Capítulo 33
El péndulo
¿Sabéis esa sensación tan angustiante de no poder respirar porque sabes que hagas lo que hagas, lo tienes todo en contra? Pues si lo sabéis me vais a entender demasiado bien en estos momentos de mi vida.
¿Pues no decías que todo esto te venía bien para contarlo todo y tener aliados en todo esto?
¿En qué momento de toda esta historia dije yo que me hicierais caso en las cosas que digo?
—Sentaos —pronuncio cruzando mis brazos sobre mi pecho apoyándome un poco en la mesa una vez que he soltado las fotografías, realmente no las necesito para contar esta mierda.
— ¿De verdad vas a hablar? —me pregunta Liam desde su posición sobre una de las camas. Tiene cara de sorpresa, no le voy a culpar, pero es un cabrón.
—No me estáis dejando otra opción —alzo mis hombros y ambos sonríen casi a la vez. Parecen dos niños cuando consiguen que sus padres sucumban a sus encantos. Son dos cabrones. Punto.
—Adelante, te escuchamos —pronuncia el otro y solo me logra sacar un suspiro para liberar algo de tensión.
— ¿Versión resumida o extendida?
—Lo queremos todo, dilo como quieras.
—Hace poco más de un año estaba en mi casa, en el sur del país, viviendo mi vida normal, sin demasiados problemas, hasta que en la fiesta que me celebraron por mi cumpleaños me llegó un regalo anónimo de alguien con una nota que decía que ese alguien me quería conocer... —comienzo y viendo sus caras de atención tengo claro que no me van a interrumpir y que no se esperaban que su plan fuera a dar resultado —... La cosa se puso rara en casa, Mónica, mi madre... —digo, aunque ya he comprobado que la conocen —... Estaba muy distante y recibía más llamadas telefónicas de la cuenta desde eso... La cosa se fue saliendo de lugar y empecé a investigar por mi cuenta... —me giro un poco para coger el teléfono y enseñárselo —Dereck es el detective privado que contraté...
—Wow, que nivel, hasta con un Sherlock Holmes personal —gracias, Liam, por tu aportación.
—Sigo... —ignoro su comentario —... Los primeros meses no logré nada porque no sabía de dónde tirar hasta que un día me crucé con un hombre saliendo de casa, le pasé los datos a Dereck y supo que hilos mover para llegar a todo —suspiro y dejando el teléfono tomo la hoja de nombres para acercarme un poco y dársela —en cuestión de poco más de un día o dos, muchos cafés y tirar de contactos logró llegar a la verdad de todo —concluyo mientras leían los nombres.
— ¿Y? —preguntan a la vez esperando que siguiera. Solo sonrío ligeramente.
—Chicos, me habéis hecho una encerrona, me toca preguntar a mí ahora —arrastro la silla que había junto a la mesa para quedar frente a ellos y me siento con el respaldo por delante apoyando mis brazos en este — ¿me vais a contar por qué coño me habéis estado investigando a mis espaldas en vez de esperar a que os lo contara por mí misma?
— ¿Es coña? —el castaño alza una ceja y su cara ha cambiado de sorpresa a obviedad —te conocemos, no ibas a hablar. ¡Pero si nos has dicho casi lo mismo que el otro día! —exclama indignado.
—Eira... —se inclina un poco en mi dirección —... Si no te conociera te juro que me habría mantenido al margen, pero tú y yo sabemos que hay algo lo demasiado gordo como para que estés dispuesta a hacer todo lo que has hecho y estás haciendo —suelta como si tal cosa dejándome callada. Creo intuir a lo que se refiere, pero no es el momento ni el lugar.
—Con eso te refieres a...
—A que tiene pinta de que vas a matar a alguien en cualquier momento —exclama el tercer sujeto que hay en esta habitación, aunque no logra que nosotros rompamos el contacto visual.
—Yo solo digo, que podríais haber esperado... Estaba a nada de contaros todo... Solo que...
—Es complicado, sí, sabemos eso —Asher me interrumpe nuevamente —creo que aún quedan cosas por contar, ¿no es así?
—Creo que ya he dicho suficiente, ahora, repito, me toca preguntar a mí —mi sonrisa se ensancha todavía más — ¿Desde cuándo estáis haciendo todo esto?
—Estás loca si te piensas que vamos a decir algo —se cruza de brazos muy digno el señorito.
—Desde un mes antes de que desaparecieras —me responde el otro y noto cierto punto de reproche en su respuesta — ¿Qué pasó después? —no nos vamos a poner a jugar a preguntas y respuestas.
