Capítulo Ocho: Nunca la chica buena


Capítulo Ocho: Nunca la chica buena.

Breana.


3 de octubre, 2016.

—¿Por qué estás tan enfadada? —pregunta Derek dándome una rápida mirada antes de volver la mirada a las calles.

—Porque vamos tarde.

—No vamos tarde, Barbie, lo que pasa es que querías estar ahí plantada para ser la primera en recibirlos.

—No debí aceptar que me trajeras.

—Ahora hieres mis sentimientos.

Ruedo los ojos poniendo atención a mi teléfono en donde leo los mensajes en nuestro chat grupal confirmando que todos los que podían ir hoy ya se encuentran ahí mientras que yo estoy atrapada en un auto con Derek que nos hizo retrasar porque se le olvidó traer el regalo ¡No sé en dónde anda su cabeza!

Habíamos ido entrenar juntos esta mañana porque nos pusimos de acuerdo con el fin de ducharnos en el gimnasio y luego venir en su auto al almuerzo de cumpleaños, pero entonces volvemos al punto de que Derek olvidó su regalo y se negaba a llegar sin el porque asegura que nunca será la persona que promete un regalo de cumpleaños para después y que nunca lo entrega.

—¿Qué pasa? —Me pregunta y suspiro viendo que ya casi llegamos al lugar en donde se hizo la reserva—¿Querías ser la primera en abrazar a Rayan?

—¿Qué pasa? ¿Te dan celos? —respondo y volteo justo a tiempo para verlo sonreír.

—No, no me enojaría perder a una prometida por Rayan Davis, sería un honor —dice de manera dramática.

—¿Cuándo volví a ser tu prometida?

—Cuando dejaste a Gabriel —responde en un tono como si señalara lo obvio—. ¿Te fijas en cómo te enfocaste en ese punto y no en que me dejaras por Ryry?

—Entre Rayan y yo no hay nada más que una amistad, cómo siempre.

—Qué fastidiosa eres, Barbie —Se queja estacionándose cuando finalmente llegamos.

—¿Qué? ¿Por qué?

Apagando el auto se quita el cinturón de seguridad para después voltear a verme.

—Te gusta, le gustas, quieren follarse, el hombre claramente está interesado en que sean más que amigos y sonríes siempre que te dice algo... Entonces ¿Por qué lo fastidias todo poniendo trabas? Te amo, pero me caes mal cada vez que dices "somos amigos".

Todo lo que hago es parpadear procesando que abiertamente mi buen amigo está diciendo que le caigo mal.

—Te caigo mal...

—No dije exactamente eso —Me sonríe—. Dije que me caes mal cada vez que dices que son amigos, así que evita caerme mal y deja de decir tal tontería.

»Yo soy tu amigo y en algún momento seguramente quisiste follarme, tal vez incluso aun lo piensas...

—Guau, simplemente guau, Derek.

—Pero mientras que conmigo te imaginas follando quizá una noche, con Ryry sueñas un maratón sexual ¿Te das cuenta de que esas no son cosas de amigos?

Ni siquiera tengo palabras y eso parece complacerlo cuando me pellizca la barbilla.

—Si dejas pasar el momento te arrepentirás como en su momento lo hizo Rayan. Él es un buen hombre y si encuentra el amor en alguien que no eres tú, entonces deberás recordarte entre lágrimas que hiciste tu cama y dormirás en ella.

Miro hacia el frente y juego con mis dedos.

De hecho, creo que ya estoy durmiendo en esa cama.

No es que Rayan esté viendo a alguien, pero los últimos tres días han sido diferente a lo que había sido su coqueteo directo. Ha sido dulce cómo siempre, divertido y conversador, pero la chispa a la que ya me estaba haciendo una adicta no está ahí. Me trata como lo haría con nuestras amigas, cómo lo hacía antes de saber que me gustaba, de yo saber que le gustaba, antes de que básicamente me prometiera que yo sería suya.

Y suena contradictorio porque sé que mis inseguridades se han escudado un montón en la patética excusa de "somos amigos y me importa más su amistad", pero este cambio abrupto me tiene sin saber qué hacer.

—Las personas ni siquiera saben que Gabriel y yo hemos terminado.

—Eso es porque él sigue publicando fotos de ustedes, no es estúpido.

