Capítulo Dos: Terrorista emocional
Capítulo Dos: Terrorista emocional.
Breana
—Cariño ¿Qué es lo que sucede?
Me mordisqueo el labio inferior mientras reúno todas las fuerzas para poder ver a Gabriel y cuando lo hago, siento que me estrujan todo en el interior porque luce tan... Desconcertado y asustado.
No entiendo por qué Gabriel nos hizo esto, desde hace mucho tiempo no sentía tal pánico.
Nosotros nunca hablamos de matrimonio, nunca di indicios de querer dar ese salto y de hecho nuestra relación venía en picada no necesariamente por él, también se trataba de mí y del hecho de que lo quiero, pero no lo amo.
De que me gusta, pero no me vuelve loca.
De que me sentía horrible por aferrarme tanto al beso que Rayan y yo compartimos en la fiesta de compromiso de Jocker y Adelaide.
Me sentía mal de no arrepentirme porque esos minutos, ese momento, fue especial.
Y odio a los infieles, por eso me había ido de la fiesta directo a su apartamento para hablar. Le había contado que me había besado con Rayan, que había sentido cosas y que lo mejor era separarnos, pero él lo minimizó diciendo que era un desliz, que tal vez había sido la bebida, que estaríamos bien, que por favor no lo dejara, que él... Me perdonaba.
Sin embargo, desde entonces todo se había venido cuesta abajo, me había estado sintiendo incómoda y asfixiada dentro de la relación, buscando el valor para terminar con todo esto y prepararme para cualquier argumento con el que pudiese convencerme de quedarme.
Una pedida de mano públicamente era lo último que esperaba.
—Cariño... —intenta tomarme de la mano y nuevamente la alejo en tanto niego con la cabeza.
—¿Por qué hiciste eso?
—Porque te amo y creo que es el momento.
—¿Y qué pasa con lo que creo yo? —murmuro— No puedo seguir haciendo esto, Gabriel.
—Cariño, estás confundida.
—No, no lo estoy —Me limpio una lágrima—. No quiero casarme, Gabriel.
Al menos no ahora y no con él, pero considero que esas palabras serían demasiado crueles.
—Podemos tener un compromiso largo cómo tus amigos —argumenta con rapidez refiriéndose a Jocker y Adelaide.
—No quiero.
—La emoción te tiene abrumada.
—No quiero, Gabriel.
—Te amo, Breana, este es un paso importante.
—Uno que no debiste dar conmigo.
—Estás confundida, además acabas de desmayarte...
—No, Gabriel, no estoy confundida, deja de asumir que sabes lo que estoy sintiendo. Tengo la capacidad de interpretar mis propios sentimientos y no necesito que lo hagas por mí.
Parece sorprendido de mi arrebato al estar acostumbrado a mi personalidad tranquila que esquiva cualquier tipo de confrontación o situación incómoda abrumadora, pero esto se trata de mi futuro, mis emociones y la manera en la que las está invalidando.
—No quise...
—No quiero casarme, no quiero estar comprometida y si fueras más consciente de tu entorno te darías cuenta de que esto no está funcionando.
—No digas eso, Breana.
—Tengo que decirlo ahora, Gabriel, porque ese es el problema, nunca digo nada, me lo callo y este es mi futuro.
»No quiero casarme, no te di ninguna señal, yo ni siquiera quería...
Me callo de forma abrupta dándome cuenta de que me tiembla la voz.
Yo ni siquiera estaba dejando que me tocara de manera sexual desde hace un par de semanas, estaba distanciándome, preparándome para reunir el valor de terminar esta relación.
—Tal vez...
—¡No quiero casarme contigo! —grito y se sobresalta— Por favor, escúchame.
Respirando hondo me limpio las lágrimas antes de meterme el cabello detrás de la oreja. Escucho la voz de mi mamá en la mente diciéndome que me enderece y que actúe como la mujer poderosa que crio, que dejé de llorar y de volverme un desastre por un hombre.
—Gabriel, te quiero y te respeto, nuestra relación me hizo bien y fui feliz, pero desde hace un tiempo las cosas no están funcionando y no puedo ser la única notándolo. Casarnos no es la solución, sabes tan bien como yo que esto se dirigía hacia un final y...