—Aquí pregunto yo.
—Aquí o callamos todos o hablamos todos, es así de simple —sentencia poniéndose de pie y dando algunos pasos por la habitación mientras se mantenía el silencio — ¿y bien? ¿Piensas decirnos algo o lo dejamos todos a la imaginación?
—Asher... —me giro un poco sobre la silla para verlo —... No te pases —advierto y noto un gesto de diversión en su rostro.
—Esto...
— ¿De verdad te parece que me estoy pasando con esto?
—Chicos...
—Se puede considerar que me habéis secuestrado, ¿lo sabes?
—Hey...
— ¡Trato de entenderte!
— ¿Me escucháis?
— ¡A lo mejor no quiero que lo hagas!
— ¡Callaos de una puta vez! —nos giramos hacia Liam, que nos mira con el ceño algo fruncido —yo te dije que me mantendría al margen si ponías de tu parte, pero si los dos estáis en este plan no vamos a llegar a nada —se pone de pie aunque se queda junto a la cama —tú... —me señala con el dedo —deja de una jodida vez tus paranoias, estamos dando la cara por ti y haciendo cosas que te aseguro que no son legales solo por intentar ayudarte así que podrías recompensar el esfuerzo con un poquito de sinceridad, que tampoco pedimos tanto —no me gusta el tono que está tomando —y tú... —señala a mi querido hermanito —sal fuera, tenemos que hablar —cruza la habitación con solo dar unos pocos pasos y sale de golpe sin dejar tiempo a que respondamos. Parecía algo molesto.
—Esto... —empiezo sentándome derecha en la silla para ver a Asher y noto que tiene ambas cejas alzadas y una expresión algo perpleja. Me mira unos segundos y sale sin decir nada, cerrando tras eso.
¿Lo habíamos visto alguna vez enfadado?
Creo que no, como mucho tenso o algo irritado, pero creo que es la primera vez que lo veo con el ceño fruncido, que para alguien como él ya es bastante.
¿Se lo vas a contar?
Sé que debería contarlo todo de golpe, pero me da miedo...
Razón no le falta en que están haciendo cosas por ti... Igual podrías decirles algo más...
Todo esto es una maraña de mentiras, como empiece tirando de un hilo sabes que es difícil que pare. Van a querer más y más.
Antes o después sabes que se va a saber, quieras o no.
Ya... Soy consciente.
Si quieres seguir indagando y que te ayuden vas a tener que darles algo y dejarte de castillos en el aire, sabes que normalmente no son de implicarse mucho.
Lo sé, lo sé... Deja de regañarme.
Me paso las manos con frustración por la cara soltando un bufido mientras el sonido de las voces empieza a hacerse cada vez más presente fuera de la habitación. Verlos discutir no es algo tan raro en ellos, yo misma he presenciado alguna discusión, aunque solían ser bastante más ridículas, por así decirlo, no de esta forma tan acalorada.
La puerta vuelve a abrirse para dejar ver a un Asher con una expresión de completo cansancio — ¡¿piensas tragar con todo lo que ella quiera?! —escucho que Liam le grita a su espalda. Joder, me encojo un poco donde estoy cuando noto su mirada sobre mí tras ese comentario, solo suspira antes de entrar del todo y girarse para ver al otro.
—Si estamos ambos aquí a estas alturas, creo que no hace falta que te responda a eso, ¿no crees? —se apoya en el marco de la puerta y, tras lo que parece un duelo de miradas, el castaño mira por encima de su hombro hasta clavar sus ojos en los míos con una expresión no demasiado simpática.
—No puedo con esto —suelta simplemente antes de darse la vuelta y desaparecer bajo la atenta mirada de Asher, que ni se inmuta. Acaba cerrando la puerta y tras un suspiro pesado se acerca hasta la cama y se deja caer en esta. Silencio. Largo. Intenso. Incómodo.
—Yo... —empiezo tras unos momentos al no poder aguantar la tensión del ambiente.
—Tranquila.
—Pero yo... —gira un poco la cabeza para verme enarcando una ceja —no...no quiero que se vaya... Yo... Esto... —joder, no puedo perder a otra persona en mi vida, o ahora.
—No se va a ir —dice tan tranquilo —o eso creo —añade clavando su codo el colchón para quedarse apoyado sobre este —escúchame, no quiero meterte presión y creo que ya has podido ver que voy a estar a tu lado pase lo que pase, pero no puedo hacer el intento de protegerte de algo que desconozco —me dice con franqueza y un tono suave.
—No necesito que me protejas.
