Capítulo 45

Últimas palabras

He estado tan ciega todo este tiempo, solo pensando en llegar al fondo de todo y en asegurarme de que Asher y Liam no se implicaran que no he visto la verdad por mucho que la he tenido delante.

¿Cómo hemos estado tan ciegas?

La amnesia ha jugado mucho a su favor.

Lo ha jugado todo a su favor.

Eso y el hecho de que no encontraras demasiado apoyo en nadie más. Le fue bastante fácil hacer que confiaras.

Odio ver que las sospechas que tenía han acabado siendo ciertas.

Espera, ¿lo sabías?

Había algunas cosas que me escamaron, por eso ayer volví a sacar el tema de Ahser con él, quería confirmar algo.

Si me pones al día te lo agradecería mucho.

Por lo que me dijo, estando las cosas así, me extrañó que esta vez quisiera ahondar tanto en el tema que al principio dejó cerrado, al decirlo antes, Asher no parecía saber nada y creo que si Tammy hubiera desarrollado algo nos lo hubiese dicho Clare cuando estuvimos en su casa.

Entonces lo sabías.

Lo sospechaba. Había veces que se iba sin dar explicaciones, llamadas sin venir al caso, el simple hecho de que se llevara bien con Gerard después de todo por lo que han pasado...y supongo que no fui la única porque Asher también creía que había un topo.

Cierto.

No sé cómo he estado tan ciega.

Ya de nada sirve lamentarse.

Es un maldito mentiroso. Uno mejor que yo porque lleva haciendo el papel desde hace un maldito mes.

—Baja la pistola... —le digo sin despegar los ojos de Scott.

—Cuando me expliques qué pasa.

—Nos lleva mintiendo todo este tiempo —digo y al acusado no hace ni dice nada por negarlo. Tampoco es que pueda.

—Necesito que seas un poquito más detallada —noto la mirada insistente de Asher sobre mí, pero no se la devuelvo.

—Él era quien informaba a Gerard de lo que hacíamos, por eso siempre nos quería tener vigilados y saber a dónde íbamos. Sabía quién era antes de que yo misma lo recordara y él fue uno de los que me tuvo metida en esa maldita habitación.

Si esto fuera una película, sería la típica de abogados. Yo sería la jueza que está leyendo los crímenes de los que se le acusa, Scott sería el acusado, Asher el policía que controla que este no escape o simplemente uno de los miembros del jurado popular y Liam creo que sería un espectador que nos ve desde el salón de su casa comiendo palomitas mientras espera ver cómo se resuelve el caso.

—Pero... —comienza este último rompiendo el tenso silencio que se ha formado después de la última acusación.

—Sabía de sobra cómo estaba ahí dentro a pesar de no haber entrado y lleva desde el principio intentando ponerme en tu contra —ahora sí le dirijo una mirada a Asher, que creo que está sintiendo lo mismo que yo con respecto a la traición de nuestro hermano —a lo que se refería antes es a que tienes esquizofrenia, heredada de Tammy. Supongo que un último intento por conseguir que estuviera alejada de ti —baja de golpe la pistola y se queda viendo a Scott con incredulidad, quizás dolor.

— ¿Por qué? —su voz suena bastante apagada.

—Está de parte de Gerard, siempre lo ha estado —intervengo yo bajando del montón de escombros en el que sigo subida.

—Eso no es verdad —me mira y juro que me quiero echar a reír.

—Por favor, ni lo intentes. Has dejado bastante claro de qué lado estás.

—No estoy de su lado, deja que me... —cuando hace el amago de acercarse, Asher le da un empujón para mantenerlo en el sitio mientras se queda entre ambos. Este suspira —vale, sí, al principio yo...

— ¿Ahora nos dirás que no estás de su parte?

—Yo... No... No estoy... —balbucea como si no llegaran a salirle las palabras —deja que me explique.

—Ya has dicho suficiente —Liam tampoco es que lo mirase con mejor cara —vámonos, tenemos poco que hacer aquí.

—Ya es tarde...

—Y con eso te refieres a...

