Capítulo Uno: La enfermedad llamada Gabriel




Capítulo Uno: La enfermedad llamada Gabriel.

Rayan


17 de agosto, 2016

Lo sigo con la mirada mientras se encargan den empolvarme el rostro para que la iluminación se vea bien en pantalla.

Él está demasiado cómodo en el lugar, quizá se deba a que ha venido varias veces, se desplaza cómo si perteneciera aquí y desliza la mano alrededor de la cintura de Breana con una confianza que me resulta francamente molesta.

Entiendo que son novios y mi lado extremadamente racional procesa que las personas dentro de una relación sentimental y además sexual comparten ese tipo de toques, pero mis celos irracionales a los que abrazo con fuerza me hacen querer cortarle la mano o meterla en ácido. Por fuera me veo sereno, pero por dentro imagino mil maneras de desaparecerle la mano, dudo que la necesite y el que no la tenga me garantiza que no podrá tocarla de nuevo, porque me encantaría de quitarle las dos.

Sé que es un pensamiento dañino, pero nadie puede impedirme fantasear, incluso si es de una manera violenta, sobre el novio de mi buena amiga.

Mi buena amiga que me gusta.

Siempre sentí atracción por Breana Stone y no solamente física, había o hay mucha atracción emocional.

La primera vez que la vi me pareció una de las mujeres físicamente más hermosas y posterior a ello durante el mismo día, de las más dulces incluso un poco inocente y me cabreó que Kennedy la viera y tratará como un pedazo de carne con el que atraer audiencia. Durante meses odié y discutí, junto a mis amigos, la manera en la que a sus espaldas por los pasillos se difundían rumores maliciosos sobre su entrada al canal, chistes sobre su aspecto y el cómo la imaginaban en películas para adultos, chismes sobre con quiénes creían que ella se había acostado y la manera tan simple en la que alguien dejaba caer palabras como "perra" "zorra" "puta".

Muchas veces le vi los ojos irritados, aunque negara haber estado llorando, también la vi aprender a contener tanto cómo podía esas emociones pese a que el temblar en su labio inferior la delataba antes de que lo mordiera, es algo que aun hace.

Me gustó la manera en la que me miró el primer día cuando le di un caramelo y al día siguiente me trajo una paleta de helado que llegó derretida, el cómo me pregunto sobre algo que dije esa semana en mi segmento, la manera en la que su amplio conocimiento le callaba la boca a todos cuando aseguraban que solo era una rubia bonita.

Breana Stone día tras día peleó su inteligencia, conocimiento y destreza, pero lamentablemente los comentarios maliciosos nunca desaparecieron, el ser sexualizada nunca se detuvo, no dejaron de juzgarla o asumir y cuando comenzaron a llamarla Barbie cómo una especie de broma cruel, ella se adueñó del apodo y lo volvió su marca de poder, entonces Barbie se convirtió en sinónimo de ser increíble, sinónimo de ser Breana Stone.

Cuando a otros le preguntan su grado de formación académico, a ella le preguntan cuántas cirugías obtuvo ni siquiera si se las hizo, sino cuántas; cuando a otros le preguntan sobre sucesos importantes en el mundo a Breana le preguntan si está a dieta y cuando a unos les preguntan que opinan del matrimonio a Breana le preguntan con cuántas celebridades ha salido.

Si Breana se adueña de su cuerpo haciendo campañas en lencería, se enfocan en hacer una investigación exhaustiva de todas las cirugías que creen que obtuvo, buscan imperfecciones, la acusan de promover falsa belleza natural, de provocativa o son abiertamente asquerosos admitiendo que la usarán para hacerse una paja.

Parecen obsesionados con creer que su belleza fue modificada y si ese fuera el caso ¿Cuál sería el problema? Y el asunto es que Breana no se ha sometido a ninguna cirugía estética, de hecho, le tiene terror a los quirófanos y una vez intentó inyectarse las ojeras y salió corriendo porque le dio miedo, lo sé por qué Elise grabó un vídeo.

Pero a Breana no se le permite desmentir todas estas cosas porque entonces "ella está a la defensiva" "está mintiendo", es la mala del cuento.

Muchas veces la observo en silencio y me pregunto cómo carga con el peso de una sociedad contaminada que ya ha decidido establecer quién es, que invalida su identidad y personalidad, sexista y cruel que mayormente la rebaja y la encasilla cómo la bonita sexi que logró todo con una sonrisa.

La admiro y eso también me resultó atractivo junto a su fortaleza, pero la manera en la que se permitía ser vulnerable con las personas en las que confiaba.

