Nadie Sabe Porque Empezaron Esta Relación

En el entrelazado tapiz de nuestra existencia, verdades y mentiras no son términos opuestos, sino que van de la mano. A lo largo de la vida, nos encontramos navegando entre los claros matices de la verdad y las sombras difusas de la mentira. Esta coexistencia no es un simple accidente, sino una manifestación de la complejidad inherente a la mente humana.

Las verdades son las piedras angulares de nuestro entendimiento del mundo. Son los hechos que, al ser verificables y consistentes, nos permiten construir una base sólida para nuestras creencias y decisiones. Las verdades no cambian con el tiempo ni se alteran con las opiniones; son como estrellas fijas en el cielo nocturno, proporcionando dirección y estabilidad. Sin embargo, la realidad en sí misma es un vasto horizonte de matices, y no siempre es fácil distinguir una verdad absoluta entre la marea cambiante de perspectivas individuales.

Por otro lado, las mentiras, en sus diversas formas, a menudo surgen de la necesidad humana de protegerse o manipular. A veces, una mentira se origina en el deseo de preservar una imagen, evitar el dolor o alcanzar un objetivo personal. Otras veces, una mentira puede ser el resultado de una interpretación errónea de los hechos o una distorsión inconsciente de la realidad. Las mentiras tienen el poder de influir en nuestras percepciones y decisiones, distorsionando la verdad a través de una lente subjetiva.

Akane había mentido, pero para la visión abstracta de las mentiras no lo hacía para protegerse así misma. Si no para proteger a las personas que ama y evitarles el sufrimiento.

Esto trascendió más allá de su propio bienestar, la mentira que había forjado terminó siendo una revelación que llevo hacia la verdad de todos sus pensamientos.

Esta dualidad entre verdad y mentira explica esta situación de una forma abstracta. Akane no mintió para salvarse así misma, si no para proteger lo que ama.

En la búsqueda de la estabilidad de Fuutarou, Akane confronto con necesidad el pasado de Fuutarou, lleno de capas de engaño y percepciones erróneas. La tarea se la había dado así misma, pese al cuestionamiento y dudas de Fuutarou.

La verdad y la mentira en esta situación coexisten no sólo porque Akane quiso proteger a Fuutarou, esto iba a un tema más trascendental que incluso podría estar lejos de su propia comprensión.

La verdad puede ser esquiva, y lo que consideramos verdadero puede cambiar con el tiempo y con nuevas perspectivas. Del mismo modo, una mentira puede ser descubierta, revelando una verdad más profunda o más matizada en el proceso.

Esto resume lo que paso, a pesar de que los sentimientos de Akane eran más claros que el agua, aún habían pensamientos que no son comprendidos del todo.

¿Cómo una persona es capaz de soportar toda esa situación?

Akane sabía que Fuutarou no la amaba como lo hizo con las quintillizas. Pero ¿Cómo fue que reaccionó en el momento que encontró esa foto?

¿Qué sintió?

¿Cómo fue capaz de seguir al lado de Fuutarou luego de eso?

¿Cúal es el tipo de amor que ella siempre le dio y que Fuutarou aun no comprende del todo?

Momentos antes de encontrar la foto, Akane acababa de llegar a él lugar donde residia su novio. Tenía pensado invitarlo a él y las niñas a pasar el rato.

Pará esos momentos ya estaban saliendo y llevaban un buen tiempo en eso. Además, Akane siempre involucrada a las niñas en los planes de los dos, aunque claro. Siempre tenían uno o dos momentos en los que podían estar completamente solos.

