16. ¿Celos?

Intento con todas las ganas poner atención en la clase pero no puedo, ese sueño de anoche no me deja, yo besando a Rinna.

Llevo su ropa puesta y me siento muy cómoda, hasta use su cepillo dental, me siento muy rara con esta situación, con mis amigas como lucia o maria teresa no tengo tanta confianza. El sonido del segundo receso me hace volver en si parándome de la silla.

—Pensé que te ibas a quedar pegada a la silla —lucia me habla subiendo mas sus jeans haciéndose notar mas sus glúteos.

—Solo estaba pensando —caminamos a la salida a desayunar. Maria se nos fue adelante porque tenia mucha hambre.

—¿Y como esta eso que dormiste en casa de Rinna? Apenas llevas semanas de conocerla —nos sentamos en una banqueta a esperar que la fila bajé para comprar, me mira fijamente.

—Ni yo lo se, es una química inexplicable de amistad y puede que suene raro pero me ha demostrado estar aquí siempre.

Junta el entre cejó.

—Pero yo también soy tu amiga, y de mas tiempo, pudiste haber ido a mi casa y...

No la deje terminar de hablar, sentía que en cada palabra había un toque de ¿celos?.

—¿Estas celosa de Rinna? Lucia eres mi amiga de mucho tiempo, eres una tonta —me le reí y termino riendo igual. —Por cierto, gracias por no echarme de cabeza con mi madre, esta mañana cuando fui a buscar mi mochila ni se percató de mi existencia.

Al final comí mi desayuno para volver a la clase.

—¿Saben algo de Johannes? —pregunte a mis amigas, algunas de ellas no siempre están con nosotras.

—Yo le pregunte a sus amigos y me dijeron que esta muy mejor, ya hasta lo pasaron a una habitación normal.

—Me alegra saber eso —jugué con un lápiz.

—Pensé que te alegrarías si se muriera —una chica del aula se mete a la conversación.

La miro con odió.

—¿Y a ti quién te pidió tu opinión? —me mire mal.

—Todo el mundo sabe lo mal que te trataba delante de todos, vivían como perros y gatos.

Volvió a hablar.

—Y tu dolida tratando de llamar su atención, suerte con que se recupere del todo y pueda siquiera darse cuenta que existes.

Le di la espalda, no me dejare provocar por su veneno.

...

Salgo afuera de la universidad mirando que aun no me llama, mis amigas todas se fueron, les dije que Rinna me vendría a buscar pero no hay señales de ella. El sol pica, hace mucha calor, rebuscó en mi mochila sacando mis lentes y me los colocó, aun siguen saliendo estudiantes y busco un lugar con sombra.

—¿Martina? —escuchó mi nombre en modo interrogativo. Me doy vuelta mirando que quien me llama es Rayko, siempre fue atento conmigo, se alejó cuando me hice novia con Johannes.

—¡Que sorpresa! —camino a él saludándolo con un beso en la mejilla. Siempre fue muy tierno y cariñoso conmigo, sus ojos achocolatado son brillosos y de párpado caído con muchas pestañas.

—¿Como estas? —sonríe dejando ver los brackets, su brazo por mi cuello en modo abrazo.

—Ahora muy feliz, es extraño que estando en la misma universidad no nos veamos muy seguido.

—Ya sabes —hace una mueca.

Lo dice por Johannes.

—¿A quien esperas aquí? —acomoda su mochila.

—Mejor dicho a quien esperaba, debo estar en veinte minutos en un lugar.

—Ven te llevo —sonríe llevándome de mano, las miradas de las pocas personas que están no se hacen esperar.

—Supe lo de Johannes —habla mientras nos ponemos el cinturón.

—Unju —mire adelante, con Rayko siempre tuve confianza, mi único amigo varón. Solo fueron meses separados, aparte el tenía novia y eso nos alejó un poco.

—Apesar de todo, no es bueno desearle mal a nadie.

Asiento enseñándole la dirección.

¿Donde te metiste Rinna? ¿Porque no llegaste?.

—Pero hablame de ti, es tan loco que dejáramos de hablar por tonterías —mueve su rostro de mi a la carretera.

—Buff que te cuento, han pasado tantas cosas que no sabría por donde empezar.

—Habra tiempo para eso, mixta.

Le mire dándole un pequeño empujón en su brazo, sabe que odiaba que me diga mixta, me lo decía por mis ojos y por lo visto seguirá en eso.

Al llegar a la biblioteca donde se necesita personal me acompaña dentro contándome algunas cosas de su vida, como por ejemplo que no tiene novia.

Es bastante grande y varios pasillos con libros perfectamente en orden. Una chica acomoda algunos y me acercó a ella.

—Buenas tardes, soy Martina y vengo para lo del empleo, supongo que aun esta libre —le sonreía acomodando mi mochila mirando su pelo por la mitad verde.

—Claro que sí, aun la señora que hace las entrevistas esta en su oficina, puedo avisar.

