O2O || IMPREDECIBLE

Crea una vida que se sienta bien por dentro, no que se vea bien por fuera.

X.

ABIGUEY SMITH

Un fuerte chillido hizo levantarme de golpe sobre la cama, mirando aturdida a mi alrededor.

Matthew se encontraba durmiendo sobre un puff en una posición demasiado incómoda. No se había movido ni un poco al escuchar el chillido proveniente de la garganta de Keila hasta que la ojiverde soltó un grito más agudo que logró sobresaltarlo.

Con su cabello revuelto y su rostro mostrando preocupación y confusión me enterneció. Decidí guardarme aquella imagen de él por las mañanas, probablemente era algo que no volvería a ver.

Probablemente.

—¿Ya me vas a decir qué pasa o me seguirás mirando? —preguntó irónico, erizándome la piel por su voz ronca y mañanera.

—Te lo diría si supiera —escondí el rubor de mis mejillas con mi cabello y me dirigí rápidamente al baño de la habitación para lavarme la cara—. Es Keila, de seguro se enteró que saldrá una nueva temporada de Teen Wolf.

Escuché su sonora risa al otro lado de la madera, la cual me hizo sonreír.

Anoche nos habíamos dormido tarde al ver un maratón de «The vampire diares», teniendo todo tipo de sentimientos. Enojo, rabia, ternura, felicidad, de todo, y lo mejor es que no nos molestamos en disimular la emoción e intriga que sentíamos al ver la serie juntos.

Pensaba que Matthew era un chico más reservado respecto a sus sentimientos, jamás me lo imaginé llorando por una serie y más junto a una chica.

La verdad es que la noche había sido perfecta, nos habíamos acabado todos los aperitivos que las chicas nos habían dejado y, a pesar de que era mucho, le pusimos pausa a la serie para comprar más cosas en un supermercado. ¡Incluso cocinamos! Y yo detestaba la cocina.

—¿Quieres desayunar algo antes de ir al colegio? —le pregunté al salir.

—Me encantaría —hasta ese punto Matt ya se encontraba más decente, jugando al CodyCross en el móvil.

Asentí y lo dejé en la habitación para que entrara al baño con confianza para lavarse la cara o hacer su aseo personal si así le apetecía. Aún faltaban algunas horas para las clases, así que disponíamos de mucho tiempo hasta entonces.

Al salir me encontré a Keila haciendo un baile extraño en medio de la sala mientras que Amy se encontraba acostada en uno de los sillones mirando el móvil.

—¿Por qué tanta felicidad? —me acerqué a la barra de la cocina y me llevé una uva a la boca.

—Suspendieron las clases por una fuga de gas hasta nuevo aviso —me respondió Amy tras soltar un bufido.

—No entiendo cómo no puedes estar feliz por la noticia, Amy —Keila se llevó sus manos en forma de jarra y la miró con incredulidad— ¡Son como vacaciones temporales!

—No necesitamos vacaciones.

—Míralo como un descanso —intervine al tiempo en el que Keila iba a hablar. Estaba segura que le respondería con algo que la lograría hacer enfadar y no quería una pelea mañanera, al menos no con Matthew en casa—. Has estado cargada de tareas, necesitabas un respiro de todo.

Amy guardó silencio y lo pensó un poco hasta que asintió convencida. Keila se tiró sobre el mueble y suspiró, tomando su móvil.

—He quedado con Elio en una hora. ¿Ustedes que harán? —Kei se levantó de su asiento de un brinco y se dirigió al enorme espejo de pared que se encontraba en el pasillo hacia las habitaciones.

—Yo pienso hacer el turno del trabajo ahora para tener la tarde libre. Además me sentiría incómoda siendo mal tercio —la castaña elevó sus cejas, mirándome con picardía.

—¡Amy Jones! —le reñí, cubriéndome el rostro avergonzada—. Creo que le daré la noticia a Matthew y prepararé algo. ¿Querrán desayunar junto a nosotros?

—Paso —respondieron al unísono, desapareciendo por el estrecho pasillo hacia sus habitaciones.

—Así que nos volvieron a dejar solos.

Asentí mientras movía el sartén lleno de mireproix. Habíamos quedado en hacer un platillo italiano viendo una receta en internet. Al parecer Matthew tenía buenos gustos para la comida, así que había sugerido cocinarlo.

Mala idea si me incluía a mí en la cocina.

—Creo que mejor yo hago eso —rió mientras tomaba el mango del sartén entre sus manos junto a la enorme cuchara de madera— Creo que la cocina jamás será lo tuyo, Abs.

