Capítulo 41
Charlas de chimenea y chocolate
— ¿Preparada?
—No.
— ¿Entonces?
—Vivo el momento. No planeo nada y voy improvisando, esta vez no iba a ser diferente —respondo y me adelanto caminando para subir las escaleras del pequeño porche de la cabaña y dando unos golpecitos en la puerta.
No es relativamente tarde. Llegamos a casa de Clare a eso de las 12 de la mañana. Contando con el tiempo que estuvo fuera y la sesión intensa de revelaciones nos dieron las cuatro y media de la tarde y ahora mismo son las cinco.
Gracias por informar de la hora.
Solo es para dejar constancia de que no llevamos todo el día fuera.
El ruido de una llave y de un crujido a mi espalda mientras los chicos se acercan es todo lo que llena el silencio que consigue el bosque que nos rodea.
La puerta se abre casi al momento y mi querido hermano aparece por ella. No tarda nada en rodearme por el cuello con los brazos para abrazarme de forma bastante dramática.
— ¡Como vuelvas a irte sin avisar te mato! —exclama y lo rodeo con mis brazos mientras me ahorro las ganas de reírme. Al separarse y verme sonriendo frunce el ceño —te lo digo muy en serio —lo he echado de menos.
Solo has estado fuera un día.
Lo suficiente.
—Vale, perdona. Ya te dije lo que pasó —muevo un poco los hombros, donde todavía descansan sus manos y las aparta.
—No me sirve como excusa y tú —señala a Asher, que lo mira con cara de pocos amigos —tenemos que hablar.
—No hay nada que hablar —suelta el otro y se hace sitio para meterse en la cabaña, seguido de un Liam que parece animado por los problemas familiares.
— ¿Te recuerdo cómo está la situación?
—Ilumíname —igual es por el ambiente. Está volviendo a usar el tono sarcástico y a poner cara de culo.
La casa tiene poco feng shui.
Igual es eso.
—Tenemos a una pobre chica desvalida y sin memoria que no está como para irse de excursión cada vez que te plazca —termino de cerrar la puerta apoyándome un poco en ella y miro a Liam, me sonríe con diversión.
— ¿Me tengo que sentir identificada con eso? —pregunto viendo al rubio con fingida molestia.
—Deberías —me responde antes de clavar los ojos en su hermano, que creo que se está haciendo un café. Le va a dar algo después de todos los que se ha bebido en la zona de descanso del hotel — ¿algo que añadir?
—Te aburres mucho sin nosotros, ¿verdad? —dibuja una sonrisa burlona antes de llevarse la taza a los labios —solo te molesta porque no te hemos llevado, estás celoso —se alza de hombros dando la vuelta para salir de la pequeña cocina y poder apoyarse en la encimera.
— ¿Celoso, yo? —suelta un pequeño bufido mezclado con una carcajada —ya quisieras.
—Ya, seguro —responde el otro y simplemente deja la taza y se pierde por el pasillo.
Qué facilidad tiene para desaparecer siempre que Scottie anda enfadado.
De verdad.
—Como me gire y te estés riendo, te juro que te echo de casa —ambos nos ponemos tensos, aunque descarto que eso me lo diga a mí. Me lo confirma cuando mira a Liam y este alza las manos en señal de rendición y poniendo casi cara de espanto.
—Rubito, que yo no he hecho nada —se defiende y me imagino la mala cara que debe poner ante el apodo. Me mira un segundo antes de relajar la expresión —yo me piro a darme una ducha, luego me ponéis al día —suelta tan fresco el desgraciado y nos deja solos.
—Traidor... —murmuro y me separo de la puerta para dar algunos pasos hacia la zona de los sofás para acercarme hasta la chimenea. Noto que me están taladrando con la mirada y me giro fingiendo mi mejor sonrisa —hey...
—Déjate de eso —rueda los ojos y se tapa la cara con las manos unos segundos antes de separar los dedos para poder verme entre ellos —te odio —masculla y no puedo evitar reírme —¡lo digo en serio!
—Sí, seguro —niego divertida con la cabeza y le hago un gesto para que se acerque y se siente —lo siento, ¿vale? pero sabes que no lo controlo...
—Podrías avisar, yo también quiero ayudarte... —parece un niño enfurruñado mientras se sienta.
—Ya me ayudas bastante.
—Sí, llevándote al centro comercial y de cena familiar...
Solo estando conmigo. Siendo mi hermano. Abrazándome cuando estoy mal. Aguantando mis cambios de humor. Soportando todo esto y a mí.
Me gustaría decirle.
Algún día se lo podrás decir.
Creo que aún queda para eso.
—Siempre estás cuando te necesito y que no me lleves de excursiones reveladoras no quiere decir nada —me siento a su lado y pongo mi mano sobre la suya. Me mira y agito su mano cuando no hace nada — ¡venga!
—Me siento apartado...
— ¿Ya vas a empezar con el modo Drama Queen? —lo pico y me da un poco con su hombro. ¡Por fin sonríe!
—Ya te gustaría... —entrelaza sus dedos con los míos antes de mirarme de nuevo — ¿te ha servido de algo?
