06
Estaba nervioso, más que nervioso, su cuerpo y sus piernas se movían insistentemente tratando de darle algún tipo de calma interna. Pero todo absolutamente todo fallaba, había tratado de entretenerse jugando en el celular pero eso solo le hacía ver la hora en la pantalla y preguntarse si realmente su amigo vendría.
<<ya estoy saliendo>>
El mensaje estaba allí pero Minho no se sentía tan seguro. Solo exageraba.
El sonido de las campanillas de aquella cafetería llegó a sus oídos, y con él su cabeza giró rápidamente para mirar a la entrada. Y ahí estaba él, Han Jisung con esa hermosa sonrisa, sus cabellos castaños alborotados, vistiendo un pullover blanco y un jean de mezclilla. Exhalo aire y lo expulsó, su corazón había empezado a latir más rápido aún.
Jisung se estaba acercando y ya quería morirse allí mismo.
Dio la mejor sonrisa a su amigo cuando este estuvo frente a él.
—Hola Sung -saludó Minho.
—Hey -correspondió Jisung.
—¿Como has estado?
—Pues... bien, considerando el hecho de que me besaste aquella noche, o mejor dicho, te me lanzaste por completo, estoy confundido.
Minho suspiró, debía enfrentar la realidad de sus problemas, no huir de ellos y hablar con Jisung era algo que tenía que hacer aunque no lo quisiera.
—¿Quieres pedir algo? -cambió de tema nerviosamente.
—¿Hablarás? -preguntó su amigo inquisitivo y él asintió- Bien, un cheescake y iced americano.
Llamó a uno de los meseros que estaban más cercanos a ellos e hizo el pedido para el y su amigo. Relamió sus labios y encaró a Jisung mirándolo a los ojos, esos que siempre había admirado en silencio ese rostro que quería besar por todas partes. Bien... debía aligerar sus pensamientos.
—Jisung yo... -miró hacia la mesa, las palabras yacían grabadas en su garganta, no sabía cómo decirlo, cada vez que tenía que soltarlo sus cuerdas vocales se oprimían imposibilitándole hablar. Pero esta vez era obligatorio.
—¿Tu?
—Nunca pensé que llegaría el momento de decírtelo...— comencé— En verdad tenía planeado ocultarlo y reprimirme a mi mismo, pero ya vez, a veces los planes que hacemos no salen como uno los visualiza. Sung... Han Jisung, siempre estuve enamorado de ti, digamos que, contigo descubrí mi homosexualidad,pero también lo que era el amor no correspondido o secreto. Nunca te dije nada porque tenía miedo que me rechazaras o bueno te alejaras.
Había sido todo, agache mi cabeza mordiendo mis labios, no quería mirarlo a los ojos estaba demasiado espantado como para hacerlo. ¿Que diría? ¿Me odiaría? ¿Me alejaría y se marcharía para siempre de mi vida? Si resultaba así, lo entendería, a fin de cuentas... sería molesto tener que cargar con un amigo que tenía algún tipo de crush por ti.
Nuestro pedido llegó, agradecí al mesero y empecé a tomar de mi bebida de café frío. El parecía todavía estar procesando, pues no llegaba una respuesta a mis oídos. Mis nervios aumentaban, removí el café con la pajilla para distraerme.
—Minho... -llamó y levante mi mirada, Preciado perplejo, perdido entre sus pensamientos- No sabía que te sentías así...
Solté una sonrisa amarga.
—Si bueno... no fue algo fácil de aceptar.
—Lo siento... pero yo no puedo corresponder a tus sentimientos ¿Me entiendes cierto? Minho, siempre te vi como un amigo solamente. Si... pudimos habernos besado unas veces, pero eso fue en nuestro tiempo de descubrimiento y pensé que era algo normal. Yo... lo siento Minho.
Asentí, lo sabía, por supuesto que no sería correspondido después de todo. Me levante de la silla y lo miré, saqué un poco de dinero de mi café y lo puse en la mesa.
—Lo entiendo Sung, sabía que sería así, supongo que necesito superar esto.
Estaba por irme pero entonces su mano se aferró a mi muñeca y me miró con una expresión triste.
—¿Seguiremos siendo amigos? -preguntó y yo dudando asentí.
—Si Sung, solo dame un tiempo.
Finalmente me dejó ir y yo guié mis pies hasta mi casa. Solo quería dormir hasta el otro día. Había sido una larga semana.
(...)
—¡Minho! -su madre daba gritos desde la planta baja aclamando su nombre -¡Lee Minho, apresúrate!
Un mes completo había pasado, más una semana del siguiente a ese. Minho había dejado a Jisung por un largo tiempo, aunque se escribían de vez en cuando de manera formal, después de todo eran amigos. El mes previsto para su boda se acercaba y eso lo ponía de los nervios.
Había tenido citas con el empresario Bang, cada una más encantadora que otra. De alguna extraña manera Christopher le hacía sentir relajado, fuera de órbita, con sus pensamientos anclados al momento que estaba viviendo. Ya no había marcadores que indicaban quién era el ganador o el perdedor en esa relación. Aceptaría que quizás el casamiento no sería tan mai después de todo.
