Veinte

No estaba en los planes de Soledad terminar el 2021 en una cama ajena. Pero pasó. Nada más y nada menos que en la cama de Lucas, su representante.

Quizás fue el despecho frente al silencio de Hernán. Sus canciones circulaban en redes, empujadas por sus streams en donde contaba acerca del proceso creativo del disco, y hablaba de ese hombre que le rompió el corazón con su cobardía y su indiferencia. No entendía cómo no llegaron a él, y en el caso de que hubieran llegado, esa indiferencia la carcomía más.

Lucas sabía absolutamente toda su historia con Hernán, y fue por eso que intentó consolar cada una de sus lágrimas invisibles, porque Soledad lloraba a través de sus canciones, de su guitarra, y de su piano. Conscientes de esto, comenzaron una relación de amigos con derechos, y aunque Soledad cada tanto se perdía en los tratos dulces y amables de Lucas, se tomaba sus recaudos. Había aprendido desde la experiencia con Leandro y Hernán que las apariencias engañan, y aún pagaba las consecuencias de su mala elección.

Aunque le generaba un poco de incomodidad enredarse con Lucas, teniendo en cuenta que ambos sabían el trasfondo de sus canciones, se dejó llevar. Quizás por despecho, o porque la diferencia de nueve años le transmitía la seguridad de que no iba a comportarse como un chiquillo con ella. Lucas estaba en sus cuarenta, y Soledad apenas había llegado a sus treinta y uno.

El problema fue que nunca indagó acerca de su vida fuera de los estudios de grabación. Debió atender a las señales que le gritaban que algo andaba mal, como por ejemplo, sus encuentros eran en su departamento de Retiro, o en un hotel cuando el deseo los capturaba lejos de su casa. Lucas jamás la llevó a la suya, a lo sumo lo hacían en su oficina del Microcentro porteño, y como nunca establecieron una etiqueta, a Soledad se le hacía normal.

Pero donde manda capitán, no manda marinero. Y el corazón de Soledad había decidido que su próximo dueño fuera aquel morocho imponente de cabello gris, adquirido con el paso de los años. Lo notó cuando le comenzó a costar la composición de las canciones de su próximo disco, cuando el rostro de Hernán se confundía con el de Lucas en sus pensamientos, y las líricas viraban hacia el enamoramiento sano y feliz. Escribía líneas de mujer enamorada, y esa fue su señal para hablar con Lucas y confesarle sus sentimientos crecientes.

Algo que nunca pudo hacer, porque no encontraba el espacio correcto.

Y estaba tan medio enamorada que jamás vio el rostro incómodo de Lucas, o cómo intentaba cambiar de tema cuando Soledad lo invitaba a salir como una pareja normal, algo que él evadía con la excusa más simple: «no queda bien que te vean conmigo, que soy tu representante y productor». El baño de realidad llegó en abril de 2022, cuando la esposa de Lucas y su pequeño hijo aparecieron en su oficina, y Soledad agradeció no estar encima de él, o completamente entregada sobre su escritorio, tal como Dios la trajo al mundo.

Lucas sudaba frío por su cuello, mientras Soledad sonreía a esa mujer que elogiaba con una sonrisa inocente a «la famosa Donna». Y se sintió estúpida de nuevo por su deplorable instinto a la hora de conseguir parejas. De nuevo, Hernán ascendía al puesto uno en su podio de hombres, a pesar de que seguía acompañado en su foto de perfil de WhatsApp, la misma que consultó mientras Lucas hablaba con su esposa delante de ella.

—¡Vamos, Sole! Pensé que sabías que estaba casado —se excusó cuando por fin quedaron a solas, abriendo los brazos.

—No, la verdad no lo sabía. Y hubieras sido claro las veces que te invité a salir, en lugar de poner excusas pelotudas o cambiar de tema. Porque estaba comenzando a enamorarme de vos, ¿sabías? Pero como siempre, elijo para el orto. Cancelá todo lo del segundo disco, acá se termina nuestra relación laboral.

Soledad estaba tomando sus cosas para irse, cuando Lucas la detuvo.

—Sole, pará un poco. Ya está todo listo para comenzar a grabar las nuevas canciones, si querés seguir por este camino, tenés que aprender a separar los temas profesionales de los personales.

—El problema es que todavía no me considero cantante profesional, ¿sabías? A mí lo que mayoritariamente me da de comer es mi emprendimiento de donas, el cual tengo bastante descuidado. Desde que arrancamos con esto establecí semanas para recibir un número limitado de pedidos, y hace mucho que no abro una nueva tanda. Así que vamos a hacer lo siguiente. Vas a deshacer nuestro contrato profesional, vos te quedás con tu parte de los derechos de las canciones de mi EP, y el próximo disco se cancela.