Ese es un detalle que me tiene muy molesta y que debo hablar en persona con mi exnovio porque por teléfono no parece ser capaz de entender el por qué me molesta tal acción. Gabriel y yo nos hemos visto dos veces desde la ruptura y ha sido caótico emocionalmente porque me habla de sus sentimientos, de esperar por mí, de hacerme responsable de su dolor. Nunca consigo hablar, siempre tengo que escucharlo.

No he dado ningún comunicado sobre nuestra ruptura porque sigo sin entender por qué siempre debo compartir con el mundo cada paso de mi vida, además, al mundo siempre le molesta incluso mi manera de respirar. Cuando Gabriel y yo iniciamos nuestra relación nunca hablé de ello, la única confirmación fueron las pocas fotos que compartí de nosotros en redes y las muchas en las que él me etiquetó.

Fui feliz con él, lo quise y lo quiero, sentí un tipo de amor calmado, cómodo y romántico en el que estuve en una nube, pero a veces incluso cuando todo podría ser perfecto, las cosas no funcionan.

Soy consciente de que también tuve muchos muros entre nosotros y todo es debido a mis jodidas inseguridades, el peso constante del terror de qué dirán de mí ante cada paso que doy, la hipocresía y las puñaladas por la espalda.

Gabriel quiso darme todo su amor y yo no se lo permití.

No me dejé querer, no de la manera en la que todos soñamos, porque desconfío de ese tipo de amor, porque la idea de que me lo den a mí me parece irreal.

—Hablaré con Gabriel sobre sus publicaciones de fotos cuando ya no estamos juntos.

—Y deberías decir que pusieron fin en su relación, ya sabes, la mentira de que fue amistoso, siempre se amarán y se desean lo mejor.

—Las personas hablarán y dirán que fue mi culpa —susurro.

Y luego si salgo con Rayan dirán que pasé de uno a otro, que soy una mala persona, una devora hombres. Casi puedo imaginar las imágenes de burla, los chismes y las cosas hirientes que tendré que leer.

—Breana...

—En fin —sonrío—. Entremos ¡Somos los últimos en llegar!

Antes de que Derek pueda decir algo sobre lo que no me gusta hablar, bajo del auto sosteniendo mi regalo.

Los demás siempre me dicen "no debes darle importancia a los que otros dicen" "que se jodan" y es que supongo que, desde afuera, cuando no vives tal acoso mediático, es difícil entenderlo. Sé que como toda figura pública mis amigos pasan por su cuota de ataques de internet o redes sociales, sé que definitivamente abundan más hacia ellas que ellos, sin embargo, la manera en la que lo hacen conmigo es desmedida.

Tampoco pueden estar en mi piel y verse de la manera en la que ellos me han hecho verme.

No recuerdo si alguna vez fui una muchacha segura, pero sí me recuerdo ingenua y desconfiada, también me recuerdo como buena actriz fingiendo tener seguridad en cada aspecto de mi vida, pero solo es fachada.

Soy más débil de lo que algunos siquiera imaginan.

—De todos los lugares, McDonald fue la elección—dice Derek a mi lado.

—Lo que la cumpleañera quiere, su papá se lo da —Hago una pausa—, aunque Rayan odia que escogiera esto.

Summer Davis está cumpliendo sus nueve años y fue firme sobre querer un almuerzo de cumpleaños en McDonald cosa que Rayan intentó persuadir, pero ella es tan terca cómo él. El sábado será su fiesta de cumpleaños, pero hoy hemos sido invitados al gran almuerzo.

—Vamos, vamos, ya llegamos tarde.

—No llegamis tarde —dice por milésima vez Derek.

Sin embargo, tiro de su mano para que entremos al local que nuestro amigo ha alquilado y ni siquiera tenemos que decir nuestros nombres para la lista reducida de invitados porque las dos trabajadoras a cargo nos ven con nerviosismo, dicen nuestros nombres y nos dejan entrar.

—¡Breee! ¡Derek! Llegan muy tarde —grita Summer antes de salir de su silla de cumpleañera y correr hacia nosotros.

Trae puesto su traje de práctica de ballet con los rulos de su cabello sueltos y una gran sonrisa dibujada en el rostro. Me parece increíble que la pequeña que conocí ahora tenga nueve años.