—Si ya lo sabes ¿para qué me pones a cocinar? —pregunté obvia, recargándome sobre la barra.

Matthew negó con la cabeza y siguió con lo suyo. Estaba a punto de poner la mesa cuando el altavoz de la sala resonó por el lugar.

Confundida, caminé hasta él, mirando a Matthew con desconfianza. No creía que él hubiera invitado a alguien a pasarla en el departamento y mucho menos sin permiso de las chicas, así que cuando me aseguré que él no tenía ni idea –ya que se encogió de hombros en señal de no saber– oprimí el botón y dejé que la persona al otro lado hablara.

—Tenemos que hablar.

Era mi padre.

Estática ante su demanda miré en dirección a la cocina. Matthew también había escuchado, se encontraba rígido en su lugar sin saber cómo reaccionar ante eso.

Habían pasado meses desde que había visto a mi padre y la última vez que lo había hecho no habíamos terminado bien, no sabía cómo sentirme ante su repentina aparición.

—¿Podría ser luego? Estoy ocupada —sugerí con temor. No iba a decirle que estaba haciendo el desayuno junto a Matthew con el departamento a solas. No, no.

—No podrá ser así. Mañana me regreso a Tallahassee.

Maldije entre dientes todo aquello. Quería al menos estar bien aquella mañana sin ninguna preocupación, ya me había sentido lo suficientemente mal como para que llegase otro problema literalmente a mi puerta.

—Dame un momento —respondí sin más, acercándome a Matthew. Este se giró sobre sus talones, no sin antes apagar la estufa—. No te vayas. Le diré que estamos ocupados y...

—Tranquila, Abiguey —tomó mis mejillas sobre sus manos y me besó la frente con dulzura—, podremos quedar luego.

Hice un puchero en forma de desacuerdo, abrazándolo por completo. No quería que se fuera y mucho menos que me dejara sola cuando seguía sintiéndome vulnerable.

Quería que estuviera aquí cuando más necesitase de él.

—Está bien —asentí, apartándome de su lado— Nos veremos esta tarde.

—Esta tarde y cuando quieras.

Asentí y ambos nos dirigimos hacia la puerta para despedirnos.

Oprimí el botón verde del altavoz, permitiéndole a mi padre pasar. Matthew se quedó en el pórtico de mi puerta, mirándome desde el otro lado. Quería besarle, abalanzarme sobre él y recordar viejos tiempos, pero siempre había una línea divisora entre nosotros.

—Gracias por haber estado para mí, Matthew —le sonreí, besándole la mejilla— Te debo una muy grande.

—Siempre ha sido así, pequeña —me rodeó por la cintura y me besó.

Aquel beso fue con amor y dulzura, haciéndome vibrar el alma. ¿Quién diría que un simple beso podría remover todo un interior?

Disfrutamos de la unión de nuestros labios hasta que alguien carraspeando nos interrumpió. Era mi padre, postrado a unos metros de nosotros... con mi madre. Ah, y Harry.

—Ay no —maldije entre dientes, tomando la mano de Matthew por acto reflejo.

—Creo que ya estamos todos —habló mi madre, dejándome a mí y a Matt totalmente confundidos. Al ver nuestros rostros llenos de confusiones, habló:— Matthew también tenía que estar en esta conversación.

—Creí que solo seríamos tú y yo —me postré enfrente de Matthew a modo de protección, dirigiéndome a mi padre algo molesta.

—Si te decía que ellos venían conmigo no ibas a querer vernos.

Touché.

No me quedó de otra más que asentir y hacerlos pasar. Sugerí hacer un desayuno y creía que jamás había tomado una decisión tan más incómoda en mi vida.

La mañana tranquila que pasaría con Matthew se pasó a una totalmente incómoda con mi "familia" y él.

Justo cuando pensaba que todo iba a marchar mejor.

En un silencio incómodo Matthew y yo servimos la mesa para aquel desayuno improvisado. Pareciera como si el momento de comer quisiera apresurarse, pues mientras servíamos la mesa sentíamos como el tiempo volaba en la habitación.

Una vez que estuvo lista la mesa todos nos sentamos alrededor de ella. Me sorprendió cuando Matthew tomó asiento a mi lado mientras mis padres se encontraban del otro lado y Harry a mi lado izquierdo. Me removí incómoda ante aquella escena, carraspeando un poco para que alguien se animase a hablar.

—Sé que te estarás preguntando muchas cosas, por eso es que he decidido hablarlo junto a tu madre —comenzó a hablar mi padre, revolviendo la comida con el tenedor—. Te diremos todo lo que quieras saber, es lo justo para ti.

