Parte 1: El Murmullo en el Cielo
Las nubes recorrían los cielos, cubriendo y mostrando al Astro Rey en completa ambivalencia. Era justo aquello, pues una llama acababa de apagarse. Mientras los cielos apartaban la mirada, era el hombre el que se mantenía de pie sobre la tierra a pesar de los deseos de desmoronarse. Un funeral siempre era doloroso, y el funeral de un héroe lo era más.
—Yo creo que hay un héroe en todos nosotros —exclamaba May Parker, mientras aquellos sentenciados a presenciar aquel momento guardaban solemne silencio.
—Nos da fuerza. Nos hace nobles.
—Nos mantiene honestos.
—Y al final, nos permite morir con orgullo.
—Johnny Storm era eso para muchas personas. Era un hermano, era un amigo, y era un buen hombre.
—Que Dios lo tenga en su gloria.
Los héroes se hallaban reunidos alrededor de la tumba de Johnny Storm, más conocido como la Antorcha Humana. Los Cuatro Fantásticos, ya no lo serían nunca más.
Reed Richards se encontraba parado en soledad, observando a la nada con un gesto extraño adornando su rostro. Aquella mueca escondía el enorme pesar y la culpa casi insoportable que poseía en su interior.
—Richards —exclamó Logan, aproximándose por la derecha del científico.
—Hey, Reed —decía Peter Parker, del otro lado.
Pero Richards no los escuchó, y su mirada se mantuvo fija en algún punto de la nada lejana. Peter y Logan se miraron un momento entre ellos, antes de que el mutante estirase su mano para tocar el hombro de Reed.
—¿Qué? —preguntó el fantástico, volteando con lentitud a sus costados.
—Venimos a ver como lo estas sobrellevando, bob —dijo el mutante.
—Sabes que cualquier cosa que necesites, Reed, tanto tú como Ben o Susan...
—Lo sé, Peter —le interrumpió Richards mientras se tomaba del puente de la nariz—. Si tan solo... si no hubiera abierto ese portal a la Zona Negativa —hablaba Reed, cada vez más rápido mientras su voz se iba quebrando—. Annihilus no se hubiera visto atraído hasta aquí y... Johnny, no tendría que haberse hecho cargo de mi error. ¿C-Cómo puedo ver a Susan de vuelta a los ojos, sabiendo que la muerte de su hermano es mi culpa?
Esa misma noche, la Mole caminaba por una parte de la ciudad aún en reconstrucción, observándose numerosos escombros tirados y restos de autos que habían explotado. Su semblante oscurecido por la pena, y sus ojos denotando una cólera retenida.
—¿Para qué me llamaron? —preguntó el fantástico, observando dos figuras humanas delante suyo.
—Queremos hablar, Ben —exclamó Bruce Banner—. No pudimos hablar mucho durante el funeral.
—Estoy bien —respondió tosco el héroe de roca.
—Perder a un amigo, a un hermano, es un dolor que conozco bien —dijo Thor—. No debes tener miedo de expresarlo con nosotros, pues entre guerreros...
—¡Estoy bien! —gritó con violencia—. No necesito la terapia de nadie.
La Mole se dio la vuelta para marcharse, pero entonces escuchó un trueno y pudo notar un resplandor detrás de él. Al voltear, el dios del trueno lucía su armadura de batalla.
—Ben, créenos que nuestra intención...
Ben le conectó un derechazo a Thor, quien por la sorpresa del ataque salió volando hacia una pared a medio derribar. El hijo de Odín no pareció herido por el ataque, y sin esfuerzo comenzó a levantarse. La Mole empezó a avanzar hacia el asgardiano, pero se detuvo mientras escuchaba algo crecer a su espalda.