Me agacho para abrazarla, amando la manera en la que me rodea el cuello con sus brazos y lo cálida que resulta.

—Feliz cumpleaños, niña hermosa —murmuro.

Se aleja lo suficiente, aun rodeándome el cuello, para mirarme repleta de felicidad.

—Estoy muy feliz de que estés aquí. Papi dijo que vendrías, pero no llegabas.

—Eso es culpa de Derek —Lo acuso sin perder el tiempo.

—¡Oye! No podía dejar el regalo.

Y el que él hable hace que ella me libere y vaya por él, quien la alza y la hace girar haciéndola reír.

—¿Cuánto cumple mi Summer? —pregunta Derek cuando deja de dar vueltas.

—Nueve años, soy una niña bastante grande, he madurado, Derek.

—¡Ufs! Has madurado un montón, más que cualquiera en este lugar.

Derek, quien aun carga a Summer, y yo dejamos nuestros regalos junto a la mesa en donde se encuentran muchos más y entonces no dirigimos a las mesas unidas llenas de nuestros amigos, las abuelas de Summer e incluso sus tíos por parte de papá.

—Estábamos muriendo de hambre —dice Holden.

—Fue culpa de Derek —repito, pasando detrás de él y acariciándole la parte baja de la nuca.

—¡No hagas eso! Qué me emociono por abajo.

—¿Punto sensible? —Bromea Derek plantándole un beso sonoro en la mejilla tras dejar a Summer en su silla y luego yendo a plantarle un beso en la frente a Rayan—. Felicidades, papá de Summer, un día cómo hoy conseguiste tener a la hija de mis sueños.

Todo lo que Rayan hace es rodar los ojos y creo que sonríe cuando me detengo detrás de él, inclinándome para besarle la mejilla.

—Estoy orgullosa de ti —susurro.

—¿Por hacerle a mi hija un almuerzo de cumpleaños en un lugar horrible?

—No, por ser el mejor papá que ella pudiese tener.

Le doy un apretón en el hombro y ubico una silla al lado de Jocker, a quien tras saludar descubro que se encuentra en google verificando todas las razones por las que comer en este lugar no es saludable para nosotros, no es que vaya a decir algo porque nadie quiere hacer pasar un mal rato a la cumpleañera.

—Extraño a Valerie —suspira Krista a mi otro lado.

—Debemos enviarle muchas fotos —digo y ella asiente.

—Estás fantástica, Breana —Me dice uno de los hermanos de Rayan, un adolescente.

Rayan tiene ocho hermanos por parte de papá, todos ellos de diferentes mujeres y no con todos pudo establecer una buena relación, van desde dos hermanas mayores que él hasta el menor de tan solo seis años. Él no mantiene una mala relación con su papá, pero me ha dicho que es porque simplemente desde adolescente se convenció de no decepcionarse más por un padre que no entendía que más que un amigo, él necesitaba un papá... Al igual que todos sus hermanos.

—Gracias —digo y mencionaría su nombre, pero debido a que nunca digo el correcto he aprendido a evitar pronunciarlos las pocas veces que coincidimos.

En este momento solo hay dos de sus hermanos, el adolescente de posiblemente quince o dieciséis años y el pequeño de seis que está sentado a un lado de Summer.

Las conversaciones resuenan por la mesa, aunque la mayoría intenta centrar su atención en Summer, lo próximo es recitar la hamburguesa que deseamos para después comenzar a pasar en orden hacia donde acaba de llegar la mujer que nos pintará el rostro.

Espero pacientemente mi turno, viendo como la pobre muchacha recibe peticiones de mis amigos.

—¿Qué vas a hacerte? —Me pregunta Rayan dejándose caer en la silla en donde antes estaba Jocker.

—No lo sé ¿Qué me recomiendas?

Por un momento no me mira a los ojos y de nuevo tengo esta sensación amarga de la indiferencia de Rayan, bueno, no su indiferencia, pero el trato normal antes de que fuese intenso conmigo.

Sé que está mal decirle que somos amigos y luego sentirme así cuando precisamente me da ese trato, pero no puedo evitarlo.

