¿Quién es feliz?

Kyle miraba el techo de su habitación, era viernes, no hacía mucho que había llegado de la secundaria, sus padres no estaban, habían salido como todos los fines de semana, Ike tampoco se encontraba, se había ido a una de sus tantas clases de fin de semana, eso de ser un niño genio lo mantenía siempre ocupado.

Realmente le gustaba estar lejos de su familia, pues era su oportunidad para hacer lo que quisiera, Kyle era un buen chico, pero uno muy reprimido. Su madre le prohibía tantas cosas que era un alivió estar lejos de ella y sus reglas.

Por eso pensó en aprovechar su tiempo libre en algo que le gustaba, el sexo. Ciertamente en su religión estaba prohibido ese tipo de actos antes del matrimonio, pero siendo honestos, le importaba un bledo seguir esa regla.

Aún recuerda cómo su curiosidad infantil lo llevo a descubrir ese mundillo reservado solo para los adultos, comenzó como cualquier niño, investigando en internet, mirando videos no aptos para menores, al crecer un poco más empezó con la autoexploración, sin duda esa fue una de las cosas que menos le gusto, eso de tocarse el mismo era vergonzoso. Para su fortuna eso no duró mucho, poco antes de entrar a la secundaria, tuvo su primera experiencia sexual, sin duda fue algo muy torpe y experimental, pero aun así fue satisfactorio, luego de probar aquello no pudo parar.

Sus amigos suelen decir que Kenny es el chico más promiscuo del pueblo, Kyle a veces duda que sea cierto, si bien sabe que su amigo ha estado con un montón de chicas, supone que sus prácticas lo  ponen un poquito más alto en la escala de la promiscuidad. 

No debería ser algo que lo enorgulleciera, pero lo hacía, ir en contra de algo que su controladora madre odiaba era muy satisfactorio. Además, que en aquellos momentos de intimidad se sentía como él mismo, no como el chico responsable y aburrido que lo obligaban a ser.

Un suspiro escapa de sus labios, mira su celular pensando en qué chica podría invitar hoy a su casa, Rebecca es su mejor opción, aunque últimamente ha estado demasiado con ella.

Lo mejor será cambiar, pues sabe que la castaña se aburre fácilmente, con eso en mente comienza a buscar entre sus contactos, nadie le llama realmente la atención, así que decide escoger al azar, antes de poder hacerlo el timbre de su casa suena.

—Qué mierda —espeta irritado, con fastidio sale de su cuarto y baja las escaleras, el timbre vuelve a sonar—. ¡Ya voy! —exclama con molestia.

Apura el paso y abre la puerta, sus cejas se arquean con incredulidad al ver a la persona frente a él.

—Hola Kyle, ¿puedo pasar? —cuestiona la rubia.

El pelirrojo se hace un lado y asiente.

—Ah, sí, pasa —indica incómodo.

La muchacha entra a la casa y se queda quieta, el judío pronto la lleva a la sala y le ofrece sentarse, ella acepta, él se sienta algo alejado.

—Marjorine, umm, te ves muy bien. ¡Ah! ¿A qué debo tu visita? —pregunta.

—Gracias, bueno, yo quería agradecerte por lo que hiciste en la escuela, mira, te traje esto, los horneé hace un rato, use azúcar especial, así que puedes comerlos sin problemas —dice amable mientras le extiende una caja. 

El muchacho la toma, pude ver varios cupcakes decorados con betún y estrellas, se ven curiosos y bonitos.

—No era necesario, pero muchas gracias, en cuanto a lo que pasó no hay problema, lamento mucho lo que te sucedió —susurra.

—Gracias, ciertamente tu ayuda llegó en el mejor momento —comenta.

Luego de eso solo hay silencio, Stotch no dice nada, eso pone un poco nervioso a Kyle, no sabe qué hacer en aquella situación, repentinamente recuerda algo que ha deseado hacer.

—Marjorine.

—¿Si?

