Capítulo Nueve: Un beso y medio pueden ser dos


Capítulo Nueve: Un beso y medio pueden ser dos

Rayan.


28 de octubre, 2016.

—¿Cómo hago para que Breana sea mía?

Jocker deja la taza de té suspendida en el aire y levanta la vista de su Tablet dándome toda su atención luego de haber ignorado que estoy aquí desde hace dos minutos.

Nos miramos durante largos minutos y sería romántico si él me gustara, pero en realidad es molesto esperar a que se digne a hablar mientras se sienta como alguien de la realeza.

—Soy consciente de que no eres mudo, Jocker, así que no nos hagas perder el tiempo a ambos y habla de una vez.

Arquea ambas cejas y bebe de su té antes de volver a bajarlo, mirar la hora en su reloj y devolver la atención a mí.

—Espero y seas consciente de lo mal que se escucha tu pregunta. Breana no es una posesión, Rayan.

Rodando los ojos me dejo caer sentado en uno de los sofás de su camerino.

—Sí, Jock, sé que las mujeres no son posesiones, que hemos evolucionado, que todos votamos y que odiamos al patriarcado...

—Espero todo esto tenga un punto porque se sigue escuchando mal, muy mal.

—Sé todo eso y jamás la trataría cómo un objeto, pero quiero que sea mía —Me golpeo los dedos contra el muslo—. Mía para besar, mimar, querer, follar, todo. Que estemos juntos en el sentido bíblico de la palabra y deje de llamarme simplemente su amigo.

—¿Bíblico? Tu ni siquiera eres cristino o católico.

—Pero conozco de la biblia —Le guiño un ojo y su expresión es de desconcierto—. La quiero para todo, Jocker. Todo.

—Tan sencillo que era que me dijeras que quieres que sea tu novia.

—Sí, quiero eso, pero te estoy diciendo que quiero que sea mía.

—¿Qué concepto tienes de ello?

—Novios pueden ser cualquiera, Gabriel fue su novio y no la tenía Jocker. Yo quiero que sea mía, quiero sus pensamientos, su corazón, su cuerpo, lo quiero todo.

Todo lo que hace es mirarme mientras bebe de su té y me impaciento porque estoy seguro de que Adelaide vendrá en cualquier momento y la adoro, pero es más amiga de Breana que mía y sé que podría pensar que estoy siendo demasiado intenso o simplemente lanzarme una frase de libro sobre cómo debo descubrirlo por mí mismo y bla bla bla y eso no me sirve.

—¿Botar las flores de Gabriel no te está funcionando? —pregunta Jocker con burla y ruedo los ojos.

—Intenté darle espacio, no ser indiferente, pero darle mi amistad de manera que extrañara mi coqueteo, estoy seguro de que estaba funcionando, pero...

—Esto se vuelve interesante —Se pone más cómodo en su asiento— ¿Pero qué?

—Pero no me resistí a coquetearle en el cumpleaños de Summer y de tanto en tanto algo se me escapa.

—¿Y no funciona?

La cosa es que funciona. Veo la manera en la que los ojos le brillan, la expectativa cuando soy simplemente amigable y se queda a la espera de más, nuestros intercambios de mensajes pueden ser muy variados y a veces no necesitamos decir demasiado cuando nuestras miradas gritan muchas cosas.

—¿Qué tanto te gusta?

—¿Gustarme? Jocker, estoy loco por ella al punto de que si apareciera algún hombre intentando conquistarla me desconocería.

—Bueno, creo que comienzas a preocuparme —comenta con tranquilidad—. La verdad es que no lo entiendo, le gustas ¿Por qué no hay ningún avance? ¿Está confundida sobre Gabriel?

Breana tiene miedo al que dirán, a la manera en la que van a hablar mal y es algo que me confesó a mí por lo que no puedo compartirlo. Me frustra que eso sea lo que la detenga, pero entiendo que su posición es muy diferente a la mía y que esto solo es el resultado de años de acoso y comentarios hirientes que nunca debieron existir.