El fantástico alzó la mirada para contemplar que Banner se había ido, y Hulk se hizo presente
Hulk juntó ambas manos y le conectó un mandoble ascendente. La Mole salió despedido por el golpe, y cayó violentamente de espalda contra el suelo. Sin embargo, el coloso de roca no se dejo intimidar y arrojó un grupo de escombros contra el gigante esmeralda. Thor sujetó su martillo, dispuesto a terminar aquella riña de un solo golpe. Pero el dios se detuvo al observar como Hulk levantó su palma abierta. Ben corrió hacia Hulk y dio un saltó para poder conectarle un derechazo al rostro, pero su enemigo se mantuvo en pie. El más fuerte de los Cuatro Fantásticos comenzó a lanzar ganchos al estomago y las costillas, pero Hulk no se inmutaba ante los ataques. La diferencia de altura era abismal, pues Hulk media poco más de tres metros mientras La Mole apenas rozaba el metro noventa. Finalmente, Grimm empezó a golpear con sus antebrazos y los puños en alto el pecho del vengador, mientras poco a poco se iba quebrando. Las lágrimas rodaron por las rocas de su rostro, mientras caía de rodillas en completa derrota. Hulk y Thor solo se quedaron a su lado, guardando solemne silencio ante un dolor que solo otro guerrero podía comprender.
En la soledad de su habitación, Susan Storm se encontraba observando a la pared. Su bello rostro demacrado por la pérdida, y sus ojeras cada vez más marcadas.
El silencio llenaba la habitación, antes de ser interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose. Reed se mantuvo inmóvil durante unos segundos, con su rostro completamente sumergido en la penumbra y la luz iluminando su figura desde atrás. El varón caminó hacia su esposa, y estiró su mano hacia esta para poder tomarla del hombro. Pero su mano se detuvo bruscamente conforme un escudo circular cubrió a la Mujer Invisible, quien no interrumpió su silencio ni volteó a ver a su esposo. Reed dudó un momento, pero empezó a usar sus poderes para estirar sus dedos y así al menos abrazar a su mujer aunque fuese mediante su escudo.
—Lo lamento tanto —murmuró Reed—. Todo esto fue mi culpa —exclamó mientras agachaba la mirada—. El hombre más inteligente del planeta, cometiendo el más básico de los errores. La sangre de Johnny esta en mis manos. Su muerte, es algo que mi inteligencia no puede cambiar. Si tan solo... si tan solo hubiera una... cura, para la muerte. Daria lo que sea porque así fuera.
Y mientras nuestra visión se elevaba de aquellas penumbras hasta el exterior, fuera del edificio Baxter, una extraña ondulación en las nubes se podía apreciar en el cielo nocturno. Extraños relámpagos púrpuras se podían apreciar, pero no había truenos de momento.
Todo comenzaba, con un murmullo en el cielo...
A la mañana, en la mansión de Los Avengers, Tony Stark se encontraba sentado en su laboratorio mientras a su alrededor flotaban diversas manifestaciones holográficas hechas por V.I.E.R.N.E.S.
—¿Qué tal el clima afuera V.I.E.R.N.E.S.? —preguntó Tony, mientras se deslizaba por el lugar con su silla.
—Me he contactado con Thor, pero dice no saber nada de la naturaleza de la tormenta —aseguro la inteligencia artificial de voz femenina—. ¿Quiere que me comunique con el Dr. Richards para una nueva evaluación?
—No, déjalo. Él ya tiene bastante con que lidiar —exclamó Stark mientras pasaba por varios hologramas—. ¿Qué hay del tipo loco con la moto sierra de esta mañana?
—El Coronel América se encargó de persuadirlo, y la policía se lo llevo. Oh, señor, me acaba de llegar un reporte urgente.
—Dime.
—Uno de los rayos cayó en el centro de Manhattan, dejando un importante cráter. Pero los informes dicen que un hombre cayó junto a ese rayo.
—¿Un hombre dentro del rayo? ¿Segura que no es Thor o alguno de sus primos?
—Las descripciones no encajan con ningún asgardiano, aunque si se menciona un traje que indicaría que es algún héroe.
Tony frunció el ceño pensativo ante aquella respuesta, y se llevó un momento la mano a la barbilla para pensar.
—Dile a Steve que vaya a ver lo que sucede. Que se lleve a Danvers por precaución, y ponte en contacto con Thor para que vuelva tan pronto como pueda. Algo de todo esto no me gusta.
