Se Elevó El Telón, Y Finalmente Confiesa La Verdad
En el silencio de la habitación, mientras la luz del atardecer filtraba tímidamente por la ventana entreabierta, Takebayashi se encontraba sumergida en sus pensamientos más íntimos. El aire estaba impregnado de la calma que precede a las confesiones difíciles, pero ella seguía aferrada a su secreto con una determinación casi dolorosa.
Sus manos, que antes hacían y deshacian con destreza y precisión, ahora temblaban ligeramente al sostener el pequeño marco de fotos en su regazo. La imagen capturada mostraba a una familia, la familia de Fuutarou
Ese momento fue en año nuevo, algo que había pasado hace unos meses ya, y la mujer tuvo la suerte de estar junto a las personas que más amaba, una sonrisa radiante con los ojos brillantes de alegría se hicieron en su expresión. Pero detrás de esa sonrisa, detrás de la calidez de aquel recuerdo, se escondía la verdad que había decidido proteger a toda costa.
A pesar de esos momentos llenos de felicidad, ella sabía algo... Que esa familia no le pertenecía, que ella por más que se esforzara o lo quisiera no podría ser parte de ellos.
Aun así, se conformaba con estar a su lado y a la vez teniendo una gran carga sobre sus hombros.
La enfermedad que la consumía lentamente, cuyo nombre apenas se atrevía a pronunciar en su mente, había progresado más de lo que los médicos predijeron. Podía sentirlo en cada fibra de su ser, en la fatiga que la embargaba sin piedad y en los dolores que ahora la acompañaban día y noche. La cruel certeza de que esta enfermedad, tarde o temprano, la llevaría hacia un destino inevitable.
Se preguntaba si estaba siendo egoísta al guardar en silencio la realidad de su enfermedad, que probablemente le causaría la muerte. La misma enfermedad que día a día minaba su fuerza y consumía su energía, como una sombra que se alargaba en su interior ¿Acaso no merecía su novio conocer cada faceta de su ser, incluso las más dolorosas?
Pero el miedo, ese viejo compañero silencioso que siempre acechaba en los rincones de su mente, le susurraba con insistencia que era mejor así, que era por el bienestar de Fuutarou.
A lo lejos, el murmullo de la vida cotidiana seguía su curso. Voces amortiguadas por las paredes, el suave zumbido de los electrodomésticos, el tic-tac constante del reloj que marcaba el tiempo inexorable. Sin embargo, en su interior reinaba un silencio más ensordecedor que cualquier ruido externo.
Tomó una decisión entonces, con la solemnidad de quien acepta un destino inevitable. Sabía que tarde o temprano la verdad emergería, imposible de contener por más tiempo. Pero mientras tanto, se aferraba a la ilusión de normalidad, deseando con cada fibra de su ser que ese pequeño espacio de paz no se viera perturbado.
Y así, en el tranquilo interludio de su existencia, entre la dulce nostalgia de los recuerdos compartidos y la sombría certeza de que su enfermedad le llevaría a la muerte, Takebayashi encontraba una extraña calma. Una calma cargada de palabras no dichas, de emociones contenidas y de amor protegido con celo hasta el último aliento.
En ese momento, mientras sostenía la fotografía que capturaba ese momento tan simple pero especial para ella, Takebayashi sentía un nudo en la garganta al pensar en Fuutarou. Él había sido aquel que le robo el corazón, la persona más importante para ella.
Flash back.
En años anteriores Fuutarou no podía darse el lujo de estar en la noche de año nuevo con su familia. Sin embargo, gracias a cierta persona esta vez podría darse ese gusto.
Además de eso, su padre podría verla de nuevo luego de varios años. Como fueron amigos de la infancia él la conoció cuando Fuutarou y Takebayashi eran niños.
Fuutarou decidió invitarla bajo esa excusa, sin embargo, realmente deseaba compartir y recibir con ella el año nuevo.
"¿Crees que le caeré bien?" Le repetía Takebayashi una y otra vez, sin embargo, bajo la suposición de que se gano la confianza de Raiha no debía preocuparse por su padre.
