18.
Tengo justo diez minutos esperándola afuera y los cuales se me han hecho eternos. Salgo del auto mirando que ya muchos empiezan a salir, cuando voy a marcar su número sale.
—Ya estaba preocupada —dejo un beso en su mejilla izquierda.
—Solo me demore un poco guardando unos libros —tiene algo, en el poco tiempo que llevo conociéndola me he dado cuenta que cada vez que le sucede algo sus labios se levantan mas y las venas de su frente son más notorias. No tiene cara de buen ánimo.
—¿Que te pasa?.
Aun estamos fuera del auto mirando los que salen.
—Nada de importancia.
Entra al auto pero me quedó mirando los que salen y le veo. No se porque también tenia que mirarme y ninguno aparta la mirada. Esta vez se ve "indefenso" como una cucaracha a la cual aplastar fácilmente, no esta aquella sonrisa burlona y porte de "chico malo".
Entre al auto.
—Lo viste ¿verdad? —ya ha dejado su mochila en los asientos de atrás.
Mire sus ojos que se ven mas claros haciendo notar mas la diferencia entre ellos pero asiéndole ver más hermosa.
—Si.
—Creo que solo vino para retirarse y si ese es el caso estaría muy feliz.
—Estoy de acuerdo ¿tienes hambre? —le sonrió conduciendo.
—Mmm —mueve la cabeza sonriendo haciendo su pelo moverse. —Si tengo un poco de hambre.
—¿Crees que te da tiempo ir a comer antes conmigo así tienes energías?.
—Si, debo estar a las cuatro y media y ahora son las tres y cuarto —sonríe.
—Perfecto.
MARTINA
No quiero dar importancia a lo que no lo tiene, no me importa que Johannes se salga de la universidad y lo que haga con su vida.
Cogiendo un poco mas de confianza pongo mi cabeza en su hombro.
—¿Puedo tocar? —asiente.
Me separó un poco abriendo la guantera, una caja de cigarrillos, un tubito pequeño con crema, un labial, tarjeta de créditos o tiendas, no lo se en realidad, un collar con un piedra como amuleto y un pequeño libro. Me concentro sacando unas fotos, en la primera sale con sus mascotas en la playa, esta en bikini de dos piezas, se ve hermosa. Saco otra donde esta abrazada a una chica, ambas sonríen, la otra persona la rodea por la cintura, parece que fue tomada en tiempo de invierno ya que ambas salen vestidas muy abrigadas.
En esta se ve muy feliz y siento cosquilleo en mi estómago, la paso cogiendo otra, en esta sale la misma chica anterior sonriendo con una mano suspendida como cuando intentas que no te tomen fotos, pero me sorprende que sale con ropa interior y parece la habitación de Rinna pero en casa de sus papás, es igual a la que me llevo y me presentó como su habitación antigua. La chica es muy hermosa también. Saco otra donde están ambas mirando a la cámara sonriendo abrazadas con otras personas como una celebración en navidad. Una más donde ella sale de espaldas como en su cocina y la mano suspendida de la otra chica simulando una nalgada.
¿Quién es?.
Porque siento que me molesta, no entiendo esto que siento en mi pecho.
—Hemos llegado —la miro y hace lo mismo, parece que no se había dado cuenta que me refería a tocar y esculcar en su guantera. Suelto las fotos dentro.
Asiento. Abre su puerta y hago lo mismo, frente a mis ojos un pequeño local donde arriba como cartel ponente algunos platos que venderán.
Ambas entramos sentándonos en un mesa con vista a la calle. Ahí muchas personas para ser un local pequeño pero acogedor, risas y conversaciones acompañan.
Un chico con rostro amistoso llega a pedir nuestra orden. Ambas pedimos pasta.
Tiene los codos en la mesa mirándome fijamente.
—Me pones nerviosa —siento calor en mis mejillas.
—¿Porqué? —pregunta acercando mas su rostro al mio, con una mano suya pone algunos mechones de mi pelo rubio detrás de mis orejas.
—No lo se —me sale una risa, sus ojos van a mis labios y hago lo mismo con los suyos.
Esto no lo siento con lucía ni con ningunas de las amigas que he tenido. ¿Pero que es lo que en realidad estoy sintiendo?.
—¿Quien es la chica de las fotos?.
Lo solté.
—¿Como? —parece que en realidad no me escuchó ya que justo llego el chico poniendo los pedidos en la mesa. Cuando el chico se fue volví ha hacerle la misma pregunta. Primero hizo silencio mirándome fijamente.
—Fue alguien muy especial en mi vida que me hizo entender y ver las cosas como son en algunos aspectos, de alguna manera siempre tendrá mi respecto aunque se haya apartado de mi y —hace silencio acomodando los cubiertos. —Aun tengo las fotos porque ni recordaba que las tenía aun y supongo que hay cosas que bueno puede que tengan cierto valor.
—¿Se llama Anabell? —su rostro fue el mismo que casa de sus padres cuando su madre mencionó este nombre, pone sus mechones detrás de sus orejas donde tiene varios piercing.
—Si.
—Lo se porque detrás de una foto estaba escrito te ama Anabell mas abajo decía por siempre a Rinna.
Asiente poniéndose a comer y hago lo mismo.
—Voy al baño —se pone de pie.
No debí decirle, me siento mal y con mil emociones juntas. ¿Quien es esa Anabell? ¿Porque me importa tanto?.
RINNA
Entro al baño mojando mis manos y pasándolas por mis cara sin ser brusca ya que llevo maquillaje puesto. Siento mucho nervios y seria una estúpida si desaprovechó esta oportunidad para decirle.
Como fui tan estúpida para dejar esas fotos ahí. Me siento tan mal que no se como reaccionar. Salgo del baño y esta con el rostro triste mirando a mi dirección como esperando que saliera.
—Lo siento por ver cosas que no debí —me siento.
—Ya no importa preciosa.
Terminamos y ambas pagamos la mitad porque así lo quiso ella. Ahora conduzco a la dirección de la biblioteca.
—¿Vas a querer que te espere? ¿O te puedo venir a buscar? —le hablo mientras me estaciono ya afuera.
—No, no importa —esta rara.
—Esta bien.
Aun así la acompañó dentro mirando lo grande que es y la gente que hay buscando libros, comprando y hasta tomando alquilados algunos libros por semanas. Una señora parece en su espera la saluda con cariño haciéndola caminar entre los pasillo, las sigo.
—Es muy fácil lo que harás querida Martina, debes estar al pendiente de las personas que entren y salgan de aquí, estarás para las compras de los libros y dudas de los clientes. Otros días puede que estés organizando o por mi a recoger los pedidos ¿te parece?.
—Genial —responde mirándome y le guiño un ojo.
—Bueno pues no se diga más, ya empiezas.
Me despido de ella moviendo mi mano, antes había dicho que no querría que la pasase a buscar y menos que la esperase por lo que me iré a casa y sacare a mis mascotas.
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