El Aroma Del Té Ya No Está En La Habitación

Akane había construido una vida llena de amor y cuidado junto a sus cinco hijastras. Las niñas, todas de siete años, la miraban con cariño y respeto. Para ellas, Akane era su madre, la única que conocían desde que sus recuerdos comenzaban a formarse. Con cada día que pasaba, ella se dedicaba a darles lo mejor de sí misma: preparaba sus comidas favoritas, organizaba juegos en el parque, y les leía historias antes de dormir, convirtiendo esas noches en momentos mágicos. Sin embargo, todo cambió el día que descubrieron la verdad.

Las madres biológicas de las niñas, quienes habían desaparecido de sus vidas cuando apenas eran unas bebés, habían vuelto a aparecer. Pero no lo hicieron con la intención de recuperarlas, ni de enmendar el vacío que dejaron. No se trataba de una búsqueda por redimir los errores del pasado ni de recuperar el amor de sus hijas. Simplemente querían llenar su propio deseo y ambición. Para las Nakano, que otra mujer les robara su lugar simplemente era algo que no estaban dispuestas a aceptar. Lo que debió ser una oportunidad para sanar viejas heridas se convirtió en un campo de batalla emocional.

Para Akane, estas mujeres veían a las niñas más como un simple objeto, una extensión de su propio ego que necesitaba ser reivindicada. Aquello no estaba lejos de la realidad; su regreso no era un intento de reconstruir la familia, sino de arruinar lo que ella había construido. Su presencia era como un eco doloroso de la traición, una sombra que amenazaba con consumir el amor que había cultivado.

Mientras tanto, las Nakano se movían con la frialdad de quienes creen que tienen derecho a lo que una vez fue suyo.

Lo que debía ser un viaje en familia, un momento para crear recuerdos y fortalecer la unión, resultó en múltiples encuentros de las niñas con sus madres biológicas. Los encuentros estaban marcados por un aire tenso, donde la rivalidad se manifestaba en cada palabra. Allí, entre palabras suaves y caricias que se sentían extrañas, las mujeres comenzaron a manipular los sentimientos de las niñas. Sembrando semillas de duda en sus corazones.

"Yo soy tu verdadera madre" Decían, casi en un susurro, como si esas palabras pudieran borrar los años de amor que Akane había entregado.

"Solo te están utilizando" Añadían, lanzando un dardo envenenado a la conexión que las pequeñas habían sentido con ella.

"Te han mentido todo este tiempo" Proclamaban con una mezcla de rabia y anhelo. Las palabras, llenas de veneno, se deslizaban por las mentes de las niñas como una sombra oscura, plantando una semilla de desconfianza que rápidamente echó raíces.

Las niñas regresaron de Kioto, confundidas y angustiadas. No dijeron una palabra a Akane luego de la reunión con las Nakano, pero algo en su comportamiento cambió drásticamente. Akane lo notó de inmediato; los sutiles gestos de afecto que antes llenaban la casa comenzaron a desvanecerse. Las sonrisas habituales que les dedicaban al llegar de la escuela se convirtieron en miradas furtivas. Ya no corrían a sus brazos, ni le pedían que les contara cuentos antes de dormir. Algo se había roto, y Akane se sentía impotente ante la situación.

Mai y Yuki eran las únicas que estaban de su lado, pero, por más que intentaran apoyarla, el daño ya estaba hecho, la indiferencia de las demás hacia Akane la lastimaba una y otra vez.

La sombra de la desconfianza se extendía rápidamente entre Hiroko, Kaede y Rena.  La conexión que alguna vez tuvieron se sentía como un recuerdo distante, casi irreal. Akane no sabía cómo enfrentar lo que estaba ocurriendo. Las noches se convirtieron en un mar de insomnio, donde cada pensamiento giraba en torno a cómo había podido suceder algo así.

Una mañana, mientras preparaba el desayuno, escuchó a las niñas hablando en susurros en el pasillo. Se detuvo un momento, sin querer espiar, pero algo en el tono de sus voces la inquietó. La tensión en el aire era palpable.

—¿Crees de verdad en ella?—
Rena pregunto.

—¿Y tú te sientes tan sola que eliges creer en una desconocida?—
La respuesta de Mai estaba llena de veneno en sus palabras.

— No entiendes nada... —

—Tú... ¿Sabes cómo se siente mamá con todo esto? Ella no quería mentir, nos estaba protegiendo—

Akane sintió cómo su corazón se detenía por un instante. No podía procesar lo que estaba escuchando ¿En serio ahora Rena la odiaba tanto? Aquella pequeña que solía abrazarla y llamarla "mamá" ahora cuestionaba su amor. La incertidumbre y el dolor comenzaron a formarse en su pecho, como una espina que no podía extraer. La culpa la asaltó:  ¿Había hecho algo mal? ¿Cómo había permitido que esto sucediera?