—Hay algo que he querido decirte desde hace un tiempo —declara consternado.

—¿Eh? ¿Y qué es? —cuestiona curiosa.

El pelirrojo suspira, se pasa una mano por el cabello y mira a la chica.

—Verás, quiero pedirte una disculpa, yo no sabía que Kenny iba a hacerte una broma tan fea, tal vez si lo hubiera sabido antes habría logrado convencerlo de no hacerlo. Yo no hice nada por ayudarte ese día, me siento realmente mal por eso, sé que yo nunca fui amable contigo, pero créeme que si pudiera regresar el tiempo y evitar aquello lo haría. Lo que te hizo Kenny fue injusto, pero más injusto fue que los que se decían tus amigos no te apoyaran —admite con vergüenza.

Los ojos azules se abren incrédulos ante lo que escucha, una mueca se instala en sus labios.

—Por qué, ¿por qué ahora? —susurra.

—La verdad es que intente hablar contigo en ese tiempo, pero las veces que fui a tu casa nadie me abría, mi madre me dijo después de un tiempo que tu familia se había mudado —explica.

—Si, pero eso es igual, tú nunca hiciste nada por ayudarme antes, ¿por qué de repente te sientes mal por lo que Kenny me hizo?

—Yo sé lo que es sentirse inseguro por la apariencia, así que cuando te hicieron eso fue como verme a mi mismo, eso me hizo reflexionar, me lamente por todo lo que te hice, pero cuando quise disculparme ya no estabas, esto es algo que he venido cargando por mucho tiempo. Me había prometido que si algún día te volvía a ver me disculparía, no lo hice antes porque hablar contigo se volvió algo complicado, es decir, no te juzgo, comprendo porque no quieres relacionarte con la mayoría de nosotros —menciona honesto.

La rubia resopla desganada.

—Realmente no me esperaba esto, sé que eres honesto, lo puedo notar, pero, ¿no pudiste hacer esto después? —cuestiona con fastidio.

—¿Ah? No pareces muy feliz —murmura 

—¡Y no lo estoy! No sé supone que esto debería de haber pasado —masculla con molestia.

—¿Y qué se supone que debería de haber pasado? ¿A qué viniste realmente? —pregunta extrañado de la actitud de la muchacha.

Marjorine pasa una mano por sus rubios cabellos y mira al contrario fijamente.

—Hace como dos semanas te vi con Rebecca Cotswolds.

—¿Y eso qué tiene que ver?

—¡Oh, Kyle! ¿No recuerdas que hiciste con Rebecca en el salón que está a lado del club de música?

El muchacho se pone pálido al recordar aquello, usualmente no hacía nada en la escuela, pero ese día estaba algo molesto por algo que su madre le había exigido, así que busco a la castaña y se desquitó con ella, era algo bastante satisfactorio de recordar, hasta ahora, en qué sabía que alguien lo había visto.

—¿Viniste a amenazarme? —pregunta en un susurro.

La muchacha rueda los ojos.

—¿Realmente crees que si mi intención era amenazar habría traído algo para agradecerte?

—Buen punto, ¿entonces qué quieres? 

—Quiero un compañero como tú, hablé con Rebecca, ella me dijo cómo es que te manejas, sería bastante beneficioso para ambos, te lo aseguro —indica.

—¿Tú quieres estar conmigo? Eso quiere decir, ¿qué los rumores son ciertos? 

—Si y si, ¿no creíste los rumores sobre mí? —cuestiona impresionada.

—No, la verdad pensé que Cartman inventó todo, se nota que en serio te odia, opino que hasta más que a mí —señala.

—Ah sí, Eric no es nada sutil, pero eso no importa ahora, ¿qué dices de mi propuesta? 

—No sé, ahora eres familia de Kenny, sería raro, además no creo que tú y yo seamos compatibles —murmura.