— ¿Ah? — Fuutarou abrio la puerta, y vio con sorpresa que Akane estaba enfrente — ¿Takebayashi? —

— Akane — Ella lo corrigió mientras inflaba sus mejillas con molestia — Mooo, esa no es forma de recibir a tu novia —

— L-Lo siento, solo que no te esperaba hoy —

— ¿Oh? ¿Acaso me estas siendo infiel? —

— No juegues con eso — Fuutarou suspiro — Hoy estaba arreglando un poco el lugar, hay muchas cosas viejas que tengo que tirar y otras que limpiar —

— Ohhhh ¡Comprendo, comprendo! — Akane sonrió — Tenía pensado invitarte a ti y las niñas a pasar el rato, ya sabes ¡Además, les prometí a ellas que les enseñaría a jugar ajedrez! —

— Lo sé, pero no pensé que vendrías hoy — Fuutarou se rasco un poco la cabeza — Se fueron temprano con el viejo y Raiha, así que estoy solo —

— Es una pena, así que... ¿Estas limpiando, no? —

— Así es, las niñas son un poco desorganizadas y eso dificulta el trabajo —

— Pues que remedio, te ayudaré —

Akane paso de largo y entró al lugar, y Fuutarou se quedo procesando unos segundos lo que había dicho la pelinegra, hasta que volvió en sí y fue tras ella.

— ¡Oye, no tienes porque hacer eso! — Fuutarou intento convencerla — No puedo permitir que una visita se ponga a limpiar, es de mala educación eso —

— Es peor dejar a tu novia plantada — Akane respondió mientras lo veía de manera burlona — Además no tengo mucho más que hacer, y un momento a solas contigo es una de cada tres veces —

—... ¿Esa es tu excusa? —

— Si, y no me harás cambiar de opinión — Ella dejo su bolso y abrigo en un perchero, luego puso su mano derecha en su frente haciendo una pose militar — ¡Muy bien jefe! ¿Por Donde empezamos? —

Fuutarou suspiro estando completamente resignado ante ello. Intentar convencer a esta mujer era como tratar de hacer que un perro hable.

— Takebayashi, se que no sirve de nada pero no tienes porque hacer esto —

— Dime Akane, y no, no tengo pero quiero hacerlo — Akane respondió tranquilamente — ¿Por qué tanta resignación? ¿Acaso tienes revistas cochinas por ahí? —

— Sabes que no, hay niñas en esta casa —

— Si no hubieran ¿Las tendrías? —

— ¿Sabes que? No voy a detenerte — Fuutarou finalmente se resignó — Tratar de convencerte es como intentar hacer que un autor de manga cambia el final de su obra —

— Fufufu ¡Así me gusta! — Akane infló el pecho con orgullo — Muy bien ¿Por donde debería empezar? Hmmm —

— Estaba terminando de empacar unas cosas que las niñas ya no usan, pensaba limpiar luego las habitaciones —

— ¿Y solo ellas tienen cosas viejas? Además ¿Qué harás con esas cosas? —

— Las donare al orfanato — Fuutarou respondió — Seguro otros le darán buen uso —

— ¿Desde cuando eres tan considerado? —

— Si te encanta tomarme el pelo ¿Verdad? —

Akane sonrió de manera divertida, aunque lo negara una y mil veces a ella le encantaba molestarlo cada que tenía la oportunidad.

— Decías que no arreglaste algunas habitaciones ¿Verdad? — Akane pregunto y Fuutarou asintió en respuesta — ¿Te molesta si yo me encargo de eso? —

— Supongo que no, deje algunas cosas en las habitaciones así que organizalas en lo que yo termino de organizar la ropa vieja de las niñas —

— Entonces yo me encargo —

— Si necesitas algo dímelo, luego salgamos a comer algo ¿Esta bien? —

— Ohhh, si tomaras la iniciativa más seguido sería encantador — Akane sonrió — Me parece bien —

Akane se retiro explícitamente hacia la habitación de su novio, en la que habían varias cajas con diversas cosas en ellas, y lo más probable es que no estuvieran organizadas adecuadamente.

Akane sabía que su novio no era alguien necesariamente ordenado. Aunque mantenía la casa lo suficientemente limpia para que no notará el desorden.

Pero bien, algunas mujeres encuentran algo mal en el más mínimo detalle.

