Capítulo 32
Corazón delator
Silencio. Nuevamente, esa cosa que tanto me molesta. No entiendo qué tiene la gente con crear momentos incómodos por la falta de sonido cuando más tensión hay. Obviamente, sé que no es cuestión de estar dando saltos de alegría, pero después de la huida de película que estamos teniendo exijo una explicación. Cierto es que me da miedo preguntar, ya no tengo el control de la situación y eso me remata.
— ¿Alguien va a explicarme qué mierdas pasa? —suelto desde el asiento de atrás del coche de Asher mientras estos miran al frente. A los kilómetros de nieve y carretera que tenemos por delante. Al margen de movimientos tensos no hacen gran cosa —juro que como no digáis nada...
— ¿Qué? ¿Qué vas a hacer si no decimos nada? —salta Liam. Usa un tono amargo. Admito que es un chico con el que, si tienes la suerte de congeniar, puedes pasarlo bastante bien y siempre va a estar para ti, pero el "Liam estándar", el que muestra con la gente que no tiene interés en conocer, es muy distinto. Pasa de ser un caramelito a una cosa agria que se te atraganta.
—Asher...
—No, déjate de mierdas y empieza a hablar de una jodida vez porque esto es serio —me corta de nuevo y ahora gira un poco el torso para que pueda verlo —o se lo dices tú o se lo digo yo —eso me ha dolido. Sé que está enfadado, pero que amenace con contar lo que le he confesado en completa confianza me duele.
Son mejores amigos desde hace mucho, ¿no lo veías venir?
Sí, lo veía venir, pero la parte insegura de mí, la que no quiere que la dejen al margen, quería pensar que ya formaba parte de su grupo selecto de amistades.
Siento decirte que ahora mismo están pendiendo de un hilo.
— ¿Decirme qué? —interviene el aludido por fin, sin despegar la vista de la carretera. Voy a decir algo cuando continúa —no te esfuerces, sé más de lo que crees — ¿eh?
— ¿Qué tú qué? —centro toda mi atención en este ahora — ¿qué mierdas sabes? —sale más como un ataque, pero poco me importa eso ahora mismo.
—Creo que ahora es cuando me hago el difícil y busco excusas para alargar tu agonía, ¿no? —levanta la vista para verme por el retrovisor. Me encojo en el asiento y miro por la ventana.
— ¿Qué sabes tú de mi madre?
—Más de lo que me gustaría, eso te lo aseguro.
—Escucha... No quería decirte nada porque...
—Porque querías tenernos a todos en la ignorancia para así hacer de las tuyas sin muchos obstáculos, descuida, es entendible —el castaño, nuevamente.
Joder, justo esto era lo que quería evitar. Estaba cantado que hiciera lo que hiciera esto me iba a estallar en la cara, pero no pensaba que fuera justo de la peor forma posible.
—Scottie... —comienzo ignorando eso último.
—Estará bien, tranquila. Su padre es el sheriff, ¿no? —suelta como si nada. No sé exactamente cómo tomarme sus palabras, ¿hasta qué punto sabes, Asher? —nos queda un rato, no te esfuerces en inventar más mentiras, esta vez vamos a sacarte la verdad, quieras o no —suspiro levemente y desvió la mirada a la ventana de nuevo.
No puedo estar más jodida.
El chico está despechado y en el punto en el que creo que sabe hasta el color de bragas que llevas, pero quiere oírtelo decir.
Calla, no puedo más con esto.
Sabías que jugabas con fuego.
Sí, lo que creo que no saben ellos es que yo soy el puto fuego. ¿Quieren la verdad? De puta madre, pero aquí se va a desatar un jodido incendio.
Suerte.
****
Después de lo que perecen ser semanas dentro de ese trasto, llegamos a una zona de estacionamiento donde hay un pequeño hostal de carretera, aunque este tiene mejor pinta que donde Asher y yo fuimos en nuestros comienzos.
—Aquí estaremos bien, al menos de momento —ambos abren sus respectivas puertas a la vez y me apresuro en imitarlos para salir del coche. Sigue haciendo un frío de mil demonios, espero que por lo menos tengan calefacción en este sitio —entra y pide una habitación, ahora vamos —añade y me quedo parada en el sitio viendo a los dos. La mirada que me dan me hace entender que no estoy en posición de quejarme por mucho que quiera y mordiéndome la lengua giro sobre mis pies para darme la vuelta y caminar hasta la recepción del hostal.
