30. Blanco
Siento correteo y murmullos, mi cuerpo esta duro y pesado, una fuerte luz me obliga a abrir los ojos y regreso en mi triste realidad.
Hospital.
Me enderezó en el asiento quitando de mis brazos mi chaqueta, miro a doctores y enfermeras caminar con prisas de un lado a otro, sus padres aparecen ante mi vista.
—¿Hay noticias? —mi voz sale grave, me paso las manos por mi rostro.
Ambos niegan tristes, siento mi corazón encogido y agachó la mirada.
Un doctor aparece y me pongo rápido de pie.
—No tengo buenas noticias —nos mira a ambos. Lo miró impaciente acercándome mas a su madre.
—Por favor diga que me hija esta bien —su padre abraza a su madre.
—Tiene una lesión cerebral traumática, un cirujano debe operarla de emergencia para eliminar coágulos de sangre. No sabemos que pueda pasar, para desgracia la mayoría de los golpes fueron en la cabeza...
Mi corazón empezó a latir más rápido haciendo que pareciera que caería. Mi vista se empezó a nublar, las siguientes palabras del doctor me parecían lejanas hasta ahora que me encuentro entre los brazos de unas enfermeras, sus rostro me pasan rápidos ante mi vista, siento que recuestan mi cuerpo y mis ojos se cierran.
...
Siento mi cuerpo acolchonado, muevo mi mano pero hago una mueca al sentir que algo ha salido de ahí, abro los ojos, estoy en una camilla, el suero que antes estaba en mi mano se ha salido haciendo que me salga sangre, toco mi cabeza con molestar. Una enfermera aparece.
—Que bueno que ya despertó señorita, te desmayaste y tiene el azúcar bajo. Hemos tenido que llamar a tus padres.
Me bajo de la camilla, limpia mi mano. Dios mis padres están acá, lo que me faltaba. Mi madre entra mirando con enojo.
—Te pasas Martina, de verdad que te pasas —la enfermera iba a salir pero antes le pregunte por si ya habían subido a Rinna a cirugía. Pero no sabe nada.
—Deja de darme mas estrés, te agradecería que te fueras.
—Agradece que me llamaron y vine, tu padre nos espera en el auto, nos iremos a casa no estas bien para estar aquí entre tantos y tenemos una charla pendiente.
—¡No soy una niña por dios! No me iré, tengo que permanecer con Rinna, aún no entiendes que soy adulta, que es mi novia. Me necesita y no me apartare de ella. ¿Aún no lo entiendes?. Y sabes que, no olvido todo lo que pase por tu culpa, si te he aguantado todo este tiempo hm sido por varias razones que no ocupas tu.
—No esta en discusión esto.
—Si realmente estas preocupada ve y compra algo dulce para mi, traedme de casa ropa y mi cargador —niega.
Al final mi madre no podía hacer nada por mi, se fue, volví con los padres de Rinna apresurada, mi padre me trajo cosas de la casa que le había dicho pero no paso palabras conmigo. Él padre de rinna compro para mi una barra de chocolate y pasas. Me siento con mejor energía mientras estamos en la segunda planta esperando noticias de la operación. Camino de un lado a otro tocando mis labios, sus padres sentados.
Dios mio que todo salga bien.
No se que haría sin ti.
Otro doctor llega para que firmen en caso de que algo salga mal, lo ayude a leer y que estuviera en orden. Miro ahora a Teresa caminar a mi, la encuentro y la abrazo fuerte permitiéndome llorar un poco en su hombro. Estoy asustada.
—Lo siento tanto —susurra.
—Siento que le pierdo —digo separándome de ella.
—Todo estará bien, ya veras que luego estarán riéndose de esto, juntas —caminamos sentándonos un poco apartadas de sus padres.
—Ojala sea así, ahora esta en operación y siento que cada minuto es un riesgo de perderla. Yo me muero con ella.
—Debes ser un poco mas positiva, ella saldrá de esto —teresa me mira mientras acaricia mi cabeza.
—Trato y aveces quisiera que solo fuera un sueño, hasta haberla conocido, es que solo pensar que la única persona que amo después de Javier, pueda perderla, no lo soportaría, quisiera despertar justo ahora y escuchar a mi madre detrás de la puerta diciendo que despierte con voz chillona —mis palabras fueron casi en un susurro con un nudo en mi garganta.
—Todo estará bien, ella debe sentirte fuerte. No sabia si necesitabas algo pero te he traído un cepillo dental y toallas húmedas con aroma.
—Muchas gracias Teresa de verdad, no te preocupes mi padre me ha traído cosas aunque después de saber de la operación quiero darme un baño en casa.
—Para esto estamos las amigas —sonrie.
Iba a preguntarle sobre las demás chicas pero mire al doctor dirigirse a sus padres, con rapidez me pongo de pie yendo a ellos.
—Tengo una buena noticia —su madre toma mi mano y trato de darle ánimo con una sonrisa.
—Hable doctor —el padre nervioso.
—La operación ha sido un éxito, Rinna es muy fuerte pero ahora solo falta que vuelva en sí, le haremos unas radiografías para saber que no queden secuelas.
—¿De verdad esta bien? —siento alivio en mi alma, miro a Teresa.
—Por el momento son los datos presentes.
—Quiero verla, por favor —su madre le pide.
El doctor aceptó que su madre le viera, también muero por verla pero primero están sus padres.
...
Paso la pequeña toalla por mis brazos y rostro, saco el desodorante de la bolsa y crema. Deje mi pelo suelto y salgo al pasillo dejando el bolso que me trajo mi padre encima de un asiento, Teresa se fue hace unas horas.
Sus padres ahora la están viendo y me preparo mentalmente para verla. Camino de un lado a otro hasta que salen, ahí mas color en sus rostro.
—Quiero...
Su madre ni me dejo terminar cuando completo mi oración con un ve a verle. Camino por el pasillo a la puerta cuatrocientos uno.
Abro la puerta, mi corazón se achica, su cuerpo sobre la cama, parece que duerme, me cubro con un mano mi rostro y limpio mis lágrimas silenciosas, vendas blancas cubren su cabeza, se ve muy pálida, un aparato mide sus pulsaciones, tiene sueros y otras cosas que desconozco conectadas a su cuerpo. Camino despacio hasta llegar a la orilla de la camilla y sentarme en la silla mirándola con dolor.
Su rostro se ve maltratado con moretones en sus mejillas, tiene un rasguño desde su nariz hasta sus labios heridos y secos. Tocó su mano en la mía que tiembla, me duele tanto verla así y lloro.
—Mi amor —agachó mi cabeza susurrando. —Necesito que te pongas bien, recuerda que nos iremos a vivir juntas, quiero que estés bien mi cielo. Yo voy a estar aquí esperando por ti. Prometo que te dejare de hacer cosquillas.
Dejo un beso en su mano fría. Su respiración se vuelve pesada y me asusto saliendo y llamando a las enfermeras. El doctor me saca de la habitación. Me paso las manos por mi rostro frustrada e impotente.
—¡¿Que le paso?! —su madre me cuestiona, quise hablar pero no me salen las palabras.
Pasan cinco, quince y veinte minutos cuando por fin llega el doctor a nosotros.
—Ha entrado en estado de coma, lo siento —lo miro sin poder creer. Su madre se consuela en brazos de su esposo.
—¿Como así doctor? —pregunto sintiendo miedo y un nudo en mi garganta.
—El coma es común en estos casos, puede que sea por un día, tres, una semana o hasta un mes. Lo único que nos queda es mantenerla con vida.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top