Capítulo 7🔭
- ¿Cómo me veo? - preguntó Corbyn observando su atuendo.
- Estás... Genial - dijo ella mirándole de arriba a abajo.
El rubio sonrió y los dos volvieron a salir fuera del refugio, ya que Ian y JR seguían durmiendo.
Caminaban en silencio, admirando lo bonito que era Marte por la noche.
Las estrellas resplandecían más que en la tierra y había millones de ellas en el cielo.
- Esto... - comenzó Corbyn en un susurro y sin despegar la mirada del cielo - Esto era lo único que me gustaba de estar aquí - Sky sonrió y él la miró - Ahora eres tú.
Sky miró a Corbyn, con el ceño ligeramente fruncido.
- No lo creo - dijo y devolvió su mirada al cielo.
- ¿Qué? ¿Por qué? - el rubio no entendía las palabras de Sky.
- Corbyn... Me acabas de conocer, no puedes... No puedes ser así.
- ¿Así cómo?
- Tan... Perfecto. No me conoces bien, no sabes si en verdad soy tan "magnífica" como tú dices.
- Pero... Es lo que yo veo.
- No, no es lo que ves. Es lo que quieres ver.
Corbyn se quedó pensativo, mirando a la chica sin comprender.
Sky suspiró profundamente.
- Me voy a la cama - informó la chica - Adiós Corbyn.
- Adiós - susurró él.
A Sky le gustaba todo lo que Corbyn decía y ese era el problema. Le acababa de conocer y, ¿Ya sentía algo por él?
En cambio, sus amigos de la NASA, habían intentado conquistarla por más de 2 años. Nunca funcionó.
Y, ahora, Corbyn había conseguido hacerla sentir de esa forma, en solo 2 días.
Le parecía algo apresurado.
(...)
- Los satélites están instalados - informó JR - Coloca una de las pantallas en la nave y otra en la habitación de Ian, con la última puedes hacer lo que tú quieras.
- Vale - aceptó Sky.
Los satélites eran para tener comunicación con la tierra e informar sobre la misión. También servían para una cosa tan simple como ver la televisión.
Mientras Sky caminaba hacia su habitación para dejar la pantalla, vio a Corbyn sentado en el suelo del huerto trazando círculos con el dedo en la tierra. Parecía aburrido.
La chica miró la pantalla y luego al chico.
Caminó hacia él con determinación.
- Hey - saludó y Corbyn se dió la vuelta - ¿Qué haces?
- Nada. - dijo el chico en un suspiro - ¿Qué es eso? - señaló la pantalla y se levantó.
- Un regalo para tí - dijo ella con una sonrisa - Vamos.
Fue directa a la casa de Corbyn, con él detrás.
Entró al cuarto del chico con ayuda de Corbyn, ya que, no podía abrir la puerta con la pantalla en las manos.
El cuarto estaba muy iluminado y limpio. Todo estaba en su sitio y no había nada que resaltara de las demás cosas. Una cama, un escritorio y una estantería con 5 libros; todo ellos de ciencia.
Sky colocó la pantalla en la pared. No necesitaba ningún soporte, la televisión estaba fabricada con un electrometal que le permitía pegarse a las paredes.
- Toma - la chica entregó el pequeño mando al rubio - Pulsa el botón rojo.
Corbyn la hizo caso y presionó el botón rojo con el ceño fruncido.
La pantalla se encendió y Corbyn dió un respingo del susto. Ella sonrió.
- Tachan - hizo manos de Jazz emocionada - Así tendrás algo con lo que entretenerte si estamos ocupados.
El chico miró la pantalla algo impresionado y se acercó a tocarla.
- Wow - susurró - ¿Cómo funciona?
- Ese botón controla los canales, osea, las cosas que puedes ver. Ese el volumen y ese el idioma. - señalaba los botones indicados mientras explicaba - El botón rojo de antes, apaga y enciende la televisión. Y ya está, eso es todo lo que debes saber.
Corbyn miró un rato más la pantalla para después girarse a Sky con una sonrisa.
- Gracias - se acercó un poco más a ella - Nadie había hecho nada por mí durante mucho tiempo y esto... Es increíble. Enserio, gracias.
- No es nada.
- Sí, sí que lo es - la voz del rubio sonaba seria - Tu dices que no te conozco tanto para saber si eres maravillosa, pero, me lo acabas de demostrar.
- Solo es una televisión Corbyn - dijo Sky restándole importancia - No es para tanto.
- Son los pequeños actos lo que definen a una persona - Corbyn alargó su mano hasta la mejilla y la acarició - Y tú eres maravillosa.
Sky no supo que decir después de eso, y solo se le quedó mirando a los ojos hipnotizada.
Las caricias que le proporcionaba Corbyn por las mejillas de Sky, bajaron hasta tocar sus labios con el pulgar.
Corbyn estaba asombrado por la belleza de Sky. Sus labios eran igual de suaves a cómo él se lo había imaginado y, en ese momento, le dió un impulso de tocar sus labios con los de ella.
Así que le obedeció y se acercó a ella.
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