Pero haciéndome contener la respiración, repentinamente sus ojos verdes aterrizan en mis ojos cuando una sonrisa coqueta se dibuja en su rostro antes de que se incline hacia mí, posando una mano sobre mi muslo y llevando sus labios a mi oreja.

—Deberías pintarte de mi cita, mi novia o algo así —susurra—. Eso estaría perfecto.

Me lamo los labios cuando retrocede dejando una distancia prudente entre nuestros rostros, pero no estando demasiado lejos.

—¿Cómo se supone que te pintan así? —rio, ocultando lo nerviosa que me pone su cercanía, lo que me hace sentir.

—Déjame y te muestro.

Poniéndose de pie me extiende una mano que no sé si tomar porque aquí está Summer, su mamá y dos de sus hermanos ¿Y si los confundimos?

—Breana, te pido que me des la mano, no te estoy pidiendo matrimonio o que vengas conmigo a follar.

Ante los último sonríe.

—¿O estás interesada en follarme? —susurra tras inclinarse y ruedo los ojos, aunque me siento sonrojada.

—Bien, te tomaré la mano.

Aunque no entrelaza nuestros dedos, me centro en la unión de nuestras palmas mientas caminamos hacia el objetivo, esperando de pie detrás de Parker a quien de hecho están pintando cómo un sol y él es tan social que habla con la pobre mujer que está deslumbrada por su belleza, ese hombre nunca será consciente de lo hermoso que es.

Los demás ya han vuelto a la mesa y desde acá puedo mirar lo espléndido que se ve Jocker Hans siendo un leopardo, creo que Adelaide es una pantera.

—Tu turno —Anuncia Rayan dándome pequeños empujones y cuando tomo asiento, le susurra algo que tiene sonriendo a la joven.

Él se queda como si estuviese supervisando el trabajo. Todo parece ser rápido, mucho más breve de lo que fue con los demás, pero decido esperarlo cuando con él tardan más al pintarle en el rostro muchas cosas que representan el verano.

—Te quedó muy bien —No puedo evitar decirle antes de tomarle la barbilla en los dedos para mirarlo desde todos los ángulos posibles.

—¿Sigo siendo guapo?

—Esa belleza es imposible borrarla —digo en automático haciéndolo reír por lo bajo.

Creo que antes era más fácil ocultar todas mis reacciones hacia él porque pensé que no había oportunidad, que todo era unilateral, pero ahora es tan fácil que algunas cosas se me escapen cuando toda su atención recae en mí y estamos a solas.

—Lo tuyo quedó perfecto.

—Ahora no sé si quiero saber lo que me pintaron ¿Qué pediste, Rayan?

—Es perfección absoluta —Me garantiza apremiándome a caminar hacia la mesa en donde ya están llegando los pedidos.

Cuando tomo asiento de nuevo entre Jocker y Krista, ambos me miran con atención, pero es Jocker quién clava la mirada en mi mejilla.

—Fue idea de Rayan ¿Verdad?

—¿Qué me pintaron? Al menos sé que no es una polla —susurro lo último y Jocker sonríe.

Lentamente, para desesperarme, saca su teléfono, apunta la cámara y captura el perfil de mi rostro antes de mostrarme la foto.

—Mira la obra de arte que tienes plasmada —No me pierdo la diversión en su voz.

—Oh.

Así que esa es la pintura de "cita, novia o algo así" de Rayan Davis.

En mi mejilla se encuentra plasmado, de una forma muy bonita: Yo ❤️ Ryry.

Sin darme cuenta mi pecho se sacude y luego comienzo a reír y no es una risa discreta, esta resuena por todo el lugar haciendo que la atención recaiga en mí, pero mis ojos conectan con los de Rayan que me sonríe guiñándome un ojo.

—¿Qué es lo divertido? —Me pregunta Elise desde la esquina de la mesa, pero ya está viéndome la mejilla.

—Nada, es solo que me gusta mucho mi tributo a Rihanna —Me señalo la mejilla y esta vez la risa de Rayan es la que resuena por todo el lugar y yo soy quien le guiña un ojo—. Resulta que Rayan es un gran fan.

—Lo soy.

—A veces siento que sobrábamos —asegura Adelaide.

—No, no sobras, somos una familia —asegura Summer.

—Lindo —suspira Adelaide—, por eso eres mi niña favorita, Summerland.