—No —me interrumpe.
—¿No qué?
—No puedo quedarme aquí de pie escuchándote destruir todo lo bueno que tenemos. Esto se trata de Rayan ¿Verdad?
—Se trata de nosotros.
—¿Sigues sintiéndote culpable por ese beso? Porque no me hace feliz, pero lo entiendo y te dije que lo olvidáramos.
—No estás entendiendo mi punto, Gabriel, no quieres escucharme.
—¿Sabes qué? Necesitas un tiempo, me doy cuenta de que esto ha sido abrumador, tal vez fui demasiado rápido y querías algo más privado o estás teniendo un momento difícil, eso puedo entenderlo.
—Gabriel no quiero seguir en esta relación, quiero terminar.
—No creo.
—¡Terminamos, Gabriel! No te amo, ya no puedo más.
Mi voz resuena por todo el lugar y él respira hondo antes de dar un paso hacia mí, pero retrocedo sacudiendo la cabeza en negación. No le temo porque sé que no me lastimaría, pero me queda claro que cualquier gesto de cercanía será malinterpretado en este momento.
—Hablaremos cuando estés más calmada. Claramente necesitas un tiempo y puedo dártelo.
—No necesito un tiempo, terminamos.
—Voy a irme, tomate el tiempo de pensar, respirar hondo, ten el espacio que necesitas y hablaremos después.
—Basta, Gabriel, escúchame...
Pero todo lo que hace es abrir la puerta y salir del camerino, cortando mis palabras y dándome la espalda.
De inmediato me muerdo el labio inferior tembloroso mientras las lágrimas me caen por el rostro.
—Terminamos —susurro a la soledad antes de dejarme caer en una de las sillas frente al tocador.
Sosteniéndome la cabeza entre las manos clavo la vista en mis zapatos de tacón intentando procesar todo lo que ha pasado, la manera en la que toda esta tarde ha cambiado, este no era el final que quería establecer, no quería lastimarlo ni quería hacer un espectáculo publico, no quería este desastre.
—¿Barbie?
Alzando la vista encuentro a Elise, Krista y Valerie en la entrada del camerino, me ven con cautela y simpatía, pero mi respuesta es encogerme de hombros antes de comenzar a llorar lo que hace que de inmediato vengan hacia mí y me rodeen.
Entre sollozos intento contarles la manera en la que todo fue, el cómo Gabriel se fue sin tener en cuenta mis palabras, el cómo siento que está invalidando mis sentimientos y la horrible sensación de creer que he arruinado algo que cualquiera hubiese deseado, tal vez una gran oportunidad, pero no pude sentirlo, no pude hacerlo mi momento.
—Me siento tan mal, siento que lo lastimé, lo vi en sus ojos, pero tuve que decirle que no lo amo porque no dejaba de decir cosas sobre que estaba abrumada.
—Gabriel no es tonto, tenía que sospechar que las cosas no iban bien —Me dice Krista—, una relación no termina de la noche a la mañana.
—No puede decirte cómo debes sentirte, Breana ni fingir que no eres consciente de que quieres terminarlo —agrega Elise deslizando su mano por mi espalda en un gesto de consuelo.
—No puedo creer que intentara meter a Rayan en esto —me sorbo la nariz y acepto el pañuelo de papel que Valerie me entrega.
—Toda esta actitud pasiva sobre que te besaras con Rayan no es normal —garantiza Krista—. Si le importas y te ama ¿Cómo le da igual que se besaran y que quisieras terminar después de eso? Es un manipulador, Breana, esa es mi conclusión.
—Podría tenerte idealizada —Habla finalmente Valerie y la veo antes de soplarme la nariz en el pañuelo—, estar enamorado de la idea de ustedes juntos. Es que sí es extraño su actuar sobre el beso con Rayan.
»Existen las segundas oportunidades y el perdón, pero estamos hablando de que él ni siquiera te pidió explicaciones, de que te vio llorar diciendo que no podías arrepentirte de lo que llama "desliz", que escuchó que querías terminar y aun así lo sacudió debajo de la cama, intenta hablar con Rayan de manera amigable...