—Ya están aquí —se pasa una mano por el cuello bajando la mirada al suelo —lo siento, lo juro —la mirada que nos dedica hace que me tense de pies a cabeza.

— ¿Qué has hecho? —sujeto a Asher por el brazo antes de que termine de abalanzarse sobre él.

— ¡Me mintió! ¡Yo no sabía nada de esto! —retrocede unos pasos haciendo aspavientos con las manos —no sabía que tú eras... Ni que venías para... —se le empieza a quebrar la voz y me mira como si fuera su última esperanza.

Una lástima que no lleve bien las mentiras.

—Habla, ¿qué has hecho?

Se pasa las manos por la cara con frustración pensando unos segundos.

—Gerard sabía que antes o después verías a Mónica, sabíamos de sobra que no recordabas nada de la semana que estuviste aquí y que los chicos pensarían en traerte como último recurso, así que solo me dijo que le avisara cuando eso pasara y se ocuparía del resto —suelta de golpe y juro que si no lo mato yo misma es porque el brillo de culpabilidad de sus ojos es bastante más fuerte que mis instintos asesinos.

— ¿Hay otra forma de salir de aquí? —me dirijo solo a los otros dos. Al cruce de miradas me deja claro que no hay demasiado.

— ¡Eira! —creo que no hace falta aclarar que escuchar esa voz me deja quieta en el sitio —cariño, me alegro de que estés bien, tenemos que... —se acerca a pasos apresurados, aunque cuando se va a acercar más Asher se interpone entre ambas y tengo que echarme un poco hacia un lado para seguir viendo.

—Ni se te ocurra acercarte —escupe cada palabra mientras mantiene los ojos en Mónica, que se ha quedado plantada, aunque no le dura demasiado.

—Eira... —insiste manteniendo la distancia sin dejar de verme con cierta duda, supongo que por el tinte —ven conmigo, por favor, tenemos que irnos antes de que...

— ¿De qué me sigas mintiendo? —le suelto y parece que eso la hace dudar.

—Yo no...

—Toda la vida, toda mi vida me has mentido para esconder tu secretito así que déjate de historias —la interrumpo de nuevo y hay algo que cambia en ella. Algo que hace que retroceda un paso, como con sorpresa.

— ¿Lo sabes?

—Sí —silencio. Repasa con la mirada a cada uno de los presentes y se detiene algunos segundos en cada uno, a excepción de mí.

—Habéis crecido mucho...

—Déjate de mierdas de familiaridad —Liam, que hasta entonces había estado a unos pasos de mí, se adelanta y se planta a mi lado, de esta forma estamos los cuatro casi formando una fila horizontal.

—Escuchad, me lo merezco, vale, lo admito, pero tenemos que irnos ya —repite con insistencia.

— ¿O qué?

—O será demasiado tarde para que podamos irnos.

Cualquiera diría que está angustiada.

Cualquiera diría que tiene miedo.

Cualquiera diría que dice la verdad.

Pero todos sabemos que miente.

— ¿Más mentiras?

—Con tu vida en juego no mentiría, así que por favor, vámonos de aquí y juro que os diré todo lo que queráis —eso me descoloca.

Acaba de... ¿Suplicar?

Mónica nos está rogando. A nosotros. Cada vez se le dan mejor estas cosas.

¿Vas a aceptar?

Primero quiero saber una cosa.

—Solo si nos dices quién mató a mamá —ella no es la única que me mira al decir eso. Con sentimientos distintos, eso sí, pero me miran.

—Es largo de explicar...

—No me pienso mover hasta que respondas a eso —me mantengo firme y juraría que me mira de la misma forma que cuando la retaba de pequeña.

—Fue ella —me giro hacia Scott, que puedo notar que mira a Mónica como si quisiera enterrarla en la nieve.

—Yo nunca le hubiera puesto la mano encima a Tammy —espeta la acusada muy digna.

—Entonces dinos quién lo hizo y quizás te hagamos caso.

—Gerard.

—Sí, claro —la risa de incredulidad de Scott solo se gana una mala mirada tanto mía como de Asher y Liam.

—Si vais a estar echándoos la culpa el uno al otro todo el día no vamos a adelantar mucho —dice este último.

