Prólogo




Prólogo.

Breana


11 de agosto, 2015.

Todo este silencio me está inquietando, soy demasiado consciente de mis respiraciones y todavía más de la cercanía de Rayan, este armario no es lo suficiente grande.

En este lugar no cabemos Rayan, mis emociones y yo.

Afuera puedo escuchar el eco de las conversaciones y risas de los desgraciados de mis amigos, no tengo noción del tiempo y me niego a preguntarle la hora a Rayan quien bebe agua de una de las pocas botellas que nos dejaron.

Me es difícil entender que nuestros amigos nos encerraron en un armario de la casa de Derek.

Es la primera vez que esto me pasa, pero también es la primera vez que estoy tanto tiempo sin hablarme con Rayan... Y lo extraño, lo último que quería era que las cosas terminaran de esta manera entre nosotros, pero todo se fue a la mierda cuando comenzamos a discutir por Callie, su ex, la molesta mujer que desde mi punto de vista no trataba bien a Summer, aunque admito que mis celos también fueron el problema.

Mis malditos celos que no terminan de entender que Rayan y yo somos amigos, que no tiene sentido mantener un enamoramiento que lleva tantos años y que se apaga en ciertas temporadas, pero que nunca desaparece.

Callie es atractiva, delgada, castaña y tiene una sonrisa contagiosa, pero ella también me dio esa mirada que siempre recibo, una con la que no me gustaría sentirme demasiado familiarizada y cuando Summer me dijo que la amiga de su papi no era tan amable con ella, fue lo que terminó de darme la fuerza para "hablar" con Rayan sobre su novia incluso cuando Elise me lo advirtió, pero tonta de mí no supe detenerme y en lugar de ello terminamos teniendo una horrible discusión que tiempo después nos tiene aquí encerrados.

Siento una gota de sudor bajar por mi cuello hasta el escote de la camisa que estoy usando.

—¿Por qué hace tanto calor? —susurro.

—Porque Derek es un maldito sádico que quiere agotar todos los recursos —Me responde Rayan incluso cuando no esperaba que lo hiciera.

—Derek no es tan malo.

—Breana, es Derek, él es muy malo.

—Es encantador.

—Lo que no le quita que sea malo —razona y creo detectar algo de diversión en su voz y por un momento casi sonrío, porque por un instante se sintió como los viejos tiempos.

Hago una pausa y luego suspiro.

—¡Ya estamos hablando! ¿Ya podemos salir? —grito.

—No mientas —grita Holden en respuesta—. Derek, súbele a la calefacción.

—Derek y Holden son tal para cual —sacudo la cabeza en negación—. Hace demasiado calor, no puedo soportar esto.

Intento abanicarme con una mano en tanto entiendo que ellos de verdad nos están haciendo esto.

—Tal vez si hablamos...

—¿Por qué habríamos de hacerlo ahora? —pregunto y se hacen unos breves segundos de silencio.

—¿Tan malo sería hablar de lo que pasó? —dice finalmente y detengo el movimiento de la mano con la que intento abanicarme—. Acabemos con esto, Breana.

—¿Por qué lo haces sonar cómo si fuese la terca que no ha querido hablar durante todo este tiempo?

—La verdad es que ya ni siquiera puedo recordar con exactitud por qué dejamos que esto llegara tan lejos.

—Qué fácil es decirlo ahora que sabes que tenía razón sobre tu preciosa Callie —Lucho contra las ganas de emitir un bufido—. Todo lo que quise fue ser una buena amiga aconsejándote y dándote mi opinión.

—Breana, creo que tienes recuerdos borrosos sobre la manera en la que lo dijiste, no fue el qué, definitivamente fue el cómo.

—Quería proteger a Summer.

—¿Y de qué manera me lo dijiste? Lo hiciste sonar cómo si no pensara en el bienestar de mi hija y sencillamente pensará con la polla, que me importaba más follar que Summer.