— Lamento llegar tarde, pero por poco y no me dejan salir del trabajo —
Isanari se disculpo, mientras tomaba asiento en la sala.
— Te hubiera ido a traer yo si era necesario — Raiha respondió mientras soltaba una risita — Además ¡Tenias que conocer a Nee-san! —
— H-Hola s-suegro... — Takebayashi saludo tímidamente, a pesar de ser tan descarada de molestar a su novio, realmente temía no agradarle a su familia — E-Es un g-gusto v-verlo después de... Tanto tiempo —
El hombro vio de pies a cabeza a la mujer, y luego sonrió amistosamente.
— ¡Cielos, pero si es Akane-chan! — Isanari empezó a reír — ¡Jaja! Mirate estas super grande! Casi no te reconozco —
— S-Supongo qué si... —
— No seas tímida, puedes llamarme por mi nombre o si quieres dime papá — Le palmeo la espalda — Cielos Fuutarou, siempre haz estado rodeado de bellezas —
— ¡Papá, no digas eso enfrente de ella! — Fuutarou, avergonzado se quejo — ¡Podría mal interpretarlo! —
— Solo juego contigo, en lo que a mi me concierne ella es la única belleza que me haz presentado — Isanari dijo firmemente, probablemente por el ligero resentimiento que tiene con las Nakano por lo que hicieron cambio su perspectiva sobre ellas — Además, Akane-chan ¡Tienes que contarme lo que haz hecho todo estos años! —
Eso pareció brindarle calma, y estaba dispuesta a responder hasta que las niñas llegaron de la nada a la sala y tumbaron a su abuelo.
— ¡Abuelo! —
Exclamaron las cinco felices.
— Oh cielos, están muy lindas ustedes cinco — Isanari elogió a sus nietas, mientras se recomponia — ¿Desde cuando su padre sabe arreglarlas tan bien? —
— Que sepas que no lo hice yo, y además ¿Eso es una ofensa? —
Fuutarou lo vio fijamente, como si tratase de juzgarlo.
— ¡La tía y Akane-san nos ayudaron! — Kaede, en un tono alegre respondió — ¡Nos enseñó a todas a sujetarnos el pelo! —
Las cinco, debido a su largo cabello en desarrollo debían llevar una trenza para sujetarlo, y al parecer la primera en enseñarles esto sorpresivamente fue Takebayashi.
— Y se ven hermosas —
Takebayashi rompió su silencio, manteniendo una sonrisa de satisfacción.
— Me sorprende que Raiha no lo hiciera primero —
Isanari confesó.
— Bueno... No me pareció del todo necesario pero Nee-san las dejo hermosas —
Raiha respondió.
— ¡Nosotras ya éramos hermosas! — Mai exclamó, claramente estaba muy avergonzada por los alagos — P-Pero admito que Takebayashi nos enseñó algo útil.... Y nos vemos bien —
— G-Gracias niñas... —
Takebayashi agradeció.
— Bueno, no puedo permitirme no capturar este momento, así que... ¿Nos tomamos una foto todos? Y a todos me refiero a ti también Akane-chan, además ¡Tu y yo jugaremos a las cartas después! —
— ¡Me encantaría, suegro! —
Isanari sonrió con sinceridad tras la respuesta de la mujer, mientras la familia se reunía para la foto. Takebayashi miró a Fuutarou con gratitud por haberla invitado a compartir este momento tan especial. Pero esto no solo la alegraba a ella, si no a todos los demás en especial a cierto pelinegro. Quien poco a poco superaba una herida de su pasado, pero a la vez también tenía sus propios pensamientos.
Fin del Flash back.
Verlo avanzar, sanando poco a poco las heridas emocionales del pasado, era para ella un bálsamo que aliviaba el dolor que llevaba consigo. Había visto cómo sus risas se volvían más frecuentes, cómo sus preocupaciones se desvanecían lentamente con cada día que pasaban juntos. Temía profundamente que revelar la verdad sobre su enfermedad pudiera arrebatarle esa tranquilidad que tanto se esforzaba por mantener.