Nosotros también tuvimos que aprender a medirnos, educarnos y deconstruir muchas de nuestras acciones porque en ocasiones sin darnos cuenta debido a cosas que estaban normalizadas hacíamos comentarios que no estaban bien y aunque había disculpas, aprendimos a ser mejores, a ser los amigos y personas que Breana merece tener.

Así que me gustaba la animadora nueva, pero soy demasiado bueno disimulando y en ese momento venía de atravesar un divorcio que, aunque no era tormentoso, tampoco fue sencillo. Conseguir ser padre presente era mi prioridad y entonces vi a Breana y a Holden acercarse, todos fingimos no saberlo, pero era evidente que se enredaron por lo que metí toda esa atracción en una caja y me ordené no pensar más en ello.

Soy bueno ocultando las cosas o fingiendo que no están por lo que los años pasaron y al ver que nuestra amistad era tan buena y que no había ninguna señal de su parte, vivir con el pensamiento de que no me gustaba se volvió natural, ayudó el hecho de que pocas veces vi a Breana tener una relación, citas hubo, pero casi nunca avanzaban demasiado por lo que mis celos eran fáciles de controlar o yo estaba dentro de relaciones cortas.

Los años pasaron y pude vivir así, hasta que Elise abrió toda una caja de pandora con su vomito verbal y hasta que mi dulce niñita sin saberlo me condenó a esa enfermedad llamada Gabriel.

La enfermedad llamada Gabriel es este síndrome del exnovio infiel que nunca debió tener una segunda oportunidad con la chica a la que no valoró e hirió hace años, pero por alguna razón Breana cree que las personas cambian y tras una llamada comenzaron a frecuentarse, por lo que esta enfermedad se extendió y aquí está.

Si soy honesto, el tipo nunca ha sido desagradable conmigo, pero tal vez se deba a que lo evito, a que siempre me voy cuando llega e interrumpo cualquier intento de conversación que quiera hacer conmigo porque no me interesa ser su amigo, no me interesa que nos llevemos bien, me importa una puta mierda si es un mismísimo ángel, no lo necesito en mi vida, además yo codicio a su novia.

Gabriel no ha sido transitorio, ha durado demasiado y eso me tiene inquieto, además de ardiendo de celos.

—Si las miradas mataran —dice la voz Parker.

—Entonces él estaría muerto desde hace mucho —respondo y Sara emite un jadeo que me hace verla—, pero si aparece muerto, yo no lo maté.

—Es bueno aclararlo —musita Parker y Sara, una de nuestras estilistas, da un toque rápido a mi cabello antes de ir con Krista.

—Quiero que se vaya, Parker.

—Es mi deber decirte que no se irá porque tú lo quieras, además...

Se calla abruptamente y de inmediato volteo a ver al rubio del programa que siempre tiene algo para decir y que debe de preguntarse cómo terminó con todos estos amigos tan diferentes a él.

—¿Además qué? No te calles.

—Creo que él tiene planes... Me topé con él en el baño y tenía una pequeña caja de terciopelo.

Parpadeo hacia Parker antes de ponerme de pie e inclinarme hacia él que retrocede cómo si velera por su integridad física.

—¿Va a pedirle...?

—Podría.

Listo, tendré que cortarle las manos.

—Todos vuelvan a su lugar, volveremos al aire en un minuto y cuarenta segundos —anuncia Karl.

—Debo ir a...

—Parker —intento atraparle el brazo, pero ya se está alejando a paso apresurado.

—Rayan ve a tu lugar —me pide Bruce, el asistente de producción.

Le doy una breve mirada a Breana que riendo ya se encuentra a lado de Krista y camino hacia mi lugar en el set no sin antes darle una larga mirada a Gabriel, nuestras miradas hacen clic y espero pueda leer muy bien entre líneas el mensaje inequívoco de: besé a tu novia hace unos meses.

Estuvo mal, lo sé, pero lo disfruté tanto que no he tenido tiempo de arrepentirme. Sé que debería hacerlo, después de todo no puedo irme al infierno para poder reencontrarme en el paraíso con mi hija, pero sé que seré perdonado por codiciar a "la mujer del prójimo" y también por meterle la lengua en la boca a dicha mujer... Y por la agarrada de culo en medio del beso.