En el Daily Bugle, diversos periodistas corrían de un lado al otro mientras los teléfonos sonaban. Dentro de su oficina, el editor en jefe se encontraba mirando por la ventana.
—¡Parker! —gritó antes de retroceder impresionado por un rayo morado.
—¿Si, Jonah? —preguntó Peter, desde el marco de la puerta.
—¿Qué haces ahí parado? —le recrimino el varón, volteando hacia su empleado—. No dejan de llamar sobre lo que sea que cayó en el centro. Dicen que la policía ya está en el área pero no dejan pasar a nadie.
—¿Quiere que vaya a ver?
—No. Quiero que me hagas un café. ¡Por supuesto que quiero que vayas a tomar fotos! ¡Para eso te pago!
El Quinjet de Los Avengers sobrevolaba las calles antes de comenzar a descender lentamente. Un cordón policial rodeaba el cráter, impidiendo que las curiosas personas de Nueva York pudiesen ver con claridad lo que sea que hubiese dentro. Los Vengadores descendieron de su avión, con el Coronel América en frente del grupo al cual le seguían Ojo de Halcón, Black Widow, Falcon, Wanda Maximoff y Capitán Marvel.
—Oficial —exclamó el Coronel, aproximándose a un policía—. ¿Cuál es la situación?
—Pudimos ver que hay un tipo arrastrándose por el cráter, tal vez este desorientado —respondió el policía—. Primero creímos que era Thor, por la capa, pero es bastante diferente. Aún así preferimos no acercarnos, ya que no tenemos certeza de que tan poderoso o peligroso sea si cayó en un rayo.
—Muy bien. Nos haremos cargo desde ahora —dijo Rogers, mientras levantaba la palma abierta para marcar el avance—. Adelante, soldados. Con cautela.
El Coronel América se puso al frente del equipo, siendo el primero en comenzar a bajar por el cráter. Allí pudo percatarse de que ciertamente había alguien moviéndose en el fondo, con una desgastada capa roja sobre su espalda y un uniforme de color azul.
Aquel sujeto estaba boca abajo, y arrastrándose con lentitud. El corazón del vengador empezó a latir cada vez más fuerte, al punto que podía jurar que lo sentía en sus oídos. Entonces la extraña figura se quedó inmóvil de golpe, y comenzó a luchar por ponerse en pie. Primero la pierna derecha, ataviada con una bota roja que le llegaba casi hasta la rodilla. Rogers inclinó un poco la cabeza mientras avanzaba con cuidado, y su puño se aferraba cada vez más a su fiel escudo.
El extraño afirmó su pierna izquierda en el suelo, logrando finalmente levantarse pero solo para quedar inclinado sobre sí mismo y con una fuerte hiperventilación. Hawkeye mantenía la flecha lista en su arco para disparar a la primera señal, y Falcon tenía las manos pegadas a sus pistolas al igual que Black Widow. Wanda mantenía su mirada fija en aquel extraño, mientras Carol sobrevolaba desde atrás del Coronel. La respiración tan ruidosa del ser se detuvo, y este volteó a ver al centinela de la libertad. Steve no pudo evitar retroceder de la impresión, pues ante él veía a la muerte.
El Coronel América apenas logró poner su escudo delante de si antes de ser embestido por aquel extraño de traje azul, llevándolo a chocar contra la pared del cráter. Pero sin dificultad alguna, la criatura lo tomó del escudo y le estrelló el brazo contra un costado, antes de conectarle una profunda mordida en el hombro izquierdo. Steve gritó de forma desgarradora, dejando en completo shock a sus compañeros. Carol Danvers fue la primera en lograr reaccionar, cayendo con una patada al rostro del infectado para poder separarlo de su compañero.
—¿¡Qué diablos está mal contigo!?
La pregunta de Carol fue respondida con un feroz rugido, a lo que la heroína interestelar junto energía en sus puños para disparar directamente contra el pecho del enemigo. El triángulo rojo que portaba en el pecho, del cual no se pudo ver con claridad sus detalles, fue destrozado por el ataque de energía que mandó nuevamente al extraño contra el suelo.