El mayor temor de Takebayashi no residía tanto en su propio destino inevitable, sino en el impacto que su revelación tendría en Fuutarou. Temía que el peso de su enfermedad fuera demasiado para él, que pudiera hacerle daño de una manera a él o las niñas que ninguna cantidad de amor o cuidado podría reparar. La idea de ser la causa de su sufrimiento le resultaba insoportable.
Cada noche, mientras yacía despierta, sentía la urgencia de compartir la verdad, de abrir su corazón y dejarlo entrar en su mundo de miedo y vulnerabilidad. Sin embargo, cada vez que se acercaba al borde de la confesión, retrocedía instintivamente, como si al guardar silencio pudiera protegerlo de un dolor que aún no podía imaginar.
Para Takebayashi, la muerte no era un temor que la atormentara. Había llegado a aceptar serenamente su destino inevitable. Lo que realmente la preocupaba era el impacto que su revelación tendría en Fuutarou. Verlo avanzar en su vida, sanando emocionalmente y encontrando la felicidad a su lado, era un consuelo que aliviaba el dolor que llevaba consigo.
No quería ser la causa de su sufrimiento.
No deseaba causarle un dolor insuperable, esos pensamientos venían a ella una y otra vez. Sin embargo, tampoco podría decir con certeza que el estuviera bien si ella moría de repente.
La angustia de pensar en el dolor y la pérdida que su partida traería a Fuutarou y a su familia la paralizaba más que cualquier otra cosa. Así, en silencio, continuaba sosteniendo su secreto, luchando contra el dilema entre la necesidad de compartir la verdad y el deseo de proteger a Fuutarou del sufrimiento futuro que inevitablemente les aguardaba.
(...)
Segundos, minutos, horas y días pasaban sin mejoría evidente en su estado.
Cuando recibía las constantes visitas de Fuutarou, y a veces de Raiha, se esforzaba por fingir estar bien, por no hacerles preocuparse ni un segundo más. Sin embargo, no se puede huir de los problemas, por más que uno lo desee.
Hoy, había prometido ir a un lugar importante, aunque quizás ellos no la esperarían. No podía permitirse fallar.
Sin darse cuenta, ya estaba a mitad de camino. Su cuerpo se movía con lentitud y torpeza, sus piernas parecían dos pequeñas ramas a punto de ceder ante el ligero viento que soplaba. Normalmente, esto no sería motivo de preocupación, pero la enfermedad de Takebayashi estaba consumiendo su cuerpo por completo lo que provocaba esa terrible debilidad.
— F-Feliz... — Intentó decir con voz entrecortada, antes de desplomarse en medio de la calle. Varias personas se acercaron rápidamente, intentando hacerla reaccionar — C-Cumpleaños... Ni... Niñas... —
Susurró débilmente antes de perder el conocimiento por completo.
(...)
(...)
(...)
Han transcurrido días desde que Takebayashi cayó en un desmayo devastador, un acontecimiento que marcó el inicio de una tormenta para Fuutarou.
El día del cumpleaños de las niñas, ella fue internada en el hospital.
Takebayashi, que luchaba contra su enfermedad le mentía en cada visita que le daba al hospital. Se esforzaba por sonreír pero su estado decadente cada vez era más obvio.
Fuutarou, lleno de preocupación y tormento crecientes, regresaba de su visita diaria al hospital. El peso de la incertidumbre y el miedo se reflejaba en cada paso que daba.
— Bienvenido Onii-chan... — Raiha lo recibió, con una expresión de preocupación en su rostro — ¿Cómo está Nee-san? —
— No está bien, y no me dice que es lo que le está pasando — Fuutarou respondió — Se que esta mal, pero si solo supiera que tiene quizás podría... —
Incluso aunque lo dijera, nada podría respaldar eso. No tiene conocimientos medicos, pero como el novio de la mujer se sentía en el derecho de saber que es lo que le pasaba.
— Entonces.... Esto explica claramente cuando decaia y enfermaba repentinamente, nunca fue por trabajo —
— Me siento como un idiota, quizás si me hubiera enterado podríamos haberla ayudado —
— ¿Pero como se siente ella? —
— Yo.... No lo se, siempre que estoy se esfuerza por sonreír y hablar, me pregunta siempre por ti y las niñas pero...—
— ¡¿Entonces por que no nos dejas ir a verla?! —
Raiha exclamó de repente.