Sonrío bajando la mirada a la hamburguesa y papas frente a mí, mi sonrisa se borra y creo que la miro durante mucho tiempo.

—¿Hay algo malo con tu hamburguesa? —Me pregunta Krista antes de engullir una papa.

—No, es que no tengo hambre.

—¿Segura? Porque te aseguro que no está tan mal y las papas están buenísimas.

—Si quieres, come las mías.

Me mira durante largos segundos y arqueo ambas cejas.

—Bien, tomaré tus papas —dice y suspiro.

—Que las disfrutes.

Podría ofrecerle mi hamburguesa a Jocker, pero sé que seguramente ni siquiera está masticando la suya y solo traga rápido para terminar con su tortura, por lo que me obligo a dar tres mordiscos que me cuesta tragar con el estómago vacío, antes de disimuladamente envolverla en una servilleta y concentrarme en la historia divertida que Holden está contando.

Un par de horas después le cantamos cumpleaños a una Summer muy feliz que se pone demasiado emotiva y tímida cuando sopla las velas mientras Rayan la carga y le da la sonrisa más hermosa y sincera que alguna vez he visto.

Espero en el futuro Summer pueda entender que no todas tenemos la oportunidad de tener un padre así de amoroso y dedicado.

—Lo ves cómo un postre que deseas comer —susurra Elise deteniéndose a mi lado a una distancia prudente de Rayan en donde no puede escucharnos.

—El... Me gusta muchísimo —susurro sin dejar de verlo— y no puedo detenerlo.

—Entonces no lo hagas, vive y arriésgate.

Volteo a mirarla y creo que mi sonrisa es triste.

—No soy tan valiente.

Y antes de que pueda replicar o indagar a lo que me refiero, retomo mi expresión alegre y me acerco a Summer para darle otro fuerte abrazo.

No finjo mi felicidad, pero admito que podría ser aún más grande si dejase de tener miedo.

¿Realmente me importa tanto lo que dirían las personas si estamos juntos?

***

4 de octubre, 2016.

Muero por quitarme estos zapatos que han sido realmente incómodos durante el programa de hoy, tal vez debí quedarme con los que usé más temprano en el cumpleaños de Summer, pero al menos ya podré quitármelos en mi auto.

Marcando el botón del lobby en el ascensor, reprimo un bostezo antes de maldecir cuando alguien llama el ascensor al piso doce, alejándome de la comodidad de mi auto, pero supongo que puedo ser un poco más paciente.

Los dígitos cambian de manera lenta o al menos así lo siento mientras va ascendiendo, antes de detenerse en el piso llamado.

—De haber sabido esto, habría esperado a los demás —mascullo, rindiéndome esta vez contra el bostezo.

Y es con la boca abierta que veo cuando las puertas del ascensor se abren y mis ojos conectan con los de la última persona que esperaba encontrarme.

Demian Coleman.

Hombre atractivo, inteligente, presentador de noticias internacionales, cuarentón, respetado y admirado.

También un maldito mentiroso.

Sin darme cuenta retrocedo hasta que mi espalda se recarga del espejo mientras sus ojos no dejan de estar clavados en los míos y entra, caminando hasta detenerse a mi lado.

Mi cuerpo se tensa y por un momento siento un espasmo en el cuerpo antes de controlarme y clavar la mirada al frente, sin embargo, puedo sentir su mirada en mí.

¿Por qué está aquí?

Las puertas del ascensor se cierran y comienza el descenso.

—Voy a trabajar aquí, Breana —Rompe el silencio y me encojo ante el hecho de escuchar mi nombre en su voz ronca luego de tanto tiempo—. He cambiado de canal y es bueno que tengamos la oportunidad de conversar sobre todo lo ocurrido...

Doy pasos al frente y vuelvo a presionar el piso en el que me subí, el del programa.

Quiero salir de aquí.

—No tenemos nada que conversar —Hablo finalmente—. Tu trabajo no es mi asunto.

—Breana, seguramente vamos a toparnos cómo en el pasado.

Me estremezco.

Definitivamente no nos toparemos como "en el pasado", aprendí mi lección y espero ese haya sido el último rastro de mi ingenuidad.

"Nos estamos divorciando, no lo decimos porque tú mejor que nadie sabes cómo es la prensa."

