25.
Martina bajo a ver quien toca el timbre, quizás su padre ya llegó con su hermano pero no escuchó mucho ruido, camino despacio por el pasillo agachada en las escaleras.
¿Rayko?
—Estas muy nerviosa —este le habla mientras le entrega un tarro de helado.
—No te esperaba, estoy sorprendida —se ríe con disimulo. Ambos se sientan en el sofá y ella pone el tarro de helado en la repisa.
—Seguro estas muy ocupada, debería irme.
—No, no tranquilo —toma su mano y este sonríe poniendo una de las suyas en sus mejillas.
¡Aparta tus manos de ahí idiota!.
Estoy celosa, quiero bajar pero no me atrevo, quizás le traiga problemas y eso es lo menos que quiero.
—Estoy feliz de volver a reencontrarnos Martina y quizás... Esta vez tenga una oportunidad.
Esta hace sonar su garganta con disimulo, mi boca hace una o.
—No te entiendo —le sonríe.
—Es que nunca te has dado cuenta, pero siempre te he querido mas que una amiga, creo que ha sido muy obvió desde siempre.
Obvio sería que baje y te arrepientas de hablar.
—Rayko no se que decirte, para mi siempre has sido mi amigo real. El único.
Ahora ambas de sus manos están en sus mejillas y sus rostros muy cerca, no puedo soportarlo.
—Quiero hacerte feliz Martina, permite me esto.
Mire sus intenciones de besarla y lo primero que vi fue un pequeño jarrón con flores lo arroje al suelo haciendo que se rompiese.
Al menos se alejó. Espero que lo que tuviera dentro no fuera las cenizas de alguien.
—¡¿Que ha sido eso?! —este poniéndose de pie mirando por todos lados.
—Ah... Seguro algún ratón —esta mira directo a las escaleras y logra verme, vuelvo a su habitación muy enojada y celosa, ella estaba dispuesta a dejarse besar por él, no se aparto. No hacen ni diez minutos que nos estábamos besando.
Si, un ratón como no. Muy estúpido él que cree tal cosa. Yo ya andaría revisando hasta el último rincón.
Y de aquí nadie me mueve hasta que no se vaya él. Así que me acomodo mejor en su cama, no me aguantó poniéndome de pie a su escritorio, miro sus trabajos de la universidad. ¿Por qué aun no se va? ¿Por qué aun no sube?. Pasan cinco minutos cuando ya voy a salir de nuevo se abre la puerta.
Me cruzo de brazos sentada en la silla de su escritorio. Me mira con una ceja elevada.
—Ya por fin se fue tu pretendiente, ¿por qué tardaste tanto? —estoy celosa, ¿y si se besaron?.
—Si ya se fue, tardé porque estaba recogiendo un desastre que alguien celosa hizo.
—No estoy celosa —viene y se sienta en mis piernas sonriendo.
—Sabes que no iba a besarlo ¿verdad?.
—No lo pongo en duda si no estuviera, su labios estaban muy cerca —le doy la vuelta para que me de el frente.
—No negare que siempre ha sido muy importante para mi, quien sabe —mira al piso.
—¡Me lo estas diciendo así en mi cara, no lo puedo creer! —pongo mis manos en sus caderas ejerciendo un poco de presión.
—No creo que pueda defender y cuidar este amor.
—¿Estas aceptando que me quieres? —levanto su rostro para que me mire.
Asiente.
—¿Por qué no luchar juntas? Jamás te lastimaré, nunca te faltare ni con el pensamiento ni aunque este muriendo de dolor, te haré la mujer mas feliz de este miserable mundo, seré tuya —dejo un beso en sus labios.
—No lo sé —cubre su rostro.
—¿Por qué dudas? ¿No estas segura de tus sentimientos por mí?.
—Estoy más que segura de lo que siento por ti Rinna, tengo mucho miedo, no se como enfrentarlo, es más fuerte que yo y no quiero que me llegue a afectar, porque no seguir como hasta ahora, de poco a poco y dejar que las cosas sucedan.