Su madre le apresuraba ese día, ya que, a petición de Bang, sería el día en que escogerían lo que hacía falta para una boda con todo lo de la ley. Trajes, anillos de diamantes, decorado... En su cabeza la realidad de su casamiento era una hoja firmada con testigos y nada más que eso; pero el rubio insistía en que esto se daría solo una vez en la vida. Además de que su casamiento sería en America, específicamente en Las Vegas, ya que aquí en su país no aceptaban el matrimonio de un mismo sexo. A pedido de su madre los trajes y los anillos serian de aquí.
Minho bajó finalmente, decentemente arreglado. No tenía tantos ánimos de salir ese día, pero no quería decepcionar tanto al empresario menos a su madre, que estaba más que emocionada. El auto de Bang se hizo presente minutos después, Bang lucia sus habituales trajes, elegante como siempre. Se montaron al auto, a su madre no le molesto ir sola en la parte trasera mientras él iba delante con Bang.
Su madre parloteaba acerca de lo mucho que le emocionaba que su hijo se casara. Si claro, emocionada por el dinero que iba a recibir. Minho solo prestaba atención a la carretera y, de ratos en la mano que rozaba con su muslo que ni sabía en qué momento se había posado allí. Miro de reojo a Chan y este volvió su mano al cambiador de velocidades y sonrió, sabía que Chan le estaba dando todo su apoyo con un simple toque.
Llegaron al centro de tiendas comerciales, y empezaron a caminar los tres a la par buscando las tiendas indicadas. Primero fueron a una de joyería, su madre insistía en que los anillos iban primero, así que cuando dieron con la tienda no dudaron en entrar siendo arrastrados por si madre.
Minho estaba asombrado, habían diversos tipos de anillos, y, sinceramente era un caos tratando de elegir uno que le gustara y el cual llevaría por toda su vida de casado. Su madre le mostraba unos que tenían piedras preciosas incrustadas pero las declinaba todas, no quería nada ostentoso y menos abusar de Bang. El pelirubio también estaba apartado buscando el anillo perfecto para ambos.
Su madre a su lado la observaba, su pie repiqueteando contra el suelo claramente desesperada.
—Minho debes de llevar una anillo digno de estar con el señor Bang, y un anillo de diamantes es lo mejor.
Suspiró, si madre insistía en que llevara diamantes de tamaño en su dedo.
—Madre, es mi casamiento, yo y Bang decidiremos qué anillo ponernos.
Su madre pareció darse por vencida, pero aún sentía su mirada penetrante. Bang se acercó a él un tiempo después, poniendo la palma de su mano en espalda brindándole una suave caricia.
—¿Aún no has elegido? -preguntó este y niego soltando un suspiro lastimero.
—No sé qué tipo de anillo quisiera llevar, esto del casamiento es algo muy repentino, algo no planeado, o bueno al menos no con mi conocimiento. — vi de reojo que Bang asentía, sus caricias deteniéndose en mi espalda.
—Bueno... ¿Que tipo de anillo te gustaría? No tiene que ser algo específico, pero una descripción sencilla que nos ayude a elegir.
Sonreí ante su comprensión, Bang era una persona que se tomaba el tiempo para ti, para que te sintieras cómodo y no bajo presión.
—Hmm... siempre pensé en cosas sencillas, nada ostentoso de oro ni de diamantes, o quizás algunos pero poco notables. Sé que a las mujeres les gustan las joyas y cosas brillantes, pero no quiero nada de eso, solo que sea algo elegante y sencillo.
Bang asintió y se volvió a ir de su lado dejándolo solo, camino por el local y se quedó mirando unos anillos por un tiempo. No sabía dónde se había metido si madre pero agradecía que no estuviera insistente en su lado. Bang volvió a aparecer y tocó su hombro suavemente.
—Minho, ven conmigo, creo que encontré uno que te gustará.
Hice un movimiento afirmativo con mi cabeza y lo seguí por el local hacia otro montón de anillos que ya habían sido juzgados por mis ojos. Bang lo acercó a la vitrina y con su dedo señaló hacia un anillo en específico que destacaba entre todos.
—Esos de allá que te parecen.
Los observé, era extraño porque o los había visto antes, quizás no había prestado la debida atención. Estos anillos de compromiso eran de dos franjas una de plata y una de color negro, en el centro había un cuadrado de plata que encajaba con la parte negra y uno de los anillos tenía pequeños diamantes blancos en el centro. Era sencillo, de plata y con pocos diamantes. Sin duda, era uno que quedaría perfecto , y mi madre estaría satisfecha porque tenía diamantes.
Sonreí hacia Bang y asentí estando de acuerdo con su elección.
—Esos son perfectos.
—Me alegra, entonces los pediré a medida y otro día vendré a recogerlos.
Bang se acercó a la caja y empezó a hacer nuestro pedido de anillos. Lo miré mientras hablaba, yo tenía una sonrisa en mi rostro. Me casaría con el hombre perfecto en todos los ámbitos, era amable, cuidadoso, además se fijaba en cada detalle, era elegante pero portaba un aura de sencillez, era cariñoso, y que decir de su cuerpo. Aunque aún no podía aceptar el hecho de que se unirían en un matrimonio con beneficios, Minho aceptaría a Christopher Bang como el tipo de persona con quien quería pasar el resto de su vida.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top