Así que le doy la versión oficial a Jocker.

—No quiere arruinar la amistad.

—Bueno, tú ya lo estás haciendo —Sonríe y casi le arrojo el té encima por imbécil.

—Gracias, Jocker.

—Siempre que quieras —Es su respuesta.

—¿Puedes por favor serme útil? Siento que en realidad nunca le he sacado provecho a esta amistad. Vine aquí por una ayuda, no a ser juzgado.

—Qué sensible.

Finalmente deja la taza a un lado y me da toda su atención mostrando interés en lo que sea que vaya a decirme.

—No estás arruinando la amistad, la amistad es algo importante en las relaciones, pero el cambio muchas veces asusta y nosotros somos la zona segura de Breana, por lo que debe de estar aterrada de que algo salga mal y todo se vuelva tenso.

»Quizá debes demostrar lo bien que podría salir todo, que hay mayor probabilidades de algo bueno que un final malo. Veo que de hecho Breana últimamente parece estar acompañada para estar a tu lado ¿Eso no te dice algo?

Mi sonrisa comienza a aparecer lentamente y Jocker enarca una ceja.

—Eso me dice que debo tenerla a solas... Bueno, ser simplemente nosotros dos. Ella no quiere estar a solas porque le da miedo no resistirse —asiento poniéndome de pie—. Tengo que idear citas disfrazadas, mostrar mi interés, el por qué somos buenos juntos.

—Yo pensé más en unos pocos almuerzos...

—Eso es demasiado soso y ligero. Breana ya sabe que tiene en mí a un amigo, ahora necesita confirmar que también puede tener un amante.

—De alguna manera nunca te vi así de apasionado, es algo interesante, pero también extraño.

—Cómo sea, finalmente tu amistad me fue de utilidad.

—Ambos sabemos que mi amistad siempre te ha sido útil —dice con recelo y ofendido.

Riendo solo me encojo de hombros y abro la puerta para salir de su camerino, encontrando a Breana conversando con Derek en el pasillo y tengo la impresión de que ella ya se va del estudio por lo que acorto la distancia yendo hacia ellos.

—¡Oye, Rayan! —Derek me da un pequeño empujón— ¿Beso de la amistad?

—Solo si te vas después.

—Hablas cómo si besarte fuese un privilegio —Hace saber Derek—, eso es muy arrogante de tu parte.

—Supongo que besarme no se siente mal —señalo con la mirada clavada en Breana, a quien se le sonrojan las mejillas.

Sin embargo, mi cruce de miradas con ella se ve interrumpido por el rostro de Derek demasiado cerca antes de que me de un medio beso en la boca y de manera molesta me pellizque la mejilla.

—Ya tienes tu beso, ahora vete —Le doy empujones para que se aleje y todo lo que hace es reír antes de gritar el nombre de Krista y solicitarle un beso de la amistad.

Una vez estamos a solas en el pasillo, vuelvo mi atención a Breana que juega con las llaves de su auto.

Me dedico a mirarla y ella arquea una de sus cejas antes de que se muerda el labio inferior para contener la sonrisa.

Quiero besarla.

—¿Qué pasa? —Me pregunta.

—Que me gustas y quisiera besarte.

Sus dientes liberan su labio cuando exhala con lentitud y no me pierdo la manera en la que su mirada va a mi boca antes de que regrese a mis ojos.

También quiere besarme, pero dudo que tanto cómo yo.

—Pero en vista de que eso no es algo que quieras escuchar en este momento, ven conmigo a mi casa. Cenemos juntos.

Mis palabras quizá son muy bruscas porque luce sorprendida y luego mira la hora en el delicado relejo que adorna una de sus muñecas y casi intuyo la excusa que usará.

—Rayan es tarde, es la una de la madrugada.

—Y sin embargo no hemos cenado. Ven a cenar conmigo, no quiero comer solo, eso me parece tan triste, me hace sentir mal —Hago una pausa— y Summer odia que coma solo.