Cuando volteo un poco sobre mi hombro los veo hablando, Liam parece ser el más exaltado y cabreado con todo esto, tampoco le culpo — ¿Tiene alguna habitación? —pregunto con desgana a la mujer que sale a atenderme después de que se escuche el sonido de una campanita al abrir la puerta del sitio.
— ¿Individual?
—No —respondo y se pone a teclear algo en un ordenador. Me fijo que tiene un platito pequeño con caramelos y me acuerdo de Asher robándome el que yo le quite a la vieja del motel para que no me lo comiera. La campanita suena de nuevo y tardo poco en saber quién es.
— ¿La tienes ya? —Asher se apoya en el mostrador con los codos y me mira desde su altura.
—Está buscando —le informo y la mujer levanta la vista para vernos a ambos, sonríe ligeramente y suspira.
—Me queda una con dos camas y un baño, ¿os sirve? —ambos asentimos. Mejor eso que nada.
— ¿Y Liam?
—Oh, ¿venís con un niño? —escuchamos que dice la mujer a la que ya califico de chismosa.
—Algo así, ¿la llave? —la apremia Asher y se agacha a mi altura —se está terminando un cigarrillo fuera, para el estrés, ya sabes —añade antes de curvar ligeramente sus labios. No entiendo a qué juega, no sé si está enfadado, decepcionado, si se alegra de verme así o si disfruta con esto.
La campanita vuelve a sonar y no me hace falta girarme para saber quién es. El que faltaba se pone a mi otro lado imitando la postura del moreno. Literalmente estoy entre dos moles que me sacan dos cabezas —Aquí está el niño —digo, lo que deja confundidos a Liam y a la mujer, que extiende la llave delante de nosotros mientras nos observa con una ceja arqueada.
A ver, que yo no voy a ser la que diga que esto no es sospechoso. Aparecen tres jóvenes en un motel a eso del atardecer. Dos de ellos están más buenos que el pan y son dos tíos hechos y derechos y la restante soy yo, nos ahorramos descripciones.
—Gracias —Liam se la quita de las manos y se gira en redondo para salir por donde mismo había entrado.
—De nada... —pronuncia la mujer a la que parece que se le había aparecido un fantasma. Chica, los tríos así son algo muy extendido, no sé por qué esa cara —segunda planta, tercera puerta a la derecha —se apresura a añadir y es lo que necesitamos para movernos nosotros y salir de la recepción.
—Pobre mujer, parecía que le iba a dar algo... —digo cuando cerramos la puerta y Asher suelta una risa ligera.
—Creo que no quiere ser la responsable o de un asesinato o de una joven inválida —suelta y le doy un golpe en el brazo antes de adelantarme unos pasos para ponerme delante de él.
—No estamos bien, no juegues conmigo —le digo cruzando mis brazos.
—Irónico que ahora seas tú la que lo dice, ¿no crees? —me esquiva y sigue andando hasta alcanzar a Liam, que se las ha ingeniado bien para localizar la habitación. Los sigo y entro la última al cuarto. No es de lo mejor, pero al menos huele a limpio. Cierro a mi espalda y ya noto dos pares de ojos sobre mí —cuando quieras.
—Cuando quiera, ¿qué? —doy unos pasos para separarme de la puerta y camino hasta un radiador de pared que hay al lado, no da mucho calor pero está encendido. Me sirve.
—Cuando quieras hablas y nos cuentas tu versión de los hechos.
—Ya sabes, para que no nos hagamos ideas raras de todo esto —parecen un dúo de gemelos malévolos. Odio cuando se ponen en ese plan.
—Si me decís lo que sabéis igual es más sencillo porque me ahorro detalles, ¿no os parece? —suelto como si fuera obvio.
—Si te decimos lo que sabemos, vuelves a tener la sartén por el mango, va a ser que no —está cada uno sentado en una cama, con los codos apoyados en las rodillas y echándome una mirada de "de aquí no te escapas hasta que sepamos todito todo"
Joder, suerte. De esta no te escapas.
¿Probabilidades de sobrevivir si salgo corriendo de aquí?
0, entre que quieren la verdad y son el doble que tú no tienes opción ni de llegar a abrir la puerta.
Mierda.
