Sentimientos incomprendidos.
Sus ojos se abrieron con pesar, el reloj marcaba las nueve de la mañana, otra vez había faltado a la escuela, ya con este iban tres días, era jueves, había estado mal comiendo, incluso se ha sentido tan abatida que no se ha bañado ni cambiado.
Sabía que su madre estaba muy angustiada por su estado, enserio no quería hacerla pasar por eso nuevamente, pero no lo podía evitar, se sentía tan sucia por lo que había pasado con Kenny, si bien fue él quien la beso, ella le correspondió.
Pudo haberlo parado desde un principio, pero no lo hizo, en cambio, lo beso, se deleitó con la sensación, casi podía asegurar que su corazón latió con desenfreno, de no haber sido porque recordó a Stan, no tenía ni idea de que hubiera pasado.
Ahora que lo pensaba, ¿qué demonios sucedía entre ella y Stan?
Habían comenzado a llevarse bien, eso era genial, pero desde el día de San Valentín en que pasaron tiempo juntos, tenía momentos en que se sentía rara con él.
No sabía cómo explicarlo, lo único que sabía es que lo que fuera que pasara, la había salvado de cometer un error aún más grande, suspiro con cansancio, se puso sus pantuflas y bajó a desayunar algo.
Como había estado haciendo, solo tomo un poco de leche y comió una manzana, regreso a su habitación desganada, al verse al espejo frunció los labios.
Su cabello estaba hecho un asco, en su rostro unas ojeras prominentes, la ropa toda arrugada y sucia, además, para hacer todo peor su cuarto era un desastre.
Suspiro con decepción, ya había sido mucho de eso, así que quitó las sábanas y cobijas y las tiro al suelo, sacó unas limpias de su closet y tendió su cama, se quitó la ropa que traía puesta, se puso una camiseta larga y limpia, sujeto su cabello y comenzó a ordenar todo.
Lavo toda la ropa sucia, la puso a secar, sacudió los muebles, barrió y trapeo los pisos, cuando hubo acabado con eso y guardo la ropa recién lavada, se metió al baño y se dio un largo y relajante baño en la tina.
Se quedó ahí hasta que el agua se enfrió, se envolvió en una toalla, salió yendo directamente a su closet.
Se puso una nueva pijama y se recostó en la cama mirando el techo, luego de eso las horas pasaron lentamente, su vista seguía fija en el color azul que adornaba esa parte de su habitación.
Aunque a simple vista parecía que su atención estaba ahí, la verdad es que su mente se hallaba en sus recuerdos.
Recuerdos que solo la atormentaban, que no hacían más que hacerla infeliz y miserable, aun así, rememorar era algo que amaba, pues entre todo lo malo siempre había algo bueno.
Lo bueno era Kenny de niño, él sonriéndole, tomando sus manos, palmeando su espalda para darle ánimos, susurrándole palabras bonitas que hacían que sus mejillas se pusieran rojas.
Kenny, el que sin saberlo le dio valor para liberarse de su infierno, el niño más maravilloso del mundo, el cual, antes de ser su primer amor, fue su ejemplo a seguir, para ella él era un súper héroe.
Que prefería trabajar a divertirse para conseguirle comida a su recién nacida hermanita, que ahorraba hasta el último dólar para comprar cualquier cosa que la pequeña necesitará, el único niño que faltaba a la escuela solo para cuidarla.
Sin duda alguna siempre seguiría admirando a Kenny, no importaba lo que hubiera pasado aquel día de abril en la cafetería, su admiración nunca pararía, pues le debía demasiado.
Así que, su actitud cuando regreso de nuevo solo era una fachada, realmente, ella seguía teniendo un gran cariño hacia el rubio, que si bien se negaba a aceptar, el sentimiento ahí seguía.
Suspira con frustración, pensar en eso le ha dejado clara una cosa, ella tiene que mantener la distancia con el chico, pues aún hay restos de aquellos sentimientos infantiles.
Obviamente eso es algo que no se puede permitir, ahora las cosas son diferentes, sus padres están casados, son hermanos, aunque no lo sean de sangre ella no echara a perder la felicidad de su madre.
Está tan sumida en sus pensamientos que no se da cuenta que hora es, mucho menos nota que alguien ha entrado a su casa, subió las escaleras y abrió la puerta de su habitación, solo es consciente de su presencia hasta que el carraspea.