Eso no es mentira, pero es cierto que mi hija ni siquiera lo sabría cuando debe de estar dormida desde hace muchas horas y no está en casa.

—Es tarde luego tendré que conducir de regreso a casa y estaré cansada.

—Puedes quedarte en la habitación de invitados en mi casa.

—Summer podría despertarse.

—Está con su abuela Lucy.

Ve alrededor dándose cuenta de que se le acabaron las excusas y acorto significativamente la distancia entre nosotros hasta conseguir estar lo suficientemente cerca para tomar un mechón de su cabello retenido en una cola alta.

—¿Es mi imaginación o estás evitando estar a solas conmigo? Me harás sentir acomplejado, Bre.

—No estoy evitando nada.

—¿Entonces por qué me rechazas? —susurro haciéndola retroceder hasta que recarga la espalda de la pared.

Una de sus manos se ubica en el centro de mi abdomen, no para alejarme, solo parece algo que no pudo evitar hacer.

—¿Cuándo dije que no? —dice alzando la barbilla y dándome una pequeña sonrisa—. No iré a cenar a tu casa, pero podemos ir a un bar cercano, comer algo y hablar.

—Me encanta hablar en bares —digo con entusiasmo haciéndola reír.

Y solo porque no puedo resistirme llevo mis labios a su oreja para poder susurrar mis siguientes palabras:

—Creo que es importante hacerte saber lo mucho que me gusta que me toques —Hago alusión a su mano en mi abdomen.

Cuando alejo el rostro lo suficiente para poder ver su expresión, descubro que me mira con grandes ojos azules y mejillas sonrojadas, es una pena que en este momento no me permita que me la coma a besos, pero sé que algún día incluso me pedirá que lo haga.

Su mano se desliza fuera de mi abdomen y cuando retrocedo dando un asentimiento a mi lado en una clara invitación, ella me sonríe y camina a mi lado.

***

Así que muchos ojos están sobre Breana cuando se saca el abrigo y deja al descubierto el vestido ajustado hasta las rodillas y de cuello alter que usó durante el programa, se moldea a cada una de sus curvas de una manera increíble, pero me crispa que sean abiertamente unos mirones, algo en lo que no debería enfocarme, pero a veces me permito ser irracional.

Deslizándome a su lado en la cabina, me posiciono para poder mirarla mejor mientras de manera distraída se peina la cola de cabello con los dedos y evalúa su entorno cómo si verificara que no seremos pillados pasando tiempo a solas.

—Si nos ven, igual somos amigos, Breana, podemos pasar tiempo a solas —Le hago saber y su mirada regresa a mí.

—Lo siento, es la costumbre, un mal habito por estar al pendiente de cualquier chisme que pudiese salir sobre mí.

—Ojalá pudiese callar a cada persona que contribuyó a que te sientas así.

Hace una mueca con sus labios y luego se enfoca en la camarera que viene a tomar nuestros pedidos. Ordenamos dos platos de cosas sencillas para compartir y dos cocteles muy bajos en licor, siendo eso lo único que beberemos.

Cuando volvemos a estar solos, devuelvo mi atención a Breana que ya se encuentra mirándome.

El lugar es agradable, un punto medio entre nuestras casas con música suave que nos permite hablar, tiene baja iluminación y es muy discreto.

—Eres admirable ¿Lo sabías, Breana Stone?

—¿Por qué lo soy?

—Porque eres fuerte, nunca termino de entender cómo puedes soportar tanto, la manera en la que aun así siempre brillas y caminas con la frente en alto.

—Es porque soy muy buena actriz —Sus hombros se desploman—. La verdad es que odio no poder controlar la narrativa de todo lo que pasa en mi vida, me duele cada comentario con el que me topo y me ponen ansiosa las miradas lascivas junto a los comentarios. Una vez vomité cuando recibí un vídeo de un tipo masturbándose con mi foto y he recibido cartas con condones usados.