—Aun cuando es evidente que Ryry no quiere absolutamente nada que ver con él —aporta Krista y la veo—. Es verdad, Rayan no soporta respirar el mismo aire que Gabriel, es la personal más hostil cuando se trata de él.
Rio entre lágrimas porque es algo que he notado. Rayan es demasiado cerrado cuando Gabriel se encuentra cerca, lo ignora o pasa de él y ni siquiera trata de disimularlo. Una vez le pregunté por qué era tan grosero y simplemente me vio durante largos segundos antes de responderme: "porque así lo deseo" antes de darme un toquecito en el brazo y pasar a mi lado rozando nuestros brazos.
—El punto es que, no quiero comparar hombres, pero si yo besase a otro hombre estando con Edmun y se lo dijera llorando, queriendo terminar, él no le restaría importancia ni esquivaría el tema para ser súper amable con el hombre que besé.
—Matthew tampoco —Elise hace una pausa—, pero en primer lugar yo no hubiese sentido la necesidad de besar a otro hombre, Bre.
—Todo esto es un desastre, debí ser más firme esa vez, de es manera todo esto se hubiese evitado.
—Te lo vuelvo a decir, ese tipo te estaba manipulando, lo bueno es que finalmente terminaste con él ya sea que lo acepte o no ¿O necesitas tiempo cómo él tan amablemente sugiere? —Me pregunta Krista sacando su teléfono.
—No, quiero terminar.
Un toque en la puerta me hace anunciar que pueden entrar y sonrío cuando Adelaide entra con un té y detrás de ella se encuentran Parker, Jocker, Derek, Holden y Austin, no caben todos en el camerino.
—Aquí tienes, esto podría hacerte sentir mejor —me asegura Adelaide y tomo la taza tras botar la toalla de papel con la que me sonaba la nariz.
—Gracias a todos —digo conmovida—. Sé que tal vez este es un drama innecesario...
—¿Innecesario? Acabas de sufrir un atentado emocional y casi fue televisado —dice Holden—. Excelente respuesta inmediata, Krista.
—Ni que lo digas —Se ríe nuestra amiga.
Tomo de mi té y casi rio de la manera en la que todos los ojos están sobre mí, esta familiaridad y apoyo es algo a lo que no me acostumbraré nunca, amo tanto a cada una de estas personas, mis caramelos.
Son el primer grupo de personas con los que me relacioné y genuinamente me brindaron su amistad, no pensaron que yo era estúpida, no me vieron como una bomba sexi y en el caso de las mujeres no me hicieron a un lado, ellos no intentaron hacer comentarios obscenos sobre mi culo o mis tetas, ninguno intentó follarme al conocerme ni hablaron a mis espaldas, no fui el tema de chistes ni el tema de conversación sobre hacerse pajas y tal vez sueno drástico, pero todas estas cosas las viví, esas y muchas más.
Llegué desconfiada y esperando conseguir más de lo mismo, mi personalidad no me hizo estar a la defensiva, pero estaba tan alerta y al pendiente, es casi triste que incluso iba preparada para ser tratada como un pedazo de carne, como la rubia tonta del grupo, la estúpida. Me enseñaron a siempre esperar lo peor de las personas porque pocas veces recibí lo mejor.
He sido sexualizada desde que a los once años tuve tetas y culo, desde entonces no supe lo que era caminar en la calle sin tener miradas lascivas sobre mí, perdí la cuenta de cuántas nalgadas indeseadas recibí en transportes públicos, cuántas veces llegué llorando a casa porque me dijeran cosas asquerosas, las fotos pollas de mi compañeros de clase, los chismes maliciosos sexuales de mí sobre todo lo que supuestamente había hecho e incluso el cómo el papá de una "amiga" a mis quince años me besó a la fuerza y me tocó un pecho, mamá fue la única que me creyó ¿Mi amiga? Ella esparció el chisme de que era una zorra que quiso follarse a su papá siempre y cuando me comprara un teléfono.
