28. Palabras mal dichas
Un mes y dos semanas después, mi vida es un martirio, mentiras, una tras otras. Es una locura. Lucia paso de ser mi mejor amiga a una desconocida, Rinna no se equivoco cuando dijo que Teresa era la indicada para haber podido hablar. Es la única que ha permanecido a mi lado y se lo agradezco tanto. Me duele que lucía pase de mi las tantas veces que quiero hablarle o me le acerco, por igual las demás con el pretexto de que soy una falsa e hipócrita.
Mi papá se lleva todos los fines de semana a mi pequeño hermano por lo que Rinna viene y se queda libre conmigo cuando mi madre sale la cual esta muy extraña conmigo.
Ahora acabo de llegar del trabajo y abro la puerta, escuchó la voz de mi madre hablar pero es en susurró, camino por la sala en silencio para saber que pasa. Esta de espaldas en el desayunado con el teléfono en su oído, por momentos sorbe por la nariz.
¿Estaba llorando?.
—Es que esta muy rara, últimamente no se, la noto extraña, ya no tiene amistades como lucía o Sonia, solo una chica llamada Rinna la cual se me hace muy rara desde un principio, a sabes, ella cree que no se, pero duermen juntas aquí, se la pasan todo el tiempo juntas, ayer entre a su habitación y tiene fotos de ella dos juntas no muy de amigas. Llega con flores, no quiero adelantarme a nada pero no se...
Hace silencio solo asintiendo, permanezco tranquila en mi lugar sin hacer ruidos.
—No lo se, no lo se, viene y la busca en su auto para llevarla al trabajo y universidad, la veo hablar por teléfono y sonreír, mandarle besos diciendo su nombre incluso ni discute conmigo ya, no se que he echo mal, no soportaría que...
Otra vez silencio. Mi corazón late muy deprisa.
—Si, ayer creían que no las veía, eran cerca de las once de la noche, estaban muy abrazadas recargadas del auto de la tal Rinna, se la lleva incluso a casa de sus padres —mi madre se mueve el pelo con nerviosismo.
Silencio mientras niega.
—No no prima, Martina no es lesbiana, ha tenido novios y...
—Mamá —la llamo haciendo que se gire asustada soltando el teléfono.
—No sabias que habías llegado —disimula abriendo la nevera.
—¿Porque en vez de preguntarme a mi que pasa o no de lo quieras saber? Se lo andas de cotilleo a tu prima.
—¿Que tanto has escuchado? —se pone seria.
—Todo —solté mis cosas en el sofá.
—¿Que tienes que decir al respectó? ¿Por qué estas tan rara? ¿Ocultas algo? —me señala.
—No se como lo vayas a tomar, no quiero venir con un discurso, seré directa. Hace un tiempo estoy saliendo con Rinna, tenemos una relación.
Se queda en silencio mirándome, pestañea varias veces tapando su boca dando media vuelta sin dejar de mirarme.
—Espero que respetes mi decis...
—¡Callate! —me asusta cuando grita cortando mis palabras.
—Martina escúchame bien, no voy a permitir que te vayas por ese camino, me entiendes, no he sido una buena madre, quizás, pero seria lo último que permita que hagas con tu vida, no lo permito, no lo acepto, y no le darás ese ejemplo asqueroso a Javier ¿te olvidas de tu hermano menor? No te importaría que las veas besan...
Hace una mueca sin terminar dejando que unas lágrimas salgan bajando por su rostro, mis mejillas se empapan pero las aparto con rabia. Soy adulta.
—Si he pensando todo eso, en pocos días será mi cumpleaños y me iré a vivir sola, no tendrás que verme...
—¡Ese no es el problema! Soy tu madre y sabes que mi mayor deseo es verte vestida de blanco con muchos niños.
—Nadie ha dicho que eso es lo que quiero. Además ya los tiempos cambian y soy adulta puedo decidir qué quiero y a quien amar.
—No quiero seguir hablando.
Tome rápido otra vez mis cosas del sofá y salí de esa casa. Llame un taxi y me fui a su casa, me dio una llave hace unas semanas, se que no estará, aun falta dos horas para que salga del trabajo.
Nunca pensé que mi madre lo pudiera aceptar, prefería una bofetada o que se yo. Pero esas palabras me han dolido. Debo buscar cuanto antes un lugar donde vivir, ya he aguantado mucho, en pocos días sera mi cumpleaños número diecinueve. Julio.
...
RINNA
Estaciono el auto, las semanas se han ido volando y con ellas los problemas que se han presentado para Martina, que al final son mios también. Por fin en casa, abro la puerta y siento el aroma de su perfume, miro su mochila en el sofá.
—¿Amor? —la llamo pero hago silencio por si esta durmiendo, aunque apenas son las nueve de la noche.
Me voy despojando de mis zapatos y chaqueta caminando a mi habitación. O mejor nuestra habitación. La veo acostada boca arriba con los ojos abiertos, se ve muy sería.
—Mi vida —llego a ella esparciendo besos sonoros en todo su rostro y labios. —¿Quien es la cosa mas hermosa? —estoy encima suyo mirando su rostro y logra mostrar una sonrisa.
—Yo —levanta un poco su rostro dejando un beso de pico en mis labios.
—¿Quieres hablar de lo que te pasa? —me senté en la cama con ella.
—Me conoces tan bien —sonrie de labios.
—Conozco muy bien esos ojitos que me vuelven loquita.
—Mi madre ya sabe, nunca me paso por la mente que me aceptara, obvio, pero las cosas que me dijo me dolieron.
—Lo sabíamos, lo sabemos y esto es solo el comienzo y estoy segura que las cosas irán tomando su lugar pero yo voy a estar aquí.
—¿Que voy a hacer? —acaricia mis mejillas y le sonrió al gesto.
—Vendrás a vivir conmigo —sonrió.
—No creo que sea para así.
—Hay que hacerlo aun cuando la llama esta encendida.
Iré a darme una ducha y regreso rápido.
...
Salgo envuelta en la toalla, esta con pijama sentada, pongo mis manos en su cintura, pega sus labios de los mios y le sigo el ritmo, un ritmo tierno, mordí sus labios entrando los en mi boca, gime en mis labios, la pego mas a mi cuerpo, aprieto sus glúteos dejando una palmada. Siento ahora sus labios en mi cuello, succiona un poco haciéndome gemir.
La tumbo en la cama, tiene los ojos cerrados, con rápidos movimientos le saco toda la ropa, beso y muerdo sus senos, me quito la toalla bajo su mirada donde tengo chupones en mi abdomen hechos por ella. Muerdo sus piernas, pone una mano en mi cabeza para que no pare de besar cada parte de su cuerpo, se arquea cada vez que le rozo mis labios con la lengua.
Me fascina y me enloquece escucharla gemir y con la respiración al límite. Es tan perfecto hacer el amor con la persona que se ama, me pierdo en ella, mis sentidos los tiene ella, me siento imparable.
—Si... Así —jadeo ahora al sentir como introduce un dedo dentro mío, sus labios se estampan a los mios, pongo una mano en su nuca guiando el beso.
Me pongo encima suyo haciendo encuentro de su zona con la mía. Una mano suya en mis cadera guiando movimientos, muerdo mis labios y la miro fijamente.
—Te amo.
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