Caminaba a paso rápido para mojarme lo menos posible. Estando a dos calles de mi casa una voz familiar me llamó.

Me giré y al ver de quién se trataba me quedé de piedra. De repente, la lluvia dejó de molestarme. Sólo estábamos él y yo. Nos separaban un par de metros pero yo sentía esa distancia como un universo entero y, desgraciadamente, tras diez meses sin saber nada de él ya me había acostumbrado a ese sentimiento.

Le aparté la mirada y me volví para seguir mi camino.

Unos segundos más tarde reapareció delante de mí.

- Por favor ___________.

- Llegas tarde.

- Lo sé y lo siento. Muchos reinos han tenido grandes problemas que requerían mi presencia, pero ahora ya estoy aquí.

- Sólo hasta que vuelvan a llamarte.

- Eso no...

- Asgard siempre te va a necesitar - le interrumpí - No puedes ser el rey que debes ser desde aquí.

- No te sigo.

Cogí aire. Había imaginado este momento muchas veces durante su ausencia, pero nunca imaginé lo duro que sería.

- Te estoy dejando Thor.

Me cogió la mano con cariño antes de que me marchara.

- ¿Me quieres? - quiso saber.

- Mucho, pero esto no funciona, ambos lo sabemos - me acerqué para darle un beso en la mejilla - Sé feliz.