OO6 || TRABAJO.

Que alma tan rota, pero qué sonrisa tan más hermosa.

X.

ABIGUEY SMITH.

Las bocinas de los automóviles que iba dejando atrás era lo único que alcanzaba a escuchar en el camino. Y es que estaba tan concentrada en llegar a tiempo a mi nuevo empleo que decidí ignorar a las personas furiosas y las señales de tránsito correspondientes.

Mi demora fue gracias a Amy y Keila, que, como siempre, decidieron que discutir horas antes de ir al primer día de trabajo por un pan –sí, Keila se lo estaba comiendo y era de Amy– era la mejor idea.

Estaba a nada de dejar que tomaran un taxi hacia su trabajo, pero me suplicaron que fuera a dejarlas a cada una a su respectivo lugar y tuve que acceder.

Estúpido corazón de pollo que me cargo.

Me estacioné cerca del local «Delicious Coffee» y corrí lo más rápido que mis piernas me permitieron hasta el lugar. Mis fosas nasales no tardaron en inundarse del delicioso aroma a café recién hecho y a donas, cupcakes y algún que otro postre delicioso que vendían en el lugar.

Me acerqué al mostrador y una chica de aproximadamente trece años me atendió sonriente.

—Bienvenida. ¿Qué vas a pedir? –su sonrisa era tan brillante que pude notar que era una chica muy risueña.

—Hola. Lo siento pero no vengo a pedir nada, he mandado una solicitud de empleo por correo y me han aceptado. ¿Con quién puedo hablar al respecto?

—Ah, claro. Permíteme un segundo –la chica, que por cierto era pelirroja, desapareció en una tipo habitación por unos segundos y después se asomó por el marco de la puerta– Pasa.

Asentí y me dirigí hacia donde la chica había desaparecido. Dentro de esa habitación había un salón enorme que se dividía en dos: detrás estaban los hornos, cafeteras, estufas y cualquier cosa que necesitaban y donde me encontraba caminando había un pasillo y una barra donde ponían los pedidos. Al fondo, cerca del pasillo, se encontraba una puerta que decía «Karen Lessin» en letra cursiva y elegante.

—Te estaban esperando –informó la chica– Me alegrará tener a una chica como compañera. Estaba harta de tener que convivir con un chico inmaduro.

—Gracias –solté una leve risita al ver lo simpática y graciosa que era la chica y abrí la puerta.

Una señora de aproximadamente treinta y tantos años estaba concentrada leyendo unos papeles que, inmediatamente, reconocí como mi solicitud de empleo.

—Siéntate –dijo la mujer sin despegar la vista de los papeles. Obedecí sus órdenes y me revolví incómoda en mi asiento– Llegas tarde.

—Lo lamento, no volverá a pasar –coloqué un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y sonreí apenada.

—Me sorprende que no hayas dicho alguna excusa.

—Es porque no la hay.

—Me agradas.

Sonreí ante aquello último. Al menos me había ganado una buena impresión de su parte.

Mi futura jefa siguió mirando la solicitud y después le colocó un sello. Alcancé a ver un "aceptado" y no pude reprimir la sonrisa que apareció en mi rostro al saber que tendría el empleo.

—Bienvenida, Abiguey. Hoy inicias tu primer día en Delicious Coffee –me regaló una sonrisa sincera y después miró su reloj frunciendo levemente el ceño– Mhm, se supone que llegaría tu compañero de trabajo en unos minutos, pero se ha demorado por algún motivo –levantó la vista y me miró nuevamente– En fin, Azul te mostrará qué tienes que hacer y el delantal que usarás. Por lo pronto ayudarás siendo mesera, luego serás cajera y viceversa, dependiendo del horario que te asignaré y que te entregaré este fin de semana. Mucha suerte y espero que los Sellers no se hayan equivocado contigo al recomendarte.

—Créame que no se arrepentirá, muchísimas gracias –sonreí.