En fin, poco importa, no creo en la religión, pero Melissa, la madre desaparecida de mi hija, poco le importó mi opinión cuando adentró a nuestra hija al catolicismo y esa es de las pocas cosas que Summer aun conserva de su mamá y algo que no le quitaré, supongo que cuando tenga más consciencia decidirá sobre en qué creer, por ahora simplemente me contengo la risa cuando me pregunta por qué la virgen María de loca caminó tanto con un bebé en la panza, dice que eso no fue "responsable" y que José era muy raro... También se queda dormida cuando sus abuelas la llevan a misa, no es la mejor católica, pero lo está intentando... Excepto que cuando dibuja al Papa, literal dibuja a una papa marrón con un bastón, no podemos negar que tiene creatividad.

Y el punto es que mi hija escucha de la iglesia y de sus abuelas sobre el cielo y el infierno, la otra noche me rogó que me portara bien para vernos en el cielo y es por ello que no tengo planes de ir al infierno, en caso de que exista, pero mis pensamientos egoístas me hacen tal misión algo complicada.

Sin embargo, no me arrepiento del beso que Breana y yo compartimos en la fiesta de compromiso de Jocker y Adelaide, lo he recordado muchas veces. Mi único arrepentimiento fue que en ese momento estaba teniendo citas con la fue la maestra de Summer y vi la decepción en su rostro cuando le dije por qué no podíamos tener más citas, esa fue la razón por la que dejé de salir con cualquier persona, involucrar a terceros cuando tienes sentimientos por alguien es cruel y mezquino.

Gabriel no aguanta mi mirada y termina por desviar la suya justo cuando el programa vuelve a estar al aire y yo hago a un lado mis pensamientos para enfocarme en mi trabajo y darle al mundo sus buenos minutos de noticia cultural.

***

—Tienes que estar jodiendo —Es lo que puedo decir junto a Valerie cuando la enfermedad Gabriel se hinca sobre una rodilla.

Soy vagamente consciente de que sacudo la cabeza en negación porque él iba a hacerlo en televisión en vivo y no puedo ser el único que notó que Breana retrocedió.

Krista ha sido la salvadora del día que ha evitado que este momento se viera en cada televisión del mundo que estuviese sintonizando el programa.

Veo de nuevo a Breana que ahora se cubre el rostro con las manos y por breves segundos me pregunto si es una de estas reacciones emocionadas en las que no te controlas y eso me hace detenerme de hacer cualquier cosa mientras Gabriel recita muchas cosas ensayadas sobre segundas oportunidades.

Me obligo a no registrar sus palabras en tanto veo a Breana a la espera de una reacción más clara ¿Quiere esto?

¿Y qué pasa si lo quiere? No puedo quitarle esto porque incluso mi egoísmo tiene un límite y la felicidad de Breana lo es.

Excepto que quiero que sea feliz conmigo, no con él.

Sí, definitivamente soy demasiado egoísta y definitivamente estoy más cerca al infierno que al cielo y a Summer eso no va a gustarle.

—¿Qué me dices, Breana? —pregunta Gabriel con una gran sonrisa.

No lo soporto, quiero darle un manotazo al anillo con el diamante cuadrado que sostiene. Ojalá pudiese castigar a Summer por haberlo llamado por equivocación trayéndolo de nuevo a la vida de Breana, pero mi bebé es inocente de los rollos de los adultos, ella solo quería pedir a la fabrica de bebés el que yo no puedo darle.

Finalmente, Breana se quita las manos del rostro y mi suspiro es audible cuando veo que esas no son lágrimas de felicidad, es tan audible que Holden me pellizca el costado, pero me encojo de hombros saboreando el alivio.

Me siento fatal porque Breana está pasando un mal rato y es evidente que se encuentra triste y asustada, pero aliviado de que definitivamente ella no posteará en sus redes sociales: le dije que sí.

Ella me ve a mí y luego a él antes de tener arcadas en tanto su piel palidece, intento dar pasos hacia ella para ayudarla, pero Holden me toma de la camisa, sin embargo, no puedo voltear a verlo porque Breana colapsa en los brazos de Jocker.

Se ha desmayado.

—Breana —Me escucho decir su nombre, escapando del agarre de Holden y dándole un inofensivo empujón a Valerie para que se aparte.

Logro llegar hasta a ella con sorprendente rapidez, tal vez se deba a mi preocupación. Jocker la sostiene y garantiza que sus signos vitales están en orden mientras susurro su nombre y todos se movilizan en busca de alcohol.

—Fue la emoción, no pensé que esa sería su reacción —Escucho a Gabriel decir y toma todo de mí no empujarle el anillo hasta la garganta.

