Sueños
Leo se encontraba haciendo los preparativos para aquella ocasión tan especial, solo le faltaban aquellas fresas que tanto le gustaban a Alejandra.
Las cortaba en forma de flor para ella, aunque nunca había entendido el porqué le gustaban tanto.
Para las deidades la comida no era fundamental, pero Alejandra era medio humana y Leo había tenido que aprender a cocinar y ser paciente cuando salían porque ella se cansaba.
— Leoooo, vamos ¡No vamos a llegar! – se quejó ella.
— No te preocupes, ¿cuándo te he fallado? – contestó él mientras terminaba la última fresa, las empacó y se dirigió a la puerta donde ya lo esperaba aquella chica.
Se tomaron de la mano y comenzaron a caminar, paraban de vez en cuando a tomar un respiro para Alejandra, platicaban, reían y volvían a tomar su rumbo.
Llegaron exactamente a la hora justa para ver el amanecer como cada año.
— Doy gracias por haberte conocido un día como hoy, mi dulce Ale... – dijo Leo mientras tomaba su mano.
Ella se recargó en su hombro y juntos esperaron la salida de aquel astro.
Teo se levantó al escuchar un sonido sordo, era como si un libro se hubiera caído.
— ¡¿Qué demonios?! ¡¿Por qué me tiraste?! – gritó Alexis mientras veía a Raúl.
— Tengo hambre, no te levantabas – se excusó el mayor.
Alexis lo vio con algo de odio, hasta que se dio cuenta de algo. Había dormido, así que no pudo evitar sonreír.
— Eres un idiota... Interrumpiste mi sueño – se quejó Teo tallando sus ojos.
Raúl solo le respondió con una mirada asesina, Teo lo supo: se había dado cuenta.
Alexis se paró y salió rumbo a la cocina.
Hubo un silencio incómodo entre los amigos.
— Yo no fui quien no quiso dormir con él – dijo Teo burlonamente agregando al final una media sonrisa.
Raúl siguió sin dirigirle palabra alguna y le mostró el dedo medio.
El desayuno estaba siendo raro, Alexis no podía evitar preguntarse si había pasado algo que no entendía pero Raúl y Teo no se hablaban como siempre.
Dio una mordida a los hotcakes que había hecho intentando no darle importancia al extraño ambiente cuando escuchó aquellas palabras.
— Alex.... ¿Quisieras tener una cita conmigo? –
Alexis tosió tratando de no ahogarse con aquellas palabras que venían de Raúl, tomó un poco de agua y aclaró su garganta.
— ¿Perdón? – dijo pensando que había escuchado mal.
Raúl rió suavemente.
— Solo quería saber si quieres ir a una cita conmigo – volvió a decir.
Así que no era su imaginación, Raúl si le estaba preguntando aquello.
— Claro que sí – contestó sonrojándose y cubriendo su cara. Había soñado despierto con aquello varias veces pero finalmente estaba sucediendo.
Teo no dijo nada al respecto, prefería hacer como si no hubiera escuchado aquello para calmar el dolor que le había dado en el pecho al ver a Alexis tan feliz.
Al irse de la casa de aquel chico hubo un momento en el que ni Raúl ni Teo dijeron algo, fue este último quien decidió romper el silencio.
— Así que tus actos de celos son involucrar a alguien que puede salir herido – lo acusó.
— Realmente me gusta Alexis – respondió el mayor sin voltearlo a ver.
— ¿Y qué dirán tus padres al respecto? Su, oh tan perfecto, hijo sale con otro hombre – insistió Teo.
— No tienen por qué saberlo – dijo Raúl con algo de molestia.
— Te quiero Raúl... Pero si Alexis sale lastimado de alguna forma por tu culpa, no dudaré en intervenir – anunció Teo con mucha seguridad.
Raúl finalmente paró de caminar y lo vio directamente a los ojos.
— Eso me quedó muy claro en la mañana – declaró para después seguir caminando.
Teo puso los ojos en blanco, apresuró el paso para ponerse frente a su amigo.
— No sé que hice. Pero no era mi intención que te enteraras así. – dijo tratando de razonar con su amigo.
— Teo... Cuando le cuento a mi mejor amigo que me gusta alguien, lo último que espero es encontrarlo abrazado de forma romántica al chico que me gusta – le contesto Raúl con seriedad e intentando pasar a aquel chico para continuar su caminata.
— ¡No fue al propósito! – gritó Teo, mientras veía a Raúl alejarse.
Volvió a recibir un dedo medio como respuesta.
Una vez en casa Teo se dejó caer en su cama sin mucho ánimo, no comprendía muy bien lo que había soñado. Era la primera vez que tenía un sueño del cual se acordase y no sabía que hacer con eso.
Ni siquiera sabía de dónde habían salido aquellas personas del sueño o si simplemente su mente había inventado personajes.
Tal vez eran las fresas.
Suspiró profundamente, esperaba no tener alguna pesadilla nuevamente.
Pero casi nunca se cumplen las espectativas que uno quiere, así que a las 4:30 am ya se encontraba despierto llorando.
Le dio miedo ver si Alexis estaba conectado pero aún así lo hizo.
En línea.
Teo 4:31 am
Puedo preguntarte algo?
Alexis 4:31 am
Claro.
Teo 4:32 am
Cuando sueñas... Recuerdas qué es lo que soñaste?
Alexis 4:33 am
Sí.
Teo 4:34 am
Me podrías decir cuál es ese sueño??
Alexis 4:36 am
Mi muerte.
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