—No fue...

Pero me detengo porque ¿Y si lo fue? Durante todo este tiempo he estado enfocada en su reacción, en el dolor que sentí ante sus palabras y el silencio, pero no me he detenido a recordar cuáles fueron mis palabras exactas o la manera en la que lo dije, ya no puedo recordarlo, pero lo que sí recuerdo a la perfección es la emoción fuerte que predominaba junto a la preocupación por Summer, es una de la que no quiero hablar y mucho menos con él, pero escucho el dolor en su voz y quiero borrarlo.

Nunca dudaría de las habilidades de Rayan cómo padre, sé que ama a Summer más que a su vida y estos últimos años en los que ha tenido que criarla solo tras la desaparición de Melissa, la mamá de Summer, a quedado más que demostrado que es el papá que cualquiera quisiera para sus hijos... Incluyéndome, solo que eso no va a pasarme y ya lo superé.

O algo así.

Pero el punto es que no quise lastimarlo ni cuestionar su amor y protección por su hija, así que, a la mierda, simplemente hay que decirlo y tomarlo cómo algo con lo que bromear.

—Estaba celosa —digo con demasiada rapidez.

—¿Qué estabas qué?

—Celosa ¿Eres sordo?

—No, pero me especializo en ser ciego —responde con ironía y parpadeo hacia él.

Al menos Derek tuvo la decencia de dejarnos la bombilla encendida.

—¿Qué se supone que significa eso? —cuestiono y veo la manera en la que sus labios se estiran en una pequeña sonrisa.

—Que vi mucho de lo que poco puedo hablar.

—Solo quieres hacerte el interesante, Rayan.

—¿Hacerme el interesante? Pensé que ya lo era —golpea su índice contra su muslo mientras me ve, haciéndome todo el enfoque de tu atención—, pero volviendo al punto...

—¿Qué punto?

Rueda los ojos antes de entrecerrarlos hacia mí.

—Lo que dijiste.

—Estaba celosa —admito de mala gana.

—Celosa de Callie por...

Esta es la parte en la que mi honestidad se vuelve parcial.

—Celosa de que estabas pasando más tiempo con ella que con todos nosotros y casi ya no veía a Summer.

Me mira durante largos segundos y luego en su rostro se dibuja el gesto que menos esperé: una sonrisa.

Con lentitud veo sus labios curvearse y luego de manera juguetona, frente a mí y estando sentados en paralelo, golpea su muslo contra el mío.

—No te creo.

—No tengo por qué mentirte.

—Sigo sin creerte, Breana Stone, tendrás que mentir mejor que eso.

Me da otro toque con el muslo y su sonrisa crece.

—Estoy siendo...

—Una mentirosa —Me da otro toquecito.

—Rayan...

—Deja de mentirme.

Me da otro toque con su muslo he intento alejar mi pierna, pero entonces su mano se envuelve entorno a mi pantorrilla, deteniéndome y haciendo que de inmediato todo lo que pueda hacer sea contener la respiración.

—Te estás sonrojando, no dejes de respirar, Bre —dice con lentitud dándome un apretón en la carne bajo su mano.

Asiento con lentitud y tal cómo me lo pide, tomo profundas respiraciones que incluso a mí me suenan ruidosas y ese es el momento exacto en el que una expresión de incredulidad aparece en su rostro antes de que me sonría de manera ladeada.

—¿Te gusta obedecer? —pregunta en susurro como si fuese un secreto.

¿Mi reacción? Un bufido demasiado fuerte y liberarme de su agarre en tanto él ríe por lo bajo y odio que el sonido me llene de calidez y que de hecho quiera reír con él.

Estamos hablando y ¡Mierda! Lo extrañé.

—Antes me gustabas ¿Bien? Cómo hace muchísimo tiempo, cuando apenas entré al programa. Me pareciste muy atractivo y tenías toda esta personalidad encantadora, pero fue hace mucho, Rayan, siglos,  no tiene que ver con el ahora por lo que no te hagas ideas equivocada.