—Mar, necesitamos hablar —susurra.
Ella se incorpora en la cama y mira al recién llegado con extrañes.
—Gregory, ¿cómo entraste? —cuestiona.
—Tu madre me dio la llave, ella está muy preocupada por ti, me pidió que hablara contigo, su primera opción era Philip, pero se topó antes conmigo —explica.
—Entiendo... Yo ya estoy mejor Greg, así que no tienes que preocuparte, regresare el lunes a clases —promete.
—¿Por qué no mañana?
—Es viernes, no tiene caso que vaya, igual ya perdí toda la semana, mejor hare toda la tarea y la entregare el lunes a primera hora —dice restándole importancia.
El rubio suspira y niega, toma asiento a su lado y medita bien lo que va a decir.
—Mar, creo que tal vez ya es momento de que vuelvas a visitar a tu psicólogo —murmura lo más cauteloso que puede.
La muchacha lo mira con enfado.
—Yo estoy perfectamente bien, no necesito ningún psicólogo.
—Sabes que no es así, mira, en verdad estoy preocupado, estos cambios de ánimo no te hacen bien —declara.
—Yo no tengo cambios de ánimo, además, aun si los tuviera sería normal, soy humana, me decepcionó y me siento mal de vez en cuando —comenta.
—Eso lo entiendo, pero recluirte en tu habitación, faltar a la escuela por una semana, no bañarte, no comer y dormir no es algo que haga comúnmente la gente —replica.
La rubia suspira y jala un mechón de su cabello.
—La gente normalmente no vive experiencias como las que yo viví en la niñez, creo que tengo permitido sentirme miserable de vez en cuando —masculla.
El rubio toma con cuidado sus manos, la mira con comprensión.
—Por eso mismo es que necesitas ayuda, escucha, no sé por qué de repente quisiste dejar tu tratamiento, a veces pienso que mi hermano influyo en eso, si es así, tú mejor que nadie sabes lo mal que esta, nada de lo que te haya dicho es cierto.
—Deja eso, yo no necesito seguir asistiendo a terapia, ya no hay nada que hacer en aquel lugar, así que solo es un desperdicio de dinero y tiempo, ahora, si no quieres nada más vete, quiero dormir —murmura en tanto le da la espalda.
—De hecho, hay algo más de lo que quería hablarte —se aventura a decir.
—¿Y eso es?
—Marsh ha estado preguntando por ti, parece que tu hermano no le quiso decir nada cuando le pregunto, por eso se atrevió a preguntarle a Philip y Tweek —indica.
—... ¿Qué le dijeron ellos?
—Tampoco le quisieron contestar, Tweek dijo algo de un ataque del gobierno, Philip no está muy de acuerdo en tu resiente amistad, así que solo lo ignoraron.
—¿Entonces te pregunto a ti?
—Si.
—¿Qué le dijiste? —pregunta tratando de parecer desinteresada.
—Umm, no sé, no recuerdo —miente mientras mira sus uñas.
La muchacha se voltea y lo mira con intensidad.
—Gregory.
—Tienes que tratarme con mejores modales, yo también tengo sentimientos —le dice indignado.
—Lo siento, prometo que no seré grosera de nuevo, ¿ahora me cuentas que paso? —cuestiona tímida.
—Pues solo le dije que estabas enferma, no ahonde en los detalles, me dijo que si podía contactarte, que te saludara de su parte, la verdad lucia algo decepcionada, ¿es probable que se haya tratado de contactar y tú no le contestaste?
—La verdad mi celular está descargado, supongo que buscaré el cargador y de paso mi teléfono, que no tengo ni idea de donde lo puse —susurra.
El muchacho suspira y niega, prefiere no volver a tocar el tema anterior por el momento, en cambio, mira a la chica con curiosidad y le pregunta algo que le ha estado dando vueltas por la cabeza.
—¿Marsh te gusta? —pregunta.
—La verdad no sé, hay momentos en que me siento extraña junto a él, otros donde lo quisiera mandar al demonio por lo molesto que es, pero aun con ambas cosas es agradable su compañía —responde tranquila.
Aquella respuesta le apretuja el corazón, para él es evidente que esos sentimientos son los más reales que ha tenido en años la chica, su enamoramiento por Clyde y por su hermano son solo producto de su nostalgia, siempre lo ha sabido.
