29. Accidente
Una semana ha pasado y me gustaría poder estar feliz por mi cumpleaños, es mi número diecinueve y no siento la alegría ni energía que debería. Dos de mis mejores amigas no están conmigo, Teresa la única que ha permanecido justo hoy tiene una cena muy importante familiar por lo que ayer viernes se la paso conmigo y lo agradezco. Mi madre no hace otra cosa que evitar el tema y yo trato de tocarlo, estamos en pleno siglo veintiuno, lo ha comentado a mi padre, pero este aun no ha tenido una reacción, cree que es alguna moda o tontería mía o que mamá esta inventando, con lo buena persona que es.
Y ella, Rinna, me hace la vida mas fácil que pueda tener, es tan comprensiva y atenta conmigo que aveces siento que no hago nada por ella mas que atender bien su mascota, se ha tomado muy en serio vivir juntas antes que la bomba exploté entre mi familia, por lo que ha ido llevándose poco a poco mi ropa y cosas mas personales, ya mi cepillo dental se encuentra en su casa, como mis zapatos favoritos y gran ropa interior mía. Amo a Rinna con todo de mi que no me podría hacer una idea de una vida sin ella. Siento que a veces no me lo puedo creer esta manera tan única y como se han dado las cosas.
Tocan mi puerta con insistencia, me levanto del tocador terminando mi maquillaje. Al abrirla mi madre esta mirándome de arriba a bajo.
—Tus abuelos están abajo, también primos ¿no piensas salir de aquí?.
—Bajo en un momento —la cierro.
En mi familia esta la tradición de que siempre viene una parte para los cumpleaños, no estoy feliz por eso, mi abuela es muy estricta, tiene esa mirada penetrante que llega a intimidar. Quiero que Rinna venga y no se que va a pasar, necesito que este acá conmigo.
...
RINNA
Mi madre me ayudo a elegir algunos regalos para mi hermosa Martina que esta de cumpleaños, miro las bolsas en los asientos de atrás, estoy muy feliz por llegar y verla, se que su familia estará y no se que va a pasar. Ahora lo único que deseo es estar con ella y abrazarla. Ahora solo le llevaré un año.
Ha empezado a llover, conduzco subiendo la velocidad, ya quiero llegar, ahí un poco de neblina lo que me dificulta la vista, mi teléfono vibra en el asiento de copiloto, miro su nombre y sonrió, cuando voy a ponerlo en alta voz las gomas del auto siento que resbalan y trato de tomar el control siendo me imposible por la lluvia y la neblina, sin verlo, sin siquiera ver de lejos su luz aparece, otro auto en mi mismo carril sin que me de tiempo de hacer nada.
Solo siento como mi cuerpo rebota al tiempo en que el auto se gira con violencia haciendo que me golpe la cabeza saliendo sin que el cinturón pudiera sujetarme.
...
MARTINA
—Opino que Martina debe venir con nosotros unas semanas —mi abuela habla mientras mi madre le pasa una taza de café. La lluvia va de aumento en aumento, escuchó sus voces lejanas perdiéndome en las gotas que golpean con fuerza las ventanas.
Siento algo tan raro en mi pecho.
Me siento tan nerviosa, siento un pequeño temblor en mis manos que no me dejan tranquila, la he llamado tres veces y me sale el buzón. Camino apartándome hacía la cocina, marco su número una vez mas pero ahora sale como apagado. Marco a su madre, un todo, dos t...
—Hola, es Martina, perdone que la llame ya a estas horas pero quería saber si Rinna aun no sale. Es que estoy preocupada por que la llame y parecería que había abierto la llamada.
—Si, hace una hora que mi hija salió para tu casa.
—No...no ha llegado, estoy muy preocupada —siento mi corazón latir con prisa.
—Yo ya también estoy preocupada pero deja que llame a su mejor amigo, tal vez paso allí antes.
Asentí sin que me vea y cuelgo. Vuelvo a la sala mirando a algunas primas que no hablamos para nada, tienen mas o menos mi edad, están metidas en sus teléfonos, mi padre juega con Javier y mamá junto a mi abuela me miran fijamente.