— Ella me lo pidió, dijo que nunca quiso que yo la viera de esa manera... Y mucho menos tu o las niñas —
En los primeros días que estuvo de visita en el hospital, Takebayashi le dijo eso.
Ella no deseaba que la vieran en el estado en el que estaba. No podría tolerar eso
En un momento, las niñas se acercaron, quizás el grito de Raiha llamó su atención.
— ¿E-Están peleando? —
Rena fue la primera en preguntar algo, se veía algo asustada.
— N-No... Solo Onii-chan me asustó — Raiha no dudo en mentir — Además deberían estar haciendo su tarea —
— ¿Y Akane-san? — Kaede pregunto — Papá... Ella prometió venir a nuestro cumpleaños y no vino ¿Esta bien? ¿Va a volver? —
En ese momento Fuutarou dudo en que responder, no tenía el carácter en ese momento de confesar lo que estaba pasando.
Pero lo mejor era que las niñas no lo supieran, seguramente no podrían asimilar una situación así.
— Ella.... Ella está bien, les manda muchos saludos y un abrazo — Fuutarou respondió en un intento de calmar la preocupación de la menor — Esta muy ocupada y cuando... Cuando todo pase, ella volverá y todos... Tomaremos un helado ¿Si? —
— ¿L-Lo p-prometes? — Hiroko pregunto — ¡Q-Queremos verla! —
— Yo quiero que vea el cuadro que pinte — Kaede dijo — Ella... Ella parecía muy feliz al verme pintar —
— Y-Yo... Quiero regalarle la medalla que ganamos — Yuki dijo tímidamente — E-Ella..
Se veía tan feliz... —
—... Lo hará... Se que lo hará, ella vendrá — Fuutarou intento mantener la calma ante la situación, la tristeza y la impotencia empezaban a hacerse con el — Solo.... Sean pacientes —
— Hmmm — Mai se cruzó se brazos — De que se preocupan ¡Ella volverá! ¡Me prometió que se esforzaria en jugar conmigo a las cosquillas! Además nos prometió un gran regalo de cumpleaños —
Esto por breves momentos ocasionó una sonrisa en Raiha y Fuutarou.
Sin embargo, Rena, quien estuvo callada estaba frustrada, apretaba sus puños con fuerza y pequeñas lágrimas bajaban por sus ojos.
— M-Mamá N-No n-nos dejara ¿V-Verdad? —
La pregunta de la niña dejó congelados a los mayores, quienes no supieron que responder ante tal repentina declaración.
Raiha, quien se estaba manteniendo tranquila no tardó en tapar su rostro con sus manos, no podía llorar enfrente de ella.
Pero ¿Por qué lo hacía?
¿Por qué lloraba por lo que Rena dijo?
Eso es simple, la razón es porque no sabe que pasara con su Nee-san, por más que quiera sentirse positiva ella de alguna forma vio las decaidas qué tuvo antes de ser internada. La vio desgastarse poco a poco ¿Y que lo hacía más doloroso?
Qué Rena.... Había empezado a verla como su madre, como las figuras que antes Raiha respetaba y ahora odiaba. Takebayashi había ocupado ese lugar y ahora... Y ahora...
— R-Rena... No llores por favor —
Fuutarou le rogó a la niña.
— E-Ella.... E-Ella es nuestra mami...Sniff— Rena se cubrió el rostro, pero no paraba de llorar — E-Ella nos c-cuida... Sniff..... N-nos a-alimenta a v-veces y.... n-nos a-ama... E-Eso... ¿E-Es una m-madre? —
— R-Rena N-No d-digas q-que n-nos abandonará — Yuki, probablemente la más sensible y débil de las cinco empezó a llorar — E-Ella... ¡NO HARÍA ESO! —
— E-Ella t-tiene q-qué v-ver la p-pintura... Y-Yo la p-pinte para ella... —
Kaede sollozo.