Por eso mismo, a albergando en su corazón la esperanza de que algún día él y ella podrían encontrarse al final del camino, ser felices juntos, un plan demasiado ambicioso para su edad pensarían muchos, pero no para él, pues la quería.
Al principio la encontró demasiado aburrida y simple, trabajar con ella era difícil, pero cuando demostró de lo que era capaz, su percepción cambio, ya no era la insignificante nueva alumna de su madre, ahora era Marjorine, una chica talentosa y tímida, que solamente cambiaba cuando hacía algo que le apasionaba.
Su pasión fue lo que lo atrajo y lo maravillo, en poco tiempo se encontró perdidamente enamorado, nunca fue correspondido, por lo menos no del todo, primero fue Clyde en forma de recuerdo, luego fue Christophe aunque él le tuvo un poquito de compasión y la compartió.
Al día de hoy se lamentaba de esa decisión, pues había sido muy egoísta, aún con eso agradece el tiempo que pasó a su lado, ya que había sido muy bueno.
Pone una mano en la cabeza de la rubia y despeina su cabello.
—Oye, ¿por qué haces eso? —cuestiona.
—Solo es un cariño, creo que por primera vez me doy cuenta que estás creciendo, aun así quiero darte un consejo, si quieres querer a alguien más, primero debes empezar por ti misma, sé siempre la mejor versión de ti —alienta.
—¿Leíste un libro de frases motivacionales? Si es así escoge una mejor a la próxima, esa suena algo repetitiva —se queja.
—Lo tendré en cuenta, por cierto, ahora que estoy aquí déjame pasarte todas las tareas pendientes, tienes mucho qué hacer en estos días —se burla.
La chica resopla cansada más hace caso, se pasan la tarde charlando y adelantando los trabajos atrasados que tiene Stotch por haber faltado tantos días.
Aquel día Gregory comprendió que Marjorine y él solamente serían amigos y en vez de dolerle aceptó de buena gana, pues entendió que no necesitaba nada más.
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Stan estaba aburrido, las clases habían terminado, los entrenamientos pararon pues no consiguieron ganarle al último equipo, por eso caminaba desganado, cada uno de sus amigos se fue por su lado, Kyle con Rebecca, Kenny se encontraría con chica desconocida y Cartman con Clyde.
Caminando solo y abatido se preguntó cómo es que su círculo más cercano constaba solo de su pequeño grupo, pudo seguir sintiéndose miserable de no ser porque un toque en su hombro lo sobresalto.
Al ver a la persona que lo asustó se lleva la sorpresa de ver a Gregory solo, arquea una ceja con duda.
—Hola amigo, ¿qué tal estás? —pregunta.
—Stanley, estoy bien, te vi solo y quise charlar un rato contigo.
—Ah, sí, mis amigos tenían cosas que hacer, supongo que la compañía no me vendría mal —susurra.
—Me alegro de que pienses eso, igual no te dejaría ir sin poder conversar contigo —admite honesto.
—¿Y eso?
—Quiero hablar sobre Marjorine.
—¡Ah! ¿La fuiste a ver? —pregunta tratando de sonar despreocupado.
—Sí, ayer.
—Ah, ya veo, ¿está mejor?
—Ciertamente no, pero volverá el lunes.
—¿Si no está bien porque vuelve?
—Ella es muy necia, por cierto, ahora que hablamos de el tema quiero preguntarte cuáles son tus intensiones con ella —murmura.
—¿A qué te refieres? —dice fingiendo no saber a qué se refiere.
—Marsh, no soy tonto, tengo dos ojos que ven perfectamente, desde el viaje a Nueva York note cosas, incluso Millie lo hizo, ¿qué te traes con Mar? —pregunta.
—Solo somos amigos —responde.
—Aja, ¿y tú quieres ser solo su amigo? —interroga de nueva cuenta.
Stan detiene su andar, medita su respuesta, sabe que le gusta la chica, más nunca ha pensado realmente en sí podrían llegar a algo más, se llevaban bien, pasar el rato con ella era agradable, tan así que había resentido su falta más de lo que imagino. Usualmente cuando Wendy lo ignoraba tenía su rutina establecida de embrutecerse con alcohol para tratar de aliviar la pena, aunque con la ausencia de la rubia en vez de hacer eso se la pasó pensando en que le habría sucedido.