—Pero es que lo hizo él, lo juro... Yo... No pude... —gruñe con lo que creo que es frustración y camina unos pasos de un lado a otro con una mano sobre su mejilla —os he visto nacer a todos, a ti te he cambiado el pañal, a ti te he dado el maldito biberón y a ti te he criado para salvarte de ese... Animal —dice mientras nos va señalando y parpadea varias veces para contener las lágrimas —lo que pasó aquella noche solo fue... Nadie lo vio venir porque nos engañó a todos y nadie me hizo caso... —añade viéndonos con desesperación.

Me adelanto un poco esquivando con el hombro a Asher y me paro delante de ella, se le ilumina la mirada cuando le dedico una pequeña sonrisa.

— ¿De verdad crees que ahora te voy a creer después de todo este tiempo? —aprieta los labios en una fina línea.

¿Crees que miente?

Siempre lo ha hecho.

Nunca la he visto insistir tanto con nada.

No me digas que te está engañando a ti.

—No sabéis toda la verdad, y no podéis quedaros aquí, por Dios... —insiste y busca apoyo en los otros cuando los mira.

—En lo único en lo que estoy de acuerdo es en lo último —Asher me rodea con el brazo por los hombros y me guía pasando por su lado rehaciendo los pasos sobre los que vinimos.

—Scott... Dime que tú... —comienza.

—Como se te ocurra ponerme la mano encima desearás no haberlo hecho —es la única respuesta que obtiene y sus pasos sobre la nieve se escuchan a nuestra espalda.

Tenemos que irnos. Esto es demasiado, no tiene que ser sano tanto estrés.

Eira...

¿Qué?

Nunca ha insistido tanto con algo ni le ha rogado a nadie...

Es una mentirosa... Igual que...

¿Gerard?

Sí.

¿Y a él le crees?

No, pero...

Pero nada, esto es serio.

¿La crees?

Solo digo que igual merece la pena escucharla.

Te odio.

—Mónica —la llamo cuando ya nos alejamos y al escurrirme del brazo de Asher la veo pasándose las manos por el rostro —quiero que nos cuentes todo cuando lleguemos a los coches, como mientas en lo que sea te juro que es la última vez que me ves —no sé por qué he amenazado con eso. Una parte de mí creo que aún quiere pensar que siente el más mínimo afecto por mí. Esta, por su parte, asiente un par de veces y empieza a caminar detrás de nosotros, aunque no se acerca demasiado.

— ¿Estás segura? —me giro viendo como los chicos me miran.

—No, pero igual tiene algo importante que decirnos.

**

Para cuando enfilamos los coches a unos metros, el sentimiento colectivo de nerviosismo creo que es compartido, aunque agradezco que después de lo que ha pasado ninguno de los dos, ni Scott ni Mónica, se hayan intentado acercar. Aunque supongo que teniendo en cuenta que parece que llevo escolta es normal. Asher ha ido todo el rato a mi lado y Liam algo detrás para, según él, "vigilar al enemigo". De verdad que no sé qué haría sin ellos.

—Adelante, ya puedes empezar —la miro y me apoyo en la puerta del conductor del coche de Asher. Mónica vacila un momento y se detiene delante mientras la miramos todos, expectantes.

—Y teniendo en cuenta lo que sabemos se te agradecería si cuentas solo lo de esa noche, no quiero volver a tragarme toda la historia —gracias, Liam, buen punto.

—Vale, a ver... Supongo que sabréis que la cosa estaba muy tensa, ¿no?

—Entre tú y todo el mundo, sí.

—Vuestro padre tenía un hermano mellizo...

—John, sabemos esa parte de la historia.

— ¿Papá tenía un hermano? —vale, creo que esa es la única parte que no le contamos a Scott.

—Sí, mellizo, murió en un accidente de tráfico cuando eran unos críos, desde entonces la cosa fue de mal en peor, Mónica se puso celosa de que Tamara siguiera con Gerard porque ella se quedaba sola y la mató, ¿me equivoco? —Mónica me va dando la razón en todo asintiendo hasta llegar a la parte de los celos.