Afortunadamente no toma muchos minutos que Breana vuelva a abrir sus ojos y cuando ese color azul claro hace contacto con mis ojos, le sonrío.

—Ahí estás —murmuro, metiéndole un mechón de cabello rubio detrás de la oreja.

Y por unos segundos ella me sonríe cómo si no registrara la razón de su desmayo, pero entonces todo se rompe cuando Gabriel le toma la mano e intenta deslizar el anillo y esta vez no me contengo cuando le doy un manotazo a la suya alejándola.

—Eso es lo último que importa en este momento —Le digo—. Necesita un médico, tuvo que haber tenido una baja de presión o de azúcar.

—Cariño ¿Estás bien? Lamento causarte tanta impresión y emoción —Sonríe Gabriel— ¿Me dejas ponerte el anillo?

Intento no explotar porque soy papá y estoy capacitado de paciencia para preguntas estúpidas y alocadas, pero esto es demasiado y es una situación de estrés extremo.

—¿Eres sordo? ¿Tienes algún problema procesando el hecho de que no se encuentra bien y el anillo es lo de menos? —El enfado es evidente en mi voz—. ¿Quieres que arroje el anillo lejos para que entiendas que no es el momento?

—Rayan —dice Holden, pero no volteo a verlo, mantengo una mirada dura en Gabriel—. Gabriel, creo que el anillo en este momento no es un tema...Eh...Primordial.

—Cariño... —Intenta de nuevo Gabriel obtener la atención de Breana, a quien Jocker y yo ayudamos a incorporarse.

—Qué no ¡Joder! ¡Que no importa el puto anillo en este momento! —grito, pero me arrepiento en cuanto veo a Breana—. ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas algo? Ya vendrá alguien a revisarte, no te exaltes, tranquila.

La ayuda finalmente llega y la asisten mientras Elise le da aire con una libreta. Toman su presión arterial, la hacen beber agua y consigo un caramelo en el fondo de mi pantalón —cortesía de Summer—, Jocker la orienta sobre tomar respiraciones profundas y poco a poco ella va estabilizándose.

Me tranquiliza que ella esté mejor, pero me pone de los nervios Gabriel que continúa arrodillado, preocupado, pero intentando múltiples veces acercar el anillo que juiciosamente me encargo de alejar con un manotazo.

—Estoy bien, estoy bien —garantiza Breana aun algo pálida.

Entre Derek y yo la ayudamos a levantarse y se tropieza, pero consigue el equilibrio luego de que Jocker la atrape cuando casi cae.

—Con cuidado, Bre, no hay prisa, tranquila —Le dice Jocker con una voz que irradia calma y serenidad.

—Estoy bien, de verdad —dice, pero clava la vista en Gabriel que ya se encuentra de pie.

Y por supuesto que intenta tomarle de la mano para deslizar el anillo.

Debí cortarle las manos.

Veo la manera en la que la mano de Breana se cierra en puño, pero volteo el rostro cuando lo ve a los ojos con un sinfín de emociones porque es un momento muy personal y vulnerable que le pertenece y sé que lo último que desea es más atención en este momento.

—Debemos hablar, Gabriel. En privado —Es todo lo que dice comenzando a alejarse.

Todos la seguimos con la marida con miedo a que vuelva a desmayarse, pero Gabriel es quien camina detrás de ella con paso lento entendiendo finalmente que esto fue una muy mala idea.

Nadie despega la vista de la caminata lenta de ambos hacia el camerino que Breana comparte con Elise, pero Parker que me ve cuando sonrío.

—¿En serio, Rayan? —me pregunta en voz baja.

—Lo siento, no puedo evitarlo —Me encojo de hombros metiendo las manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón.

Hoy comienza la recuperación de unos largos meses de la enfermedad llamada Gabriel.





Advertencia: cómo los anteriores libros de la saga se manejará un lenguaje explicito sexual y violento, habrás escenas gráficas, menciones de sustancias ilícitas, violencia emocional y física, abuso de poder, psicológico y emocional. También es posible encontrar acoso y opiniones de algunos personajes que son propias (lo que quiere decir que no tienen que ser precisamente mis opiniones). Hay ansiedad, alusiones a la depresión y de tanto en tanto menciones de algunos aspectos que pudiesen resultar polémicos y que generalmente fomenta al debate.

De igual manera encontrarán a un protagonista masculino muy intenso, posesivo de alguna manera, en ocasiones egoísta para que las cosas salgan a su favor y altamente celoso. Eso está bien? seguramente no, pero igual así es su personaje.

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