12. Fue por ti












MARTINA





Termino de atar los lazos de la zapatillas que traigo puestas. Bajo la escalera con la mochila. En la mesa esta ella mientras limpia las mejillas de mi hermano para que no manche la camisa blanca del colegio.

Me siento lejos de ella, cojo un plato poniendo un trozo de pan con nutella.

—¿Ya pensaste donde buscaras trabajo? —la miro de la peor manera que puedo, recuerdo que una vez me dijo cuando tenia diez, que aveces no le gustaban mis ojos por ser diferentes.

—¿Puedes no arruinarme la mañana? Gracias —arrastre las palabras y a la vez con sarcasmo.

—Tenemos una nueva biblioteca cerca, se te dan bien esos de los libros.

No conteste y por el contrario, salí de la casa mirando el cielo cubierto de nubes donde se hacen dibujos extraños, siempre veo un caballo, un dragón o algo por el estilo. No hice bien pisar la universidad cuando su nombre no paro de sonar junto con que le había pasado algo horroroso.

Camino por el pasillo apresurada buscando a mis amigas.

—Dios mio que bueno que llegas —ellas me encuentran a mi, maria tiene la mano en el pecho.

—¿Que esta pasando? La gente esta como loca y no dejan de mencionar a Johannes. —nos ponemos en una esquina apartadas.

—La noticia se regó como pólvora que a Johannes le han pegado una paliza que lo tiene al borde de la muerte —lucia me habla y me quedó mirándola sin entender.

—No entiendo chicas —me acomodó la mochila.

—Sus amigos que estaba con él en el club dicen que estaba tirado afuera desangrándose mientras una ambulancia se lo llevaba.

Muchos sentimientos me invaden.

—El karma no perdona —las palabras salen de mi mientras vamos al aula.

—¿Quien puedo haberlo echo? —maria expresa.

En el aula no se hablo otro tema que no fuera de él. Hasta recibimos charlas de cuidado sobre las amistades y visitar los club. Casi no se dio clase, Johannes es un animal e insoportable pero se sabe dar a querer por las idiotas que mueren por él, no paran de hablar del tema, me tienen los oídos locos.

—Ay no chicas, necesito aire libre —sali del aula al jardín sintiendo la brisa de una mañana irse. Antes había cogido el teléfono y le mando un mensaje a Rinna. Le escribí que quería verla y contarle algo.

Volví dentro y una profesora estaba reuniendo un grupo para los que querían ir a verlo.

—¿No vendrás? —lucia me pregunta.

—No, vayan ustedes y me cuentan al regreso.

Trate de sonreír.

Me pase la mañana cogiendo clases y haciendo exposiciones de imprevisto.

El grupo que se fue con una profesora recién regresa después de dos horas. Miro las caras de mis amigas al llegar y no dicen nada bueno.

—¿Como esta? —pregunto nada mas ver que se sientan a mi lado.

—La verdad, me cae mal por su forma tan arrogante y ver aveces como te trato pero... Esta muy mal, tiene un montón de cosas conectadas a su cuerpo y el rostro no parece ni él.

Maria se veía más apenada contándome como lo vio. ¿Porque le hicieron eso?.

—¿Que dicen los médicos? —me acomodó en la silla mirando a lucía.

—No dan muchas esperanzas, tiene costillas rotas, muy golpeado el cuerpo.

Sentí mi corazón encogerse, no soy tan malvada como para alegrarme por su mal.

—¿Sus padres estaban allí? —pregunto.

—Si, hasta tu madre la vimos, no se miro muy contenta con que no fueras, pero le dijimos que tenia mucho trabajo por entregar y solo se le permitió a un grupo pequeño salir.

Se que no se lo creyó.




...



Camino fuera de la universidad, Rinna me llamo que me espera afuera para que le contará que me pasa. La veo, esta afuera de su auto, su pelo se ve húmedo, sin ondas cae, el sol caliente de la en su rostro y nariz pecosa. Mientras me acerco veo ojeras bajo sus hermosos ojos de pestañas largas y gruesas.

—Gracias por venir —la abrazo, siento que deja un beso en mi mejilla.

—Siempre —no sonríe como acostumbra a darme una sonrisa.

Como le había dicho que quería hablarle de algo me invitó a comer en los jardines que abren de los restaurantes en verano.








RINNA


No pude dormir bien, tengo ojeras, su mensaje no me dejo saber nada bueno, seguro sabe ya la noticia. Desdes muy temprano había puesto la televisión para ver como pasaban la noticia anunciando que se encuentra en la vida y la muerte.

