31.
He dejado de asistir a la universidad, deje el empleo y me refugio en sus sábanas cada día, no he desamparado a sus mascotas, es loco pero uso sus remeras holgadas todo el tiempo.
Me siento en el sofá pequeño a mirarla como llevo ya una semana, le he pintado los labios ya que se les veían muy secos y blancos. Se ve tan tranquila, como que duerme después de una jornada de doce horas laboral. No me he apartado de ella.
Alguien toca la puerta y miro a la dirección. Esta se abre dejando ver a un chico que conocí como Ellio.
—Buenos días —saluda dándome un té caliente.
—Gracias —expreso tomándolo.
—¿Aun no hay cambios?— se le acerca mirándola.
—Ayer movió sus dedos, o por lo menos eso creí —sonreí.
—Te vez muy cansada —ellio tiene rostro de pícaro y chicos que se han pasado las noches en camas diferentes pero no puedo negar que es atento. Lo conocí aquí en el hospital cuando vino a saber de ella. Simplemente se ha presentando como su amigo aquí y es lindo ver eso.
—No mentiré.
—Debes ir a descansar —se sienta a mi lado.
—No, no, si despertase me sentiría muy culpable de no estar en un momento tan importante.
—Te entiendo.
—Tus demás amigos no han venido a verla, bueno su madre me dijo que cuando no estoy si. Quizás sienten que soy culpable como me siento yo.
—No hagas caso, solo no les gusta verle así.
—Quizás —me pongo de pie sentándome en la silla frente suyo. Tomo su mano y la acarició entre la mía, acaricio su rostro sintiendo mis ojos picar. Necesito ver esos ojos tan lindos que tiene, escuchar su voz y sentir sus labios junto a los mios. Llevo días sin comer bien, sin dormir pero como podría hacerlo.
—¿La quieres mucho? ¿Verdad? —pregunta y asiento sin hablar por el nudo en mi garganta.
—La amo y te juro que daría cualquier cosa por verla bien, hasta mi vida— hablo mirándole fijamente.
—Debo ser sincero contigo ya que te me haces una chica bien y sincera. Me gusta Rinna —me quedó mirándolo sin saber que decir, sujeto mas su mano entre la mía.
—No te voy a agradecer ese descaro que tienes. Vete de aquí por favor.
—Soy sincero y consciente de que no tendré oportunidad con ella pero aquí estoy, es lo que hacen las personas cuando alguien importa sinceramente. Se lo mucho que te ama y tu a ella y se lo llegue a decir, pero solo podre ser su amigo.
—Vete —señale la puerta.
Él iba a decir algo y lo miro esperando respuesta, pero solo la esta mirando fijamente, giro mi rostro a ella, tiene los ojos abiertos mirando fijamente al techo, de pronto sujeta fuerte mi mano.
—¡Doctor! —este sale gritando su nombre.
—Rinna, rinna ¡Oh dios mio!. Mi amor acá estoy, acá estoy y no me iré, Dios volviste —hablo pero me siento preocupada y a la vez mi corazón se siente con vida. No ha vuelto ha hacer ningún movimiento.
Su madre entra a la habitación llorando haciéndome llorar a mi también, seguido el doctor quien nos pide salir, suelto su mano y hago lo que pide el doctor. Caminamos de un lado a otro esperando que salga alguien de la habitación, lo miro, también se ve impaciente pero siento molestar saber que la mira con otros ojos. Su madre también camina de un lado a otro.
El doctor sale apuntando algo.
—¿Esta todo bien? —su padre se adelante.
—Ha despertado del coma pero, ahora viene la peor parte, saber si ha perdido memoria y eso lo sabremos con los días, pronto podrá hablar pero por el momento no, las visitas deberán ser mas restringidas, no debe haber mucho ruido ni sofocarse, por el momento hablarle despacio, bajo, usar colores claros, reír, hablarle mucho y sera mejor traer algún álbum de sus fotos en dado caso. Otro de mis colegas están a cargo de ella por si llega a necesitar rehabilitación muscular que es lo mas seguro.
—¿Que debemos hacer ahora? —pregunto.
—Por el momento no demostrar tristeza cuando la vean sin hablar o quedarse mirando un punto fijo, ir a verla y hablarle mucho, ponerle sus músicas favoritas, traerle algo que ame mucho para que el proceso no sea mas tardado aunque esto no es algo seguro pero es mejor tener todo bajo orden. Ahora esta despierta no consciente de nada, puede balbucear, tragar y mover sus dedos involuntario.
—Gracias doctor —su madre sonríe de lado.
—Por hoy las visitas serán canceladas para estudios y saber que no hallan secuelas ni nada de eso.
Lo peor aun no pasa y no se como podría liderar con esto. Me da miedo que haya olvidado ciertas cosas importante de su vida, como a mi. Que no hable en buen tiempo o esas terapias que seguro deberá realizar. Es volver a nacer y yo estaré aquí para ella.
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