—Apareciste sola en medio del bosque con señales de no haberlo pasado precisamente bien, ¿te acuerdas? —me muerdo el labio desviando la vista unos segundos mientras trato de ver qué hago.
Supongo que es ahora o nunca.
No me ayudas.
Merece saberlo, es su vida. La vuestra.
—No, no hace falta... —me levanto de la silla y me siento a su lado acomodándome para verlo —yo... —empiezo tras lo que me parece una eternidad antes de que sonara el sonido de su móvil. Lo saca del bolsillo del pantalón y lo deja sobre la cama. El nombre de "Scott" Se lee en la pantalla.
— ¿Quieres que conteste? —me mira.
—Es tu teléfono, haz lo que quieras.
—Lo que quiero es que me cuentes en lugar de encerrarte en ti misma —menos mal que dijo que no me quería presionar —si escuchas que me peleo con alguien, ya sabes quién es —se incorpora para atender la llamada y me da una palmadita en la espalda pasando por mi lado antes de volver a salir dejándome sola, otra vez.
****
Empezó a oscurecer y la cosa no había cambiado demasiado. Yo me he dedicado parte del día a estar ordenando todos mis papeles y a esperar nuevas noticias de Dereck mientras que Asher seguía fuera esperando a un Liam que ahora mismo sigue en paradero desconocido.
— ¿Aún sigues pensando que va a volver? —dejo la puerta entornada y doy algunos pasos para acercarme hasta la barandilla que flanquea el pasillo donde están las habitaciones.
—No va a dejarnos tirados... —pronuncia después de expulsar el humo del cigarrillo por la nariz —... Sabes que no es su estilo —una ligera sonrisa amarga curva sus labios.
—De verdad que lo siento —me apoyo estando a su lado mientras miramos el aparcamiento. No hay demasiada gente en este lugar, es bastante tranquilo.
—Deja de disculparte, no ganamos nada con eso —añade y estira un poco su mano en mi dirección ofreciéndome el cigarro. Lo tomo con dos dedos y solo lo dejo caer al suelo antes de que ambos crucemos una mirada que refleja demasiado.
—Si prometes quedarte conmigo, juro contaros todo —suelto y solo permanece así. No sé exactamente cómo tomármelo.
—Que a estas alturas me digas eso es indignante, que lo sepas —suspira volviendo a perder la vista en la nada.
—Promételo —insisto y me suena más desesperado de lo que me gustaría.
— ¿Por qué te fuiste?
—Ya te dije...
—No me digas más mentiras, quiero saber solo eso. Cuéntame por qué me dejaste y prometo estar contigo, pase lo que pase —me está doliendo mucho verlo así. De verdad lo digo.
—Me fui porque era lo mejor para los dos.
— ¿A qué te refieres? —me mira con confusión.
—Yo... —me paso la mano por la nuca en un vago intento de ganar algo de tiempo —todo esto...
—Eira... —gira un poco su cuerpo en mi dirección y busca mi mirada — ¿qué está pasando? —pregunta de la forma más suave que estoy segura que puede.
—Te juro que no lo sabía al principio, si lo hubiera sabido no lo habría hecho —noto cierto escozor en los ojos y cuando lo miro a los suyos veo el brillo de la duda —no podía seguir estando contigo...
— ¿Por qué? —se acerca un poco y lleva sus manos hasta mis brazos agachándose hasta quedar a mi altura —Equis, necesito que me digas qué pasa...
— ¿No se supone que sabías todo? —suelto y noto algo húmedo bajarme por las mejillas.
—Eira, por favor —pronuncia despacio sin romper el contacto visual.
—No te he sido sincera del todo...
—Soy consciente de ello.
—Me da miedo que te alejes... Tú, Liam, Scott... Sois lo único que tengo ahora mismo.
—No vamos a dejarte —sus manos se mueven hasta llegar a mi rostro y con sus pulgares seca mis lágrimas —estamos juntos en esto, lo sabes muy bien.
—No sabes cómo de malo es todo... —noto que me empieza a temblar el labio inferior involuntariamente y no quiero mostrarme así. Doy un paso hacia atrás para separarme y me seco las lágrimas con el dorso de la mano.
—Si no confías en mí es imposible que sepa cómo de grave es nada... —deja caer los brazos en el momento en el que me separo de él y ladea ligeramente la cabeza para verme desde su lugar guardando silencio —siempre voy a estar para ti, no importa cómo de mal estén las cosas, Eira, nunca te voy a dejar... eres lo más importante que tengo en este puto mundo y sé que vale toda la jodida pena estar pasando por esto, lo vales —avanza lentamente dando un paso en mi dirección y al ver que no retrocedo sigue acercándose —por favor... —susurra una vez que queda frente a mí colocando su mano en mi cintura y acariciando mi mejilla con la otra —... solo te pido una explicación —apoya su frente sobre la mía rozando un poco su nariz con la mía.
