Capítulo cuarenta y cinco.
Sostenía la vista fija en la nada, pensando en la estupidez que había hecho Richard, dos días de lo que me dijo, no he salido de mi cuarto, puesto que no he querido salir para tener que encontrármelo, había traído comida a mi habitación. Alguien tocó la puerta.
—Kaley, tienes que salir. —Axel intento mover la manija pero ésta tenía seguro. No pensaba moverme de ahí. —Richard se suicidó.
Las palabras se quedaron en el aire, la culpabilidad lo mató, ya no tenía a nadie, su esposa murió, una de sus hijas murió y había perdido el soporte de su familia. Abrí la puerta, Axel tenía demasiadas ojeras, como si no hubiese dormido en semanas, se veía años mayor. Sostenía una carta que era para mí. Se la arrebaté y la leí.
Kaley.
Mi hermanita, mi dulce hermana que siempre estuvo ahí, quien me soportó por años, quien vio que tipo de camino elegía para mi vida. La niña más dulce que conocí, quien quería ayudar a los demás. ¿Recuerdas aquella vez que me caí y me encajé dos clavos en el brazo?, recuerdo que decías que me iba a morir, recuerdo tu rostro asustado, de aquella vez, dijiste que no querías que me muriera, que no querías estar sola, nuestros papás no estaban, entonces te dije que te iba a contar una historia y te conté la historia de una pareja que se enamoró y tuvo un hijo que se murió, él se llamó Ben, tenía un hermano llamado Richard y una hermana llamada Kaley. Pero Ben, tuvo un propósito, nunca lo supiste y lo siento, pero sin él, nosotros no pudimos haber existido.
Te fallé como hermano y como amigo.
Una vez rondaba por la calle, me encontré a un hombre de ojos hazel, cabello ondulado y castaño. Estaba ebrio ese día, se me acercó y me dijo «Sé, que tu rencor hacia tu padre es fuerte, deberías de acabar con eso, ¿no crees?» Me convenció después de una larga charla, nuestro padre, antes de que nacieras, me trató como basura, me golpeaba e intentaba drogarme, quería que muriera, así como Ben, para que de ahí nacieras tu, pero no fue necesario, le brindaste a nuestra familia lo que necesitaba, luz, amor y esperanza.
Sólo pido que me perdones.
Richard.
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