»Eres mi amigo y no quería que ella te lastimara a ti o a Summer, tampoco quería que nos sacaras de tu vida, esos fueron mis celos y preocupación, no hubo ni hay más —creo que sueno convincente porque asiente.

—Tampoco te creo lo de que te gustaba, sé que siempre me has visto como un amigo.

—Sí me gustabas.

—Deja de mentir.

—No puedes decir que es lo que se supone que yo sentía, Rayan.

—Sé que no te gustaba.

—¿Cómo se supone que lo sabes?

—Simplemente lo sé, no soy estúpido.

—Perdona, sí debes de serlo, porque me gustabas.

—Por favor —dice en medio de un bufido y comienzo a incorporarme.

—Sé de lo que hablo y si digo que me gustabas, es porque lo hacías.

—Breana, simplemente para.

—¡Qué sí me gustabas!

Consigo liberarme de su agarre y arrodillarme, pero pierdo el equilibrio y guío mi mano hacia su muslo, excepto que mi mano termina más hacia el centro, hacia algo cálido y rígido.

Mierda.

Duro, todo lo que palpo es dureza y grosor.

Su inhalación profunda resuena por el lugar y cuando bajo la mirada confirmo que mi mano se apoya en su entrepierna, es casi un agarre.

No puedo evitar exhalar, viendo la manera en la que mi piel resalta contra el pantalón negro y la manera en la que se abulta.

Él tiene una erección.

Su carraspeo me hace alzar la vista con rapidez, encontrándome con sus ojos verdes cuyas pupilas parecen más grandes.

Me cuesta salir de mi trance, pero en cuanto lo hago, retiro la mano, sin embargo, el daño ya está hecho y ambos lo sabemos.

Rayan no se sonroja por lo sucedido, simplemente me ve con demasiada fijeza y yo me remuevo. El nerviosismo se apodera de mí mientras siento el calor agruparse en un fuerte sonrojo que viaja por muchas partes de mi cuerpo y en un gesto que hago sin pensar, le tomo una mano y la llevo a uno de mis pechos haciendo que arquee ambas cejas.

—Ya estamos a mano, fue un error.

—Lo primero fue un error, esto ya no lo es —susurra sin ver a mi pecho, pero siento la calidez de la palma de su mano en tanto el corazón me late de prisa—. Me tocaste la polla por accidente, pero de manera adrede has puesto mi mano sobre tu pecho.

—Solo intentaba que estuviésemos a mano.

—¿Estábamos compitiendo sobre quién manoseaba más al otro? Claramente vas ganando teniendo en cuenta que estoy en segunda base, pero que tú me agarraste la polla.

Abro la boca con sorpresa en tanto ladea la cabeza hacia un lado sin dejar de verme luego carraspea su garganta.

—Entonces... ¿Por cuánto tiempo me harás manosearte la teta?

Así es cómo me doy cuenta de que aun presiono su mano contra la carne de mi pecho. Dejo caer la mano de manera inmediata y la suya abandona el agarre en tanto mi risa falsa resuena en el lugar en el que estamos confinados.

—Te das cuenta de lo que acaba de suceder ¿Verdad? —me pregunta.

—Tal vez deberíamos darnos un beso de la amistad de esos que da Derek —intento bromear, pero sale pésimo y la manera en la que me ve me hace pensar que se pregunta qué está mal conmigo.

—De acuerdo.

—¿De acuerdo qué? —pregunto alarmada.

—Sigamos el ejemplo de Derek.

Eso es todo lo que escucho antes de que se incorpore hasta arrodillarse y se incline hacia mí sin dejar de verme a los ojos. Sus dedos son cálidos cuando me envuelven un lado del cuello, clavando la vista durante pocos segundos en mis labios antes de sonreír, dándome un suave roce de labios contra labios y una pequeña presión que dura poco e incluso me pregunto si lo soñé cuando me libera el cuello y vuelve a sentarse.