—Muchas gracias —camina a una puerta mientras miro los montones de libros, en realidad no sabría que podría yo hacer aquí aunque me gusta la lectura.

—Disculpa mi pregunta pero ¿Por que ahora quieres trabajar? Tengo entendido que tu familia siempre te ha pagado tus estudios —Rayko también mira los libros mientras me habla.

—Por esa misma razón, al final te cansas de que siempre tengas que decir necesito esto o lo otro, aunque la razón en si es otra, Papá ya no esta en casa y no tengo que contarte mucho de Mamá.

Antiguamente él era una persona como lo esta haciendo Rinna conmigo, siempre al pendiente, defendiéndome y hasta hubieron días en los que llegue a dormir en su casa. Mis problemas con mi madre no son de ahora.

—Martina ¿no? Puedes pasar —lo deje sentado y camine a la puerta por dónde entró la chica. Una mujer mayor de unos cincuenta o quizás hasta menos años esta sentada subiendo sus gafas de leer. Sus ojos llenos de sabidurías y experiencias me miran sonrientes.

—¿Como te llamas? —abre un mini cuaderno, cuando sonríe se pueden ver las patas de gallinas bajo sus ojos y las líneas en la frente y labios.

—Martina, es un placer señora... —mire su rostro en busca de que dijese su nombre.

—Amina y supongo has venido por el puesto de ayudante con los libros, las personas que vienen a leer, buscando algún tipo de información y la compra de estos también.

—No me había informado exactamente de que se tratase el empleo pero me parece genial, aparte me gusta mucho la lectura y se me da bien.

Sonreí.

—¿Trae su currículum?.

—No lo tengo a mano pero puedo traerlo mañana si no hay problemas claro.

—Para nada, aunque —se pone la mano en la cíen. —¿Que tal si mejor vienes mañana como día de prueba y así me demuestras lo que un papel no puede?.

—Me parece excelente, ¿A que hora debo venir?.

—En la tarde, a esta misma hora puede ser que vienen mas personas y así puedo ver que tal de defiendes.

...

La señora Amina es un amor de persona y lo mejor es que es por la tarde que vendré y tendré tiempo de ir a la universidad.

—¿Como te fue? —Rayko me pregunta mientras salimos afuera.

—Genial, mañana vengo como día de prueba a ver que tal me defiendo.

—Lo harás genial.

—Ojala y ya que me trajiste aquí ¿me llevas a casa? —le guiñe mi ojo derecho.

—Obvio mixta —no hay remedio con él.


...

Abro la puerta y justo esta mi madre que parece que iba de salida con la cartera en hombro. Mira a Rayko tras mío a quien le dije que pasara conmigo antes dentro.

—¡Pero Rayko cuanto tiempo! Hace mucho que no les veía juntos.

Me extraña mucho el comportamiento suyo, casi lo entra a rastras dentro queriendo brindarle de todo.

—Que bueno que fuiste con ella a por lo del empleo, seguro que te contó ahora de nuestra mala economía y ...

—¡Mamá por favor! A Rayko no le interesa eso —me molesta mucho que siempre quiera sacar provecho de mis amistades.

Al final de la supuesta conversación de mamá que no paro de hablar y que me extrañase su comportamiento se fue. Mejor dicho aprovechó que él se iba y le pidió que la llevará a no sé donde.

Mi hermano está jugando y lo dejo tranquilo en su mundo inocente.

Rinna ...

Y como si la hubiera llamado en pensamiento mi teléfono suena con su número.

—¡Preciosa lo siento! —habla desde que descuelgo la llamada.

—¿Porque no llegaste? —siento que me afectó mucho no verla hoy y llegar a por mi.

—Es que tengo mucho trabajo, a última hora han llegado mas personas pero sabes que lo llevaba muy pendiente.

Al fondo se escuchan personas riendo y la voz de una chica mientras le dice que una mesa a su nombre ha llegado.

—Bueno, te dejo trabajar, si.

—Espera, ¿pudiste ir? ¿Con quién fuiste?.

Me pase una mano por el pelo y frente.

—Un antiguo amigo de años me llevo y no te preocupes todo salió bien.

—Que bueno, ¿te parece si te llamo mas tarde?.

—Si.

Cuelga.






RINNA



Suspiro llevando los platos sucios a la cocina para volver a tomar la orden de una mesa. Hoy siento que hace mas calor que otros días y lo peor el pantalón negro es de tela ajustado.

—¿Cuantas reservaciones quedan? —pregunto a una compañera mirando la hora en mi reloj, Martina sale en media hora y quede de llevarla a la biblioteca.

—Uuf solo quedaban diez, pero han llamado que faltan dos mesas de seis personas.

—¡Joder! —expresó.

Se que ya no podre ir a buscarla, no quiero pedir un permiso.




...


Cuelgo y guardo mi teléfono en la cangurera que llevo en mi cintura. Un amigo la llevó ¿quién será? Pero la escuche como triste.

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