Tenía la ligera sospecha de que Kenny tenía algo que ver, pues él también estaba raro desde el día en que los dejo hablando solos, sus pensamientos se desviaron del tema principal así que sacudió la cabeza y opto por ser honesto.
—La verdad no sé lo que quiero —susurra, los ojos azules del contrario lo miran con decepción, retoma su andar, aunque se detiene cuando la voz segura del muchacho se deja oír —. Pero si puedo decirte algo con seguridad, Marjorine me gusta mucho, quiero pasar tiempo con ella no por lo que pueda obtener, sino por cómo me hace sentir, es bastante agradable y cómodo estar a su lado —explica.
El rubio ladea la cabeza y sonríe de lado.
—Vaya, creo que ambos son igualitos —susurra para sí mismo, mira al de cabello negro con suficiencia —. Te prefiero antes que a Clyde, no tengo nada contra él, pero no pienso que sea el indicado para Mar —asegura.
—Él es un buen tipo —menciona.
—No lo dudo, aun así Mar no es su tipo, si llegaran a tener una relación solo crearía más complejos físicos en ella.
—¿Ella tiene complejos físicos?
—Sí, me sorprende que no te hayas dado cuenta.
—Usualmente ella parece muy segura, en ningún momento la he visto dudar de su apariencia.
—Bueno, supongo que siempre trata de aparentar seguridad, aun así ella es muy frágil, así que te pido que la cuides, confió en ti Marsh —alienta amable el inglés.
—Huh, gracias pero oye, ¿ya no te gusta Marjorine?
El contrario suspira.
—Ella me gusta, pero comprendí que el sentimiento nunca será reciproco, así que he decidido solo ser su amigo, esto lo hice por mí y Millie, ella es una chica increíble, realmente quiero darle lo mejor de mí, así que cerrar mi historia con Mar ayudara a eso —explica.
—... Vaya, eres muy maduro —adula.
—Trato de serlo, aunque no es tan fácil, mi temperamento puede jugarme en contra, en fin, espero que a te vaya mejor, nos veremos luego, ah sí, es probable que Mar no te conteste porque no sabe dónde dejo su celular, adiós —se despide yéndose por el lado contrario.
Al verlo marchar las negras cejas de Marsh se fruncen.
—¿Ahora que debería de hacer? —se pregunta a sí mismo.
La conversación con Gregory fue muy inesperada, tanto que lo dejo pensando toda la noche.
¿Qué es lo que él quería de toda esa situación?
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El viernes fue un día extraño, su madre le dijo que llegaría tarde por asuntos de "trabajo", obviamente no le creyó, pues el padre de Kenny casualmente también tenía mucho trabajo ese día, era obvio que quería alejarse de ella y tener un poco de paz, no la culpaba, incluso ella misma se detestaba.
Con eso en mente pensó que tendría una tarde tranquila, nunca se imaginó que eso no pasaría, su rubio hermanastro hizo lo que nunca hacía, llego temprano a su casa y se encerró en su cuarto.
Hasta ahí todo bien, la cosa se puso incomoda cuando comenzó a escuchar gemidos, ante eso no hizo más que suspirar y negar, esa situación no era muy de su agrado, pero no lo delataría, ella no era así, por eso solo lo dejo pasar, prefirió dormir y descansar para el montón de cosas que tenía que hacer al otro día.
La mañana del sábado se le pasó demasiado rápido a la rubia, cuando menos lo imagino se le había hecho tarde para practicar con Emma, la cual no perdió la oportunidad de regañarla por su impuntualidad, luego de una larga letanía por fin comenzó con su calentamiento, a eso le siguió el baile.
Practicar ballet era increíble, pero también muy cansado, Emma era una perfeccionista, si algo no le gustaba hacía que lo repitieras una y otra vez hasta que saliera como ella quería, así que luego de una exhaustiva coreografía que repitió demasiadas veces la rubia termino cansada.
Estaba exhausta, aun así tenía un compromiso por cumplir, Emma sabia de su incursión en la música, de hecho, no dejaba de burlarse de su extravagante vestuario, aun con eso la ayudaba.
La dejaba bañarse, cambiarse y maquillarse en su casa, incluso había veces en que la peinaba o maquillaba, ese día fue uno de esos, la peino y maquillo ya que ella no sabía que hacerse, cuando termino con su tarea la acompaño hasta la puerta y la despidió no sin antes desearle suerte.