No hubo nada que Lucas pudiera hacer, Soledad ya había tomado su decisión, y agradeció que todavía no habían comenzado a grabar las nuevas canciones. Apenas llegó a su departamento, se largó a llorar de impotencia por elegir tan mal a sus parejas, y obviamente, por dejar ir a Hernán dos años atrás. Un hombre que llevaba años con la misma mujer, algo bien estaba haciendo, y ella lo dejó ir por miedo a su demonio.

Sacó el cuaderno de su mochila, y arrancó todo esas canciones de amor inspiradas en Lucas. Colocó las hojas en la pileta de la cocina y las prendió fuego, acto seguido, cuando las llamas cobraban fuerzas, abrió la canilla y dejó que el agua se llevara las cenizas. Luego, activó su tienda online, y habilitó una nueva tanda de pedidos.

Porque sin productor, no habría segundo disco.

Una semana después, Lucas le envío un último WhatsApp.

Ya sé que en este momento estarás odiándome, y aunque nunca fuimos nada, quiero darle un cierre a esta especie de relación. No quiero que tu carrera quede en pausa por mi culpa, por eso durante esta semana te va a estar contactando Darío, un colega que está dispuesto a impulsar tu carrera y ayudarte a lanzar el disco. Él quedó encantado con tu EP, y quiere producir tu primer disco. Ah, y tu secreto queda a salvo conmigo, nadie sabrá quién es Marroc, solo espero que nadie sepa que estuvimos juntos. Te deseo todo lo mejor del mundo, Sole. ✓✓

Leyó el mensaje dos veces. No sabía si alegrarse porque su carrera como Donna seguía en pie, ofenderse por el chantaje del secreto por secreto, o simplemente agradecerle y cerrar definitivamente el tema.

Eligió su paz mental.

Muchas gracias, Lucas. Espero su mensaje. ✓✓

Efectivamente, a la semana siguiente ya estaba en contacto con Darío, un joven de su misma edad, mucho más efervescente y carismático que Lucas. Y aunque sintió que su potencial nuevo productor era la antítesis a la melancolía de sus letras, decidió darse una oportunidad trabajando a su lado.

Pero Darío lo hizo todo muy fácil, y se congeniaban perfectamente.

Cuando llegó el momento de titular su disco, no tuvo otra opción que revelar su secreto por segunda vez.

—Primero lo trataste de demonio, y ahora exponés su mayor secreto. Amo cómo lo hacés mierda —dijo Darío, con una sonrisa perversa.

—Si al menos le llegara alguno de mis golpes... —acotó irónica—. Pero está jugando al hombre perfecto con una jovata, no tiene tiempo de acordarse de mí.

—¿Y si no aparece porque no te encuentra? ¿No probaste aparecer vos en su vida en modo fantasma del pasado?

—Sí, mil veces, pero... —Soledad suspiró y perdió su mirada en la consola de Darío—. Primero dije que lo haría cuando tuviera mi primer disco, que fue el EP, pero me pareció poco y me acobardé.

—Ahora vas a tener tu primer disco con diez canciones. —Darío le guiño un ojo—. Empezá a rastrearlo, que apenas tengamos el demo se lo mandamos. Así, en crudo, para un mayor impacto. Yo te ayudo si querés, puede llegarle un paquetito a alguno de sus locales —deslizó con picardía.

—¡Estás loco, Dari! —chilló Soledad—. Mirá si justo lo recibe la mujer.

—Mejor, más drama para el segundo disco.

Soledad no paraba de reír mientras Darío gesticulaba esplendor al aire con sus manos abiertas. Eso era lo que necesitaba para no dejarse caer: un productor que la apoyara en sus locuras despechadas, y que no le jugara la carta de la compasión para enamorarla, como supo hacer Lucas.

—Es más, tengo una idea —agregó Darío con un dedo en alto.

El muchacho tomó su controlador midi launchpad, y comenzó a tocar una melodía alegre y pegadiza, un sonido urbano muy de moda, y Soledad reconoció sus acordes de guitarra. Era la canción que le faltaba grabar para completar su disco: Cobarde. Tocada por ella en la guitarra que le había regalado Hernán era una canción despechada y melancólica, en los dedos de Darío, era una burla a su hombría.

Y le encantó el resultado final.

Cobarde sería la única canción movediza del disco, y por qué no, su primer corte de difusión. La grabaron apenas terminaron de improvisar esa primera vez, dando por cerrado el disco. Y finalmente, Marroc vio la luz el viernes 3 de junio de 2022. Un día antes de la boda de Hernán.

Sin saberlo, le estaba enviando su regalo de bodas.

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