—¡Ah! A Kenny no le importará, él no está al pendiente de lo que hago, en cuanto a lo de que no somos compatibles pienso que te equivocas, lo que te gusta a ti, me gusta a mí —menciona convencida.

—¿Te quedó el gusto por ser dominada desde niña? —pregunta con duda.

—Umm, considero que más bien mi gusto nació por otra cosa, pero eso no importa, podemos probar, si te gusta podemos seguir —sugiere.

—Esto es tan extraño —revela pensativo.

—Ciertamente, ¿qué dices? 

—Bien, supongo que podríamos intentarlo.

—¡Genial! ¿Podríamos empezar ahora? Necesito volver a casa antes de las 8:00 p.m. 

—Vale, vamos arriba —dice en un suspiro.

—Bien, por cierto, ¿te puedo pedir un favor?

—Si, ¿qué necesitas?

—Hasta que terminemos esto llámame Abigail.

—¿Por qué Abigail?

—Es mi segundo nombre, prefiero usarlo para este tipo de cosas, ya que no muchos lo conocen.

—Oh, ya veo, no sabía que te llamabas Abigail.

—Si, de hecho dudo que antes de volver alguien supiera mi nombre.

—Siendo honesto creo que tienes razón, nos acostumbramos a decirte Butters desde que se te resbaló tu almuerzo en primero.

—¡Ah, eso lo recuerdo! Que vergonzoso, ni siquiera sé porqué sucedió, la bandeja no era pesada.

—Fue gracioso, ver a Craig lleno de espagueti es algo inolvidable.

—Eso podría volver a suceder si ese idiota no cambia su actitud de mierda.

—Vaya, él en verdad no te agrada.

—Me alegra que sea obvio mi desprecio, pero deberíamos olvidarnos de Craig, estar aquí solamente parada en tu habitación es aburrido, ¿empezamos?

—Sí.

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El reloj marca las 7, Marjorine y Kyle están acostados mirando el techo, sus respiraciones son acompasadas, quien rompe el silencio es el chico, quien suspira tranquilo.

—Eres bastante buena, además de Rebecca, no había conocido a nadie así —afirma con honestidad.

La rubia ríe con gracia.

—Me alegra estar al nivel de Rebecca, ¿eso quiere decir que podemos seguir viéndonos?

—¡Demonios, si! Por supuesto, aunque tengo que decirte que yo solo puedo hacer esto los viernes, son los días en que mis padres e Ike no están, entre semana tengo que estudiar, mi madre es bastante estricta con mi educación —explica.

—Umm, pues si quieres podrías ir a mi casa, mamá y Stuart llegan hasta las 7:00, podrías decirle a tu mamá que vamos a estudiar juntos —sugiere.

—Mmm, no sé, si bajo mi promedio mi madre se vuelve loca, además no creo que me deje —menciona desanimado.

—¡Ah! Mi mamá podría pedirle permiso a la tuya, si mal no recuerdo eran algo cercanas en el pasado, ella puede conseguir su permiso —dice con ánimo.

—Eso estaría bien, pero si no estudio…

—No hay problema, podemos estudiar un rato, luego hacer alguna cosa, incluso podemos intentar ambas. No tiene que ser diario si no quieres, pero lo de estudiar juntos a uno de los chicos más inteligentes me beneficiaría.

—Tú también eres inteligente.

—Si, pero quiero ver tus métodos de estudio, podrían ser mejores que los míos —señala mientras se encoge de hombros.

—Bueno, supongo que está bien —responde un poco más convencido.

—¡Excelente! Le diré a mi mami que llame a la señora Sheila —anuncia amable, mira su teléfono y se para de la cama —. ¡Ah! Debería irme, ya casi son las siete y media, apenas y alcanzó a llegar —murmura con prisa, mientras se comienza a cambiar.

—¿No quieres que te acompañe? Ya está muy oscuro allá afuera —indica.

—No te preocupes, aún no es demasiado tarde, además tengo que pasar a comprar algo que me encargó mamá.

—Ya veo, por lo menos te acompaño a la salida.