Pasan diez, veinte, treinta y una hora que no se nada de Rinna. Subo a mi habitación para quitarme la ropa optando por un pantalón vaquero, unas botas y una sudadera con capucha quitándome el maquillaje, iré a su casa y la lluvia no me detendrá. Bajo las escaleras y todos se quedan mirándome.
Ella no me dejaría sola en este día, tendría que haber
Pasado algo que pido no sea así.
—¿A dónde vas Martina? —mamá pregunta tomando me del brazo aun con todas las vistas en nosotras.
—Salir ¿no ves?.
Me iba a contestar cuando mi teléfono vibra en mi mano, es su madre, deslizó mi dedo al verde con rapidez.
—Mar...tina... Mi hija, mi hija —llora haciéndome sentir dolor en mi corazón.
—¿Que ...que pasa con Rinna? —siento ese pequeño resfriado que se instala en mi nariz cuando voy a llorar.
—Tuvo un accidente, estamos en... En el hospital de nuestra señora de la fe.
—¡¿Que?! —siento las lágrimas danzar en mis mejillas. Me suelto de mi madre con coraje. Me limpio las mejillas pero las lágrimas no paran. Corro a las escaleras buscando la tarjeta de taxi, con mis manos temblorosa marco.
Mis manos tiemblan, sorbo por mi nariz cerrando la puerta. Bajo sin darles tiempo a decir nada, al abrir la puerta rápido me empapo del agua fría, lloro pensando lo peor o en las condiciones que estará. El taxi me toca bocina y corro abriendo la puerta.
De solo pensar que tiene dolor no lo aguanto.
...
Salgo corriendo adentro después de pagar, mi ropa esta húmeda pero no me importa. Casi asusto a la chica de información por llegar rápido hablando.
—Una ...una chica de accidente que...
—Martina —su madre llega y la abrazo fuerte, llora en mi hombro lo que me da a entender qué las cosas no están muy bien.
—Lo siento tanto —mi corazón se contrae.
—Esta muy mal. ¡Mi pequeña se muere!.
Sus palabras resuenan en mi mente y la alejo un poco. Niego para mi pasando mis manos por mi rostro. Su padre aparece, tiene el rostro rojo, un doctor viene hablando.
—¿Como esta? Digame por favor que esta bien —llego a ellos.
—Es usted un familiar de la paciente —el doctor mira a sus padres.
—Su novia —lo miro impaciente por su respuesta.
—Bueno... La joven sufrió múltiples golpes en la cabeza, tiene dos costillas rotas, su cuerpo fue expulsado del auto por lo que su cuerpo esta muy maltratado.
—¿Que...que quiere decir? —miro asustada a su madre que me toma la mano.
—No sabemos que pueda pasar, las primeras horas son cruciales, la hemos pasado a cuidados intensivos. Estamos haciendo todo lo posible.
Asiento, el doctor se retira y miro a su padre.
—Quiero verla, por favor —digo.
—Lo hemos intentado pero aun no es posible.
Me quito la chaqueta que esta mas húmeda quedando en una remera holgada de mangas. Sus padres se sientan mirando a la nada.
—¿Quieren algún café o té? —dejo la chaqueta en un asiento.
Ambos niegan, miro que la lluvia afuera no para, me quedó de pié caminando de un lado a otro, pasan enfermeras, doctores, personas que también esperan a sus familiares o noticias.
—¿Saben algo de como paso? —hablo mirándolos.
—Nada aún, la policía llegó al lugar pero es normal en días de lluvias y hacía neblina, creó que las gomas le fallaron, apareció otro conductor en su mismo carril y... Chocó.
Me paso la mano por el pelo y rostro.
—Te había comprado muchas cosas y se fue tan feliz de ir a verte —miro a su madre, mis ojos cristalizan, por un momento me había olvidado de mi cumpleaños.
Ni siquiera puedo decir realmente como me siento, siento como si mi corazón se hubiese desprendido y solo flotará dentro mío sin nada. No puedo ni pensar lo peor por que el dolor de saberla mal me carcome.
Me dejo caer en otro asiento poniendo mis codos en mis rodillas con la mirada gacha.
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