—Me he despejado... —me alzo de hombros mientras evito mirarle directamente. No es tan agradable como pensaba mentirle desde que recordé quién es para mí.
— ¿Y has recordado algo?
—Hubiera entrado gritando como una loca su lo hubiera hecho, ¿no crees? —asiente con gesto divertido.
—Cierto —responde, aunque no parece del todo centrado.
— ¿En qué piensas?
—En lo que te está pasando. Me gustaría que pudieras recordar las cosas. Así no serías una completa extraña.
—Después del tiempo que llevo aquí eso es ofensivo —me hago la digna y se muerde el labio para no sonreír.
—Ya me entiendes...
—Ya. Lo sé, pero por el momento lo único que puedo hacer es dejar que la gente me hable de su vida mientras espero a recuperar la mía —dejando caer indirectas de forma muy directa.
—Tendrás que buscarte a alguien, yo ya te lo he contado todo de mí —se excusa y me suelta la mano para poder levantarse y acercarse a la chimenea avivando el fuego.
¿Te acaba de rehuir?
Creía que era la única que lo pensaba.
— ¿Seguro? —vamos a fingir un tono despreocupado —siempre quedan cosas en el tintero, Scottie —gruñe bajo después de que le diga así y sonrío contenta.
—Tú pregunta, soy un libro abierto —me sigue dando la espalda mientras remueve un poco la madera de la chimenea.
—Vale, ¿qué hiciste la noche del 16 de agosto de hace quince años? —se gira y su cara refleja pura confusión. Me río y hace una mueca —no puedes decirme que te pregunte por cosas concretas así sin venir al caso —digo haciendo algunos aspavientos.
—Preguntas y respuestas —ahora la confusa soy yo y el que se ríe él —yo también quiero saber cosas.
—Solo te puedo responder con mi nombre, así que vale —me alzo de hombros. Miedo me da lo que quiera preguntar — ¿Quién...?
— ¿Cómo te llevas con Asher? —vale, veo que va directo.
—Bien, ¿por?
—Curiosidad. Te toca —se incorpora y se sienta en el otro sofá viéndome con atención.
Ve con pies de plomo.
Descuida.
— ¿Qué tal las cosas con Gerard?
—Bien, me lo crucé ayer al ir al pueblo, aunque no hemos hablado demasiado desde lo de la cena —sí, mi huida triunfal después de encontrar esa dichosa carta de Mónica para él donde hablaban de mamá — ¿dónde está? —parpadeo un par de veces.
— ¿El qué?
—El lugar donde te encontraron, se supone que estuviste ayer, ¿no? —ah, eso.
—No me ubico mucho entre tanto árbol, la verdad... —me excuso y asiente —pensaba que sabías dónde está —arqueo una ceja.
—No fui yo el que te encontró, ¿recuerdas? —pregunta como si fuera obvio.
—Ya, lo sé pero... Como estabas allí en el hospital cuando me desperté y eso, pues pensaba que igual te habían informado... —niega de nuevo.
—Llegué cuando ya estabas allí. Liam y Asher te encontraron, te llevaron al hospital y llamaron a mi padre antes de pasarse por comisaría. Luego mi padre y yo fuimos mientras ellos estaban testificando —eso me sonaba de cuando los chicos me dieron su versión.
—Oh... ¿Y tú por qué fuiste?
—Me apetecía enterarme del chisme de primera mano y no por rumores de la gente —en el fondo es una vieja de pueblo. Es un hecho.
—Te toca.
— ¿Qué más recuerdas de cuando estuviste retenida? —casi me atraganto con mi propia saliva.
—Ya te lo dije —sueno bastante más a la defensiva de lo que me gustaría.
—Gerard me ha pedido que en la medida de lo posible te pregunte por estas cosas — ¿eh?
— ¿Qué?
—Sabe que conmigo estás más cómoda que con él y supuso que sería más fácil para obtener información sobre este asunto. Para poder ayudarte lo antes posible, ya sabes —esto es increíble.
—Ya te dije que no recuerdo mucho de esa semana... Bastante frío, la dichosa puerta metálica, que me tenían sentada... —al margen de esto, necesito saber lo que pasó ese tiempo. Es lo único que me falta para saber quién anda detrás de todo, aunque no hay que ser muy listos para imaginarlo.
— ¿Sigues sin saber si había una sola persona o más de una? —me busca la mirada, aunque no cedo y la mantengo en mis manos.
—No, aunque supongo que al menos serían dos. No lo sé... —echo la cabeza hacia atrás hasta apoyarla en el respaldo del sofá junto con un suspiro pesado. No pasa demasiado hasta que se hunde un poco a mi lado y al girar la cabeza veo una mata de ricitos rubios.
—No quiero agobiarte con esto.
—Un poco tarde.
—Lo sé, pero es importante que de vez en cuando lo hablemos por si viene algo —esto es lo que me gusta de él, lo comprensivo que es a pesar de lo poco que pongo de mi parte.
—Oye... —me giro un poco en su dirección y flexiono las piernas hasta dejarlas cruzadas sobre el sofá. Él se mantiene en su postura, aunque al ver que echo una mirada rápida en dirección al pasillo me mira con más atención.