Aún no era tan tarde, por eso anduvo con calma, en todo el camino se concentró en borrar todo lo malo de su semana, cuando estuvo en la puerta trasera de pasitas toco, quien la recibió fue un Tweek que lucía angustiado, inmediatamente la abrazo.
—¡Mar! No contestabas los mensajes, yo estaba muy preocupado por ti, pensé que algo te había pasado —externo alterado.
—Ah, sí, sobre eso, creo que perdí mi celular, mamá dijo que me compraría uno hoy —indica con vergüenza.
—Eso explica todo, por favor, no vuelvas a desaparecer así, hemos estado preocupados por ti, Gregory dijo que tuviste problemas, sabes que puedes contar con nosotros para lo que sea, ¿no?
—Sí, lo sé, perdón por no decirles nada, es vergonzoso cuando tengo ese tipo de estado, pero ya no volverá a pasar, ahora estoy muy bien, mejor vayamos adentro, quiero saludar a los demás y de paso disculparme por los problemas que les pude causar para hoy —susurra nerviosa.
El muchacho asiente, no dice nada, no puede, esta tan feliz de ver a su amiga bien que no le importa mucho lo demás, se adentran al lugar abrazados, cuando ella llega ahí ni siquiera la regañan, solo le hacen saber que les alegra verla bien.
No tienen tiempo de hablar mucho, ya que enseguida los llaman para empezar, parece que hoy tocaran más temprano que de costumbre, Mark le explica con rapidez lo que harán ese día.
A pesar de los nervios que siente por haber estado alejada de la gente todo sale bien, se siente tranquila ante eso, al finalizar ayuda a recoger las cosas, espera afuera mientras que Scott llama a Kevin para que los vaya a recoger, los otros muchachos se quedaron adentro hablando con el dueño del lugar, por eso está sola en el callejón.
Balancea los pies de un lado a otro mientras canturrea una canción, su magnífica interpretación —sarcasmo—, se termina cuando llaman su atención.
—Es muy difícil encontrarte, ¿sabes? —dice mientras resopla.
—Stan... ¡Ah! ¿Estás bien? —cuestiona preocupada, pues el muchacho parece muy agitado.
El asiente y deja caer la bicicleta, que hasta el momento no había notado que traía, da largos pasos hasta donde ella esta, la jala y la abraza, sacándole un grito de sorpresa.
—¡Stanley, que demonios! —exclama abrumada.
—Es grosero hablarle así a alguien que estaba preocupado por ti —reclama sin soltarla.
—Ugh, lo siento, tienes razón, pero es extraño, ¿y si nos ven?
—Da igual, ahora dime, ¿perdiste tu celular?
—¿Eres brujo o qué?
—Eso es un sí, vaya, debes de tener más cuidado, en una de esas hasta tú te pierdes —declara burlón.
—¡Qué gracioso eres! Extrañaba tu maravilloso sentido del humor —externa sarcásticamente.
—Sé que lo hacías, por cierto quiero pedirte algo.
—Sí, sí, lo supuse, ¿qué quieres? —cuestiona con fastidio.
—¿Huirías conmigo?
—¡Eh! ¿Qué hiciste?
—Digamos que me escape de la casa de Cartman.
—¿Y eso?
—Prefiero olvidar ese tema.
—¿Tan malo es?
—Algo así.
Las voces de los amigos de Marsh se comienzan a escuchar, la rubia frunce las cejas y sonríe tontamente.
—Me pregunto qué cara pondrán si te ven conmigo, es decir, vestida de este modo —externa con curiosidad.
—Bueno, solo hay un modo de saberlo —dice mientras se encoge de hombros.
Los dos se miran y sonríen como niños traviesos, Stan levanta la bicicleta y se sube en ella, la rubia va a hacer lo mismo pero es detenida por la voz de Kevin.
—Mar, ¿a dónde vas? —cuestiona.
—¡Ah! Pues Stan me llevara a casa, avísales a los demás, ¡nos vemos! —se despide y se sube con prisa.
Stonley ve aquello con total extrañez, Marsh pedalea con rapidez, por el camino puede ver a sus amigos, Cartman y Kenny abren la boca con incredulidad, en tanto que Kyle solamente rueda los ojos fastidiado de haber caminado tanto para nada.
—¿Ese era Stan con la chica extraña de la banda de Mark?—pregunta el rubio.