En la universidad fue más de lo mismo solo que a ello se le sumaron profesores y ¿Abrirme paso en esta industria? Sí, bueno, una vez alguien me dijo que mi lugar era en un estudio de grabación pornográfico con cuatro tipos dándome a la vez, otras veces me pidieron desnudarme e incluso Kennedy me hizo caminar en bikini diminuto —lo que fue incómodo—, pensé que estando en la cima las cosas cambiarían, pero solo escalaron a un nuevo nivel.
Siento que por el simple hecho de ser yo, estuve condenada a siempre tener que lidiar con estas cosas, hubo un tiempo en el que odié mi aspecto, en el que seriamente creí que el problema era yo e intente vestir tan tapada cómo podía, no maquillarme, no resaltar, fue un tiempo muy duro en el que desarrollé un desorden alimenticio, estaban tan desesperada en alterar mi aspecto que comía un montón con la esperanza de engordar, de arruinar todo aquello que hacía que otros me vieran y bendita sea mi madre, que estricta y todo, me ayudó a levantarme y a entender que el problema nunca he sido yo.
—Dejé a Gabriel —anuncio.
—¡Joder, sí! —grita Holden al mismo tiempo que Derek dice:
—Viste la luz, encontraste la luz.
No puedo evitar reír y ambos me guiñan un ojo antes de sonreírme.
—Pero él cree que necesito un tiempo o que estoy abrumada por la situación.
—Solo quiere envolverte —aporta Jocker—. Eres una buena persona, bondadosa y empática, en su mente el no querer hacerlo sentir mal será suficiente para estar con él.
—Y no puedes hacer eso —dice Adelaide.
—No lo dejes hacerte eso —corrige Austin—. No se lo permitas.
—Lo escuché en el baño hablar sobre tener un anillo —Me hace saber Parker desde la entrada—, pero no pensé que literalmente lo haría en ese momento, llegué a pensar que habían conversado de eso...
—Nunca lo hicimos, de haberlo hecho sabría que no pienso en matrimonio en este momento y esto suena horrible, pero no quiero casarme con él.
—¿Horrible? Son tus sentimientos, Breana, no son horribles —y ese es Holden—. No hagas lo que él ya hizo, no minimices tus sentimientos.
—Tienes razón —concedo.
—La tiene —asiente Derek despeinándole el cabello a Holden que le da un empujón que tiene a ambos riendo.
Después de eso una vez más les cuento, pero de manera resumida lo que conversamos o más bien la manera en la que Gabriel no me escuchó y Derek llama a Gabriel terrorista emocional a lo que Krista me dice "te lo dije". Lo siguiente es una discusión sobre que les caía bien Gabriel, pero no lo amaban y Holden y Derek de manera firme dicen que sabían que eso no duraría demasiado, los dejo hablar en tanto termino mi té, pero no puedo evitar pensar en que Rayan no está aquí.
Poco a poco comienzan a retirarse debido a que tienen compromisos y no pueden perder la tarde también. Las últimas en quedarse son Elise y Krista.
—Pueden irse, estaré bien. Me quitaré todo este maquillaje, iré a entrenar y luego a casa de mamá a que me dé un buen adoctrinamiento de que un hombre no puede hacerme llorar —intento bromear, pero la verdad es que la simple idea me genera escalofríos.
Mamá es especial, generalmente es muy acertada en lo que dice, pero la forma en la que sus palabras salen puede ser muy duras o yo soy demasiado sensible.
—Te amamos, Barbie. Hiciste lo que era mejor para ti —me asegura Krista dándome un beso sonoro en la mejilla antes de enfrascarse en su teléfono y salir del camerino.
—¿No quieres que me quede contigo? Porque a Matthew igual lo veré más tarde en casa y...
—Ve con Matthew caliente Williams, estaré bien, ya me siento mucho mejor. Todo se fue con las lágrimas y los mocos.
—Luego vamos de fiesta y celebramos tu soltería.
Rio y acepto el abrazo que me da. Elise nunca tuvo problema en ser físicamente afectiva, pero desde que está con Matthew es mucho más demostrativa sobre sus sentimientos.
Una vez estoy sola me giro y suspiro viendo mi reflejo en el espejo, ciertamente el maquillaje es muy bueno porque no se corrió, pero sin duda alguna se nota que lloré debido a la hinchazón y lo rojizo de mis ojos.