"Haremos pública nuestra separación, pero primero debemos cuidar la salud mental de Candice, sabes que la prensa la destrozará."

Y mi favorito que me ha hecho llamarme estúpida muchas veces "te protejo, Breana, estoy cansado de que la prensa siempre te haga ver cómo la tonta, ingenua y falsa. No quiero que te tilden de rompe hogares, no quiero que mis decisiones te afecten a ti."

Porque resulta que eso es lo que era: una rompe hogares.

Este hombre que tienen en miles de pedestales, es un bastardo infiel que me mintió y usó todas mis inseguridades sobre ser expuesta y lo que dicen de mí, para moldearlo a su conveniencia porque fui lo suficiente ingenua para hablarle de mis inseguridades, le di poder.

Él es inteligente, parecía maduro, interesante y me trataba como si le importara, escuchaba mis opiniones, debatía conmigo y aunque el sexo no era nada espectacular, no era malo. Me sentía deslumbrada por los detalles, su atención y el pensar que me daba el valor y reconocimiento que otros no hacían.

Quizá por eso me dolió tanto cuando supe que Candice estaba embarazada y que de hecho su matrimonio iba de viento en popa, que yo era y sería la otra.

Me sentí vil, mezquina, usada, pero también terrible de haber sido la tercera dentro de un matrimonio y luego vino el pánico al saber que podría filtrarse en internet algo en lo que yo sería la villana, Candice la víctima y Demian el ingenuo que fue seducido.

Genuinamente lo amé, también lo idealicé y escucharlo hablarme sobre mentiras, sobre que no podía dejar a su esposa embarazada —algo que no le pedí—, pero pedirme ocupar el lugar de amante, fue doloroso, porque una cosa fue serlo cuando me pintaba mentiras, pero a consciencia... Fue cruel e hiriente que se pasara todos mis sentimientos como un pañuelo desechable.

«Tienes que entender que todos verían muy mal que deje a mi esposa embarazada y esté contigo»

Pero nunca le pedí que la dejara, cuando supe la realidad todo lo que quería era honestidad y apartarme, no ofertas sobre quedarnos por algo que nunca sucedería. Aun puedo escuchar su risa junto a las palabras "no seas tonta, no arruines lo que tenemos por ser joven e insensata" porque de pronto yo era una inmadura por sentirme mal de sus mentiras, yo era la tonta por querer alejarme.

Y como eso no fue lo suficientemente malo, Candice lo supo tiempo después. Él me culpó y en mi apartamento fui arañada, abofeteada e insultada por una mujer embarazada que me rebajó de tal manera que me quise hacer un ovillo, pero que nunca culpó a su marido.

Me doy cuenta que incluso en mi ignorancia tengo responsabilidad del engaño, que ella tuvo que haberse sentido dolida e intenté entenderla, pero ese día se sintió como una pesadilla y cargar con toda la responsabilidad fue una mierda porque a su marido lo dejó dormir a su lado, mimarla, "amarla" y tocarla.

Aun puedo escuchar el eco de su voz llamándome "sucia puta de silicona" y haciéndome saber cómo los hombres solo me buscarían para follarme todos mis agujeros. No sé qué me hizo más daño, si sus agresiones físicas o el poder de sus palabras.

Con el cambio de canal pensé que eso quedaba atrás, que Demian y yo solo nos veríamos ocasionalmente en algunos eventos, pero ahora él está aquí.

No me queda ninguna pizca de amor por él, pero verlo es rebobinar cada insulto, bajeza, engaño y agresión que recibí por él y cómo fue tan canalla para pintarme como la seductora trepadora frente a su mujer.

Nunca más me pondré en esa situación.

Nunca más seré ingenua.

Y nunca más seré el sucio secreto de alguien.

—Breana, vamos, no seas infantil.

—Tal vez me ves infantil porque soy demasiado joven para ti, siempre lo fui —Le digo sin mirarlo.

—Eso antes no te importó.

—¿No me llamaste tonta antes? Tenías razón, fui la chica tonta que salió con un viejo asqueroso astuto y con experiencia que usó mis inseguridades para ejercer poder sobre mí.

—No...

—Abusaste psicológica y emocionalmente de mí, Demian y esta vez no me harás cambiar de opinión —Lo miro—. Ya no tienes poder aquí —Me toco la sien—, ya no podrás manipularme ni usarme.