—Eso no pasó así, yo no estaba celosa... Bueno, sí, pero no por lo que pensáis realmente.

—Ya, seguro.

—Vuestro padre fue quien mató a Tamara después de que ella se diera cuenta de todo también. Le conté todo lo que había descubiertos sobre él, lo que pasó y lo que quería hacer aquella noche después de que os tuviera, pero apareció en la habitación del hospital y antes de que pudiera hacer nada le inyectó algo en la bolsa del suero... —suelta demasiado rápido.

— ¿Qué?

— ¿Lo qué pasó?

— ¿Qué descubriste?

— ¿Cómo sabemos que no nos mientes con esto? —esa es la única pregunta que parece llamar su atención. Se gira hacia Scott.

—Me peleaba mucho con Tamara, lo sé, le tuve envidia un tiempo y nunca superé... Todo, pero no mentira sobre su muerte ni la habría matado, era mi hermana —se le quiebra la voz un poco con lo último.

—Gerard me dijo que diría eso.

—Tampoco estás en posición de acusar después de todo lo que has callado —su cara de pocos amigos ahora va hacia su hermano.

—Le está dando la vuelta a las cosas...

—Lo mismo que llevas haciendo tú desde el principio.

—Eso no es...

—Mónica, ¿Tamara tenía problemas mentales? —le pregunto y ella niega lentamente con la cabeza sin saber muy bien si meterse o no en la discusión —me has mentido con una parte considerable de la historia, por no hablar del secuestro...

— ¿Te secuestró?

—Junto con Gerard, después de que estuviera un tiempo aquí.

—Tenemos que irnos, os lo acabo de contar todo en otro sitio, este no es seguro.

—Ya estamos con el diablo, dudo que lo demás sea peor... —Asher le dedica una mirada agria antes de que el claxon de un coche nos distrajera a todos. Joder, no.

La camioneta de policía.

Estamos muy jodidos.

—Por fin... —murmura Scott a mi espalda y le hubiera mirado mal si no fuera porque en cuanto esta se detiene, Gerard se baja a trompicones agarrándose de la puerta.

—Alejaos de ella... —dice jadeante y cuando ya parece que se va a derrumbar se sostiene de la parte del capó y su aspecto no solo me asusta a mí.

Una pierna la lleva casi arrastrando, apenas la mueve y cada vez que lo hace es solo para ahogar un quejido de dolor mientras se lleva una mano a la parte del muslo donde la mancha de sangre es tan grande que creo que me voy a marear si no dejo de mirar.

—Papá... —mi mellizo corre en su dirección y le sujeta por un brazo mientras nosotros nos quedamos inmóviles. ¿Qué procede en esta situación? — ¿qué te ha pasado?

—Me ha disparado... —sigue jadeando al hablar por el esfuerzo y por un segundo pierdo de vista su otra mano antes de ver como desenfunda la pistola y le apunta con la mano temblorosa —alejaos de ella... Está loca —repite y nosotros tres nos miramos un momento antes de ver a Mónica.

— ¿Qué haces? —lo mira no sé muy bien cómo. Tampoco me da tiempo a averiguarlo porque Liam me toma del brazo y me arrastra hasta alejarme lo suficiente como para poder usar el coche de escudo si hace falta.

—Proteger a mi familia, cosa que me has impedido desde el principio —Scott lo sostiene cuando se vuelca un poco soltando un alarido por la herida de la pierna, no deja de perder sangre. Me tienen que ver la cara pálida como la nieve al verla porque Asher se coloca en la parte de delante del coche donde yo estaba hace un momento y me tapa un poco la vista.

— ¡¿Queréis explicar de qué cojones va esto?! —les grito y ellos dos solo cruzan una mirada. Reproche, pasado, muerte, ira, rabia... Todo junto.

—Mónica es la que lleva moviendo los hilos desde el principio...

— ¿No has tenido suficiente? —replica esta.

—Ella mató a Tamara... Es lo que queríais saber, ¿no? Pues esa es la verdad.

—Mentira.

