Demasiado por guardarse.


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Para Steven existía un borroso recuerdo al que le costaba más que nada restarle importancia, es que le resultaba fundamental en su autorecuperación. Le ayudaba a poder mirar atrás y sentir desapego y aceptación por aquello que no podía cambiar. Era algo que indirectamente Lazuli le había enseñado.

En algún momento de su juventud, por una recaída, Steven se aisló de todos aquellos a los que conocía, oculto en la soledad de una inhóspita tierra. Él híbrido se sintió turbado y temía perder el poco autocontrol que aún le quedaba.

El estar al borde de su propio abismo emocional, afecto su mente, su cuerpo y ni hablar de sus poderes. Se tumbo en el suelo, golpeando a la arena y siguió ahí por mucho tiempo con los puños enterrados.

Pensando en su desdicha se sumergió en sus propios reprimidos traumas. Si bien el ayudar a los demás era cosa buena, al final le impedía ayudarse así mismos. Ahora estaba tan cargado y a punto de explotar y volverse algo diferente, todo por reprimirse.

Lapis Lazuli le había encontrado y desde el aire le observo, poco segura a una distancia de unos cuántos metros del híbrido y tan tranquila como pudo hacer sonar su voz le hablo.

-Se que estaría mal decir que te entiendo y que se por lo que estás pasando, pero de verdad lo intento. Quiero ayudarte.

-¡Alejate! no trates de ayudarme ¿Cómo podrías?- Steven se cubrió con su burbuja, más para protegerla a ella de él. - Hay tantas cosas que ya no puedo cambiar, cosas que siguen aquí adentro con las cuales ya no se cómo lidiar. ¿Cómo podrías tu ayudarme?

-Recordándote lo bueno que eres y lo bueno que puedes llegar a ser. -

-Eso... ¿De que me serviría ahora? Siento tantas cosas que ya no sé ni por dónde empezar, -¡¿Cómo olvidar por todo lo que he tenido que pasar?! ¿Cómo podría seguir? No soy... No soy como ustedes, no puedo solo dejar ir lo que e vivido.

-Me recuerdas tanto a mi.- Lapis descendió y a paso lento se acercó a Steven. -Fueron las mismas palabras que use aquella vez, cuando el miedo me superaba y me hizo alejarme a toda velocidad de la luna, de la batalla y de ti.

-No, no es lo mismo.- Corrigió Steven abriendo su burbuja- Esto que me ocurre es, es...

-Furia, enojo, frustración e incertidumbre.- Lapis se quedó de pie ante Steven. - o ¿Es que acaso me equivoco?

Steven tenía mucha razón al marcar que no era lo mismo, de la misma manera como no existen dos tristezas iguales, no existía un solo tratamiento para ambos. Los dos pasados eran tan distintos y necesitaban arreglarlo por ellos mismos. Pero semejantes en un primer plano, y algo en lo que Lazuli atinaba, era que en ambos casos les servía el no estar solos y en encontrar algo por lo cual no dejarse hundir en el pasado.

Steven no podía dejar de ver sus asuntos tan asfixiantes, el panorama le resultaba borroso y todo bajo una luz rosa que se negaba a aminorar. Era él mismo una bomba, que estaba a punto de estallar.

-¡Alejate!-

El grito proveniente de Steven, se asemejaba al de un dragón. Era tal que hizo dudar a la ninfa de acercarse, temía que él la destrozara con aquellas manos, que más bien parecían unas horribles garras.

-No puedo pedirte que olvides, olvidar es imposible, al menos para mi.

-¿Qué se supone que debería hacer, fingir que nada de esto ocurrió, que no me afecta? ¿Cómo podría continuar si no sé por donde seguir?- Steven empezó a cambiar, estaba a punto de encerrarse otra vez en su burbuja. -Solo me sumerjo en este abismo y siento que en mi hay una bestia que no para de rugir, que en cualquier momento se liberará y lo destruirá todo.

-De nada sirve fingir que no paso, pero ese no eres tú, tú no eres así, tú no eres esa bestia, tú eres más fuerte que esa bestia.