Y así los primeros días luego del viaje a Kioto pasaban, comenzando la cuenta regresiva en que las Nakano vendrían a la ciudad para pasar el rato con las niñas.

Esto atormentaba a Akane, su preocupación no la dejaba descansar así mismo el dolor que sentía por la indiferencia de tres de sus hijas.

Un día.... Ya no pudo soportarlo.

Akane decidió confrontar a las niñas, acompañada de Fuutarou. Sentía que no podía dejar que la desconfianza continuara creciendo sin intentar esclarecer la situación. Se sentó con ellas en la sala de estar, rodeadas de los juguetes y recuerdos que alguna vez habían compartido, en un intento de recuperar la conexión.

—Chicas, necesitamos hablar — Akane comenzó, su voz temblando un poco al tratar de mantener la calma — Se que les mentí, se que debí decirles la verdad, pero... Ustedes siempre serán mi prioridad, las amo...—

Las niñas la miraron, pero sus ojos reflejaban la incertidumbre. Era como si cada una estuviera en un campo de batalla emocional, luchando contra fuerzas que no entendían del todo. Finalmente, Rena fue la primera en romper el silencio.

Mai y Yuki estaban expectantes de las demás, que parecían entenderse entre ellas mismas.

—¿Por qué deberíamos confiar en ti? ¿Por qué no podemos ser parte de la familia de nuestras verdaderas mamás? —

El golpe de sus palabras fue como un puñetazo en el estómago. Akane se esforzó por mantener la compostura mientras el dolor se asentaba en su pecho.

— ¡Rena! —
Fuutarou la regaño, inconforme con las palabras de la menor.

—¿E-Eso es... L-Lo que en verdad quieren?  —Akane  tartamudeo — Aunque no compartamos la misma sangre, eso no cambia lo que siento por ustedes. Para mí, ustedes son mis hijas, y siempre lo serán—

Pero sus palabras parecieron caer en oídos sordos. Las niñas se miraron entre sí, como si buscaran la aprobación de sus pensamientos contradictorios.

Mai empezó a molestarse en gran medida, no podía entender cómo Rena pudiera dudar de lo que ella decía.

¿Quien había estado para ella? ¿Esa mujer desconocida que se autoproclama su madre o Akane?

— ¡¿Estás hablando enserio Rena?! — Mai le gritó — ¡¿Cómo puedes decir eso?! —

— Tu no entiendes, Akane-san nos mintió — Kaede dijo — Ella dijo que era nuestra mamá ¡Y eso.... Eso no es verdad! —
Kaede dijo, con un tono algo inseguro en sus palabras.

— ¿Eso es lo que piensas, Kaede? — Yuki, la siempre tímida y callada de la nada hablo — ¿Acaso todo el amor que nos dio no significó nada para ti? ¿Prefieres a una extraña? —

Hiroko observaba todo, muy inquieta, sin saber que decir.

— Niñas, no puedo creer lo que estoy escuchando — Fuutarou suspiro con decepción y preocupación por el estado de Akane, quien estaba muy afectada por todo esto — Su madre siempre estuvo para ustedes ¡¿Enserio la van a poner por debajo de unas desconocidas?! —

— Ella... Ella ya no es muy diferente a ellas —
Rena dijo sin vacilación.

Las lágrimas comenzaron a llenar los ojos de Akane. Era un momento desgarrador, uno que nunca imaginó vivir. Sentía que el amor que había construido con tanto esfuerzo se desmoronaba ante sus ojos, como un castillo de naipes ante una ráfaga de viento.

— ¡Akane, ella no hablaba enserio! — Fuutarou intento consolarla — ¡Solo está confundida! —

—L-Les p-prometo que no q-quiero h-hacerles d-daño— Akane suplicó —S-Solo.... q-quiero que se s-sientan amadas..... y s-seguras. E-Estoy aquí p-para ustedes, s-sempre lo e-estaré...... P-Pero..... N-Necesito q-que me dejen h-hacerlo....—

Sin embargo, la barrera de desconfianza que había crecido entre ellas se sentía insuperable. Las niñas se sentaron en silencio, cada una atrapada en su propio mundo de emociones confusas. La distancia que una vez había sido un puente de amor ahora era un océano de dudas.

Ni Mai ni Yuki se imaginaron en algún momento ver a su siempre alegre y confiada madre en ese estado. No sabían cómo reaccionar.

Hiroko y Kaede estaban en shock.

Y Rena...