¿Qué cojones tengo que hacer ahora? No podemos hacer esto, no podemos estar así y, aun así, no quiero alejarlo porque es de las pocas cosas buenas que me quedan.
Eira, esto no puede ser...
¡Ya lo sé! Eso es lo que me duele, que sé que tengo que decirlo todo de una vez, pero no quiero quedarme sola, no quiero que nada cambie y la culpa me está matando poco a poco.
Hazlo, a la larga será mejor para todos, lo sabes. Están haciendo mucho por ti...
No me ayudas.
No soy Pepito Grillo, sabes de sobra que si te digo esto es porque tú misma sabes que es verdad.
—Eira... —me busca la mirada ante mi silencio y yo reconecto antes de acortar la escasa distancia que nos separa y dejar un beso en su mejilla antes de abrazarlo como si la vida me fuera en ello. Creo que ahora sí es el momento.
—Lo siento... Muchísimo, si lo hubiera sabido me hubiese mantenido alejada de vosotros... Y sobre todo de ti —digo y con eso gano que su cuerpo se tense ligeramente durante unos momentos, no dice nada. Levanto la cabeza para poder verlo y él la baja para verme, el pobre tiene cara de "no sé si prefiero que sigas o que te calles".
—Saber, ¿qué? —pregunta despacio, entrecerrando ligeramente los ojos en actitud de recelo absoluto. Intuyo que debe de tener cientos de cosas pasándole ahora por la mente, y no es para menos, pero obviamente sé que no va a llegar a imaginar qué puede ser esto.
—Que no podemos estar juntos... No así —su confusión pasa a ser una mirada algo inexpresiva, a él le está matando lentamente que no hable y a mí me está costando la vida encontrar las palabras adecuadas para decirle lo que ocurre.
—Y con eso te refieres a... —me incita a seguir con lo que puedo calificar como desesperación en sus ojos. Ya no me transmiten esa calma que siempre me han dado, ahora solo es angustia, miedo, nerviosismo. No sabe lo que se le viene encima.
—Me refiero a que nosotros... —nos sobresaltamos cuando el claxon de un coche empieza a sonar de pronto en el aparcamiento. El tercero en discordia.
— ¡¿Me habéis echado de menos?! —exclama Liam saliendo del coche y dando un portazo antes de caminar a grandes zancadas hacia la parte de la escalera que sube hasta donde estamos.
—Bueno, tenías razón cuando dijiste que volvería... —comento ante el silencio que se forma entre ambos. Asher me sigue mirando con cara de querer saber hasta el más pequeño de mis secretos, aunque ahora hemos dejado algo de distancia entre nosotros.
— ¿Interrumpo algo? —el castaño nos alcanza y se queda a unos pasos mirando la escena.
— ¿Te has tomado algo? —mi hermano rompe el silencio clavando ahora la vista en su amigo.
—No.
—No se te ve enfadado.
—No lo estoy.
—Cualquiera lo diría por cómo te has ido antes... —añado yo.
—Necesitaba despejarme —alza sus hombros abriendo la puerta sin dejar de vernos —luego he estado a punto de mandarlo todo a la mierda e irme, aunque ese no es mi estilo —me dedica una sonrisa irónica —y he vuelto a ver si te había dado por contar algo —acaba entrando a la habitación.
Miro de reojo a Asher y me hace un gesto con la cabeza para que entrase, lo hago. La puerta se cierra al poco y volvemos a estar los tres aquí dentro. En la misma situación de mierda que al comienzo de este día. Para cuando vuelvo a dirigir la vista al moreno, este está sentado en la cama dándome una mirada con la que me está dejando claro que o hablo, o hablo. Suspiro levemente.
—A la mierda —me observan los dos, intercambian una mirada y vuelvo a ser el blanco —ya no lo aguanto más.
— ¿Vas a hablar? —Liam parece bastante sorprendido. Sé de sobra que ha vuelto con su actitud de chico despreocupado, pero por dentro sigue teniendo la espina clavada por lo de antes. Asiento.
—Ha llegado el momento de que sepáis toda la verdad y juro no dejarme nada —y esta creo que es la primera promesa que tengo pensado cumplir desde que llegué aquí.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top