Las puertas del ascensor se abren en mi piso, pero antes de que pueda dar un paso afuera, Rayan y Holden aparecen mientras ríen y hablan en voz baja.

Rayan me da un asentimiento y Holden enarca ambas cejas cuando ve hacia Demian porque él, Elise, Adelaide y mamá son los únicos que saben del pasado.

—Demian, qué sorpresa verte aquí —saluda Rayan estrechándole la mano.

Se me revuelve el estómago viendo sus manos apretarse y lo cómo que Rayan le habla.

Tiene sentido que se conozcan, pero verlos interactuar es demasiado.

Nunca vi el abuso de poder que Demian ejercía sobre mí hasta que no estuvimos juntos y ni siquiera fue durante semanas posteriores, lo hice al leer otros testimonios de mujeres, artículos y películas. El día que me di cuenta que estuve en una relación de abuso de poder, con abuso emocional y psicológico lloré y me quebré porque me costó darme cuenta de quién fui y el cómo nunca lo hablé con nadie para que "no lo juzgaran" por si no "lo entendían". Normalicé tantas cosas que viendo hacia atrás me cuesta entender cómo estuve envuelta en un lugar que no era seguro para mí.

Es algo que hasta el día de hoy no he admitido ante nadie más porque me avergüenza.

—Comenzaré a trabajar aquí —Lo escucho decirle a Rayan—, recibí una oferta mejor de la que tenía y en un horario más estelar, hubiese sido un tonto al rechazarlo.

—Felicidades —apuesto a que Rayan le sonríe—. Si tus índices estaban elevados, supongo que ahora será una locura.

—Bienvenido, Demian —Holden le da una tensa sonrisa y se detiene a mi lado, dándole un discreto apretón a mi mano.

Me aferro con fuerza a la mano de Holden y él mete nuestros dedos entrelazados en el bolsillo de su abrigo, da la impresión de que tenemos nuestros brazos enlazados.

La conversación breve entre Demian y Rayan es como un eco borroso, pero los escucho reír y cuando las puertas del ascensor se abren, le doy un último apretón a la mano de Holden antes de ser la primera en salir.

—Los veo mañana —digo sin voltear y acelerando el paso pese a que me duelen los pies.

Nunca me había subido tan rápido a mi auto y mucho menos había salido tan rápido del estacionamiento.

El nudo en mi estómago crece y sube hasta mi garganta, la visión se me nubla por lágrimas que me niego a derramar.

Vivo con el miedo constante de que Candice un día hable y cuente su versión o que lo haga Demian porque en ambas versiones soy la villana, porque incluso si yo fuese quien hablara, yo nunca seré la víctima ante los demás.

Breana Stone nunca es la chica buena, víctima, ingenua o crédula.

Breana Stone siempre es la mala, la villana y en este caso la rompe hogares.

De acuerdo, al final: sí lloro.


1. Cumple de Summer.

2. Ese Yo amo a Rayan.

3. Ese reencuentro entre Demian y Breana.

4. Breana admitiendo que llora.

Adelanto del próximo capítulo:

—¿Gustarme? Jocker, estoy loco por ella al punto de que si apareciera algún hombre intentando conquistarla me desconocería.

***

—Supongo que besarme no se siente mal —señalo con la mirada clavada en Breana, a quien se le sonrojan las mejillas.

***

»Me gustaría vivir más mi vida ¿Sabes? Sin miedo. Me gustaría hacer algo porque quiero y no siempre pensar en qué dirán si me ven o lo saben —hace una pausa y ve hacia la mesa—. Hay tanto en mi interior sobre lo que no digo, sobre cómo me siento. Soy todo menos bonita por dentro, por dentro soy un feo caos y un desastre inseguro, Rayan.

***

—No sé si va a escucharme, Rayan, pero incluso si no lo hace es algo que deseo hacer ¿Hay algún problema sobre ello? No me digas que también serás una de esas personas que supone o quiere decirme qué debo hacer, porque no soy una muñeca.

***

—¿Tú buscas una relación sexual conmigo, Rayan?

***

Redes sociales:

Instagram| Tiktok: DarlisStefany

Twitter: Darlis_Steff


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top