civil war
✷Pepperony✷
Después de civil war...
"Solo necesito escuchar tu voz... Saber que estás bien... Sé que no deseas verme y quizás, probablemente, me odies; pero... No estoy bien, sabes que odio aceptarlo. Necesito ayuda, te necesito... Te extraño... Todo lo que me ha pasado en estos últimos días... Presencié cosas, hice cosas, me revelaron cosas... Creo que nunca podré ser el mismo de antes... Sé que prometí cambiar para bien, pero te necesito para eso... Por favor, si escuchas este mensaje, llámame..."
Ella dejó el celular en su escritorio. El sonido de sus tacones contra el suelo al caminar la estaba poniendo nerviosa. Era la quinta vez que escuchaba el mensaje.
¿Debía llamarle?
Para Pepper, Tony no se escuchaba bien, para nada bien.
Ella había visto en las noticias todo lo que había pasado con el capitán América. En un principio no podía creer que Steve Rogers pudiera haber desaparecido de esa manera. Trataba de ignorar la televisión cada vez que el nombre de Tony o Iron Man era mencionado, pero no lo había logrado. Él le seguía importando, y mucho, más de lo que a ella le gustaría.
"Yo decidí esto. Me separé de él por mí bien" Pensó ella una vez más, mientras cogía unos papeles de su escritorio, para volver a trabajar. Tenía mucho papeleo.
-Señorita Potts.
La pelirroja se giró hacia la puerta al escuchar una voz masculina. Una parte de ella deseaba que fuera del castaño, que literalmente, la volvía loca.
-Han llamado de la central de los vengadores - le informó su asistente -Es sobre el general James Rhodes.
La mujer sintió su respiración cortarse por unos segundos. James Rhodes era el mejor amigo de su ex novio, sin embargo con el tiempo también le había tomado algo de cariño convirtiéndolo en un amigo cercano. Después de decidir tomarse un tiempo con Stark, ella y el moreno habían seguido en contacto, generando más confianza de la que ya antes tenían. Él fue un apoyo para ella. Al saber del accidente había pedido que la mantuviera informada. Había sido algo grave, de lo que no se le habían dado muchos detalles. Obviamente lo que le pasará a Rhodey era parte de lo que tenía a Tony afectado.
-Lo siento mucho, pero han informado que el general no podrá volver a caminar. Por el trauma de la caída, ha quedado con una parálisis.
Pepper maldijo por lo bajo para después pedirle a su asistente que se retirara. Se sentía mal por su amigo, quería ir a visitarlo, pero sabía que ahí estaría él y se negaba a verlo, ya que sabía que al estar una vez más frente al castaño caería a sus pies. Al ver expresión seria y cansada; sus ojos llenos de pánico, que trataban de esconderlo; y para peor, si él le sonreía el juego acabaría. Ella sabía que al ver a Tony Stark roto, no podría evitar querer reconfortarlo.
Virginia se sentó en su escritorio mientras masajeaba sus sienes, en un intento fallido de aclarar sus pensamientos. Debía volver a trabajar y eso hizo, hasta aproximadamente las nueve de la noche, no quería irse y dejar papeleo para el día siguiente. Odiaba dejar trabajo pendiente. Al terminar se tomó unos segundos para pensar en tomarse unas vacaciones. Tomó su teléfono y reviso los mensajes. No había ninguno de Stark, algo que aunque ella no lo aceptará le dolía. Le escribió a Rhodey y contesto algunos mensajes de trabajo para por último abrir uno de un número desconocido. Era un mensaje en su buzón de voz. Presionó la pantalla para empezar a reproducirlo y reconoció la voz femenina al instante.
"Señorita Potts, el señor Stark solicita de su ayuda en la torre. Él se ha negado a que la llame, pero usted sigue siendo el primer número de emergencias."
La robótica voz de la I.A. le causaba escalofríos al desenterrar recuerdos de su vida junto a Tony.
¿Emergencia?
Ella ni siquiera sabía qué F.R.I.D.A.Y podía mandar un mensaje así. ¿Por que a ella?
"Soy su ex asistente, quizás simplemente nunca volvió a cambiar el número" pensó ella. Quería evitar pensar que era por qué era su ex pareja.
"¿Debía ir?" El mensaje había llegado solo diez minutos atrás.
"Y si algo realmente malo le estaba pasando y después…" Virginia se sentiría perseguida de por vida si algo así pasará, toda la culpa recaería sobre ella. Durante este tiempo, a veces, Potts le deseaba mal al castaño, pero nunca fue en serio.