—Está bien, gracias.

El pelirrojo se viste rápido, bajan en silencio, cuando están en la puerta mira curioso a la chica.

—No me había dado cuenta hasta ahora, pero tus ojos son de diferente color, ¿siempre han sido así?

—Ah, de hecho ocurrió por una lesión en mi ojo, afortunadamente no perdí la visión, no es algo que me guste mucho, pero se me hizo tarde y olvidé ponerme el lente de contacto.

—¡Vaya! Pues yo creo que se te ve bien, por cierto, hay algo que me ha dado vueltas desde que te vi frente a mi puerta.

—Supongo que es sobre mi vestimenta.

—Si, ¿por qué no vas así a la escuela? No soy experto en moda o algo así, pero opino que te sienta bien ese estilo —declara.

—Pues muchas gracias, de hecho aprendí a vestir decentemente gracias a la novia de Philip, esa chica sí que tiene estilo. En cuanto a porque no voy así a la escuela, es que simplemente no me apetece, no tengo nada que probar, yo me siento cómoda como me visto diariamente —explica.

—Entiendo, tienes muchas sorpresas Marjorine, espero que podamos llevarnos bien, o sea, conocernos como amigos, eres agradable.

—¡Claro que podemos ser amigos! Después de todo ya dejamos el pasado atrás, ahora me marcho, nos vemos el lunes en la escuela Kyle —se despide agitando la mano, se da la vuelta y comienza a caminar con rapidez.

Broflovski observa a la chica irse, suspira tranquilo, se siente mejor, no solo por el sexo, sino por haberse disculpado por lo que pasó años atrás.

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Clyde miraba el reloj que estaba frente al salón, la hora del almuerzo estaba casi cerca, ese día servirían tacos, por lo que el muchacho estaba ansioso, cuando sonó el timbre brinco de alegría, guardó sus cosas rápido y se dirigió a la salida, antes de poder poner un pie fuera del salón fue detenido. 

Cuando se giró para ver quien había sido, vio a Craig con su típica cara seria, a lado de él Tolkien lo miraba resignado.

—Amigo, hoy es día de tacos, necesito llegar a la cafetería antes de que la fila se haga muy larga —dice con prisa.

Aún con eso el de cabello negro no lo suelta, lo que le parece extraño, piensa en si ha hecho algo para enojar a su amigo, pero nada viene a su memoria.

—Clyde, necesito que me hagas un favor —murmura por fin.

—Si, si lo que sea, ahora déjame ir por mis tacos —súplica desesperado.

—Necesito que sea ahora.

—¡Qué! No amigo, hoy hay tacos, lo que quieras que haga lo haré después —indica mientras se da la vuelta para irse, más su amigo sigue sin dejarlo ir.

—Craig, ya suéltame, ¡no ves que a cada segundo que pasa la fila crecerá más! —exclama ya de mal humor. 

Tucker rueda los ojos ante eso.

—Clyde, te compraré los tacos que quieras del nuevo local que abrieron en el centro comercial si me haces este favor —comenta. 

Eso sí que llama la atención del castaño quien deja de forcejear para irse, el nuevo vestido que le había comprado a Bebe lo dejo sin dinero para ir a aquel lugar, así que esa era una oportunidad que no podía desaprovechar. 

Los tacos de la escuela eran buenos, pero no tantos como los tacos del “Taco real”

—¿Entonces, los tacos que quiera?

—Si.

—¿No abra limite?

—No.

—¿Seguro?

—¡Joder Clyde! Ya te dije que te compraré todos los malditos tacos que quieras, ahora, ¿podrías ayudarme? —cuestiona con fastidio.

—Bueno, ¿qué necesitas?

—Quiero que le preguntes a Marjorine sobre Tweek.

Las cejas del castaño se fruncen.

—¿Ah? Viejo, si no quieres hablar con ella siempre puedes hacerlo con Tweek,  no quedaron en malos términos según lo que nos dijiste —murmura confundido.