Me llevé una enorme porción de comida a la boca una vez que mi padre terminó de hablar, como si aquello detuviera lo inevitable.

Sentí como la mano de Matt me presionaba la mía por debajo de la mesa en un intento de hacerme saber que él estaba conmigo.

Solté un enorme suspiro para después beber un poco de jugo.

Aquella era mi oportunidad y no debería desaprovecharla.

—Quisiera saber el verdadero motivo por el cual te fuiste de casa —me dirigí a mi madre con un tono demasiado duro para mi gusto y ni siquiera lo había notado hasta que Harry había comenzado a toser.

—Bien —mi madre dejó los cubiertos a un lado y me miró a los ojos con una mirada demasiado fría—. En mi fiesta de soltera había ido a Paris junto a unas amigas, ellas me presentaron a muchos amigos que conocían de ese lugar y uno de ellos logró llamar mi atención. Su nombre era Isaac.

Desvié la mirada de ella para ver a mi padre, el cual se esforzaba por disfrutar de aquel platillo que se encontraba comiendo.

—Me enamoré de él sin darme cuenta y él de mí pero yo ya iba a casarme con tu padre, así que no podía hacer mucho al respecto. La última noche hubo un romance entre nosotros... y me embaracé de Harry. No lo supe hasta algunos meses después de la boda —siguió, removiéndose incómoda en su asiento—. Le dije a tu padre que estaba embarazada.

—Pero olvidó mencionar la parte de que el bebé que esperaba no era mío —interfirió mi padre con un atisbo de molestia en su voz.

La mesa se quedó en completo silencio, lo cual me hizo sentir incómoda. ¿A quién se le había ocurrido que aquello era una buena idea?

—Si quieren podemos hablar de esto luego —sugerí.

—No —respondió mi padre con firmeza—, tienes derecho a saber la verdad. Te lo dice un abogado con doctorado.

Formé una fina línea con mis labios mientras me recargaba sobre el asiento. De repente se me había perdido el apetito.

—Decidí no decirle nada a tu padre sobre el embarazo hasta que Harry nació —mi madre miró hacia él, el cual seguía sin comer un poco de su platillo.

—Es ahí donde entro yo —comenzó a decir sin levantar la vista de su platillo—. Crecí junto a mi padre cuando mi madre... cuando tu madre decidió decirle la verdad a tu padre —se corrigió nervioso ante su error, así que decidí dejarlo pasar—. No supe de ella hasta que se postró en la puerta de mi casa cuando tenía dieciséis.

—Yo tenía quince cuando se fue —dije al fin, mirándola a los ojos.

—Así es, hija, fueron unos meses después de tu accidente —comentó mi padre, mirando en dirección a Matthew—. Queríamos que estuvieras aquí para hablar sobre el por qué le prohibimos verte.

Giré mi rostro en dirección a Matthew en cuanto mi padre mencionó aquello. No pasé desapercibida la forma en cómo sus músculos se le tensaban ante aquello.

De repente quería salir de aquel desayuno, quería que la tierra formara un enorme hueco y me arrastrara hacia él por casualidad del destino.

Algo no andaba bien y no era la única que lo sabía.

—¿Se lo dices tú o se lo decimos nosotros? —soltó mi padre, mirándole con odio.

Escuché como Matthew soltaba un enorme suspiro, cerrando sus puños con fuerza. Su mano ya no estaba dándome un apretón suave, sino me estaba cortando la circulación.

—¿Matthew? —coloqué mi otra mano arriba de la de él en un intento de hacerle reaccionar— ¡Matt! ¿Qué pasa? ¿Todo está bien?

Sin embargo no respondió, solo giró su cabeza para verme con aquellos ojos grises, los cuales estaban cristalizados. Podía ver como su mirada se encontraba llena de muchos sentimientos a la vez y no sabía cuál de ellos destacaba.

Y lo que menos sabía es si estaba preparada para escuchar lo que sea que tenía que decirme en aquellos momentos.

Es difícil para mí escribir un personaje con demasiada ira en su interior, realmente soy la ternura andante que hacer un personaje así me cuesta mucho trabajo :(

¡Pero en fin! ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Creen que las cosas entre Abiguey y Matthew terminen bien después de aquello?

Sin más preámbulos, nos leemos en el próximo capítulo, el cual tendré que inspirarme mucho para escribirlo 😢

Pero bueh.

Sin más, los lee; LuzFollower ❤️

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