De mala gana salió de su oficina, se subió a su auto y se dirigió a la torre solo para asegurarse que todo estuviera bien. Su corazón latía rápidamente, asustado.
"Vas a llegar. Tony estará bien, solo será una estúpida alarma. Podrás volver a casa tranquila y seguir olvidándolo..."
"O quizás él esté destrozado. Apunto de morir, como tantas veces lo has visto. Vas a correr y te vas a arrodillar frente a él. Vas a decirle que todo está bien mientras lloras. Vas a sentir que tu corazón sale de tu pecho. Vas a desear no perderlo, como tantas veces lo has hecho antes. El pánico va a atacarte y vas a sentirte indefensa e inútil... Como tantas veces me he sentido al estar junto a él"
Ella se odiaba por pensar de esa manera, pero no lograba evitarlo.
Entró al edificio. Cada pared, cada rincón, cada cosa, cada espacio le susurraba incontables recuerdos. Virginia intentó apagar las voces en su cabeza. De forma tímida se adentro en el taller de Stark. No había duda de que él estaba ahí.
Y lo estaba. Tony Stark estaba sentado de espalda hacia ella.
"¿Me estará esperando?" Se preguntó Pepper.
Dentro del lugar no había ningún ruido, solo el repiqueteo de los tacones de la mujer y la respiraciones de ambos.
Él, al sentir ese familiar sonido, se volteó hacia el. La mujer que amaba estaba nuevamente parada frente a él. Le dolió ver miedo en sus ojos.
"¿Yo seré la causa de ese miedo?" A Tony le aterraba pensar en una respuesta positiva para la pregunta que él mismo se había formulado.
Su Pepper seguía ahí, parada en el mismo lugar, viéndolo. Tony recordó los viejos tiempo, en la mansión de Malibú, cuando ella bajaba como su secretaria a darle información, a dejar algún paquete o hacer un favor. Tony quería tenerla más cerca. Se aferró con fuerza a los apoyabrazos de su silla buscando ayuda para levantarse.
Él había estado muy débil y con los ánimos extremadamente bajos, ya no recordaba cuál había sido su última comida... quizás había sido un trago. Tener al amor de su vida en frente le daba algo de energía, la cual intentó canalizar para levantarse con éxito.
Pepper, al mismo tiempo, maldecía sus pensamientos. Solo quería correr hacia sus brazos y llorar como una tonta apoyada en sus hombro. Ella odiaba a veces ser tan débil.
Con solo mirarlo Pepper sabía que Tony no había dormido, y que tampoco había hecho un esfuerzo en intentar limpiar sus heridas. Su ojo derecho estaba hinchado y a su alrededor se encontraba una mancha morada. Había recibido un buen golpe.
Ella sabía y se imaginaba, que al igual que el morado ojo de Tony, su cuerpo también se encontraría lleno de moretones y heridas las cuales necesitaban atención. Ella recuerda más de una vez haber curado ese cuerpo esbelto, mientras evitaba morder su labio y lanzarse hacia él.
Él había logrado levantarse, ahora solo faltaba lograr llegar hasta ella. No dio ni dos paso antes de que sus piernas le fallaran y lo arrastran hasta el suelo. Pepper corrió a su ayuda, como sabía que lo haría cada vez que él lo necesitase.
Anthony se sentía derrotado. La mujer que amaba, con la que pensó estaría para siempre se había ido y todo se lo recordaba; el querer salvar a todos en el mundo, el peso moral de ser un superhéroe lo había superado; el accidente de Rhodes; el saber quién fue el causante de la muerte de sus padres y que uno de sus mejores amigos lo hubiera traicionado; el tener que encerrar a una parte de sus compañeros de equipo, aunque a algunos no los conocía del todo eran sus amigos, su familia; el estar ahí, después de días sin comer, sin saber que hacer, ni cómo superarlo y ni si quiera lograr volver a levantarse.
"Por lo menos ahora puedo verla y sentir su tacto sobre mi"
Virginia se arrodilló junto a él y tomó su cuerpo entre sus brazos. Tony había estado bebiendo, ella podía distinguirlo.
—Pepps...
Para ella, escucharlo a él decir su nombre nuevamente era como volver a respirar correctamente. El nudo en su pecho había desaparecido.
"A la mierda el orgullo." "Sé que los dos lo necesitamos" Pensó la mujer antes de actuar.
La pelirroja acercó más hacia ella el cuerpo del hombre, juntando los en un fuerte abrazo. Al principio, Tony titubeó antes de poner las manos en la espalda de su amada, pero ya al hacerlo se aferró más ella sintiendo ese calor que le había hecho tanta falta.
Ellos se habían hecho mucha falta.
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