—¿Quieres tus tacos o no? —cuestiona molesto.

—Umm, si, pero…

—Entonces solo cállate y ve a preguntarle —exige.

—Bueno, bueno, ya voy, solo tengo que buscarla —susurra.

—Está en el jardín cerca de donde se sientan los góticos.

—¿Cómo es que…?

—Silencio, solamente escucha, pregúntale con quién es que se mensajea Tweek, también averigua si ella no quiere nada con él, ¡Ah sí! Pregúntale si tiene algo que ver con el inglés ese que no recuerdo como se llama —menciona serio.

Los ojos cafés miran a los oscuros de su amigo Tolkien, él lo mira dándole a entender que piensa lo mismo.

Craig se está volviendo un loco acosador, eso es muy preocupante.

Por tal razón únicamente asiente y se encamina hacia el jardín, cuando llega ahí puede ver a Marjorine sentada en una banca sola, tiene las piernas cruzadas con una libreta en su regazo en la que parece estar escribiendo algo, a lado de ella hay un tupper que picotea, se ve tan concentrada que no la quiere interrumpir. 

Pronto recuerda lo que su amigo le prometió, eso hace que se mueva de donde está hasta quedar frente a la rubia, carraspea para llamar su atención.

—Marjorine, que coincidencia encontrarnos aquí —externa nervioso.

La muchacha lo mira con vergüenza.

—¡Oh! Hola Clyde, vine aquí porque es más tranquilo, ¿tú no deberías estar en la cafetería? Hoy hay tacos —murmura bajito.

La chica sí que lo conocía bien, eso lo pone en un aprieto, no quiere decirle una mentira, más no sabe qué decir, ella parece notar su estado pues le sonríe con amabilidad.

—Puedes sentarte y explicarme lo que pasa, te ayudaré si es que puedo —promete con suavidad.

El castaño resopla, se sienta a su lado y mira a la chica con culpa.

—La verdad es que viene aquí porque Craig quiere saber sobre Tweek —revela avergonzado.

—Umm, lo entiendo, supongo que era de esperarse, lo único que me asombra es que supiera que iba a estar sola —dice pensativa.

—Si, sobre eso, creo que Craig está un poquito al pendiente de lo que hace Tweek —musita.

La cara de la chica se llena de incredulidad.

—¿En serio?

—Sí.

—Vaya, la verdad no lo note, bueno, ¿qué quieres saber?—pregunta.

—Tú me responderás lo que pregunte, ¿aun con lo que te acabo de decir? —cuestiona.

—Claro.

—¿Por qué? Pensé que Craig no te agradaba. 

—De hecho no me agrada, pero tú sí, así que si eres tú quien pregunta responderé —murmura con las mejillas rojas.

—¡Ay, gracias! No tienes ni idea del gran favor que me haces —menciona aliviado.

—No hay problema, pregunta lo que quieras.

—Umm, bueno, para empezar, ¿tienes algún interés en Tweek?

—Pues el me interesa porque es mi amigo, no creo que eso esté mal, si a lo que te refieres es por los rumores, entonces no, yo respeto a Tweek, nunca le insinuaria nada.

—Oh… espera… ¿Los rumores son ciertos?

La chica desvia la vista y asiente.

Donovan se queda en silencio procesando lo que acaba de descubrir, parece que eso pone nerviosa a la rubia, pues frota sus nudillos.

—Yo… yo entiendo si quieres marcharte, estar cerca de una persona como yo no debe de ser agradable —murmura cabizbaja.

El muchacho la mira con tristeza, eso le recuerda a cuando la encontró llorando luego de la broma de Kenny, ante el mal recuerdo sacude la cabeza.

—Marjorine, tú puedes hacer lo que quieras, nadie tiene derecho a juzgarte, lo que lamento es que te hayan exhibido de esa manera, no lo merecías —susurra honesto mientras pone una mano en su hombro.