Me levanté del asiento y me dirigí con la chica que me atendió anteriormente suponiendo que es Azul.

Por fortuna el local estaba un poco vacío debido a que acababan de abrir el turno, así que me acerqué con confianza hacia la chica.

—Hola... ¿Azul? –pregunté rogando a no ser tan torpe el primer día. Ella me regaló una cálida sonrisa y asintió– Karen me ha dicho que vea contigo lo que tengo que hacer y el delantal que usaré.

—¡Oh sí! Ven conmigo –asentí y seguí a la pelirroja. Había una pequeña bodega y al abrirla me dejó ver muchos delantales, guantes, gorras y demás que tenían que ver con el local– Mayormente Karen deja usarnos lo que queramos pero tenemos que tener como mínimo dos cosas de las que hay aquí para representar el lugar, ya sabes, cosas de jefes –hizo una cara graciosa a lo que reí y ella también– Por ahora solo puedes usar la gorra y el delantal, solo estarás sirviendo las mesas, no es como que tengas que usar los guantes y eso.

No pude soportarlo más y estallé en carcajadas. Esta chica seguramente alegraría todas las veces que tenga que venir a trabajar. Era como la única luz en el lugar oscuro del mundo.

—¿Qué? –preguntó sonriente.

—Nada, es solo que eres muy graciosa –me encogí de hombros y le devolví la sonrisa. Después extendí mi mano– Soy Abiguey Smith, mucho gusto.

—Me lo han dicho –extendió su brazo y tomó mi mano devolviéndome el saludo– Yo soy Azul Hilton, el gusto es mío.

—Me agrada que se hayan llevado bien para ser la primera vez en la que trabajarán juntas, pero creo que tienen que ir a trabajar –interrumpió nuestra jefa.

Ambas dimos un pequeño salto del susto por la aparición repentina de nuestra jefa, pero inmediatamente nos pusimos a trabajar. Según Azul había un chico que estaba "demasiado guapo" y que era su compañero, y ahora, el mío.

Azul me dijo que al principio se había obsesionado con el chico por su belleza natural, pero que después se volvió su crush y aprendió a vivir con ello.

—Pero no entiendo por qué no llegaron a tener algo –dije en cuanto me acerqué al mostrador. Para ese entonces ya había entregado algunos pedidos y aprovechaba los ratos libres para hablar sobre el tema con ella.

—Verás –Azul se acomodó su cabello rojizo en una coleta por lo alto de su cabeza y sonrió– La diferencia de edad es mucha. Él tiene diecinueve y yo a penas tengo catorce. Mis padres se volverían locos si se llegasen a enterar de su edad.

—No pensé que fuera mucha la diferencia.

—Lo es, Abi.

La campanilla que indicaba que alguien había entrado al local resonó por el lugar, llamando la atención de Azul y la mía.

Un chico una cabeza más alta que yo, de unos ojos verdes, tez blanca y cabello castaño robó el aliento de las chicas que se encontraban bebiendo de su café. Una incluso llegó a derramar un poco de malteada en la mesa.

Miré hacia Azul divertida y pude notar un ligero brillo en sus ojos aguamarina. Alcé una ceja con picardía y entonces entendí; él era el chico que la traía babeando.

—No me digas que Karen se ha hartado de mi impuntualidad y que ha buscado a alguien más para sustituirme –su voz grave provocó que diera un brinco en mi lugar y, por parte de la pelirroja, un suspiro.

—No –Azul respondió con voz temblorosa pero después carraspeó recuperando su compostura– Ella es nueva.

—Hola –saludé incómoda.

—Uff, ya me había asustado –el chico pasó una mano en su frente limpiando el sudor que se había formado en ella y me sonrió– Me alegra tener una nueva compañía. Soy Jace Hederson, ¿con quién tengo el gusto?

—Con nadie que te importe –dijo una voz a nuestras espaldas.