—Aja —contesta Eric.
El pelirrojo resopla.
—Como sea, volvamos a tu casa, parece que Stan no volverá —menciona.
Los otros dos le dan la razón al judío y caminan por el lado contrario.
En tanto que Marjorine no puede hacer más que reír en todo el camino, se siente relajada y feliz, aquello fue algo supe increíble a su parecer, ella olvida todos sus malestares con las ideas divertidas de Stan.
Cuando llegan a casa de la chica, el de cabello negro resopla con cansancio.
—Eso fue demasiado para mí —se queja.
—¿Enserio? Pensé que por ser un deportista tendrías mejor condición física —indica curiosa.
—Tengo buena condición física, pero dos viajes en bicicleta a toda velocidad cansarían a cualquiera —señala.
—Sí, supongo que si —silencio, luego un suspiro —. ¿Quieres quedarte conmigo?
—Subir por el árbol y saltar a la ventana no luce muy prometedor en estos momentos —musita.
—No sería necesario, mamá no está, lo sé porque no está el auto —informa.
—... ¿Tienes un lugar donde dejar mi bicicleta? De preferencia uno donde no se vea.
Ella asiente, le muestra dónde dejarla, la tapa con algunas cosas, luego de verificar que no sea visible entran a la casa, antes de subir toman algunas cosas de la cocina para comer, enseguida de eso suben y se encierran en la habitación.
Ya ahí él no le pregunta nada sobre sus faltas en los últimos días, cosa que agradece bastante la chica, solo se dedican a hablar sobre otras cosas y tontear un poco.
Cuando terminan de comer la muchacha recoge las cosas y las pone en un rincón del cuarto, sugiere que ambos se vayan a acostar ante lo que el joven solo asiente, ella se va al baño a desmaquillarse y quitarse todo lo que trae puesto, mientras que Stan solo se queda sentado en la cama revisando su celular.
Al salir lo primero que ve la rubia es al chico demasiado entretenido en su teléfono, con cautela se acerca para tratar de ver que hace, más él se da cuenta por lo que guarda el aparato.
Ella resopla.
—Le quitas lo divertido a la vida —se queja.
—No hay nada de divertido, solo es Kyle pidiéndome una explicación, a diferencia de Cartman y Kenny, él sabe que me fui contigo —le recuerda.
—Pues solo tienes que decirle la verdad, me incomodaban y decidí irme con la súper genial Marjorine, ella es carismática y divertida, mucho mejor que ustedes, malos amigos —expresa orgullosa.
El de cabello negro arquea las cejas y niega.
—La súper genial Marjorine que tiene un ego más grande que su altura —replica.
—¡Oye! Siempre haces bromas sobre eso, ni creas que no me he dado cuenta —reclama con enojo.
—Es imposible no burlarse de tu altura, eres pequeñita, aunque parece que ser pequeña tiene sus ventajas —murmura.
—Siento que tu ventaja va a ser una burla —dice de mal humor.
—No, no será una burla te lo prometo.
—Bien, ¿cuál es la ventaja?
—Bueno, es mi apreciación, yo solo te vi una vez, pero cuando bailas con esas vueltas te ves mucho más rápida, o sea, estuve viendo videos y no todas las bailarinas parecen ser tan rápidas como tú —menciona.
—¿Y relacionas eso con mi altura?
—Pues según lo que busque no es que todas sean muy altas, pero tampoco son tan bajas de estatura —explica.
Stotch no puede reprimir la sonrisa que se curva en sus labios, Stan le puede provocar sentimientos tan contrarios con tanta rapidez que no puede evitar abrazarlo y reír, ante eso el chico frunce el ceño.
—¿Dije algo estúpido? —pregunta.
—No, nada de eso, solo eres muy ignorante —indica
—¡Oye! —exclama ofendido.
—Pero está bien, me gustas así —asegura honesta.
Los colores se le suben a la cara a Marsh, quien siente la necesidad de ir al baño, mojarse la cara y de paso vomitar un poquito ante esas palabras que lo hacen sentir abrumado y feliz.
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Por fin, disculpen la tardanza, andaba toda bajoneada pero ya tengo energias, o por lo menos un poco más de ganas de escribir.
Actualmente ando jugando Phone Destroyer, por fin luego de mucho comence, ahora soy una viciosa con ese juego y Genshin, espero les guste el capitulo de este mes XD.
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