Stotch miran con asombro al contrario.

—¿No te desagrada estar junto a mi? 

—No, por supuesto que no, yo creo que tu puedes hacer con tu vida lo que quieras y nadie tiene derecho a juzgarte. Yo se que tú eres una buena persona, que estés con alguien del modo en que sea no te resta valor, ¡para mí tú eres una excelente amiga! —exclama convencido.

—Amiga, claro —musita bajito, sonríe tristemente y mira al chico—. Gracias, eres un chico muy bueno, ¿que más querías saber? —pregunta cambiando el tema.

—Ah si, Tweek y Pip tienen algo, o sea, ¿se gustan?

La rubia estalla en carcajadas al oír eso, los que están cerca de ahí la miran y piensan que está loca, cuando la risa para mira al muchacho divertida.

—Creo que Craig imagina cosas muy graciosas —susurra sin borrar su sonrisa.

El castaño se encoge de hombros.

—Craig no había mostrado signos de celos, Tolkien y yo creímos que todo estaba bien, pero luego de lo que sucedió contigo y Red se ha estado comportando muy extraño —revela preocupado.

—Pues yo no tengo más que una buena amistad con Tweek, Philip igual, además él tiene novia y la quiere mucho. Tucker no tiene porqué estar preocupado, aunque no se porque lo está, se supone que ya no son nada —opina.

—Si, yo sé, supongo que cuando una relación larga termina siempre quedan algunos sentimientos, eso debe de estarle pasando a Craig —comenta.

—Supongo que es verdad.

—Si, ¡ah! Solo falta una pregunta.

—Oh sí, ¿cuál es?

—Tweek ha estado mandando muchos mensajes últimamente, umm, ¿tu sabes con quién se comunica? —cuestiona.

—¡Oh! Bueno, si, pero no creo que me corresponda a mi decírtelo —musita.

La respuesta que le da la muchacha le hace arquear una ceja extrañado.

—¿Es alguna clase de secreto?

—Pues no, pero no sé si sea buena idea decirte, es decir, así como cuentas que se está comportando Tucker, creo que se va a poner peor si sabe esto —señala.

—¿Pues porque?

—Ah, mira, hagamos algo, ve al centro comercial saliendo de la escuela, ya ahí ve a la zona de comida, Tweek va a ir a un local que recién acaba de abrir.

—¿Es necesario ir hoy? Es que van a comenzar los entrenamientos y no creo poder faltar —murmura.

—Pues si no vas no hay problema, pero no vas a obtener la respuesta que quieres.

—¿Enserio no me puedes decir?

—Es mejor que lo veas tú mismo, así decides si le dices a tu amigo o no —externa.

—Umm, bueno, supongo que iré, si no le digo a Craig lo que quiere saber no cumplirá lo que me prometió —indica triste.

—¿Qué te prometió? —pregunta curiosa.

Clyde se avergüenza al decir aquello en voz alta.

—¡Ay, no! Olvida eso —se disculpa.

—¡Oh, vamos! Dime, me da curiosidad saber que te ofreció para venir a hablar conmigo —dice con las cejas fruncidas.

Aquel gesto le parece uno que haría alguien que se siente usado, por lo que se apresura a contestar.

—Él me llevará a comer tacos, pero no te hablé solo por eso, ¡tu enserio me agradas! —explica honesto.

La contraria sonríe y niega.

—Clyde, yo no estoy molesta, solo tenía curiosidad —menciona amable.

—¡Qué bueno! Pensé que podría haberte ofendido.

—Para nada, por cierto, aún no has comido, ¿cierto?

—Umm, no, supongo que veré si alcanzo algo en la cafetería, si tengo suerte tal vez alcance aún tacos —piensa animado.

—Amm, pues faltan como cinco minutos para que suene el timbre, no se si alcances a llegar, comprar y comer —manifiesta preocupada.

—¡Ah! No me digas eso, no voy a aguantar sin comer, el próximo receso solo es de 15 minutos y la cafetería ya está cerrada —se queja.