— No, no confiamos en ti — Rena hablo por sus otras dos hermanas — No podemos confiar en una mentirosa —

Akane, entre lágrimas salió corriendo hacia la habitación que compartía con Fuutarou y se encerró.

— ¡Rena! ¡¿Cómo puedes decirle esas cosas?! — Mai estalló — ¡Eres la peor! ¡Y se supone que decías que tú la amabas más que nadie! —

— ¡Tu solo eres una ignorante! — Rena respondió — ¡Si tan solo estuvieras en mi posición lo entenderías! —

— Rena....— Yuki mantuvo la calma, sin embargo la decepción se veía en su rostro — ¿Esto es lo que de verdad quieres? ¿Quieres que Akane-san nos deje? Ella es nuestra mamá, ella siempre estuvo ¿Como pudiste olvidar eso? —

Fuutarou observo con desdén todo lo que pasaba ¿Como unas simples palabras de esas idiotas pudo cambiar tanto?

— Es suficiente — Fuutarou dijo con firmeza — Están castigadas las cinco —

— ¡Pero ella fue la que hizo llorar a mamá! —
Mai se defendió.

— ¡Yuki y Mai, ustedes se quedan aquí! — Fuutarou exclamó molesto — Las otras tres, me acompañan a su habitación ¡Ahora! —

Fuutarou, Rena, Kaede y Hiroko se fueron a la habitación de ellas.

Tras unos minutos, Fuutarou regreso. Mai y Yuki estaban sentadas y asustadas por un posible regaño.

Pero más allá de ello, estaban preocupadas, los sollozos de Akane se escuchaban ligeramente en la sala.

— Niñas, entiendo su frustración más que nadie — Fuutarou dijo — Por una parte estoy orgulloso de que piensen esas cosas de Akane, son muy consideradas con ella —

— Es nuestra mamá... ¿Por qué ellas dudan de eso? —
Mai pregunto, con la voz un poco quebrada.

— Solo necesitan tiempo y apoyo... No consciento que peleen, les he dicho siempre que deben apoyarse las unas a las otras sin importar la situación —

— Pero.... Ellas hicieron llorar a Akane-san —
Yuki respondió.

— ... Lo sé — Fuutarou dijo — Pero peleando no solucionaran las cosas, y menos harán que Akane se sienta mejor, lo que más necesitan Akane y sus hermanas es apoyo, no pido que acepten lo que piensan sus hermanas porque yo también me opongo, pero si que les tengan paciencia y no dejen de amarlas. Somos una familia, no podemos dejar que esto nos destruya —

— Eso significa que... ¿No estamos castigadas? —

— Ni soñando Yuki, están muy castigadas de todos modos — Fuutarou suspiro — Nada de videojuegos ni juguetes por una semana. Iré a calmar a Akane —

— ¿Podemos... Podemos ir? —
Yuki pidió.

— Mamá nos necesita...—
Mai suplicó.

Ante las peticiones de las niñas Fuutarou suspiro y asintió, llevándolas hacia la habitación que compartía con Akane.

— Iré por algo de té.... Luego iremos — Fuutarou cambio de idea — Eso la suele tranquilizar un poco.... Y los ositos de goma —

— ¡Umm, yo tengo unos cuantos! — Mai saco una bolsita de ositos de goma — ¡Se los daré! —

El amor que ella sentía por esas niñas era muy grande. Más que cualquiera, incluso podría decir con certeza que todo ese cariño que siente por ellas es diez veces más grande que el que siente por Fuutarou.

Ella las vio crecer, hablar, y compartir juntas durante muchos años.

Ella las consoló cuando estaban tristes, les dio el cuidado que una madre debía dar. Las amo como nadie.

Eso la convirtió en una madre. Si alguien tiene que llamarse la madre de esas pequeñas es ella y nadie más.

Por mientras, la tranquilidad cesa, el aroma del té ya no está.

Y todo se vuelve más tenso.

Nota del fundador del sexo.

Todo lo que conocen empezó a Derrumbarse dijo el capítulo anterior.

Lo que sembraron las Nakano lentamente hizo efecto. La confianza no es la misma y su relación se rompe. Alejándose de la perfección.

Nos hicieron llorar a nuestra muchacha 😭😭😭

¿Por qué Rena tomo esa postura?

¿Que paso con el ser más humilde del universo y Raiha?

¿Acaso las quintillizas romperán más las cosas?

¿Akane logrará recuperarse de ese dolor?

¿Todo se irá al carajo?

Nunca lo sabremos.

¿Qué les pareció?

¿Les gusto?

¡Leerlos me anima bastante!

Sin más que decir les doy un abrazo por telepatía y nos vemos en la próxima actualización.

Chao chao!

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