—Imagino que no debéis saberlo todo, puesto que no tenéis cara de horror y me seguís hablando...
—Tú prueba, igual te sorprendemos —Liam se levanta de golpe y sale por la puerta como alma que lleva el diablo.
—Ehhh... —señalo en la dirección en la que se ha ido y Asher me hace un gesto para que espere. Yo creo que el cosmos quiere que eche a correr, literalmente tengo la puerta abierta de par en par enfrente mío.
Lo siento, pero suficiente nieve hemos tenido ya.
Mis piernas las controlo yo, querida.
Puedo ser tan pesada como para que te dé un dolor de cabeza de mil demonios.
Ahggg.
Ocupo el lugar del castaño y este reaparece a los dos minutos con la caja de madera y el maletín que estos cogieron de casa. Cierra y deja las cosas encima de una mesita que hay justo enfrente de las camas.
—Vale, ahora sí podemos seguir —comenta este mientras está entretenido en sacar las cosas que había en los objetos que había traído del coche.
¿Si salto por la ventana acabaré con mi sufrimiento?
Como te dije al comienzo de este relato, solo te ganarás ir derecha a un psiquiátrico con una escayola.
Mierda.
—A ver... ¿De qué conoces a mi madre? —comienzo para tener por dónde orientarme.
—Hice mis averiguaciones.
—Y con eso te refieres a... —incito para que siga, pero no hay respuesta. Se levanta y de la caja de madera empieza a sacar hojas de diversos tamaños que va esparciendo sobre la mesita. Me levanto para poder ver mejor y algunas son fotos, las que guardaba en la caja fuerte del motel, otras son hojas con anotaciones y las restantes son fotografías que yo no he tomado, pero en las que salgo como personaje principal —esto... —tomo una en la que se me ve bajando mi tabla de surf del coche. ¿Qué mierda?
—Verás, admito que al principio me creí esa historia de que venías por movidas familiares, era algo bastante probable y realmente no iba a meterme demasiado —comienza Asher mientras ya noto como la vena del cuello me va a estallar de la presión —cuando ya empezaste a evitar las preguntas y a tener actitudes más sospechosas me imaginé que ocurría algo y fue cuando empecé mi pequeña labor como detective con la ayuda de Liam —lo señala levemente con un gesto de la mano y este sonríe al ver que lo miro. Idiotas —es bastante difícil descubrir cosas de alguien que no quiere dejarse descubrir, así que... Tuve que ponerme matemático y llevo todos estos meses intentando despejar la "X" De todo esto —no me jodas, no me jodas, no me jodas... —no voy a decir que haya sido fácil porque...
—Déjate de melodramas y dime de una vez qué coño sabes sobre mí —le interrumpo soltando de golpe la fotografía sobre la mesa y viendo a ambos teniendo una mala sensación por todo el cuerpo.
—Eso me lo vas a contar tú, Eira. ¿Qué gracia tendría si te cuento los detalles de tu vida? —se gira más en mi dirección para observarme.
— ¿Pero cómo...?.
—Algunas veces te seguía, otras repasaba mentalmente las conversaciones que teníamos en busca de pistas y... Bueno, te cloné el teléfono la noche que recuperaste la memoria —suelta sin tapujos antes de sacar al aparato de su bolsillo trasero del pantalón —tienes a Mónica cagada, solo diré eso y cuanto más tiempo pasas evitando contarnos lo que ocurre más cerca estará ella de hacer lo que sea que tenga en mente.
Mira, el que decía que le iba a salir una úlcera por aguantarse la curiosidad y darte espacio.
Me ha estado mintiendo todo este tiempo mientras yo pensaba que no sabía nada.
Eira, eso es lo de menos ahora.
No, no es lo de menos. Desde el principio sabían todo y, aun así, han seguido aquí, dejando a un lado la traición, que me cobraré más adelante, quizás no esté tan sola...
Estás delirando.
No, solo estoy segura de que si estos dos están tan dispuestos a conocer la verdad como para hacer todo esto, los tengo de mi lado.
Se avecina tormenta.
Por fin voy a poder vengarme de Mónica y Gerard sin la preocupación de tener a estos dos detrás.
¿Lo ves todo como una estrategia?
Lo veo todo como lo que es, un juego en el que si te descuidas todo se va a la mierda.
¿Siguiente paso?
Contarles de una vez lo que pasa para poder avanzar y ganar.
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