— ¿Qué pasó? —mi hermano se inclina un poco hacia delante disimuladamente. Estoy por agarrarlo para que se esté quieto cuando Liam me sujeta y me señala su cintura, intenta sacar la pistola sin que se note y estando apoyado de espaldas al coche se lo impide.

—Se puso celosa al ver que su hermana iba a teneros... Me seguía queriendo después de todo lo que pasó y como no pudo tener a John se obsesionó conmigo.

—Eso no fue así —masculla entre dientes frunciendo el ceño.

— ¿No es cierto que te obsesionaste conmigo?

—La mató él...

—Mamá... —digo sin pensar y me mira al momento, con sorpresa y ojos vidriosos. Traga saliva y baja un poco la cabeza.

—Sí, es cierto, pero porque...

— ¿Y no es cierto también que antes de que ellos nacieran la amenazaste? —la interrumpe y aprieta las manos fuertemente.

—Estaba enfadada...

— ¿Por qué?

—No me escuchaba...

—No querían creer las mentiras de una mujer que se metió en su matrimonio, estuvo a punto de empujarla por las escaleras durante el embarazo y que hizo lo posible por hacerla infeliz, ¿verdad? —desvío la vista hacia ella y solo puedo ver que baja la cabeza. No dice nada.

— ¿Lo hiciste? —se muerde el labio y asiente ante la pregunta.

—Pero... —empiezo y Gerard solo sonríe con cierta pena.

—Todo lo que hizo fue fruto de lo cegada que estaba por los celos y la rabia...

— ¡Todo fue culpa tuya y lo sabes! —explota en su dirección y saca una pistola. No tarda en apuntarla hacia papá... Y hacia Scott.

—Baja eso antes de que alguien más salga herido... —le advierte este y veo como Asher saca la suya y apunta en su dirección.

—Te dispararé antes de que llegues a apretar el gatillo... Más te vale soltarla —se despega del coche para acercarse dos pasos y Liam me sujeta fuerte de los brazos para que no me mueva.

—Todo esto es culpa de él... Lo del accidente, lo de Liam, lo de Asher, que crecierais separados, ¡todo, joder! ¡¿No lo veis?! —vuelve a gritar y Gerard lleva la mano de la herida hacia el abdomen de Scott para empujarlo un poco, aunque este no se separa de él —Eira, cielo, escúchame... Estuve mucho tiempo intentando hacerles ver que no había muerto y que él lo planeó todo.

—Tamara murió, asúmelo.

—Tamara no, John.

¿Qué?

—Mónica, déjalo ya, esto es absurdo.

— ¿A qué se refiere? —le pregunta Scott y papá solo niega.

—Es un último intento por escapar bien de esto... Aunque estoy deseando meterte en la cárcel por la muerte de Tamara y de Bonnie —por favor, no. No, no, no, no.

— ¿Bonnie? —repite esta.

—Por eso he tardado más en llegar... —lo miramos cuando sigue hablando —me avisaron de que había un asesinato —no, no, no, no —dos tiros a quemarropa. Cuando llegué a su casa me disparó desde su coche nada más bajar del mío.

Por favor, no.

Me callo un sollozo mientras me caen las lágrimas por las mejillas. Liam me sostiene cuando parece que me flaquean las piernas.

Bonnie era de las primeras personas que me habla ayudado. Gracias a ella recordé mi nombre, estuve en su casa, aún tengo su jersey...

—Baja el arma —repite Asher dando otro paso y ahora le apunta a él con los ojos caso salidos de las órbitas.

—Estate quieta, Eira —me susurra Liam cuando me retuerzo aguantando todo lo que puedo para no empezar a llorar.

— ¡Eres una asesina! —le grito notando la presión y el nudo en el pecho, se me emborrona la vista — ¡no te había hecho nada!

— ¡Yo no la he matado! —chilla retrocediendo y Liam sigue sin soltarme cuando intento escaparme de sus brazos.

—Baja la pistola y enséñame la munición que te queda —insiste y se le descompone la cara por completo.