Quizás se vería raro que Akane fuera directamente a esa habitación, cualquiera diría que quiere espiar y ver que cosas tiene su novio. Sin embargo, esto queda descartado ya que Akane no es ese tipo de mujer. Aunque si le encontrará alguna revista si que tendría algo con que molestarlo.

Qué mujer tan particular ¿No?

Akane empezó por lo básico, que es organizar el contendió de las cajas por lo que: Se queda y se tira. Realmente no es que Fuutarou tuviera muchas pertenencias más allá de viejos libros que probablemente podría vender, además de viejo material de estudio qué quizás le serviría a algún desesperado que esta a punto de reprobar.

— ¡Fuutarou-san! Podrías vender esos libros ¿Sabes? —
Akane le grito.

— ¡No es una mala idea! —
Fuutarou le grito desde la sala.

Sin más, así paso el tiempo en el que Akane organizaba esas cajas. Aunque no podemos decir que se tardó mucho ya que como dije, Fuutarou no tenía muchas pertenencias, así que era evidente que no tardaría mucho.

Una vez las cajas estaban selladas y organizadas, Akane estaba apunto de cargarlas y llevarlas hacia la sala, pero Fuutarou apareció y se hizo cargo.

— No te preocupes por eso — Fuutarou tomo la pila de cajas — Sabes que no haz estado bien de salud últimamente, así que yo me encargo de llevarlas ¿Esta bien? —

Pará ese entonces, Akane ya había empezado a sufrir sus antibajos por su enfermedad. Aunque en ese momento no era tan grave.

— Qué caballero — Akane se sonrojo un poco por la acción — ¿Donde dejaste a mi chico insensible? El que no dudaría en mandarme a dormir en la calle —

— Ya superalo —

— Lleva esas cajas a la sala, luego podemos tirarlas a la basura  — Akane agarro una pequeña pila de cajas y estaba apunto de llevarlas al armario pero noto que estaba algo sucio — Hmmm... —

— Deja eso ahí, yo llevaré esto de una vez a la basura —

Fuutarou se retiro de la habitación dejando a Akane con una ceja levantada.

— Qué remedio, antes de meter eso ahí limpiare un poco —

(...)

Aunque Fuutarou regreso luego de unos minutos, no fue capaz de detener a Akane, quien estaba muy empeñada en dejar limpia la habitación del pelinegro.

Fuutarou no podía con la vergüenza, enserio que le estaba dando mucha pena que Akane fuera quien hiciera esas cosas de las que debía encargarse el. Sin embargo, tratar de convencer a esa mujer realmente era imposible.

¿Ya cuantas veces mencione esto?

— Me conformó con que me invites a comer algo rico — Akane le dijo para intentar calmarlo — Esto no es gratis ¿Sabes? —

— Bien, bien... Te llevaré a un buen lugar — Fuutarou dijo, sin embargo aun no parecía del todo convencido — ¿Qué tipo de ejemplo estoy dando? —

— Jummm, probablemente de que eres un desorganizado, señor Uesugi Fuutarou —

—... Realmente estás disfrutando esto ¿No? —

— No puedes culparme, me encanta verte cuando estas molesto — Akane se acercó a él y lo abrazo — O más bien, me encanta molestarte —

— Si puedo notarlo — Fuutarou suspiro — Te prepararé una limonada, pareces algo cansada —

— Cosas tuyas querido, pero no me vendría mal —

Y así ambos se dispusieron a seguir con lo suyo, Fuutarou fue a la cocina a preparar una limonada y Akane continuo con la limpieza.

Mientras organizaba y limpiaba unos cajones, de uno de ellos salió una foto que cayó al suelo, ella con intriga la sostuvo entre sus manos para llevarse una muy... Muy mala sorpresa.


Akane sostuvo la foto unos segundos con un shock creciente.

No tembló, no parecía reaccionar.

Pero...

Esa foto empezó a empaparse.