Localizo lo necesario para retirarme el maquillaje y tomo un disco de algodón tras humedecerlo en medio de un suspiro.
—Hiciste lo correcto, finalmente piensas en ti —me felicito.
—Y eso es bueno.
A través del espejo mis ojos se encuentran con los de Rayan que entra al camerino y deja la puerta abierta en tanto se acerca a mí. No dejo de verlo hasta que hace girar mi silla para que esté frente a él y se agacha para estar a mi altura.
—¿Estás bien? —pregunta con suavidad sin despegar su mirada de la mía.
—Está siendo un día difícil, pero lo estoy.
—Y eso es lo que importa.
Sus dedos van a mi mano, tomando el disco de algodón humedecido y viéndome cómo si hiciera una especie de pregunta a la que yo asiento y entonces exhalo con lentitud cuando comienza a retirarme con una mano las pestañas que usaba, dejándolas a un lado y luego deslizando el disco de algodón para retirarme el maquillaje.
—¿Estás haciéndome un puchero? —me pregunta entrecerrando los ojos.
—¿No?
—Sí, definitivamente ese es un puchero.
Me muerdo el labio inferior tembloroso mientras se hace cargo de limpiar mi rostro con precisión y mucha concentración.
—Libera el labio, necesito retirarte el lápiz labial.
Lo hago dejando los labios entreabiertos, sintiendo que este momento hace que el aire sea denso mientras su mirada sigue el movimiento del nuevo disco por mis labios.
—Siempre se te olvida respirar —me dice y veo su sonrisa.
—No siempre —susurro y los hombros se le tensan.
Arrojando el disco de algodón a la papelera se toma un momento largo para verme, evaluando cada aspecto de mi rostro ahora libre de maquillaje.
—¿Alguna vez te dije que me cae mal tu novio? —Me pregunta.
—Exnovio ¿Qué hizo Gabriel para enfadarte?
—Estorbar, eso hizo —responde con simpleza, poniéndose de pie y ofreciéndome una mano que no dudo en tomar.
Por unos breves segundos estamos de pie frente a frente y al siguiente sus brazos me envuelven en un fuerte abrazo.
—Está bien, Breana, no has hecho nada malo, pensaste en ti y hubiese sido una tragedia que no lo hicieras.
Una de sus manos se apoya en mi cabeza dándome refugio contra su cuello. No lloro, pero me permito cerrar los ojos e inhalar el aroma de su perfume combinado con el olor propio de su piel en tanto suelto algo de la tensión de todo lo que ha sucedido.
—No quise lastimarlo.
—Lo sé.
—Ni le envié señales de querer casarme, no estábamos bien, Rayan ¿Cómo no se dio cuenta?
—Tal vez lo hizo, pero sabía que perderte era una tragedia.
Presiona la palma de su otra mano en la parte baja de mi espalda, extendiendo los dedos y presionándome contra su cuerpo. Me hace sentir cálida y tan segura, a gusto, confortada y querida. No debería sentirse tan bien, pero lo hace.
Quisiera quedarme de esta manera durante mucho tiempo, pero entiendo que está traspasando la línea de más que una amistad, por lo que retrocedo y comparto una mirada con él.
Verlo con tanta cercanía hace que mi mente viaje a mayo, a la fiesta de compromiso de Jocker y Adelaide cuando nos besamos, cuando cometí ese desliz del que nunca aprendí cómo arrepentirme y que me ha hecho cuestionarme muchas cosas.
—¿Quieres comer helado conmigo? —Le pregunto— Sé que lo normal sería beber, pero quiero helado y conversar.
—Summer aun está en la escuela y la mamá de Melissa pasará por ella para llevarla a su clase de ballet...
De inmediato mi mente va a la ex maestra de Summer, con quien salió un par de veces, con quien salía cuando nos besamos.
—Soy todo tuyo, Breana Stone.
Compartimos una larga mirada y cuando rio por lo bajo, me sonríe mostrándome el hoyuelo que tiene en la mejilla izquierda.
—Vamos por esos helados.
Una vez más extiende la mano hacia mí y de nuevo: la tomo.
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