— ¡Pero yo no he sido! ¡Fue él! En cuanto supe dónde estabas vine directa, he intentado protegerte toda mi vida y a él —señala a Scott moviendo la pistola de un lado a otro. Me encojo un poco en el sitio, como por accidente le dé a alguien juro que la mato con mis manos —llevo toda la vida intentando que confesara y que Tammy se alejara de él, pero yo... No... No pude, le quería, la engañó —continúa de forma repetitiva mientras más lágrimas le caen por las mejillas, se las aparta de un manotazo, rabiosa —pero eso se acabó —vuelve a apuntar a Gerard y al segundo un sonido seco, fuerte y potente hace el silencio.

Liam tira de mí y me rodea con los brazos antes de darme la vuelta y pegarme a su pecho antes de que el sonido de algo cayendo sea lo único que se escucha.

Alguien se ha desplomado. Rápido, fuerte, sin gritos... Alguien ha muerto. Alguien ha matado a uno de ellos.

Me vuelvo a retorcer y Liam solo gira la cabeza para ver lo que pasaba antes de sujetarme por los hombros sin dejarme ver nada aún —Escucha, están bien, tranquila —empieza intentando calmarme y me seca las lágrimas que solo hace que sienta frío en la cara —Mónica... —sigue y no hace falta que diga más, me detengo y tengo sentimientos encontrados.

Al final fue ella.

Eso creo.

Ya se acabó.

Todo este tiempo he estado viviendo con ella, me ha criado y... Ella...

—Se ha acabado —me sonríe muy levemente mientras me sigue mirando y se retira un poco permitiendo que me mueva —no es agradable de ver —me advierte, pero me da igual, necesito saber que no está.

Paso por su lado todavía temblando y una mancha oscura se empieza a extender por la carretera mientras el cuerpo de la mujer que me crio yace en el suelo, inerte y salpicado con su propia sangre.

Asher está agachado al lado y le quita la pistola de la mano para revisarla.

—Le faltan tres balas... —dice y mira en dirección a papá antes de levantarse y suspirar.

Está muerta.

Se ha acabado.

Somos libres.

—Está... —comienzo y me tiembla la mandíbula mientras la señalo con el dedo.

—Scott, saca a papá de aquí y llévalo al hospital, Liam, ve con ellos, corre —el mencionado se cruza por delante de mí, aún sigo apoyada en el coche, y ayuda a Gerard a entrar en la camioneta antes de que los tres se vayan. Creo que ni siquiera me he llegado a preocupar por papá hasta ahora.

—Está... Tenía mucha sangre... Ella... —balbuceo y no sé si es la incapacidad de hablar o el nerviosismo lo que me acrecienta el nudo que tengo en el pecho.

—Cariño, ya está... Ha acabado —suelta su pistola y la de Mónica y me rodea con sus brazos, aunque no puedo devolverle el abrazo mientras me acaricia el cabello —todo esto ha acabado —no escucho lo que sigue diciendo. Solo sé que acabamos los dos metidos en su coche y que cuando me siento y noto el arma aún en mi cintura casi me da un infarto. En cuanto se da cuenta me la quita y la echa en la parte de atrás antes de hacer una llamada rápida y volver dentro conmigo.

Arranca y nos vamos de ahí.

—Vamos al hospital —sigo con la vista en la ventanilla viendo como los árboles pasan y van siendo sustituidos por casas —he llamado a comisaría, se ocuparan de ella —asiento con la cabeza y me hundo en el asiento — ¿estás bien?

—Nadie está preparado para ver morir a su madre... —las palabras suenan huecas, como si no tuvieran sentido la frase.

—Iba a disparar, no iba a dejar que le diera a Scott... O a Gerard —lo último duda un poco al decirlo.

—Sé lo que hizo... Pero me crio... Yo... —la odio, pero tengo una espina clavada por verla morir así, sola, en una carretera fría y sucia como si fuera una presa en una cacería.

—Yo odio a Gerard, pero tampoco deseo que muera de esa forma... —suspira —... Hizo cosas horribles, pero no quita que te criase, que sintieras algo de afecto por ella, que te duela es normal —añade y vuelvo a asentir. Solo quiero que todo esto se acabe de una maldita vez.

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