesto algo nervioso a Alexis, ¿qué se supone que se hace en un partido de fútbol americano? Ni siquiera sabía de qué se trataba el juego.
Agradeció que desde que se mudó a la ciudad podía tener un cuarto lleno de "cosas inútiles", prácticamente tenía una papelería en su casa.
Comenzó a realizar un cartel con su mejor letra, a pensar en el mejor outfit para llevar a un juego pero verse bien y también como iba a alentar a Raúl.
Terminó durmiéndose a las dos de la mañana, despertó a las cuatro y media debido a su pesadilla y fue directo a la escuela.
Aprovechó el autobús escolar para dormir un poco, aún así se sentía como si fuera a morir en cualquier momento.
Casi no pudo poner atención a las clases, ni le interesó. Solo quería dormir... Pero una vez que se comenzó a acercar la hora del partido de fútbol fue como si toda esa pesadez se hubiera esfumado.
¡Tenía que ir a alentar a Raúl! Y estaba listo para hacerlo aunque no hubiera dormido nada.
Se preparó con un poco de pintura del color del equipo y su cartel que hizo con mucho cariño.
Se alegró que todos tuvieran ese espíritu de alentar a sus respectivas escuelas, supuso que lo que más debía hacer era gritar cuando él tuviera el balón.
Ya todos sabían que le gustaba Raúl así que no tuvo pena alguna cuando gritó su nombre de la forma más desafinada ni cuando cantó aquella tonta porra escolar que aprendió en pocos minutos.
Sin embargo, por primera vez en varios meses que Raúl había entrado al equipo, su escuela perdió. Todos se vieron decepcionados por aquel hecho, habían pensado que Raúl era quien podría volver a hacer que la escuela tuviera buena reputación en el fútbol americano.
Después de terminar, aquel chico caminó directamente hacia Alexis, lo vio con odio e hizo una mueca antes de quitarle el cartel de las manos.
— Tú... Me distraes, no vuelvas a venir a un juego – dijo antes de romper el cartel en varios pedazos.
Alexis no supo si comenzó a llorar más de coraje o de tristeza, aquel había sido su trabajo de toda la noche...
Raúl se había alejado de dónde estaba y sin pensarlo salió corriendo a él.
— ¡Aún así pienso que eres genial! ¡Pienso que no deberías rendirte! ¡Puedes seguir siendo el mejor jugando! Solo confía en ti... – gritó Alexis entre sollozos.
Raúl se volteó solo para verlo con burla.
— Mejor vete antes de que me hagas enojar – le advirtió.
— No volveré a ningún partido... Solo... No te rindas – dijo tratando de dejar de llorar y comenzó a ir en la dirección opuesta.
Algo dentro de Raúl quería darse la vuelta y pedir disculpas a aquel chico, pero no podía.
— Realmente eres un completo idiota, que te crea quien no te conoce... – se burló Teo.
— Sabes perfectamente que no puedo corresponderle, ¿por qué lo ayudas? – le preguntó a su amigo.
— Porque eres mi mejor amigo. Porque es un buen chico y porque tu popularidad no vale la pena...pero no estás listo para esa conversación – respondió Teo antes de darle una palmada en el hombro y correr detrás de Alexis.
Teo se paró frente a Alexis para hacerlo parar.
— No estoy de humor, Teo... Solo quiero llegar a casa a dormir – se quejó amargamente, aún caían un par de lágrimas de sus ojos.
— No puedo dejarte ir así, me sentiría culpable si algo te pasa... Fui el tonto de la idea que vinieras, así que soy el tonto que debe regresarte a casa – explicó Teo haciéndose a un lado el cabello con sudor que caía en su cara.
— Eres muy tonto... – rió Alexis, de cierta forma aquello lo hizo sentir un poco mejor.
Fue así que Teo lo llevó hacia el estacionamiento y le indicó que se subiera.
— Vas a disculparme, acabo de obtener mi licencia – bromeó mientras arrancaba el coche.
— Yo la saqué a los veinte... – comentó Alexis.
— A mi edad – dijo Teo con una risita
— Maldición... ¿tenías que hacerme sentir viejo? – masculló, no necesitaba más cosas malas en el día.
— ¿Cuántos años tienes? – preguntó ahora intentando entablar una conversación.
— Veintitrés... – respondió Alexis
— Eso no es mucha diferencia, eres muy exagerado– rió Teo
— No estoy de humooooor – le recordó Alexis haciendo un puchero.
Después de aquello Teo fue más considerado e intentó burlarse menos, aún así no tardaron en llegar a su casa.
— Teo... ¿puedo preguntarte algo antes de bajar...? – dijo aquel chico con un poco de pena.
— Claro, dime – aseguró con una sonrisa.
— ¿Es muy tonto que aún quiera seguir intentando acercarme a él...? – soltó viendo a otro lado.
— No... Creo que tal vez puedas hacer un cambio en Raúl, por eso te pediría que no te rindas. No es mala persona, solo... Hace malas decisiones – contestó Teo.
Alexis no comprendió del todo pero lo hizo sentir mejor.
— Gracias... Ten cuidado al regresar a casa... – fue lo único que pudo decir antes de bajar del carro.
Alexis fue directamente a su cuarto, ni siquiera se tomó la molestia de cambiarse. Bien podría dormir toda la vida para recuperarse de todo lo vivido ese día.
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