—¡No te preocupes! Tengo un emparedado, también tengo unas galletas, puedes comerlas si quieres —ofrece con una sonrisa.

—¡Ay, gracias! La verdad si no almuerzo puedo llegar a ponerme de mal humor —revela mientras toma el emparedado y las galletas, se pone a comer de modo rápido, cuando siente que se está atragantando la muchacha le pasa una botella de jugo—. Gracias, perdón por haberme terminado tu jugo —se lamenta.

—No es nada.

Justo en ese momento el timbre suena, ambos se levantan y se encaminan a su salón, Donovan le regresa las galletas que no se alcanzó a comer, pero ella se niega.

—Guardalas, espero que te gusten, las hice ayer.

—¿Sabes de repostería?

—Si, la señora Liane me enseñó.

—Vaya, no sabía que te llevabas tan bien con mamá —menciona curioso.

Stotch le sonríe.

—Ella es muy buena, los días que Eric salía con los otros chicos y no me avisaba, la señora Liane me dejaba quedarme, yo la ayudaba a realizar algunas labores, en una de esas veces me dijo que si quería aprender a hornear galletas, yo le dije que sí, así que esa fue la manera en que aprendí. Obviamente no soy tan buena como ella, pero trató de hacer todo tal y como me enseñó —declara feliz.

—¡Es genial que te lleves tan bien con mamá! Deberías de ir a verla más seguido, de seguro se alegrará, estar rodeada siempre de hombres debe de ser cansado.

—¿Tu hermana no va mucho a casa? 

—No, la verdad la universidad la tiene muy ocupada, solamente viene en la semana de navidad y año nuevo.

—Ya veo, tal vez algún día de estos vaya a visitarla.

—Eso sería bueno, ah, por cierto, gracias de nuevo, de no ser por ti no habría comido nada.

—Para eso somos los amigos, ¿no? 

—Si, cierto.

—Entonces no agradezcas —susurra y se detiene—. Lo mejor será que te adelantes, yo aún voy a esperar a Tweek y Philip.

—¿Estás segura? El maestro puede llegar en cualquier momento.

—Si, no te preocupes, nos vemos luego —agita la mano en señal de despedida.

El castaño solo se encoje de hombros y se marcha. 

Ya en el salón Craig lo está esperando, rápidamente le pregunta cómo le fue, sólo alcanza a decirle que bien, pues antes de decirle todo lo que quiere saber el maestro entra siendo seguido de Tweek y sus amigos. Eso da comienzo a las clases, que para mala suerte de los alumnos son demasiado pesadas, pues los exámenes están cerca, en el segundo descanso Clyde solo alcanza a decirle a su amigo una parte de lo que sabe, evita el tema de los mensajes a propósito pues quiere ver primero lo que le dijo Marjorine. Para hacer eso en la última hora finge un dolor de estómago para que lo manden a la enfermería, la enfermera, quien ya está acostumbrada a esto, solo le da un justificante para que el chico pueda marcharse a su casa, evitando así la práctica de ese día.

Cuando la campana anuncia el final del día, el castaño trata de buscar entre los estudiantes que salen a Tweek, en cuanto lo ve lo sigue solo con la mirada, observa cómo habla con sus amigos, parece bastante felíz, al final se separa de ellos solo Marjorine, quien se va caminando por el lado contrario, los rubios se van juntos, sólo entonces se dispone a seguirlos.

Con la mayor cautela que puede trata de no ser visto, afortunadamente logra su cometido, observa como su rubio amigo se sienta en una de las mesas en dónde está la zona de comida rápida, el inglés se sienta a su lado.

Por al menos cinco minutos los chicos solo parecen hablar, Clyde cree que tal vez aquello fue una broma muy extraña de Marjorine, aunque al ver a un chico rubio acercarse a dónde están ellos dos es que comienza a comprender.