—Quiero presumir de esto, que todos sepan que eres mía, no quiero esperar cuando se que me quieres tanto como yo a ti.
—Por favor, por favor, si, solo esperar que yo me independice un poco más, no se, aprender a aceptar esto que es nuevo para mi, entonces le gritamos al mundo entero nuestro amor —deja un beso en mis labios y le sigo el ritmo, es rápido y muy excitante dando mordidas. Colocó mis manos en sus caderas haciendo que se mueva encima mío y la aprieto, mis labios van a su cuello donde succionó.
Le voy subiendo la blusa hasta sacarla por su cabeza, miro sus pequeños y redondos senos bajo el sujetador negro, los beso por encima acariciándola, siento que tiembla mientras intenta quitar el top que cubre los mios. Se queda mirando los mios y los toca apartando mi pelo. Siento sus labios húmedos y su lengua tibia encima de estos.
—No tan... Rápido —jadeo y levantó su rostro besando sus labios, me pongo de pie con ella enrollando sus piernas en mi cintura. La dejo encima de su cama, besos sus piernas dejando un camino de besos por estas bajándole el vaquero, muerdo y beso cada lugar de sus piernas suaves. Gime suave cuando dejo un beso encima de su braga, subo una mano acariciando sus pezones, mi lengua hace círculos en su zona ya húmeda, succiono y penetro con un dedo. Sus jadeos y gemidos me conforman que le gusto y voy bien, continuo con el movimiento y a besar sus labios.
...
MARTINA
Me muevo en la cama abriendo mis brazos como si fuera haciendo un ángel de nieve. Al no sentirla abro los ojos y agradezco que las cortinas estén cerradas.
No esta.
Rápido se va ese pensamiento al escuchar la ducha en mi baño, me pongo de pié, mi cuerpo desnudo, camino al baño, el agua le cae en el cuerpo, su pelo recogido en un gran moño. Sonrió y corro la cortina haciendo que me mirase.
—Buenos días —acerca su rostro al mio dejando un beso en mis labios.
Entro a la bañera y la abrazo por detrás dejando un beso en su cuello donde rápido veo una pequeña marca que hice anoche, jamás me imagine que hacer el amor con alguien que quieres fuera tan placentero y magnífico, me sentí en las nubes con cada beso, cada acaricia, cada mordida. Fue perfecto como todo lo que ha pasado desde el principio.
Se gira quedando mis senos aplastados mas abajo de los de ella. Me gusta mucho su cuerpo, me besa sujetando mis glúteos.
Ya me di cuenta que le gustan mucho mis glúteos. Anoche no paro de tocarlos y besarlos.
Nos bañamos juntas entre espumas y besos, ahora le saco una toalla para ella y otra para mi. Alguien toca mi puerta y me asusto.
—Martina ya llegue ¿estas despierta? Fui a la habitación de tu hermano, ¿tu padre no llego con él anoche?.
Es mi madre, le hago señas de guardar silencio a Rinna pero se pone traviesa bajando mi toalla hasta mi cintura y jugando con mis senos entrando los en su boca.
Gimo. Y esta se ríe en silencio.
—¿Martina? —vuelve y habla.
—Eh si... Estoy despierta, papá no llego con Javier y... En un momento bajo.
Muerdo mis labios.
—¿Estas bien?.
—Si.
Escuchó que sus pasos se alejan. Me tumba encima suyo abrazando me.
—¿Y ahora que hago? —miro sus ojos mieles claro y sus pequitas.
—Pues vestirte, bajar a desayunar, yo me quedare aquí vistiéndome y me enviaras un mensaje cuando ella este en su habitación, bajare y te llevare a la universidad que se que hoy te toca.
—No quiero ir —hago puchero.
—Nada de eso señorita, vamos arriba.
—Pues suelta me —nos reímos bajito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top