Trece
Apenas Soledad entró a Inferno, Hernán la esperaba con una sonrisa traviesa, y una vela en su mano. No pudo más que reírse porque se veía endemoniado y tierno en partes iguales.
—No tenemos mucho tiempo, imagino que hoy tu novio debe estar bastante hinchapelotas con vos, por ser tu cumpleaños.
Hernán rompió la bolsa de donas para que quede abierta al medio, clavó la velita en una dona, y la encendió con el encendedor de Ramiro.
—¿Me vas a cantar el feliz cumpleaños? —le preguntó con una tímida sonrisa.
—Yo no canto, eso deberías hacerlo vos que sos la cantante. Pero sería raro que te auto cantes el feliz cumpleaños, así que adelante. Tres deseos y soplame la vela.
Soledad se rio exageradamente por el doble sentido de Hernán. Pensó los tres deseos con sus dos cielos clavados en los oscuros abismos de su demonio, y sopló la vela, en el buen sentido. A continuación, rodeó el mostrador y se abrazó a él, quien la recibió con gusto y la acunó en su pecho, mientras acariciaba su cabeza con dulzura antes de dejarle un beso.
—Gracias por el regalito, te pasaste —susurró sobre su pecho.
—Ahora quiero que la uses, aprovechá la masividad de las redes sociales, quiero que el mundo conozca tu voz —pidió con el mentón apoyado sobre su cabeza, mientras peinaba su cola de caballo con los dedos—. No quiero que te vayas, Solcito —susurró con su tono gutural del infierno—, pero comete tu dona de cumpleaños antes de que se te haga más tarde.
Para esas alturas, a Soledad ya no le molestaba que le dijera Solcito, sabía que eran sus pequeñas demostraciones del gran amor que sentía por ella. Es más, lo disfrutaba y podía sentir su corazón galopando dentro de su pecho.
Se separó contra su voluntad, antes de que el Fahrenheit empezara a hacer efecto en sus hormonas, su corazón, y sus recuerdos con el demonio. En sus brazos, se planteó durante un segundo la posibilidad de patear el tablero, dejar a Leandro, renunciar al trabajo, y volver al Inferno a entregarle su alma por voluntad propia a ese demonio que la atormentaba desde hacía casi cuatro años.
Pero era un giro argumental demasiado dramático para su insulsa vida, y tenía terror al cambio, además de que tampoco podía evaluar los sentimientos de Hernán. La había ignorado las semanas previas a su cumpleaños, y de repente se aparecía con un regalo tan costoso como una guitarra, además de sacarla del local para festejar su cumpleaños en diez minutos. Estaba segura de que ese era el oasis previo a semanas de silencio en su chat.
Y no se equivocaba.
Hablaron algunos días más luego de ese cumpleaños express, Soledad le había cantado la misma canción de aquella tarde en su local con su nueva guitarra, y le envió el video en forma de agradecimiento. Pero el caudal de chat fue mermando hasta quedar hundido en WhatsApp. Cada vez pasaban más temporadas sin dirigirse la palabra, lo que desembocaba en que Soledad se enfrascara más en su relación con Leandro, olvidando ese amor extraño que sentía por Hernán.
Hasta que sus miradas se cruzaban accidentalmente de local a local, y esos sentimientos reflotaban en el corazón de Soledad.
Porque en el de Hernán estaban más vivos que nunca.
Sin embargo, esas ausencias se debían a los intentos de él para olvidarla, el problema era que ninguna mujer llegaba a la suela de las zapatillas de Soledad. Todas y cada una de ellas tenían un defecto, sentía tanta rabia de no encontrar una mujer mejor que ella, que Soledad pagaba los platos rotos de su frustración.
Me duele la espalda de estar tanto tiempo parada 😭 ✓✓
Había puesto ella una vez, en una de sus últimas conversaciones. Fue el demonio, enfurecido, quien tomó el control de la conversación.
Pedile a tu novio que te haga masajes. ✓✓
La estaba espantando. A Soledad le quedaba poca batería de tolerancia, y él no cooperaba. Cuatro años después de conocerlo, Soledad seguía sin comprender cómo oscilaba de esto:
Armé mal un pedido, y Sergio me cagó a pedos porque obviamente se la agarraron con él. Quien sos, flaco! Ni Leandro se enojó conmigo. ✓✓
Tranquila, Sole. No gastes tu energía en cosas que no valen la pena, un error lo tiene cualquiera. Tu trabajo es excelente, siempre, todos tus clientes te adoran. Me incluyo. 😊 ✓✓
A esto, con una facilidad increíble:
Di mal un vuelto y me faltan cien pesos. 😭 ✓✓
Jodete por pelotuda 🤣 ✓✓
Cada charla reafirmaba su elección pasada. Leandro era todo un caballero amoroso que sabía separar perfectamente el trabajo de su relación con ella, logrando un perfecto equilibrio para no desgastar la relación. Incluso, Soledad había conocido a su familia, y aunque al principio no vieron con buenos ojos que su hijo sostuviera una relación con su empleada, terminaron adoptándola como a una hija.
El tiempo fue acomodando las vidas de Hernán y Soledad, dejándolos literalmente a cada uno en su propia vereda.
La vuelta al sol del 2019 terminó, y el 2020 llegó sin Hernán, que se había tomado unas vacaciones, dejando a Ramiro en el local. El último mensaje que cruzaron fue el primero de enero, deseándose un feliz año nuevo en total armonía, incluso compartiendo fotos de cómo pasaron la festividad, sin saber que esa sería la última vez que hablarían.
En realidad, la penúltima.