—¡Hay que sacar a Steve de aquí! —exclamó Falcon mientras se pasaba el brazo derecho de su líder por encima del hombro.
—La prioridad es detener a ese tipo —declaró Rogers, con claro gesto de dolor.
—La prioridad es que no te de rabia, Coronel —dijo Clint.
Los ojos del zombi se iluminaron en un intenso color rojo, tras lo cual disparó su visión de calor contra el rostro de la Capitana Marvel. Esta bramó de dolor mientras dejaba de disparar sus propios rayos. A una gran velocidad fue que el infectado arremetió con un derechazo contra el rostro de Danvers, la cual salió volando por el impacto. Pero el super zombi se quedó un momento flotando en el aire, antes de voltear hacia donde el resto de los Vengadores se encontraban. Antes de que pudiese moverse, una energía escarlata lo rodeo y terminó por azotarlo contra el suelo, logrando mantenerlo en este. El extraño de azul gruño mientras apretaba los puños, luchando con todas sus fuerzas para levantarse. Era tal la presión que ejercía, que el suelo bajo su cuerpo temblaba mientras Wanda caía de rodillas al intentar mantenerlo bajo control.
—¡Va-yanse! —habló entre cortado, mientras su nariz y sus ojos comenzaban a sangrar.
El Coronel América empezó a vomitar sangre, mientras dejaba escapar alaridos cada vez más intensos.
—¡Es como si me quemara por dentro! —vociferó el centinela de la libertad—. ¡Huyan! ¡Déjenme aquí!
Wanda se distrajo con los gritos de Steve, provocando que el super zombi tuviese una pequeña brecha para volar hacia ella. La heroína escarlata no pudo hacer nada para evitar ser tomada de cuello por una fuerza descomunal, la cual no tardó en dejarla sin aire.
—¡Wanda! —gritó Clint.
Ojo de Halcón, Viuda Negra y Falcon empezaron a disparar a unísono contra la espalda del héroe de azul, pero este ni siquiera se inmuto por aquello. En su lugar abrió la boca y mordió con fuerza la clavícula de la bruja, quien gritó mientras un pedazo de su carne le era arrancada. El super zombi la arrojó bruscamente al suelo antes de aterrizar frente a los demás héroes, todo mientras masticaba la carne en su boca. Los disparos rebotaban contra su piel mientras él avanzaba, implacable como la muerte misma. Y el terror se apoderó de los héroes cuando Clint fue atravesado desde el estómago hasta la espalda por el brazo del no muerto, levantandolo del suelo en el proceso. Sam intentó elevarse, pero el zombi le clavó los dedos en la pierna antes de azotarlo contra el suelo. Dejó a ambos héroes tirados mientras Natasha se quedaba sin balas, viéndose completamente abrumada por la shockeante escena que tenía enfrente. Todos sus años de entrenamiento, no valían nada en ese momento.
—¿Qué eres? —preguntó aterrorizada.
Steve cayó de rodillas detrás de su compañera, mientras gruñía desesperado. Acercándose a su boca, uno podría notar como se estaba arrancando los labios con los dientes.
—¿Lo sientes, verdad? —preguntó el super zombi, hablando por primera vez, mientras observaba al Coronel América—. El hambre, destrozando tus entrañas. Has soportado más que un humano promedio, ya sea por ser un metahumano o por ser de otra tierra.
—¿¡De qué estás hablando!? —gritó Natasha.
—Pronto lo sabrás.
Natasha no se percató que el Coronel América se levantó detrás de ella hasta que fue muy tarde. Cuando sintió una respiración pesada detrás suya intentó voltear, pero fue rápidamente atrapada del cuello por los fuertes brazos del militar. Todo paso demasiado rápido, y pronto los dientes del soldado se clavaron en su cabeza, llevándose consigo pedazos de carne y cabello.
El super zombi inclinó levemente la cabeza mientras escuchaba más allá de lo que cualquier humano pudiese escuchar. Inmediatamente salió volando solo para chocar sus puños con Carol Danvers, comenzando un forcejeo en los cielos.