— ¿Qué pasa?
—Es que... —niego con la cabeza —me vas a llamar loca...
—Eso ya lo hago, ¿qué te pasa? —se gira un poco en mi dirección y apoya su mano en la mía. Creo que está intentando usar eso del contacto para derribar las defensas. Lástima que conmigo no sirva.
—Es que... —me muerdo un poco los labios por dentro y ladeo ligeramente la cabeza cuando lo miro —me dijiste algo de Asher...
—Te he dicho varias cosas, tienes que ser algo más concreta.
—Casi al principio, me advertiste de él... ¿Por eso te preocupas tanto cuando nos vamos los dos?
¿A qué juegas?
Quiero comprobar algo.
Suspira.
Mira en dirección al pasillo y asiente cuando posa los ojos en mí de nuevo.
—Creo que ya sé por dónde vas...
— ¿Pero es verdad?
— ¿Te ha hecho algo?
—No, aunque hay veces que se altera más de la cuenta... No sé, tampoco me dijiste nada demasiado concreto como para saber lo que pasa —me quejo.
—Escucha, es bastante delicado... —comienza. Traga saliva y después me mira con bastante más seriedad de la que le he visto nunca —Tammy tenía ciertos problemas...
—Problemas... —repito para que se explique.
—Según me han contado, tuvo un embarazo algo complicado con Asher... Por lo visto había algo de desestructuración en la casa o no sé —Clare no nos dijo nada de eso... Aunque se supone que en esa época aún estaba pendiente de Liam y de salir adelante —no entiendo cómo funcionan estas cosas ni voy a ir de médico, pero empezó a volverse loca... Sin más —suelta y hace una mueca. Le imito el gesto.
¿De qué va esto?
Tengo que salir de dudas con una cosa.
—Intuyo que con eso no te refieres a loca de amor...
—No, ojalá fuera eso... El caso es que empezó a comportarse de forma extraña, estaba más ansiosa, nerviosa de lo normal y papá me dijo alguna vez que se le había metido en la cabeza que había alguien en casa, aunque siempre que la revisaba nunca había nadie —si te lo ha dicho Gerard es mentira, eso seguro —se asustó, todavía eran jóvenes cuando pasó eso y bueno, no es que tardara mucho en llevarla al médico.
— ¿Qué pasó?
—Según tengo entendido, la sometieron a pruebas diversas, la tuvieron en observación durante un tiempo y el resultado estuvo claro después de que le diera el primer brote.
— ¿Brote? —no me gusta cómo está sonando nada de esto.
—Esquizofrenia. No recuerdo el tipo, pero obviamente eso no era lo más importante. Podrían tratarla, tenerla vigilada y hacer lo posible por controlarlo antes de que la cosa empeorase, pero una parte de la preocupación también estaba en Asher...
—Él también puede tenerlo, ¿no?
—El hecho de que mamá lo tuviera no significa que directamente herede la condición, pero sí puede estar más predispuesto a desarrollarla que cualquier otra persona que no cuente con antecedentes... En todo este tiempo no le he visto tener síntomas, es decir, es Asher, no es la persona más equilibrada del mundo, pero después de que ella muriese, de las peleas que ha tenido y sigue teniendo con Gerard y ahora la situación contigo... Me preocupa que pueda ser desencadenante suficiente para que pase algo y no quiero que te pille en medio —noto que busca que lo mire y soy consciente ahora de que he dejado de hacerlo y de que le he soltado la mano en algún momento de todo esto.
—Pero...
—Solo quiero que tengas cuidado.
— ¿Pero los médicos no dijeron nada?
—No podemos encerrarlo en una burbuja de cristal toda su vida. Tiene que vivir, simplemente. Solo nos queda rezar para que las condiciones no se den y todo esto se quede en nada.
— ¿Y qué hay de ti?
— ¿Qué pasa conmigo?
—Tú también puedes desarrollar eso, ¿no?
—La posibilidad es bastante más remota. Si Internet no me ha mentido, lo más probable es que solo uno de los dos lo herede, por así decirlo, pero he querido pensar que como todo eso se dio durante su embarazo es más lógico eso. Para cuando me tuvo a mí tenían la situación más controlada, le daban medicación y los brotes eran bastante inusuales y no he pasado por cosas tan tensas o dramáticas en mi vida... —se alza de hombros.
—Entiendo... —murmuro. Debe notar que no estoy demasiado convencida de eso.
—Te repito, solo quiero que tengas cuidado. No sé hasta qué punto puede llegar si entra en ese estado, pero bueno... Tampoco quería asustarte, si lo llego a saber no te lo digo y te ahorro pesadillas —me dedica una pequeña sonrisa antes de levantarse para ir a la cocina — ¿chocolate? —asiento y se pone a prepararlo.
¿Algo que explicar?
Todavía no tengo nada claro.
¿Segura?
Puedo engañar a los demás, pero dudo mucho que pueda hacerlo contigo.
¿Te crees lo de Asher?
No.
¿Por qué?
Porque creo que sé de qué pie cojea mi hermano.
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