»Me gustaría vivir más mi vida ¿Sabes? Sin miedo. Me gustaría hacer algo porque quiero y no siempre pensar en qué dirán si me ven o lo saben —Hace una pausa y clava la mirada en la mesa—. Hay tanto en mi interior sobre lo que no digo, sobre cómo me siento. Soy todo menos bonita por dentro, por dentro soy un feo caos y un desastre inseguro, Rayan.

No puedo poner en palabras la manera en la que un nudo se instala en mi garganta ante sus palabras y la tristeza en su mirada. Breana genuinamente cree todo eso, de verdad piensa que su interior es algo feo que debe ocultar de los demás y está tan alejada de la verdad.

Deslizando mi mano hacia la suya, entrelazo nuestros dedos y le acaricio los nudillos con el pulgar.

—Algún día verás la belleza de tu interior y te prometo que ese día te besaré completamente, Breana, estaré absolutamente a tus pies y complacido de saber que finalmente te das cuenta de que el problema no eres tú, de que eres maravillosa.

—Basta de mí y de mis tonterías —Se recompone—. Hablemos de otras cosas.

Odio la manera en la que minimiza sus sentimientos, creo que ni siquiera se da cuenta de que lo hace porque está acostumbrada a ello.

Pero también entiendo que Breana tiene un camino que recorrer sobre su salud mental, el reconocimiento de la gran persona que es y el miedo sobre las opiniones externas, lastimosamente no es algo que sepamos cuánto le tomará sanar, pero tengo la esperanza de que algún día lo hará.

—¿Qué tal si hablamos de cómo las personas aun creen que eres novia de Gabriel? —pregunto no tan casualmente y sus hombros caen— ¿Por qué no has dado un comunicado? Han sido más de dos meses Breana.

—He leído que algunos ya lo sospechan, la verdad es algo de lo que no quiero hablar ¿Por qué tengo siempre que informar con quién salgo o dejo de salir? Da igual lo que diga mi comunicado, creerán que hice algo malo.

—Sé que no puedo comprender la posición en la que estás, Breana, pero no te haces una idea de cuán frustrante es saber que la opinión pública te detiene de hacer cosas básicas que cualquier otra persona puede hacer sin problemas. Sé que no tengo la mayor privacidad, que también hay chismes de mí, pero comprendo que tengo alguna especie de privilegio masculino donde nunca usarán la misma lupa que usan en ti ni siquiera en las demás se enfocan tanto cómo en ti y estoy tan cabreado de que te hagan temerosa de vivir tu vida —Respiro hondo porque no quiero que piense que estoy enojado con ella— y tienes razón, no tendrías por qué notificar al mundo con quién sales o dejas de hacerlo, pero no tienes un exnovio normal.

»Gabriel todavía comparte fotos antiguas de ustedes, fotos que las personas creen que son recientes.

—¿Lo hace? —Parece genuinamente confundida—. No he visto nada.

—¿Te ocultó sus nuevas publicaciones?

Sacándome el teléfono voy al perfil de Gabriel, enseñándole las cuatro publicaciones que ha habido desde que terminaron y en ninguna se ve un mensaje de exnovia, tampoco tiene descripciones empalagosas, pero da a entender que aun mantienen una relación porque son fotografías en donde se ve cercanía y felicidad.

—A mí estas publicaciones no me han salido y sabes que no me gusta entrar en redes para evitar lastimarme. No puedo creer que esté haciendo esto, él sabe que no volveremos.

—¿Te está acosando? —pregunto cuando me devuelve el teléfono.

Nuestros platos de comida, que resultan ser más pequeños de lo esperado, llegan y no me responde hasta que la mesera se aleja.

—No me acosa, sí me ha pedido vernos, pero ha respetado el que no quiero hacerlo, sin embargo, nos debemos una conversación, tengo mucho que quiero decir.

—¿Y él te va a escuchar? —No puedo evitar preguntar y reconozco que mi tono de voz es un poco imbécil.

—No sé si va a escucharme, Rayan, pero incluso si no lo hace es algo que deseo hacer ¿Hay algún problema sobre ello? No me digas que también serás una de esas personas que supone o quiere decirme qué debo hacer, porque no soy una muñeca.