-¡Tú no me conoces!- Steven se contiene para no dejar salir su enojo ante la gema. - ¿Cómo es que se deja de sentir todo este dolor? ¿Cómo ignoro todos estos sentimientos que tengo? siento el corazón roto... Solo quiero parar de sufrir.

Lapis ve su oportunidad y gentilmente toma con ambas manos el rostro del híbrido para levantarlo y con todo su amor le dice.

-Steven. No me vuelvas a decir que no te conozco. Sé que siempre estás para ayudar a otros antes que a ti mismo, haces lo correcto aunque te resulte perjudicial. Se que tú toque es mágico, porque me gusta cuando tocas mi cabeza, mi espalda y mi gema. Se que podemos entendernos con apenas mirarnos a los ojos. El sonido de tu voz siempre me ha resultado muy lindo, me gusta mucho cuando cantas por qué me tranquiliza. Y cuando sonríes tus ojos se suavizan y se enternece tu rostro. A pesar de que fui mala, egoísta contigo y ni hablemos de mis decisiones, tú fuiste tierno y considerado conmigo, no me digas que no te conozco.

Steven se mostró atento y menos incrédulo a lo que Lapis Lazuli le decía.

-Yo sé, Steven. Que no importa lo profundo que caigas en esa oscuridad, siempre tienes la elección de volver a salir de ella. Lo que sientes es normal de sentir, siempre hiciste tanto por los demás, por mí, pero debes parar.

-¿Por qué? ¿Por que me dices estas cosas?-. Steven se mostró calmado ante aquellas palabras.

Lapis Lazuli lo abrazo y susurrandole al oído le expresó con el alma.

-Ya te lo dije, porque quiero recordarte todo lo bueno qué eres, porque eres amor, cariño Y en especial para mí, mi héroe.

-Pero si sólo te liberé del espejo, ¿Cómo podría ser tu héroe, con hacer algo tan simple?

-Hiciste algo que nadie más quiso hacer en milenios, el único que me salvó, que me escuchó y me sanó sin esperar nada a cambio, me ayudaste de muchas maneras. Luchaste contra las diamantes con gran valor. No podías ganar y bien podías morir, pero te quedaste y cuando volví me recibiste de la forma más cálida y amorosa posible, ¿Recuerdas que al regresar a casa me envolviste en tus brazos y me prometiste que de ahora en adelante dormiría tranquila? Eso para mí no tiene precio.

-Pero Lapis, ¿Qué debo hacer ahora?

-Primero que nada, debes parar, no me gusta ver que te lastimas, no quiero que nada malo te ocurra.

Lapis Lazuli beso las mejillas de Steven y con sus azules labios limpió las pequeñas lágrimas que perlaban las mejillas del híbrido.

Lapis aún abrazada del híbrido lo hizo recostarse junto a ella en aquel suelo, él la abrazo y noto que ella misma estaba llorando.

-¿Por qué? ¿Por qué te pasó a ti? Steven, tu no merecías nada de esto.

Ya tenías mucho que soportar con el dolor de cargar con una responsabilidad que nunca fue tuya. Pensó la hermosa gema. Pero a pesar que las gemas de cristal lo sabían, no lo pensaron dos veces para enviarte a lidiar con una guerra, para evitar otra futura masacre, hiciste tanto por tantas gemas. En vez de liberarnos nosotras mismas, dependímos de ti... Cómo si fueras él único que podía defendernos.

-¿Cómo podías cargar con todo esto? Si nisiquiera te permitían hablar para defenderte. ¡Perdonanos! Perdóname por todo por lo que te hice pasar.

-Lapis... Tu no tienes por qué...

-Con toda mi voluntad... ¡Siempre he querido alejarte de esta locura! ¿Por qué el destino te ha elegido para hacer tanto? Te lo ruego Steven, ¡renuncia a esto!

Steven sintió como ella lo presionaba más contra su pecho.

-No merecíamos que alguien tan bueno y valiente nos salvará de nuestra propia cobardía. ¡No me hagas a un lado! Quédate conmigo Steven. Vuelve a casa y dejamos ayudarte.

Steven la abrazo y comprendió lo importante que era para ese ángel el que él se dejase ayudar.


.................

