32/2.
En silencio corro bien las cortinas, la ayudo acomodarse en la cama y le doy agua, por el momento es lo único que puede beber. Ahora la miro, parece triste, le paso el cuaderno que le dejo el especialista para que intente escribir, el lápiz se mueve por su temblor pero consigue apoyarlo bien en la hoja. Se mueve despacio pero me da gusto verla avanzando tan rápido. Le dije a sus padres que podían ir a sus casa a comer algo o ducharse, su padre ha descuidado mucho su trabajo.
—¿Que te dijo Paul? —leo en la hoja y la miro.
—Nada amor, no pienses nada, solo quiero verte bien —me le siento a su lado dejando un beso en su frente.
—Lo conozco —habla, toma mi mano uniéndola a la suya. La puerta se habré dejando ver a un chica joven como de nuestra edad.
—Buenas tardes, soy Nicole y vengo a dar las terapias en las piernas —me le quedo viendo poniéndome de pie, se ve muy joven y ...hermosa. Estoy segura que ella sabe lo que pensé.
Me siento en el sillón, la chica aparta las sábanas de sus piernas dejándola de la cintura a pies descubierta, sus piernas rectas, tiene una herida cubierta con gasa en la rodilla.
—Voy a empezar primero por saber si puedes llegar a sentir y luego con pequeños masajes, cualquier molestia me haces saber —Rinna asiente mirándome. Todo iba bien mientras revisaba ver si sentía cuando tocaba sus dedos o pinchaba la planta de sus pies, hasta ahora que hace flexibilidad en sus piernas levantándolas y dando pequeño masajes. Sus manos no paran de dar los masajes en sus piernas, moviendo sus tobillo.
...
Su madre esta ahora con ella, salgo del baño, mi teléfono suena y miro el número desconocido.
—Si, buenas —descuelgo saliendo afuera del hospital.
—Soy Johannes —me quedo mirando a la nada escuchando su respiración.
—Aammm si.
—Ya volví de Madrid y no quiero problemas, solo... Necesito hablar —se escucha apurado.
—¿Para?—miro mis pies.
—Necesito sinceramente hablar, Martina.
Suspiro frustrada moviendo mi pelo.
—Si tanto lo necesitas estoy en el hospital, te espero aquí pero no puedo hablar mas de quince minutos.
—Se donde estas, voy en diez minutos —cuelgo.
Vuelvo dentro, me asusto al verla con los ojos cerrados recordando cuando estaba en coma.
—Amor —me le acerco.
—Mmm —entre abre los ojos mirándome con ternura que me dan ganas de besarla, extraño tantos sus labios, un beso de verdad. Levanta su mano derecha tocando mi mejilla.
—Te amo —me mira fijamente, recuerdo las palabras de Paul y sonrió diciendo un también.
Aprovechó que duerme para salir y esperar, estoy en el primer piso y lo veo también caminando a mi persona, mientras mas se acerca puedo ver que se ve un poco distinto, su pelo esta peinado para atrás resaltando las facciones marcadas de su cara, una chaqueta de vestir encima de una camisa y pantalón jeans con deportivas. Estando uno del otro frente a frente me pongo nerviosa recordando lo de aquella noche.
—Gracias por aceptar.
—Al grano por favor —suspiro poniendo mis manos cruzadas mirando a la gente pasar.
Nos sentamos en los asientos de espera.
—Yo...no planee un discurso y ni mucho menos me senté a pensar en verte pero, hay algo que no me deja respirar ni vivir en paz, después de lo que me paso me he sentido distinto y es muy loco —sonríe de lado sin mirarme. —Necesito que me perdones, necesito empezar a perdonarme a mi mismo por todas las cosas que te hice sin razón... Aunque hay una razón, me enamore de Martina, de ti y mi lado perverso y machista no entendía esas emociones, no sabía que hacer y quería una manera de alejar eso de mi que...
—Que era haciéndome dañó —interrumpo sin dejarle terminar, asiente fijando su vista en mi.
—Y ahora lo entiendo todo, aunque te daba algún regalo y me sentía feliz por dentro pero rápido decía algo o hacía algo por borrar esa pequeña chispa, dejando claro a los de mi alrededores que eras "una diversión" pero que te quería a mi manera y disfrutaba que te "envidiaran" por estar a mi lado pero que no podía soportar la idea de imaginarte con otro y... Que que estuve con otras estando contigo pero...
—Dejalo Johannes —hable como si estuviera cansada y es que lo estoy, solo estoy cansada y quiero pasar página.
—Perdóname por ser un idiota, por herirte una y otra vez, por ser tu primer hombre y no saber valorar eso y por alguna manera dejarme guiar por tu madre, perdóname por favor —me mira y por primera vez miro aun Johannes apenado.
—Para mi simplemente fuimos los muñecos que alguien un día manejo a su antojo, solo fuimos unos adolescentes que no sabían lo que hacían, ambos nos tenemos que perdonar —me pongo de pié y hace lo mismo sorprendiéndome con un abrazo fuerte sujetando mi cabeza en su pecho con... Ternura pero me quedo sin corresponder, sin abrazarle, sin hacer nada.
RINNA
Abro los ojos y no la veo, ni a mis padre. La puerta se abre pero es la mismo chica de antes.
—¿Seria bueno salir de estas paredes verdad? —me sonríe y asiento. Después de que con su ayuda pudiera estar en las silla de ruedas me ayuda para bajar y ver un poco mas de gente. Al llegar al primer piso le digo que puede soltarme para así hacer ejercicios en los brazos pero me arrepiento de mirar a esa dirección. Quiero verificar que mi visión no me falla, los cierro y los abro de nuevo. ¿Porque? ¿Por qué la está abrazando?. Mi pecho se sofoca y me siento mareada, le acaricia la cabeza como lo hago yo con amor y ella no hace nada por separarse. Trato de mantener la calma pues en mi condición no serviría ni para levantar la voz.
Miles de preguntas pasan por mi cabeza haciendo que esta duela y me siento tan vulnerable.
A la mierda.
—¿Quieres volver a la habitación? —aparece de nuevo la chica. Asiento sofocada como si habría echo ejercicios por tres horas sin parar.
Al volver a la habitación tuvo que venir un doctor para revisar me pero me molestaba mas sentir sin poder hacer nada. Y empiezo a llorar sin poder evitarlo por la impotencia, el doctor me mira para luego volver a poner el suero.
No se cuanto tiempo ha pasado pero abro los ojos y esta sentada en el sofá, se ve pensativa. Siente que estoy mirándola y hace lo mismo poniéndose de pié llegando a mi lado y sentarse en una pequeña esquina.
—Quiero que te vayas, por favor —la miro fijamente. Me mira desconcertada frunciendo su entre cejó.
—Se que te sientes ahora mismo un poco mal y...
—Se perfectamente lo que digo, Martina. Quiero que te vayas, ahora me esta molestando mucho tu presencia y estoy tratando de no ser grosera contigo.
Niega y sonríe como si fuera un juego, se sienta en el sofá mirándome divertida
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top