— (T-Tonta... T-Tu ya sabias e-esto) — Involuntariamente de los ojos de Akane empezaron a salir lágrimas qué ella no podía controlar, el solo ver esa foto provocó eso — (N-No... No debería caer ninguna lagrima, en el pasado ya llore bastante) — Aunque quisiera detenerse, las lágrimas no paraban de bajar por sus ojos — (P-Por favor Akane... Controlate) —

— Oye, olvide algo — Fuutarou se asomo por la puerta, a lo cual Akane rápidamente se volteo y lo vio fijamente mientras ocultaba la foto en su espalda — No tengo limones ¿Me acompañas por unos? —

— Si... Claro —
Akane respondió forzando una sonrisa.

— Oye, lo que sea que tengas ahí dejalo donde estaba — Fuutarou se fue a la sala — Sabes que no me gusta que tomes mis cosas para luego molestarme con ellas  —

— Que aburrido... — Akane sonrió al verlo alejarse, y luego se sentó unos segundos en el suelo, suspirando agitadamente— (P-Por s-suerte pude parar de llorar, p-porque... P-Porque si continuaba e-el no se movería de aquí h-hasta s-saber el motivo.... Y-Ya lo s-sabía.... Que a pesar de... A pesar de...) — Se tomó el pecho y empezó a regular su respiración para calmarse — (Sabía que a pesar de todo ese daño que te hicieron... No serias capaz de olvidar todo lo que pasaron, que yo... Nunca seré amada por ti como las amaste a ellas. Por eso ahora mismo no soy la que necesita ayuda, porque se que si se lo digo se forzara a hacerlo. No puedo decirle como me siento, es por su bien. Se lo que siente y piensa Fuutarou-san más que nadie, aun así no quice rendirme, ni ceder o rechazar la idea de ser su novia porque yo... Lo amo, y aun así sabía que esto pasaría, que me ilusionaria y lloraría, que nunca seré lo mismo que ellas fueron para el. Esto debería ser fácil, pero yo... No puedo hacer nada, no puedo ser egoísta y quererlo para mi cuando se que yo.... Moriré) — Se paro y guardo la foto en el bolsillo de su falda — (Sabiendo todo eso... No puedo parar de llorar ahora) — Su rostro estaba cubierto de lágrimas en medio de aquella sonrisa que estaba forzando — (Ojalá no pudiera dejar de hacerlo... Este es el veneno del verdadero amor...) —

Akane sabía que probablemente nunca sería lo que fueron las quintillizas para Fuutarou. Asimilo eso y lloro, se guardo sus propios sentimientos con la excusa de que no quería forzar a Fuutarou, pero más allá de eso. No deseaba ser egoísta pensando en que ella finalmente moriría.

Ella sabía perfectamente que no se puede tener todo en esta vida, la misma vida es injusta y dolorosa. Akane tomo ese dolor y lo convirtió en amor.

Sin embargo, Fuutarou se dio cuenta muy tarde de eso.

(...)

Volviendo al presente.

En la sala de espera del hospital, un manto de tranquilidad envolvía el ambiente. La luz del amanecer comenzaba a filtrar a través de las persianas parcialmente abiertas, proyectando suaves destellos dorados sobre el linóleo gris. Los primeros rayos del sol se deslizaban con delicadeza sobre las sillas dispuestas en hileras ordenadas.

Fuutarou, exhausto, estaba recostado en una de las sillas. Su cuerpo estaba encorvado en una posición incómoda, pero el cansancio había dibujado una expresión de paz en su rostro. La cabeza apoyada en el respaldo, los ojos cerrados con firmeza y los cabellos ligeramente despeinados daban testimonio de una noche de desvelo y preocupación.

La luz matutina danzaba suavemente sobre su figura, resaltando el contorno de su rostro y creando un halo de calma a su alrededor. El sonido lejano del tráfico y las conversaciones apagadas del hospital parecían difuminarse, dejándolo envuelto en un silencio casi sacro. Cada destello dorado que entraba por la ventana parecía ser un reflejo de esperanza, prometiendo un nuevo comienzo en medio de la quietud y la espera.