— ¡E-Ella v-volvera! — Hiroko intento mantenerse positiva, pero sin querer también lloraba — E-Ella... E-Ella n-nos quiere... —
Mai simplemente se volteo y se fue.
Raiha la siguió, pero fue más una excusa para evitar ver más esa escena, que le hacía sentir que su corazón se quebraba en mil pedazos.
Fuutarou no reaccionaba, simplemente se quedaba en blanco y aunque quisiera decir algo para poder calmarlas simplemente las palabras no salían.
—Sniff C-Cuando e-estábamos en e-el festival... E-El u-último r-reto...Sniff — Rena sollozaba, en una profunda tristeza — E-Era t-traer a n-nuestta m-madre... A-Akane-san lo e-es... P-Porque n-nos q-quiere y n-nos c-cuida.... E-Ella v-volverá ¿V-Verdad? —
Aun las palabras no sabían, pero él tenía que hacer algo. Pero lo único que pudo hacer es abrazarlas a las cinco, y así, quizás apaciguar un poco el llanto.
Quizás no hay nada más puro, que el amor que un niño puede otorgar.
Y tampoco algo más doloroso, que el llanto de un niño en estas circunstancias.
Quizás, Takebayashi ahora tenía un papel más relevante.
Y aun así, decidió mentir.
Decidió ser egoísta con ella misma y con los demás.
No era algo malo, pero también estaba lejos de ser algo bueno, conocerse, conectar y relacionarse. Esta relación cada vez iba más lejos, y era algo que podía llamarse "Genuino"
Si no fuera así, el llanto nunca hubiera empezado.
Las lágrimas no debían salir.
Sin embargo, eso solo demostró la plenitud de la relación que construyeron, una mujer que no parió a esas niñas lentamente se adentro en sus corazones y sin quererlo...
Se volvió su madre.
(...)
Takebayashi empeoraba cada día más. Pero siempre sonreía, ocultando la verdad sobre su enfermedad que sabía la estaba consumiendo lentamente.
Era un día oscuro, Fuutarou estaba de visita en el hospital pero antes de ir a ver a su novia, el doctor lo interrumpió.
— Uesugi-kun ¿Estás al tanto del estado de Takebayashi-kun? —
El doctor se acercó a Fuutarou con una expresión grave y compasiva.
— No entiendo mucho y no me han dado detalles... ¿Puede explicarme que tiene? —
Fuutarou miraba al doctor con los ojos llenos de preocupación y ansiedad.
— Parece que ella no te lo dijo. La señorita sufre de una enfermedad desde pequeña. Con el tiempo, su cuerpo se desgasta, afectando sus huesos y órganos. Cada día tiene menos energías para moverse o realizar actividades —
El doctor explicó con una ceja arqueada, observando la reacción de Fuutarou.
Fuutarou sintió como si un peso enorme se posara sobre su pecho. Respiró profundamente para contener las lágrimas que amenazaban con salir.
— ¿Y... y se recuperará? —
Preguntó con voz temblorosa, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
El doctor bajó la mirada brevemente antes de responder con calma.
— Deberías hablar con ella ahora, Uesugi-kun. Aproveche este momento, no sabemos que pueda pasar después—
Dijo antes de retirarse dejando a Fuutarou con sus pensamientos abrumadores.
Con el corazón en un puño, Fuutarou entró en la habitación de Takebayashi.
El dolor le atravesó el pecho al verla tan vulnerable. Estaba postrada en la cama del hospital, rodeada de tubos y máquinas zumbantes. Un respirador le ayudaba a tomar aire, sus ojos cerrados y una leve sonrisa en los labios.
— No deberías quitarte la máscara... —
Murmuró Fuutarou con voz ronca al verla quitársela.
— ¿No? A veces es mejor sonreír, especialmente para las personas más importantes... Y me refiero a ti, tonto—
Respondió ella débilmente, su voz apenas audible sobre el susurro de las máquinas.
Fuutarou se acercó a ella con cautela, sintiendo un nudo en la garganta.
— Por favor ten más cuidado —
— Te preocupas demasiado —
Dijo ella con una risa suave, forzada pero llena de cariño.