Inmediatamente giré sobre mis talones y lo vi. Estaba vestido con unos jeans rasgados, una camisa manga larga de cuadros roja y unas VANS negras. Se veía jodidamente genial y, Dios... Jace se quedaba tonto a su lado.

—¿Disculpa? –respondió Jace incrédulo.

Matthew se acercó hacia nosotros hasta quedar a tan solo unos pocos centímetros del rostro de Jace. Matthew era ligeramente más alto que él, pero aún así ambos eran intimidantes.

—He dicho que no te importa cómo se llame –repitió Matthew pero con un tono más duro.

—¿Qué carajo te pasa, eh? –Jace levantó su mentón en forma desafiante y empujó con todas sus fuerzas a Matthew.

Oh no, Hederson, dime que no hiciste eso y que vi mal.

Matthew cerró los puños con fuerza y se estaba aproximando a Jace. Temí lo peor, y cuando creí que Jace terminaría en el hospital, una mano detuvo a Matthew y la otra alejó a Jace.

Theo se encontraba detrás de Matthew mientras que Azul había salvado la vida de Jace alejándolo. Miré hacia la zona donde daba la cocina y desde ahí pude ver el rostro furioso de nuestra jefa.

Primer día y ya pasa todo esto. Genial.

—Hederson, a la oficina, por favor –dijo Karen con un tono duro.

—Pero Karen... –empezó a decir Jace, pero lo interrumpió.

—Ahora.

Jace suspiró frustrado y se dirigió a la oficina de mala gana, no sin antes haberle lanzado una mirada fulminante a Matthew.

Azul y yo nos volteamos a ver incómodas sin saber qué hacer al respecto. Debo admitir que estaba molesta con Matthew por esa actitud tan impulsiva que había tomado con Jace por el simple hecho de haber preguntado mi nombre, así que, como no pude evitarlo, me acerqué hacia él con paso decidido y lo enfrenté.

—¿En qué estabas pensando?

—En ti.

—No me vengas con eso ahora, Matthew, que tú y yo ni siquiera somos amigos.

Matthew se quedó callado y entonces Theo decidió intervenir.

—Tranquila, nena. Matthew suele ser así de impredecible –Theo lo jaló y se colocó enfrente de él– Solo veníamos por un café, él te ha visto con ese chico y ha explotado, pero no volverá a pasar. Lamento mucho el malentendido.

—No te preocupes, Theo, y gracias por ser una persona considerada –me crucé de brazos e intenté hacer que a Matthew le llegara la indirecta.

Matthew frunció el ceño y se dirigió hacia la puerta, dejándome más confusa de lo normal. Theo pidió una leve disculpa y se marchó, intentando alcanzarlo.

¿Por qué actuaba de esa forma tan extraña? Jace era a penas un conocido que intentaba formar una amistad, no es como si estuviera saliendo con él. Y aunque así fuera no tendría por qué importarle.

Después del momento de tensión que se había formado seguimos con el trabajo normal, como si no hubiera habido una pelea minutos antes.

La tarde transcurrió y no paraba de preguntarme qué estará diciéndole Karen a Jace. Desde el incidente con Matthew ninguno de los dos ha salido de la oficina. Solo espero que no decida quitarle el empleo, porque si llegase a suceder me molestaría demasiado con Matthew por haber causado aquel incidente por impulso y sin motivo alguno.

¿O si hubo alguno?

Cuando la noche llegó me encontraba limpiando la última mesa que acababan de desocupar. Ya era hora de cerrar el local, así que Azul y yo decidimos limpiar lo poco que se había ensuciado el lugar.

Unos minutos más tarde Jace salió de la oficina mientras Karen iba pisándole los talones.

—Buen trabajo el día de hoy, chicas, espero que así sea todo el tiempo y con menos incidentes –Karen miró hacia Jace y lo fulminó con la mirada. Después de unos segundos, me lanzó unas llaves y sonrió– Son las llaves del local, cada quien tiene una copia. Ya saben, quien se quede de último cierra y muy bien. Nos vemos mañana.