—Voy a matarte, monstruo.
—Diana en mi mundo dijo lo mismo.
El extraño de azul estiró a los costados los brazos de la Capitana para intentar morderle el rostro, pero esta antepuso sus pies y le dio una doble patada para apartarlo. Rápidamente se arrojó en picada contra el ser de otro mundo, y comenzó a darle fuertes golpes en el rostro y el pecho. Pero su suerte fue tan mala, que el extraño de azul logró atraparle uno de sus puños a pesar de estar cargado con energía. La heroína intergaláctica no se dejo dominar por la sorpresa y le disparo con su mano libre directamente al rostro, logrando enviarlo de regreso a la calle. El super zombi se volvió a poner en pie, a pesar de tener el rostro dañado y humeante por el ataque. Vio como Carol aterrizó a unos metros delante de él, y esta junto sus manos para disparar un poderoso rayo de energía cósmica. Los ojos del zombi se volvieron a iluminar antes de gritar y disparar una poderosa descarga de su visión de calor, provocando el choque de ambas energías.
El extraño de traje azul gritó mientras las venas que rodeaban sus ojos se tornaban rojas por el sobreesfuerzo, al mismo tiempo que todo el cuerpo de Carol se iluminaba y fluía hacia sus manos. Pero para sorpresa de esta, fue la visión calorífica del zombi la cual ganó la puja, terminando por atravesar el pecho de la heroína hasta salir por su espalda. Capitana Marvel se detuvo antes de observar con conmoción su pecho, lo cual fue aprovechado por el zombi para tomarla del rostro y estrellarla contra el suelo mientras volaba. Golpe tras golpe cayó sobre la cara de Danvers, haciéndola escupir tanto sangre como dientes. La fuerza de aquel sujeto era totalmente descomunal para aquella que se jactaba de ser la heroína más poderosa. Finalmente fue tomada del cuello, completamente inconsciente, y elevada del suelo junto a su flotante enemigo, cuya capa destrozada ondeaba al viento de la tormenta.
Hawkeye se levantaba del suelo, juntando como podía sus intestinos para volver a meterlos dentro de su cuerpo. Falcon se levantaba, con sangre y saliva cayendo de su boca. El Coronel América y Black Widow avanzaban, siendo rápidamente seguidos por una pálida Bruja Escarlata.
—¿Qué es lo que sucedió? —preguntó Natasha, mientras los demás héroes se reunian junto a ellos.
—No lo sé —exclamó el Coronel—. Pero siento...
—Hambre —dijo Hawkeye—. Estoy hambriento. Necesito... carne.
—De acuerdo, soldados —exclamó el Coronel, mientras se ajustaba su escudo—. Vengadores, ¡devoren!
Los que en antaño eran los héroes nobles que defendían al inocente, se arrojaron hacia los policías que se aproximaban a la escena. El escudo con la estrella chocó contra el vidrio de una patrulla, y el Coronel lo arrancó para tomar del uniforme a uno de los policías. Ojo de Halcón empezó a disparar a los tobillos de aquellos que intentaban huir, para posteriormente arrojarse sobre ellos. Wanda atrapó a varios oficiales y civiles con su energía carmesí, y levantándolos en el aire comprimió sus cuerpos hasta hacerlos explotar en un festival de sangre y vísceras. Extasiada, la Bruja Escarlata se posicionó debajo de estos para deleitarse con la sangre y restos de carne que caían al suelo.
En una azotea cercana, un héroe de rojo y azul se posicionó al borde de la cornisa para contemplar con horror como las personas gritaban y corrían desesperadas mientras Los Avengers se lanzaban hacia ellas, comenzando a devorarlas. Pero unos pocos civiles que solo habían sido mordidos también comenzaron a levantarse, formando una enorme horda de no muertos.
—¿Qué demonios está pasando aquí? —preguntó Spider-Man con clara preocupación, antes de que su sentido arácnido comenzara a zumbar.
—Hola, Peter —exclamó Carol, flotando detrás del arácnido—. ¿Tienes algo para mí?
Estreno absoluto: 3 de noviembre.
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