Steven miraba a este recuerdo como un antes y un después de como era Lapis Lazuli, la hermosa gema se había vuelto tan alegre y a la vez tan cariñosa con él. Cómo si se asegurase de que estuviese bien.

Cuando él se encontraba con ganas de compartir sus sentimientos y cariño con alguien que resaltaba por su ausencia, la hermosa ninfa azul se hacía presente y le acompañaba en alguna pequeña aventura. ¿Por qué no encontrar algo de afecto en alguien que ya conoce la soledad? Lapis podía ser ese alguien.

¿Tendría algo de malo salir, escaparse por las noches bajo las primera estrellas salpicadas sobre la noche? No, quizá no.

Todos los que los veían notaban que eran casi una pareja, inclusive él se sonrojaba al permitir que pasara esta idea por su cabeza. En su compañía había pasado noches sin igual, de las mejores de su existencia.

Aquel ángel se robaba la atención de todos los presentes, no sólo por su inusual color o atrayente belleza, sino también por la manera en que trataba al joven diamante, todos entendían que ella quería su completa atención.

Lazuli estaba decidida a querer provocarle ese rojo en el rostro, y él se ponía muy rojo cada vez que la gema azul se contoneaba entre sus manos.

Era obvio que Lapis había planeado algo y Steven era esa persona especial con quien lo intentaría, pero el híbrido por nervios trato de no mal interpretarla.

***

Volvamos al presente.

Cuando Steven llegó por fin a su casa, fue ahí cuando pudo ver a su amiga, parada al borde del faro, al principio la ninfa se encontraba indecisa paseando de un lado al otro, para de inmediato sin previo aviso desde lo alto dar un salto de espaldas y después con sus alas extendidas aterrizo elegante frente al templo.

Steven le observaba a la distancia, no estaba seguro de si acaso ella había ido ahí por qué tuviese algún problema. Pero le daba curiosidad averiguarlo.

Seguía el joven diamante andando con su paso lento como no querido llegar aún a casa, queria ver qué tenía planeado la gema para él. ¿Otro juego? ¿Una broma? Pero al ver a su amiga frente a la puerta noto como a está le invadía la decidía por entrar o seguir afuera de la casa.

Steven avanzó más rápido y de pronto se encontró a una nada de su casa.

-¡Lapis!- La llamo el híbrido. -¿Te encuentras bien?

Lapis se giro un poco asombrada y nerviosa a la vez, todo en ella era una combinación sospechosa, su manera de actuar era muy curiosa.

-Hola, Steven. Si todo bien, es solo que sentí que te extrañaba mucho. Sabes que no me gusta dejarte por tanto tiempo solo, no sea que te metas en problemas. Además quería saber qué estabas haciendo.

-No estoy solo, hace poco estuve con Spineli, ella también paso a ver como me encontraba.- refunfuño un poco- Ya no soy un niño para que se preocupen por mi.

Lazuli no puso atención a nada de lo que le decían Steven. En su interior no le gustaba la idea de que pasara mucho tiempo con aquella gema. Le daba un poquito de celos, solo un poquito.

-¿Podemos platicar un poco? Steven.- Pregunto la hermosa gema. -Hay algo que quiero decirte. Pero esperaba a que no fuera a ser un mal momento.

Para Steven que la conocía mejor que nadie notaba ese algo en su mirada.

-Me parece bien, siempre tengo tiempo para ti. Creo que las chicas no estarán cerca por un rato.

Sonrió ella por la respuesta del híbrido, mientras se apenaba un poco por imaginarse que quizá era una exelente oportunidad para hacer algo más que platicar. Extendió su mano para tomar la del híbrido para guiarlo al interior de la casa y Steven la siguió.

Ya dentro de la casa, se encontraron con una sala completamente ordenada y cubierta por la oscuridad y el silencio.

-Dime Lapis, ¿Donde has estado?-

-Mmm, ya sabes, de andar por aquí y por allá, me he estado paseado, sobrevolando por toda la tierra. Me he visitado sus rincones y observado todo lo que aún crece sobre ella, hace poco pase a visitar a los patos de polo sur. Ya sabes, esos regordetes de elegantes trajecitos negros con blanco.

Steven soltó una risa y luego una carcajada.

-Esos no son patos, Lapis, las aves que tratas de describir, se les conoce como pingüinos.