Todos asentimos y Karen se fue, dejándonos completamente solos. Azul se acercó rápidamente a Jace y lo abrazó. El chico sonrió de lado como cualquier chico guapo lo haría y le devolvió el abrazo.

—¿Qué te dijo? –la curiosidad de la chica provocó una risa en Jace y en mí.

—Que no vuelva a llegar tarde porque no me lo volverá a perdonar –explicó Jace con tranquilidad– Y que dejara de meterme en problemas.

—Lamento mucho lo que pasó con Matthew –intervine, acercándome un poco hacia ellos– Es un chico... bueno, sinceramente no lo sé, pero lo siento.

—No te preocupes, Abiguey –cuando notó mi gesto de confusión, sonrió– Karen me ha dicho tu nombre, no te asustes.

Negué divertida con la cabeza y observé a Azul, quien me lanzó una mirada que inmediatamente entendí.

—Bueno, los dejo, chicos. Es tarde y... –intenté buscar una excusa para salir de esa situación incómoda, pero no encontré ninguna. Cuando creí que no iba a salir de ahí, mi móvil comenzó a sonar– ¡Oh! Tengo una llamada. Hasta luego.

—Nos vemos, Abi –dijeron ambos al unísono.

Caminé fuera del local y atendí la llamada.

—¿Diga?

—¡Abiguey, soy Ellie! –escuché su respiración agitada al otro lado de la línea, provocándome una pizca de preocupación.

—¡Ellie! ¿Todo está bien?

—En realidad, no... –tardó unos segundos y después volvió a hablar:– Tu padre está aquí.

—¿Qué?

—Tu padre está aquí, ha venido a mi casa y está hablando con mis padres sobre el accidente.

—¿Pero qué tienen que ver ellos?

—Está diciéndoles que si no me alejo de ti me pondrá una demanda.

Oh no. Mi padre es uno de los mejores abogados que Tallahassee tiene, y no dudaría en que ganara una demanda con tal de meter a alguien a la cárcel. Pero mi pregunta aquí es: ¿por qué involucrar a la que una vez fue mi mejor amiga? No entiendo qué ganaría con eso.

Entonces el recuerdo de mi conversación con Matthew llegó a mi mente como un flash al instante. Él me había pedido que no quería que mi padre se enterara que habíamos entablado conversación después del accidente, pero nunca me dijo por qué. ¿Será por esto mismo?

—Dame la dirección de tu casa, iré para allá –después de unos segundos que se hicieron eternos, hablé.

—Ni de broma dejaré que vengas, todo será peor.

—Puedo sacarlo de allí y evitar problemas, en serio. Ellie, ya te perdí una vez, no quisiera que por causa de él volviera a pasar lo mismo.

—No lo sé, Abs –no podía verla, pero sabía que estaba pensando en qué hacer en esos momentos– Me arrepentiré de esto.

Sonreí.

—Créeme que no.

—Te mandaré la dirección por texto. Ven con mucho cuidado.

—Lo haré –finalicé la llamada y me subí al auto.

Mientras manejaba me puse a pensar en mi padre. No entendía cómo es que se había enterado que estaba llevándome con las personas que tuvieron que ver con mi pasado y tampoco entendía qué tenía eso de malo. Solo me hacía pensar en que algo estaba sucediendo y que no tenía idea de ello... y algo me decía que eso era porque mis padres así no lo querían.

Pero no iba a permitir que interfiriera en mi vida, no ahora que podía ver por mí misma y que no dependía de ellos.

Hola holaaaa, esto se está poniendo intenso :u

Espero que les esté gustando cómo va esto, va con mucho loff <3

Nos leemos en el siguiente capítulo, buapos

Los lee; Luz Follower ❤️

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