— No debes esforzarte tanto, y lo sabes —
Le dijo él con preocupación. Esto hizo que ella soltara una leve risa.
— Fuutarou-san, debo ser sincera contigo. Mi enfermedad me está consumiendo cada vez más... — Ella tosió débilmente — Nunca te lo dije porque quería disfrutar al máximo el tiempo contigo, pero también no quería hacerte sufrir... Perdoname, pero solo... Solo quería que estuvieras bien, no... No sufras por mi ¿S-Si? —
— ¡No digas esas tonterías ahora! Aún tenemos mucho por recorrer juntos — El sonrió, aunque era evidente su tristeza — ¿Verdad? ¿Verdad? —
Ella simplemente negó con la cabeza lentamente, de lado a lado.
— He disfrutado cada momento... aunque fuera una farsa entre nosotros — Comenzó a llorar, pero ella no dejaba de sonreír — Aunque te amara con todo mi ser y me entregara por completo... Sabía que nunca podrías dejar de pensar en ellas. En el fondo, me convencí de que las olvidarías y seríamos tú y yo con las niñas. Pero todo fue una mentira. A pesar de eso, quise seguir aquí para ti, para aliviar tu dolor —
— ¡Takebayashi, yo...! —
— No lo niegues. Sé que el amor que me tienes no es tan grande como el que tuviste por ellas — Su sonrisa persistía — Me di cuenta hace tiempo de que, sin importar lo que hiciera, tus sentimientos seguirían ahí. Pero quise hacerte feliz aunque fuera por un breve tiempo, y ser feliz contigo aunque nuestro amor... Fuera una simple mentira — Pequeñas lágrimas bajaban de sus ojos — De otro modo ¿Crees que esa culpa que sentías... Simplemente era eso? Decidiste tomar tu decisión pero... Tu... Tu las amabas mucho más que a mi ¿Verdad? Esa foto que guardas en esa caja debajo de tu cama.... Lo dice todo —
— L-lo siento... —
Apenas pudo articular Fuutarou, con lágrimas llenando su rostro.
— Aunque me dolió, sinceramente no cambiaría haber vivido... una mentira tan real — Su voz se quebraba, pero ella seguía sonriendo — Me sentí tan feliz a pesar de no haber ganado tu corazón. Contigo, al menos por un momento, fui feliz aunque fuera una mentira — Sus ojos lagrimeaban mientras sonreía. — Gracias por hacerme tan feliz.... Gracias... Gracias por todo —
Su sonrisa era genuina, a pesar de las lágrimas que caían esa sonrisa no era falsa.
— N-no digas eso c-como si te estuvieras despidiendo ¡Tú vivirás y seguiremos construyendo recuerdos juntos! ¡Yo realmente... Realmente te amo Akane! —
— Yo... Eso.... Eso es más de lo que siempre he querido oír... — Tosió con más fuerza — Sé que tal vez aún no lo entiendas completamente y estés confundido, pero quiero que... quiero que...—
Ella tosió repetidamente y se sujeto el pecho.
— ¡C-cálmate y respira! —
Fuutarou la intento calmar por un momento.
— L-Lo s-siento... lo s-siento tanto... F-Fuutarou-san r-realmente lo siento —
Susurró entre sollozos, la angustia desgarrándole el alma.
— ¡No lo sientas, calmate! —
— P-Prometeme.... — Takebayashi lo tomo de la mano con sus últimas fuerzas en ese momento — P-Prometeme q-qué pase... Pase lo que pase seguirás adelante.... P-Prometeme que serás feliz...—
La chica inmediatamente luego soltó su mano.
De repente, un pitido agudo resonó en la habitación, seguido de las alarmas estridentes de los monitores. Una enfermera entró apresuradamente seguida de varios médicos, con expresiones de urgencia y determinación en sus rostros.
— ¡La paciente está sufriendo un infarto! —
Exclamó la enfermera, mientras se movían con rapidez alrededor de Takebayashi, conectándola a más equipos y administrando medicamentos con precisión quirúrgica.