—Lo siento, no es lo que quise decir, solo son los celos hablando.

Me da un asentimiento y comenzamos a comer en silencio, en realidad yo comienzo a comer, ella solo mantiene el ceño fruncido y mueve su tenedor sobre la comida tomando bocados pequeños. El ambiente se siente algo incómodo y tenso, pero no lo mencionamos.

—¿Tú buscas una relación sexual conmigo, Rayan?

Su pregunta me toma tan desprevenido que casi me ahogo con la bebida y cuando alzo la vista la encuentro mirándome con intensidad.

—¿Qué si quiero follarte? ¡Ufs! Muchísimo, pero sexo no es todo lo que quiero y pensé que había quedado en claro cuando establecí lo mucho que quiero llamarte mía.

—Pero ¿Por qué?

—¿Realmente estás preparada para escuchar la respuesta? Porque eso conlleva a que hablemos de sentimientos y teniendo en cuenta que hasta ahora nos hemos dado un beso y medio, parece un poco intenso decirte grandes palabras en este momento.

—¿Medio beso?

—El pequeño pico en el armario luego del manoseo y el autentico beso de la fiesta en el que no dejo de pensar.

Toma una de las papas al vapor y mastica con lentitud viendo al frente, miro su garganta trabajar cuando traga y entonces su mirada vuelve a mí.

—También pienso en ello.

Y esas son cuatro palabras que de alguna manera me acarician y me hacen relajar los hombros, es un paso hacia algo para lo que poco a poco se está preparando y yo voy a esperarla... También a alentarla.

Dándonos un respiro de la situación, llevamos la conversación a un área más tranquila. Le hablo sobre la última ocurrencia de Summer, la investigación que estoy haciendo para un programa especial y ella sobre un master que quiere hacer.

Cuando sus ojos se achican me doy cuenta de que es posible que se encuentre cansada por lo que tras pedir la cuenta y pagar, nos ponemos nuestros abrigos y salimos del bar.

Cuando nos detenemos frente a nuestros autos estacionado lado a lado, me deja envolverla en mis brazos y sus zapatos de tacón nos hace estar a la misma altura. No puedo evitar estremecerme cuando sus brazos se cuelan debajo de mi abrigo para envolverme la cintura y con los dedos de una mano le acaricio la barbilla.

—Sé que puedes darte cuenta de lo bueno que somos juntos —Le susurro—. Sé que quieres besarme tanto cómo yo quiero besarte, que quieres ser mía, Breana, pero te da miedo.

»No vas a arruinar la amistad, eso siempre lo tendremos y no vas a perderme, te lo prometo —Presiono mi frente contra la suya—. Siempre voy a quererte, te quiero como mi amiga y deseo que me dejes quererte de otra manera —Le sostengo la barbilla y básicamente hablo sobre sus labios—. Déjame besar el suelo que pisas, déjame darte orgasmos, mimarte, tenerte, enamorarte...

—¿Y si te pierdo? —susurra agarrando con fuerza puñados de mi camisa a la altura de mi espalda baja.

—Tonta —Le beso la comisura de la boca—. Nunca vas a perderme.

—Eso es incierto —Ahora ella es quien planta un beso en la comisura de mi boca y suspiro—. Si esto sucediera no quisiera que lo supieran, Rayan, me da miedo lo que van a decir.

Sería tan fácil aceptar, tomar este salvavidas que me arroja, pero...

—Breana, te quiero lo suficiente para saber que no seré tu secreto y que tú no serás el mío. Quiero tomarte de la mano, compartir miradas y complicidad, llevarte a citas y no se trata de tener que decir públicamente que salimos o dar explicaciones, se trata de no tener que esconderte cómo si fueses mi error o mi vergüenza —Le acaricio un pómulo sonrojado con el pulgar—. Te quiero y parece que es difícil que lo entiendas, pero yo lo tengo claro y si soy lo que quieres, entonces ven a mí cuando te sientas lista y haz algo, soy tuyo si así lo quieres.

