36. Oscuro
Va encogida en el asiento mirando por el cristal.
—No quiero que salgas del auto en ningún momento, bajo ninguna circunstancia. ¿Entendido? —estoy seria y un poco molesta.
Insistió demasiado en venir. Aprieto el volante. Realmente volver a conducir no me fue un problema pero ahora tomo un poco más de precauciones y más teniéndola a mi lado.
—No prometo nada —me mira haciéndose una coleta.
—Martina habló enserio, al lugar al que vamos es muy peligroso y solo quiero sacar a mi amigo de allí así como él lo hizo conmigo. No soportaría que te pasase algo.
Nos detenemos en un semáforo y tomo su mano.
—Es un bar pero realmente lo utilizan para pasar droga, los tipos de ahí si te notan lo más mínimo de extraño no dudarán en sacarte del medio y Paul esta allí adentro, me necesita.
MARTINA
No me importa que tan peligrosa sea la situación,
Yo iré con ella y aunque Paul no ha sido de mi agrado para Rinna es importante y yo la ayudaré.
Pronto ya estábamos en el lugar aunque no parecía ser un bar, la calle está estrecha y parece serlo más por la nieve a los lados. Escaleras que dan a edificios en la derecha, a la izquierda una pared de ladrillos y una puerta en medio negra.
—Es abriendo esa puerta, dentro es como una cancha de básquetbol y en una esquina está la puerta que da dentro del bar, te quedarás acá en el auto y quiero que te mantengas sentada aquí en el volante, ¿entiendes linda? —asiento y deja un beso en mi mejilla. Se acomoda el gorro, las botas negras altas y la chaqueta.
Se baja y la veo rodear el auto dirigiéndose a la puerta. Siento como un presentimiento, algo no anda bien. Mi corazón late fuerte y mi respiración parece fallar, me quito el cinturón cuando la veo entrar por la puerta. Ahora parece que todo se volvió más silencioso. Cojo mi teléfono para mirar que pronto pasaron cinco minutos, aquí a fuera no se escucha nada, la preocupación me invade supuse que como mucho ya estarían saliendo ahora y nada.
Se supone que era ir por el y listo.
Pasan quince minutos.
El sonido de dos disparos...
Y después de eso todo pareció ir en cámara lenta.
Yo corriendo fuera del auto abriendo la puerta. Tres hombres armados apuntando directamente a Rinna y un Paul en el suelo.
—¡Rinna! —grite corriendo a su dirección, todo lo sentí en cámara lenta, su mirada dirigirse a mi, vi sus labios abrirse hablándome pero solo se sentía como los latidos de mi corazón ese bum en mis oídos. También corrió donde mi poniéndose de frente protegiéndome abriendo sus brazos. Cuando sentí sus brazos rodearme volví a sentir y escuchar todo. Mi corazón en cualquier momento saldría de mi pecho.
—¡Miren que belleza! —miro por encima de su hombro como un hombre alto, ojos profundos apuntando a nosotras. Levanta el arma disparando al aire.
Nos doy la vuelta cuando siento que va a disparar a nosotras.
RINNA
Entro por la puerta y está todo en silencio, Justo cuando iba a avanzar para entrar ya al bar salen tres hombre y retrocedo.
—¿Que busca una chica linda y sola por aquí?—me cierran la entrada parándose frente mío.
—Vengo a tomar algo —sonrió tranquila.
Uno de ellos que parece ser el más adulto, alto y moreno, tenebroso en su apariencia. Llega a mi persona más de cerca mirándome de arriba a bajo, me siento incómoda cuando me pasea por el lado como un perro.
—No serás que vienes por tu amigo Paul, ya nos hablo de ti. Y no se equivocó —los tres explotan la risa y este llega a mi sujetándome del rostro haciéndome daño.
Paul que hiciste pedazo de mierda.
Paul sale por la puerta y lo miro fijamente, el hombre me suelta. Lo miro mejor, sus ojos rojos, el rostro herido de golpes.
—Ya puedes irte, la chica se queda nos dijiste, no?
—¡¿Qué?! —suelto mirando a todos.
—Ella no —Paul no me mira si no que fija su vista a la salida. Me alarmo y mi corazón se acelera, me paso la lengua por los labios. El chico que es el que parece dar las órdenes ladea su cabeza a la salida y uno de ellos empieza a caminar a ella. Me adelanto golpeando su rostro sin que lo espere y tomo su arma de sus manos apuntándole.
Mi mano tiembla con ella entre manos.
—¡¿Que mierda hiciste paul?! —lo miro, este aprieta su mandíbula sin decir palabra. El otro chico que está armado me apunta pero el chico mayor hace que baje el arma y al otro que retroceda, me sonríe de lado, retrocedo.
—Tú amigo dijo estás palabras. Mi libertad y pago de deudas por una chica rubia, va a vender droga hasta saldar un millón de euros y no es tonto al igual que yo y estamos convencidos que esta contigo —mira la puerta. —Es un buen trato, solo hazla pasar y ya veremos si tiene talento — este habla lo último y lo apunto al pecho.
Mis ojos se llenan de lagrimas. Paul, mi amigo, mi mejor amigo acaba de prácticamente vender a mi novia a cambio de salir de esta mierda, el sabe perfectamente que estaría conmigo, me acaba de engañar y yo la traje.
He confiado una vez más.
—Vamos nena no es tan difícil —el chico vuelve ha hablar levantando las manos arriba. —No tengo todo el tiempo y la paciencia de hacer estos tratos.
Su otro chico al lado levanta el arma.
—¿Y tu parasitó? —ahora a punto a Paul.
—Rinna, saldremos de esto, juntos, solo ... solo déjala entrar, me equivoqué. Mañana traemos el dinero y ya no irá a ninguna parte, solo la vera como prueba —su voz es temblorosa y suda. Intenta acercarse.
Lo miro fijamente y vuelvo a sentir mis ojos con lagrimas, muerdo mis labios y niego.
Le disparó dos veces en el pecho y lo veo caer.
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