⚔ Epílogo🛡

DOS MESES DESPUÉS

Me acerco al lecho de Ariana y la hago levantarse. Ella lo hace, como lo hace todo: mecánicamente, pero sin interés. Si la alimentamos, come; si la sacamos a caminar, camina; si la acostamos en la cama, duerme. Pero, si está sentada junto a la ventana y nadie viene por ella en días, no se mueve, ni habla, ni hace nada. Tiene los ojos abiertos y respira, pero en realidad está muerta.

Después de que Dimitri revelara el verdadero origen de Jason y fuera desterrado, ella salió del castillo a toda prisa. Supuse que iría a la famosa cabaña del bosque, pero como no tengo idea de su localización, no me quedó más remedio que esperarlos en la entrada de las caballerizas por si necesitaban ayuda para escapar o pelear o matar a Dimitri. Pero nunca llegaron.

Dos días después, los soldados encontraron a Ariana vagando sola en el bosque. 

Cuando llegó: con la mirada perdida, muda y completamente helada, pensé que solo necesitaba descansar para reponerse, pero pasaron los días y no daba señales de vida. Ni siquiera cuando Dimitri vino a verla. Ahí me di cuenta de que se había quedado vacía por dentro, porque por más que él le suplicó perdón de rodillas y llorando como nena, ella ni siquiera lo miró.

Hilda y yo nos turnamos para cuidarla, día y noche estamos con ella. Hilda le lee, habla con ella como si le escuchara porque dice que tarde o temprano volverá.

Nadie en el castillo menciona nada referente a esa noche. La guerra consume los ánimos de la gente, las noticias no paran de llegar y el miedo nos debilita el corazón. Los campos de batalla están lejos, pero si los ejércitos de Laurassia atraviesan las defensas, todo el reino caerá.

Una mañana, llevamos a Ariana a tomar el sol al borde del jardín. Desde ahí podemos ver el patio de entrenamiento.

—Los nuevos reclutas parecen muy entusiastas —comenta Hilda mientras borda sentada al lado de Ariana. Yo me siento al otro lado de la mesa.

—Si, pero siento que los métodos de Sir Rodrick los van a desalentar.

—En los últimos días parece más llevadero.

De pronto, sin que Hilda ni yo estemos preparadas, Ariana se pone de pie. Es la primera acción que realiza por cuenta propia desde hace dos meses.

—¡Ariana!

—¡Alteza!

Nos ponemos de pie. No nos atrevemos a tocarla. Ella da dos pasos. 

—... y ahora lo encontré.

—¿De qué habla? —pregunta Hilda, pero yo estoy pendiente de su mirada. Poco a poco, el brillo vuelve a sus ojos. ¡Es increíble!

Vuelve a dar dos pasos y ahora me doy cuenta que mira fijamente a los soldados en el patio de entrenamiento.

—¡Ahí está!

—¿El qué está? —Me atrevo a preguntar y ella me mira. ¡Me mira directamente a los ojos!

—Un nuevo propósito.

***

No vuelve.

Me dejó. Se fue. Me dejó sola.

Me abrazo con fuerza y miro alrededor. No reconozco este lugar.

¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?

—¿Mamá? —Una niña está parada frente a mí—. Tengo hambre.

La miro un instante sin saber qué está pasando. Otro niño baja corriendo la escalera de la pequeña casa de Bleakville.

—Mamá, papá tarda mucho —dice mostrándome la pequeña espada de madera—, prometió que hoy entrenaría conmigo.

Me pongo de rodillas y los abrazo.

—Si lo prometió, lo cumplirá Jensen, porque tu padre siempre cumple sus promesas.

Al ponerme de pie, veo por la ventana el hermoso paisaje primaveral del pueblo. Los niños se persiguen y gritan y se ríen.

—Ya estoy en casa —dice cruzando la puerta. ¡Sabía que volverías! Me arrojo a sus brazos y me besa tiernamente—. Qué grato recibimiento. 

Así se siente estar en casa. Cenas familiares, paseos por el bosque, juegos con los niños. Que esto sea solo un sueño no tiene importancia, la realidad pesa y duele y se clava al corazón como puñales sin misericordia. 

Los días pasan en esa paz que solo un sueño puede dar. El tiempo se alarga y yo sé que no puede ser eterno, porque afuera hay voces que me llaman y cada día se hace más difícil ignorarlas.

—No las escuches  —dice mientras toma mi mano—. Tienes que estar aquí, conmigo.

—Pero tú no eres real.

—Por eso jamás te dejaría como él lo hizo. Yo nunca te diría esas palabras hirientes.

—Era la verdad.

—Que sea verdad no le daba derecho de lastimarte con ella.

Escucho ruido de combate. Las espadas chocan.

—Hay guerra en mi reino.

—Ya no puedes detenerla. ¿Por que regresarías allá cuando aquí puedes ser feliz?

Me toma en sus brazos y me besa. Quiero seguir sintiendo sus labios, y sus brazos y su voz amable y tierna conmigo. 

"Los nuevos reclutas parecen muy entusiastas".

 Cuando Jason se fue sentí que había perdido el siguiente peldaño de mi vida. ¿Qué hacer? ¿A dónde ir? Fue él quien me dijo que mi propósito no es algo que está ahí para ser encontrado.

—Es algo que yo decido... y ahora lo encontré.

—¡No te vayas!

—No, amor. Fuiste tú quien se fue y ya no puedo aferrarme a tu recuerdo. Mi pueblo me necesita y por más feliz que sea aquí, no es real. Hasta nunca, amor mío.

Doy un paso más y traspaso el umbral. Voces de niños se oyen detrás de mí, pero no volteo porque sé que no existen.

Todo mi mundo desaparece. Quizá lo necesité cuando no sabía hacia dónde caminar, pero ahora ya encontré mi camino, está frente a mí.

—¡Ahí está!

—¿El que está? —pregunta Margueritte. Está pálida, ojerosa y muy delgada. ¡Pobre amiga mía! ¿Qué te he hecho?

—Un nuevo propósito.

—¿Y es?

—Pelear.

FIN DE MÁS ALLÁ DE LA SANGRE





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