-¡Esos! Pingüinos. - Se avergonzó Lazuli- Lo bueno es que tú me entiendes. Me alegra informarte que su número va en aumento.

Steven puso su mano sobre Lapis y acarició aquellos cabellos azules.

-Te extrañe, es bueno verte Lapis. Ven, acompáñame.- Luego sin pena le beso la frente.- Dime ¿Quieres una tasa de café? Pero, permíteme primero encender la luz.

-Demasiado bueno para ser tan fácil- se dijo Lapis ante la idea de imaginar su deseo derrumbarse por su falta de determinación o por la aparición de Spineli, que tal si ella se le adelantaba, ¿Podría soportarlo? ¿Qué sería de ella si es que él decidía irse nuevamente de la ciudad para nunca volver? Mientras la ninfa dibujaba una sonrisa de resignación en su rostro se dijo. -Esto no puede terminar así. No puedo perder está oportunidad, está ocasión será diferente.

-¿Dijiste algo Lazuli?- pregunto Steven a la ninfa.

Cuando por fin Steven gracias al tacto encontró el bordecito del interruptor en la pared, una suave mano le interceptó, y le impidió encender la luz, luego inmediatamente sintió como otra le tomo del hombro con suavidad.

-No te asustes- Susurro Lapis llevando sus brazos al cuello de Steven y sin decir nada lo abrazo en busca de su rostro, Steven siendo de noble corazón se dejo envolver y a su vez extendió los suyos queriendo abrazarla, pero en un instante una húmeda caricia en los labios le hizo descubrir que aquello no era un simple abrazó.

¿Cómo no dejarse arrullar en sus brazos y creerse amada? o quizá, después de tanto dolor se ve el amor donde no lo hay. ¿Será que han confundido cariño con amor?

Después del primer sobre salto por aquel sorpresivo beso, él joven de cabello rizado pronto se percato que ella quería algo más. Anhelaba olvidar todo de si, sanar y dejar todas sus dudas atrás junto a los recuerdos de su tortuoso pasado. Solo le seria posible dando rienda suelta a esa sensación que ya le quemaba desde hace tanto tiempo.

Lo tomo por la nuca para darle un beso muy fiero, lo amaba y desconocía si acaso él sentía algo similar por ella. Sin importarle que todo aquello durase un insignificante parpadeo, se sintió digna de ser amada, deseada, tal y como todas aquellas historias le relataron el amor y la pasión

Empujo a Steven al muro, dejándolo atrapado frente a su cálido deseo.

Aunque sea solo esa noche, aun que fuese por un segundo, Lazuli quería ser humana, deseo con todo su ser sentirse mujer y que él fuese su hombre. Que ser una gema no importara y él la quisiera tanto como ella a él.

Sus labios se movían con esmero queriendo compartir aquel calor, que le invadía y consumía casi desde la primera vez que se permitió fantasear con él. Soñaba muy a menudo con experimentar el amor. Deseo que la tomara y la reclamará como suya.

Lazuli con su lengua dibujaba el contorno de aquellos suaves labios y los chupa buscando grabarse su sabor, robarlo para si como un tesoro. Para jamás envidiarle a aquella que lo tuvo y no supo aprovecharlo.

Las manos de él sujetaron las de la apasionada gema y en busca de una bocanada de aire se separo para decir algo. Ella suspiro sobre los labios del híbrido y este los abrió en busca de volver a probar un poco más de ese apresurado beso, si, ya no había duda en ella, a él también le gustaba ese sabor, el afecto que salta de ser tierno a algo prohibido.

Lazuli miro de reojo a la penumbra y sin preámbulo ni delicadezas, aferrándose a él con todas sus fuerzas, lo guío y empujo para tumbarlo sobre el sofá. Sin espera se subió ella sobre él, para seguir besándolo y acariciándole sin darle tregua, hasta toparse con aquello que se rozo entre sus piernas.

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Está historia aún continuará un poco más jeje...
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Realmente me divertí rescatando y reescribiendo está historia corta, también me base en una imagen que el bueno de Tanque me paso, espero también les gustará. Bueno, sin nada más que compartir, los veo después en otra historia.

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