Capítulo 17
¿Te conozco?
—Entonces necesito que vuelva la chica de la que me enamoré hace seis meses.
¿Es necesario que diga que escuchar esa frase me ha dejado más descolocada de lo que ya estaba?
—Creo que te estás confundiendo... —respondo volviendo a hacer algo de fuerza contra este para que me soltara. Aire. Me hace falta más que nunca en estos momentos. Creo que se están empezando a juntar las paredes y que el oxígeno de este cobertizo se escapa por la puerta.
—Qué más quisiera yo... —retrocede un paso, pero toma mis manos entre las suyas con bastante delicadeza sin dejar de observar mi reacción. ¿Dónde está el Asher desagradable e irónico que conocí hace dos días? Esto no puede ser —De verdad te digo que, si me dejas, voy a intentar ayudarte a resolver este asunto... pero debes confiar en mí.
—No me puedes pedir que haga eso después de contarme que nos conocemos desde hace seis meses —intento escabullirme por uno de los lados de este para salir, pero vuelve a acercarse y esta vez quedamos más cerca el uno del otro. Puedo sentir su cuerpo contra el mío y la fría pared de madera al fondo.
—En realidad nos conocemos desde hace siete... pero eso es lo de menos ahora —me corrige. Eso no es relevante en estos momentos —Escucha, sé que es raro y tienes todo el derecho del mundo a enfadarte y no creerme, pero no estaría haciendo todo esto a menos que fuera cierto... —sigue hablando, pero ya hace unos momentos que había dejado de oírle. Suelto sus manos y dejo las mías caer hasta la altura de los bolsillos, necesito algo. Tengo que salir de aquí. Mantiene mis manos sujetas con una de las suyas y lleva la otra hasta mi mejilla, acariciándola con el pulgar de forma delicada y suave. Su actitud demuestra que esto le tiene inquieto, pero espero que sea muy consciente de que lo que me pide es demasiado complicado teniendo en cuenta como se han dado las cosas —Prometo contarte todo lo que sé, pero es más complejo de lo que parece en realidad... no sabes lo que me duele verte así, Equis.
—Déjame irme, por favor... —pido mientras sigue con lo que ya se ha convertido en un monólogo, logro que al menos libere mis manos, pero no retrocede ni un milímetro. En vista de que no parece hacerme caso agarro del bolsillo del abrigo el bolígrafo había tocado antes y lo clavo en el abdomen de este. Aclaro, no para hacer daño, pero sí como para que note algo punzante y con ello logro que se calle brevemente —Apártate... —repito y tras un par de segundos retrocede unos pasos y aprovecho para salir corriendo de aquel cuartucho lo más rápido posible volviendo al interior de la cabaña.
No me paro a mirar si me sigue a no, pero una vez dentro me dirijo a mi habitación sin importarme si hago más o menos ruido y me tiro al colchón como si mi vida dependiera de ello.
¿Las paredes se juntan cada vez más o soy yo?
Tranquila, tienes que respirar y...
¡No me digas que respire, joder!
Me resbalan algunas lágrimas por las mejillas y siento que me falta el aire. Me desprendo del chaquetón y lo tiro lo más lejos posible de mí mientras intento calmarme.
Dime que no es cierto, por favor.
Yo... no lo sé... recuerdo y sé lo mismo que tú... lo siento.
¿Si me conoce por qué no me lo ha dicho antes? Teníamos una relación y no ha dicho nada en este tiempo, ¿Qué confianza me puede dar eso?
Lo sé, te entiendo. Eso ha sido muy raro.
Y lo peor es que no he estado incómoda hasta esto último. Lo más normal es que si un extraño te acorrala te sientas violentada y tal, pero una parte de mí se sentía bien, a gusto.
Quizás no miente.
O quizás sí y solo quiere que le crea para algo. Estoy confundida y estando así cualquier cosa me puede parecer real, si sumamos que quizás sospeche por lo que ha ocurrido esta tarde cuando he huido de él, pues...
Escucha, igual... igual deberías hablar de esto con alguien.
No me hace gracia ir contando mis penas por ahí y lo sabes de sobra... en especial si no sé ni en qué estoy metida.
Ya, pero esto te supera y puede que otra visión nos ayude. Es eso, que lidiar con ello sola o que sigas intentando sacarle información a Asher.
No me digas su nombre que me vuelve la ansiedad. Aún me siento agobiada dentro de la habitación.
¿Entonces?
Creo que sé a quién puedo contarle mi corta historia sin que me juzgue y logrando una opinión que igual me ayuda a salir de este bloqueo.
No me puede estar pasando esto. ¿Por qué a mí? Como si no tuviera poco con el hecho del misterioso accidente, que nadie se preocupe por mi desaparición y no recordar nada que además debo lidiar con esto, o más bien, con este.
"Equis"
No deja de repetirse su voz suplicante en mi mente junto con esos ojos grises que parecían esconder más de lo que soy capaz de imaginar.
"Equis" "Equis" "Equis" "Equis" "Equis"
Se me hace tan familiar, tan cercano oírle llamarme de esa manera. No lo niego, en su momento se me hizo un apodo extraño pero no en un mal sentido. Me provocaba una sensación de extrañeza que no era capaz de identificar y ahora tampoco. Si hago repaso de todo lo que me ha pasado relacionado con él, la teoría de que nos conocemos tiene bastante peso, pero me sigue quedando la enorme duda, ¿Por qué no dijo nada? ¿Qué esconde como para no querer decir que ambos teníamos una relación?
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