Me digo que es totalmente normal tocarle por error la polla a tu amigo y luego hacerle tocarte una teta para finalizar con un beso de pico. Es sumamente normal, excepto que estoy sudando, el corazón me late demasiado rápido y constantemente debo recordarme respirar.

Los segundos comienzan a correr y me pregunto si se transforman en minutos en los que mis ojos azules mantienen el contacto visual de los suyos verdes. Quisiera saber en qué piensa mientras me mira.

Rayan Davis es un hombre sumamente atractivo con esos ojos verdes rasgados en las esquinas cubiertos de pestañas oscuras, tiene una nariz recta y una mandíbula de ensueño muy marcada, el cabello castaño siempre lo trae más corto a los lados que en la cima y su cuerpo... ¡Dios! Hace evidente que se ejercita seis días a la semana, es duro por todas partes, marcado y la manera en la que sus antebrazos siempre destacan cuando toma algo, es un afrodisiaco. Soy una mujer alta por lo que no nos llevamos demasiados centímetros de altura y a veces incluso si mis zapatos de tacón son de al menos diez centímetros, termino siendo un poco más alta que él.

No tengo un prototipo de hombre, pero Rayan Davis me ha gustado desde que entré por primera vez al antiguo estudio de televisión en el que se grababa el programa y cuando vio la ropa demasiado provocativa que Kennedy me hizo usar, me dijo: "Esto es absurdo, no tú, pero si que él sea tan cerdo ¿Quieres cambiar de ropa conmigo?" y lo destacable es que no bromeaba, Rayan realmente estaba dispuesto a ponerse la falda y top escotado, pero desistí y cuando el programa terminó y estaba tan triste sobre mi primer día de trabajo, me regaló un caramelo junto a las palabras: "lo hiciste bien, bienvenida, eres impresionante" y ese fue el principio para alimentar un enamoramiento.

En la actualidad lo veo lamerse el labio inferior y trago desviando la mirada hacia mis uñas pintadas de un amarillo pastel.

—¿Estamos bien? —me atrevo a preguntar.

—Estaremos bien, Bre.

—¿Me extrañaste? —Le pregunto y esta vez su mano va a mi tobillo dándome un pequeño apretón.

—Mucho ¿Qué haría yo sin ti?

—No mucho.

—Tienes razón, sin ti no hago mucho —su pulgar se desliza por encima de la tira de mi sandalia y lo siento en cada lugar caliente de mi cuerpo—. ¿Estamos reconciliados?

—Lo estamos —intento sonreír y actuar normal pese a la manera en la que su pulgar me acaricia el parche de piel en el tobillo.

—Mayormente entre parejas o amantes, las reconciliaciones vienen con grandes y memorables folladas.

—Pero tú y yo no somos eso.

—No, no lo somos —Me sonríe y sé que no imagino la picardía en su mirada—, sin embargo, nos manoseamos.

—¡No lo digas así!

Todo lo que hace es reír por lo bajo y dejar otra caricia en mi tobillo antes de liberarlo.

No tuvimos una conversación profunda, no hablamos cómo se debía de lo sucedido y aun así me encuentro aliviada de que nos hablemos incluso si su toque me está enloqueciendo.

Sé que volveremos a hablar con regularidad, pero lo que también sé es que después de esto me he hecho daño, porque no hay manera en la que alguna vez olvidé lo que sucedió en este armario incluso si para él o cualquiera resulta insignificante.

Rayan Davis es mi perdición desde el día en el que me regaló aquel caramelo.








Holisss, les presento la historia de Breana y Rayan, conocidos como Stavis jejeje esto será muy InfoNews (intenso, drama, apasionado, enloquecedor y doloroso), pero en teoría es un poco más tranquis que los anteriores... Creo.

WELCOMEEEEE AL MOMENTO STAVIS.

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