Pese a todas las diferencias, las intermitencias, los destratos, Soledad tenía la espina clavada de conocerlo fuera de sus locales. Sin la presencia de Jessica, como aquellos sábados de chicas en los que él se colaba unos minutos, o la presión de volver para que Leandro no sospechara, además de que tenía que seguir trabajando.
Después de darle mil vueltas al asunto, a mediados de enero tiró un mensaje sin pensarlo demasiado.
—Que sea lo que tenga que ser —se dijo a sí misma.
Y no fue.
Hola Herni! Hace banda que no te veo en tu local. Cómo va? ✓✓
Hola Sole! Tuve un accidente en mis vacaciones, estuve unos días en el hospital, y ahora estoy de reposo en casa. ✓✓
Ay, noooo... Avisame cuando estés mejor y vamos a cenar, yo te invito. ✓✓
Tengo novia, Sole. ✓✓
Se quedó sin aliento. Sus manos comenzaron a temblar mientras la cabeza le daba vueltas, y buscaba las palabras correctas para responder algo que suponía que pasaría, aunque nunca se preparó adecuadamente para cuando llegara ese momento.
Básicamente, estaba perdiendo algo que nunca tuvo.
Releyó el chat mil veces, mientras sentía cómo pequeñas lagrimitas salían del extremo opuesto a su lagrimal, más conocido como «me lloran los ojos». Porque no sentía ganas de llorar, ¿por qué lloraría si ella misma provocó eso? Pero su alma había perdido a ese demonio que siempre la secuestraba, ya nunca más sería absorbida por esos ojos casi negros, y era ella la que estaba llorando a mares.
Precisamente, ese sentimiento de vacío se debía a que su alma había abandonado su cuerpo, y voluntariamente se fue con Hernán.
Tuvo la capacidad de succionarle el alma por WhatsApp, solo que en esa oportunidad, le costaría mucho más regenerarla.
Y si lo lograba.
Felicidades! 🥰 ✓✓
Fue lo único que pudo colocar en el chat para ocultar la tristeza que sentía en ese momento. Porque estaba en la puerta fumando, fuera del radar de Leandro, y debía volver como si nada hubiera pasado.
Como si su amor platónico no le hubiera dicho que había alguien en su vida.
Y lo supo en ese instante: estaba enamorada de Leandro, pero también de Hernán. ¿Y cómo se hace cuando la bigamia no es una opción?
Se deja ir al amor más débil.
Aguantó estoica cómo le contaba acerca de Marianela, una enfermera que había conocido cuando estuvo internado, y hasta se atrevió a decirle que era su tocaya, porque el segundo nombre de su flamante novia era Soledad. Y era tanto el amor que transmitía con sus palabras, que se arrepintió de haberlo juzgado mal. El verdadero Hernán era ese hombre terrenal, parcialmente controlado por el ángel. El demonio había desaparecido por completo.
O quizás, solo era funcional a ella, la verdadera y única Soledad. La primera.
Quizás ella lo había convertido en un hombre sintiente, y el resultado se lo llevaba otra. Tuvo razón al pensar que lo estaba cuidando para otra mujer.
Tuvieron la conversación más profunda en sus cuatro años, tan así que Soledad se vio en la obligación de encender un segundo cigarrillo. Finalmente, Hernán le terminó confesando que nunca se le dio bien iniciar una relación con nadie porque tenía dificultades para socializar, y ella le devolvió la confesión admitiéndole que ya lo sabía, que lo conocía en demasía.
Y cómo soy para vos? ✓✓
Soledad suspiró, y le envió una nota de voz por primera vez en cuatro años.
—A ver. Sos un chico muy dulce, reservado, a veces calentón, y sí... Vos siempre me mostraste lo que vos querías que yo viera. Si yo no te daba charla, vos no me escribías, por eso siempre era yo la que iniciaba la conversación. Y no me molestaba en absoluto, porque sé que sos así, y que te cuesta socializar. Tu novia tiene mucha suerte de tenerte, ahora portate bien, y no te olvides de mí, eh. Que yo llegué primera a tu vida, soy tu amiga y tu novia lo tiene que entender. Te quiero mucho, mucho, mucho, Herni.
Pudo ver cómo la nota de voz se coloreaba de azul al instante, y la respuesta no tardó en llegar.
Es muy lindo lo que dijiste de mí, gracias, Sole. Igual lo tengo que borrar, quiero hacer las cosas bien. ✓✓
Cuando la conversación se cortó por intermitencias, y porque a diferencia de ella, Hernán sí se sentía en falta al estar hablando con otra mujer que no fuera su novia, el chat se cerró y nunca más se abrió de ninguno de los dos lados.
Un mes y semanas más tarde, el mundo se puso en pausa por la pandemia de COVID-19.
Y la primera víctima que se cobró el virus, fue la relación de Hernán y Soledad.
Bueno... Llegamos a ese corte que tanto les marqué. A partir de acá, todo va a empezar a cambiar gradualmente. Como les anticipé hace algunos capítulos atrás, vamos a empezar a jugar con los puntos de vista manteniendo la narración omnisciente, así que los necesito con todos los sentidos en alerta porque también nos vamos a mover en el tiempo. No es Historias Para Viajar, no se asusten, pero vamos a ir y venir un poco hasta volver al mismo punto.
¿No entienden nada? Perfecto, así no es spoiler. 🤣
Otro punto a destacar, es que acá se empieza a acabar la vainilla. Todas esas advertencias de contenido maduro aparecen a partir de este punto. Y no me refiero a escenas setzuales, vamos a abordar otros temas (tal vez) controversiales. O paran, o siguen, yo lo advierto. 🙃
Aquí se viene lo bueno, mis cielas... Prepárense para la mejor parte del libro. 👀
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