Ojalá de los labios de Breana salieran todas las cosas que me gritan sus ojos y ojalá su miedo pudiese desaparecer.

A mí me queda claro que la esperaré, que estaré presente haciéndole saber lo mucho que deseo que nos dé una oportunidad, pero toda esta espera también la lastima porque se cuestiona a sí misma lo que está haciendo, se reprende y se culpa de situaciones que no debería.

Presiona sus labios sobre los míos en un beso corto.

—Te quiero —susurra antes de retroceder y alejarme de la calidez de su cuerpo.

Acopio toda mi fuerza de voluntad para no acercarla y robarle un beso mucho más profundo porque incluso yo puedo entender cuando se es demasiado y cuando hay que ralentizar el paso. Así que le sonrío viéndola abrir la puerta de su auto.

—Ahora ya no es un beso y medio, ahora tenemos dos besos compartidos —Le hago saber.

Me sonríe con ojos acuosos y luego se lleva una mano al pecho como si deseara acariciarse el corazón.

Con las manos en los bolsillos de mi abrigo la veo encender el auto y luego marcharse.

—Te esperaré, mi rubia.



Holisss, espero que estén teniendo felices fiestas.

Sé que puede ser difícil entender a Breana cuando afortunadamente ustedes no viven su situación, por ahí lei que hasta la acusaban de victimizarse, pero la verdad es que es una mujer a la que desde una edad muy temprana han sexualidado, usado y restado su valor, ella incluso llegó a mencionar el beso que el papá de una amiga le obligó a dar. Luego sumamos a todo ello el acoso masivo que recibe de internet y no solo de la prensa incluso de fanáticos del programa en donde la hacen sentir que sobra, que no encaja, que estarían mejor sin ella. Cuestionan todos sus amigos, hacen chistes sexuales sobre ella, sobre si se tira a medio mundo y la tratan de tonta, hablan de su cuerpo. A mí francamente me sorprende que aun tenga bondad e incluso la inocencia de abrirse a sus amigos y que los ponga tan por encima de si misma para incluso fingir estar bien cuando al irla conociendo a través de sus POV podemos ver que no lo está, pero se enfoca tanto en que ellos no se sientan mal por su dolor, que se lo traga, lo calla hasta el punto de que ella misma olvida que esas cosas están ahí.

Algunas incluso me dijeron "Darlis nunca había hecho una protagonista tan débil" "Se victimiza, las demás no son así" y sentí que no entendieron nada y me pregunté si tal vez entonces el libro no se está explicando bien.

En fin, no quería darles una charla jajaj es solo que si me parece irónico que el libro precisamente toque el tema de las redes sociales y el cómo minimizan muchas cosas, acosan y lastiman y precisamente haya comentarios haciendo eso.

Ahora sí, vamos con el conteo:

1. La conversación de Rayan con Jocker.

2. Ese momento con Derek.

3. Rayan derribando cada excusa de Breana para no cenar.

4. Todo lo del bar.

5. Esa despedida con el pequeño besito.

***

ADELANTOS DEL PROXIMO CAPITULO:

—Quiero que estés ahí —Hace una pausa breve viendo a su papá aparecer con dos platos de comida—, me gusta cuando te veo en el público, se siente bonito.

***

A veces pienso en volver a recibir ayuda profesional, pero me digo que lo controlo, que son pequeños deslices o descuidos, que puedo cuidarme sola y también que me avergüenza hablarlo con alguien y me aterra conversar con algún profesional que luego filtre mis problemas.

***

—Tú y yo —completa y a falta de palabras, asiento—. Si es lo que quieres, es lo que tendrás.

***

Mi estomago se siente cómo si se abriera y luego tan vacío mientras mi garganta se seca y las lágrimas caen.

***

—Eres fuerte, eres fuerte. Solo duérmete y deja que el día termine —me ordeno.

***

Redes sociales:

Instagram| Tiktok: DarlisStefany

Twitter: Darlis_Steff

Espero les guste.

Un beso.



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