Hace diez minutos estamos ya sentadas bajo el sol, aunque no da de lleno. Me mira fijamente. Parece que esta triste. ¿Porque? ¿Por él? Debe estar feliz.

—¿Que te pasa? —aun no habíamos hablado nada.

—Quería contarte que, Johannes esta en el hospital, alguien o no se... Le han propinado una golpiza horrorosa y no se como sentirme —sus ojos diferentes y mas claros recorren mi rostro. Veo preocupación.

Sentí mi rostro contraerse y enojó en mi corazón. Esta triste por él, él que le hizo tanto daño, esta preocupada por su salud y puedo hasta ver culpa en su rostro. Iba hablar pero justo nos traen la limonada que pedimos. Ninguna de las dos tocamos nada de lo pedido.

—¿Toda esa tristeza es por él? —me costo preguntar.

—No se como sentirme, en el fondo siento lastima, puede morirse y no le deseo mal. El karma es mas poderoso que cualquier felicidad que pueda sentir o no.

Asiento sin hablar, nadie me pidió que le mandara ha hacer eso. Debí pensar que le estaría haciendo daño a ella con esto. Al final es tan buena e inocente.

—Yo estoy feliz —solté sin pensar y hasta una sonrisa se asoma en mis labios los cuales pinte de rosa brillo.

—Como mi amiga puedo entender que sientas eso al pensar que de alguna manera esta pagando pero... No deberías estar feliz, es una vida de alguien joven con la vida por delante y que quizás cambie, es una vida.

Niega poniéndose de pie. Me quedo sentada analizando sus palabras. Entro en razón al verla ya caminar lejos. Me paro corriendo tras ella.

—¡Por favor Martina espera! —logró alcanzarla cuando casi cruza la calle.

—Estas feliz por alguien que se esta muriendo y no puedo compartir el mismo sentimiento que tú y se que debería sentirme bien.

—Perdona por favor, mi lado cruel fue quien hablo —tome su mano entrelazando sus dedos en los mios.

Volvimos al restaurante sentándonos, ambas en el silencio.

—Solo pensé en lo que te hizo y por un momento me alegré —hable de nuevo jugando con el cigarrillo en mis dedos. Toma mi mano en la mesa apretándola.

—Soy una ingrata, tu te preocupas por mi y hasta vives mi dolor.

Me acerque dejando un beso en su mejilla, cerca de sus labios, me costo separarme, cuando lo hice tenía los ojos cerrados, en sus párpados se notan sus venas.

—Jamas sera mi intención hacerte daño, nunca quiero hacerte sentir mal y juro que todo lo que haga sera para verte sonreír. Y verte bien.

Logre ver una sonrisa en sus labios.

—¿Porque eres de esta manera conmigo? ¿Porque me proteges de esta manera?.

—Nunca damos algo sin que no los hayan dado primero y se que el fondo sientes lo mismo que yo.

Guardamos silencio hasta irnos, me dejo llevarla a su casa, se ve triste, preocupada y hasta culpable. ¿Porque se siente así por ese idiota? ¿Acaso lo quiere?.








...


—¡Eres un idiota! —lo empujó fuerte haciendo que cayese sobre su sofá.

—¡¿Puedes dejar de insultarme y golpearme!? Estas en mi casa y no respondo.

—¡Se te paso la puta mano, salió en las noticias el caso y se esta muriendo!.

No hace mas de veinte minutos que estoy aquí en casa de Paul. Después de dejarla en su casa sentía una energía que quería descargar. Tengo demasiados sentimientos en contra.

—¡¿No era eso lo que querías?! —abre los brazos donde tiene tatuajes.

—No que estuviera al borde de la muerte —me siento furiosa. Quería volver a lanzarme encima suyo, así lo hice, haciendo que ambos cayésemos encima del sofá, yo encima suyo. Solté mi mano cerrada en su mejilla derecha haciendo lo mismo con la otra.

No dure mucho, su mano estuvo apuntó de golpearme mi rostro.

—¡Rinna no quieras romper la amistad que tenemos! No quiero ser malo contigo.

Arrastró las palabras dejándome encima del sofá. Me dolía el corazón, quería verla feliz por todo esto, quería que saltara y que de sus labios saliera un se lo merecía. Pero esta triste como si lo quisiera, como si nunca la hubiera lastimado. Sin darme cuenta lloro de rabia golpeando el sofá.

—¿Tan buena esta la chica? —lo tengo en frente con una botella de tequila y limón con sal.

Muerdo mi labio inferior sin decir nada.

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