En medio de eso, un doctor salió apresurado, y al ver desde lejos al pelinegro no dudo en acercarse rápidamente.

— ¡Joven Uesugi! Esto es un milagro — El doctor empezó a agitar el cuerpo de Fuutarou para despertarlo — ¡Despierte! —

— ¡¿Qué paso?! — Fuutarou despertó, y observó al doctor fijamente con preocupación  — Doc ¡¿Qué sucedió?! ¡¿Cómo está Akane?! —

— Takebayashi-kun... Esta viva —

Ante las palabras del doctor Fuutarou había quedado en blanco. Puesto a que, prácticamente la habían dado como muerta ya que el mismo doctor le había dicho "Es probable que no pase de la noche"

Y todo eso tenia sentido, su cuerpo era débil por una enfermedad que desgastaba todo su cuerpo y órganos. Un ataque debió acabar con ella al instante, pero resistió y milagrosamente... Está viva.

— D-Debe estar bromeando... — Fuutarou empezó a llorar — ¡Y-Yo..... Y-Yo pensé que...! —

— El infarto no se la llevo... — El doctor confesó — De alguna forma, esa mujer es fuerte o tiene bastante suerte. Ahora mismo estamos legalizando los temas de su tratamiento ya que el doctor que la tratara llegará antes de lo previsto. Además la tenemos en cuidados intensivos para asegurarnos de mantenerla estable hasta que inicie todo —

— Doctor, por favor no me mienta — Fuutarou lo agarro de los hombros — ¡Dígamelo! ¡¿Ella lo va a lograr?! —

— Haremos lo posible porque así sea, debemos hablar con su padre y que el de los consentimientos necesarios —

— ¿Ella estará bien si todo funciona? —

— Eso dependerá de ella, así que su padre y usted deberán apoyarla lo más que puedan —

— Doctor...¡¿Qué le paso a mi hija?! — Manjirou, quien apareció de la nada le pregunto con pánico — ¡¿Cómo esta?!  E-Estaba en el baño así que ¡Dígame que pasa con ella! —

— Señor Takebayashi.... Su hija puede lograrlo — El doctor le sonrió — Aun esta viva —

Las lágrimas no tardaron en bajar del rostro de aquel adulto.

— ¡¿Qué hay que hacer?! —

— Acompañeme, debe firmar un consentimiento sobre su tratamiento ya que ella es incapaz de hacerlo ahora — El doctor indicó — Señor... Su hija es bastante fuerte —

Fuutarou aun estaba en shock, tal vez intentando procesar todo lo que estaba pasando.

Akane debía morir. Pero...

Aun esta viva.

Y eso significa una nueva esperanza, una nueva oportunidad que la vida le estaba dando no solo a Akane, si no Fuutarou.

¿El sería capaz de aprovechar esa oportunidad?

¿Realmente ya se decidió y cumplirá las palabras que le dijo a Manjirou?

Solo el tiempo lo dirá, y aún no podemos dar salvada a Akane.

Nota del autor.

Autor triste, no le gustó hacer que la waifu sufriera.

Pero es un riesgo, que estoy dispuesto a tomar.

Aquí vemos la versión de Akane de como encontró la foto, y a la vez un vistaso a sus sentimientos y pensamientos sobre todo.

¿Akane estuvo equivocada en algo?

¿Acaso tenía una buena razón para haber mentido y nunca confesar nada sobre su enfermedad o sentimientos?

¿Ella realmente no debía llorar?

¿Realmente ella podrá ser feliz y vivir?

¿Acaso Fuutarou es digno de estar a su lado?

Ojalá se tratara de eso ujuju.

Lo prometido es deuda ¡Gracias por el increíble apoyo de la parte anterior!

Estamos curiosamente cerca de los mil votos, a decir verdad estoy sorprendido.

¿Qué les pareció el capitulo?

¿Les gustó?

¿Están indignados?

Sin más que decir les doy un abrazo por telepatía y nos vemos en próximas actualizaciones.

AAAAAAADIOOOOOOOS ME VOY.

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