Fuutarou, paralizado por el shock, apenas podía procesar lo que estaba sucediendo. Sus manos temblaban mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Inmediatamente los médicos lo sacaron de la habitación.
El sonido de las voces apresuradas y el ruido de la maquinaria médica llenaban la habitación, contrastando con la tranquilidad que Takebayashi había mostrado apenas momentos antes. Su rostro, aunque pálido, seguía manteniendo esa sonrisa serena que tanto había reconfortado a Fuutarou en tiempos difíciles.
— ¡AKANE! —
Gritó él, con desesperación en su voz, tratando de acercarse a ella, pero las manos firmes de los médicos lo detuvieron, sacándolo de la habitación.
Desde el pasillo, todo parecía una neblina confusa de actividad frenética y sentimientos desgarradores. Fuutarou apretó los puños, sintiendo una impotencia abrumadora. Miró hacia la habitación donde los médicos continuaban su batalla por salvarla, con la esperanza frágil de que el amor y la fuerza de Takebayashi fueran suficientes para superar este momento crítico.
Mientras las lágrimas seguían cayendo silenciosamente por sus mejillas, un dolor profundo se instaló en su pecho, mezcla de tristeza por lo que podría perder, por tal vez no haberle demostrado que tanto la amaba.
Realmente, nunca superó a las quintillizas, las amaba tanto que decidió culparse así mismo por el abandono.
Decidió justificar las acciones de ellas.
Decidió aceptar los sentimientos de Takebayashi para poder olvidarlas, y aunque lo estaba logrando eso no era justo para ella.
Ahora... Podría perderla, y nada ni nadie podía deshacerse del pecado que el había cometido.
"Una mentira, tan real"
Se Elevó El Telón, Y Finalmente Confiesa La Verdad.
Nora del autor.
Y acá se acaba el spin off!!
Y si, hablo enserio, esta es la última parte que conecta directamente con "Responsabilidad al Quintuple" Este capitulo se ve como un flash back del capitulo 6 exactamente, pero aquí se mostró con breves cambios para hacerlo más... Diganlo ustedes jaja.
Hay diferencias y se añadieron mínimas cosas a comparación de ese capitulo 6.
Entonces, prácticamente para el que quiera puede dejar de leer la historia en este punto y quedarse con la ruta mostrada en responsabilidad al quintuple.
Lector — Pero Mega ¿No dijiste que aquí se acababa el spin off?
Pues si pendejo, de aquí a los próximos capítulos seguiré actualizando esta historia, sin embargo lo que sigue de aquí en adelante ya es otra ruta completamente distinta a responsabilidad al quintuple.
JAJAJA volví a enfriar a Takebayashi, soy un ídolo.
Las reacciones de las niñas no se hicieron esperar, y sin quererlo Takebayashi lentamente entro a sus corazones y ya hay una de ellas que la considera totalmente su madre.
Además hubieron revelaciones importantes como el cuadro de Rena y la verdad sobre el concurso de retos dados en el festival escolar de las niñas.
¿Realmente con lo poco que hizo Takebayashi, se merece tal reconocimiento?
Peeero también se nos menciona que hubo una verdad oculta, y esta si que esta relacionada con la otra historia y es sobre los se Timor tos de Fuutarou, quien más allá de la culpa que sintió también ocultaba algo.
¿El Fuutarou esta bien pendejo?
¿Acaso esa explicación mediocre significa algo?
¿El autor anda haciendo guionazos de nuevo?
¿Raiha va a ganar en esa historia porque hay mucho norteño leyendo esto?
JAJAJA sería loco eso último pero no.
YA LES DIJE QUE NO 🤨📸
Pero en fin, aquí acaba el arco más corto de la historia pero a la vez el que quizás más importancia tenga.
Carajo ya vamos 10 capítulos.
El próximo capitulo no hará parte de ningún arco como tal, ya que hace parte del desarrollo directo del prota ¡No se lo pierdan!
¿Qué les pareció el capitulo?
¿Van a funarme por enfriar a Takebayashi por segunda vez?
Sin más que decir les doy un abrazo psicológico y nos vemos en próximas actualizaciones.
AAAAAADIOOOOOOS!
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