El muchacho saluda a Tweek, se nota avergonzado, el contrario también parece estarlo pues está sonrojado, se toman la mano y se sonríen. Pronto le presenta a su acompañante a Pip, quien lo saluda con amabilidad, los tres charlan un rato juntos, luego de un par de minutos el inglés se levanta y se despide, cuando los otros se quedan solos todo parece ponerse más meloso.

Sus manos se sujetan, su conversación parece más íntima, pues ante cada palabra ambos se sonrojan. Por alguna razón a Clyde, ese chico se le hace conocido, pero no sabe de dónde, cuando la pareja se acerca más, el castaño sabe que ya vio suficiente, se da la vuelta dispuesto a irse, pero entonces sus ojos se topan con quién menos se esperaba.

—¿Craig?

El de cabello negro no hace caso, su vista solo está puesta en Tweek y aquel desconocido, su rostro se llena de enojo luego de ver cómo aquellos dos se besan. Donovan también los ve por lo que agarra a su amigo del brazo y lo jala.

—Amigo, es hora de irnos —menciona con pena tratando de que se vayan de ahí. 

Más para su mala suerte no lo logra, en cambio Tucker se safa fácilmente de su agarre y se encamina a dónde están los rubios. Lo que pasa después parece sacado de una novela, Craig separa a esos dos, pero en vez de dirigirse a Tweek cómo se esperaba le pregunta al otro muchacho porque le hizo aquello.

El chico le explica que él no le hizo nada, que no sabe a qué se refiere, le pide que lo deje en paz, pues está en una cita con su novio, al decir eso la boca del pelinegro se abre con incredulidad. 

Clyde decide intervenir, pues su otro amigo parece muy nervioso ante esa situación.

—Hombre, vámonos de aquí, la gente está empezando a acercarse a ver qué pasa —dice entre dientes.

Más Tucker niega.

—¡A mí no me importa la gente! Yo solo quiero saber porque este idiota me mintió —señala dolido.

—Thomas ¡Dios! Vámonos de aquí —ruega nervioso Tweek.

—Claro cariño, vamos, te llevaré a casa —pronuncia amable ignorando al pelinegro.

Eso solo hace enojar más a Tucker, quien toma por el cuello de la camisa al novio de Tweak.

—No me ignores Thomas, ¿qué es todo esto? ¿Cómo que eres novio de Tweek? Creí que tú y yo teníamos algo —increpa con molestia.

El nombrado solo frunce las cejas y ladea la cabeza.

—No se de que hablas, tu y yo solo somos amigos, tú querías algo más, pero a mí no me gustas —proclama.

Aquellas palabras son dolorosas para Craig, eso lo nota de inmediato Clyde, quien lo toma del brazo.

—Lo siento mucho Tweek, nosotros ya nos vamos —manifiesta apenado.

Jala a su amigo para ya marcharse de ese lugar, está logrando su cometido, más de repente se safa de su agarre y se da la vuelta.

Entonces sucede, Craig le da un puñetazo al rubio de nombre Thomas, el golpe es tan fuerte que hace que el chico caiga de espaldas, Tweek grita horrorizado, se interpone para que no le haga más daño a su novio, pero Tucker lo empuja y lo tira a un lado. Comienza a golpear al rubio, entre maldiciones y lo que parecen lágrimas, Donovan está atónito, no sabe que mierda esta pasando, solo ve todo lo que pasa sin saber que hacer, la gente se reúne poco a poco, solo ven atentos como el de negros cabellos le pega al indefenso rubio.

Nadie hace nada, Tweek llora y se jala los cabellos nervioso, aquello es una maldita pesadilla, ruega que aquello acabe. 

Parece que Dios lo oye, pues alguien golpea a Craig y lo aturde, solo entonces se acerca a Thomas para ver cómo está, verlo con el ojo hinchado y sangre escurriendo de la nariz lo pone muy triste, por lo que llora aún más, una mano en su hombro lo hace mirar a quien lo ayudó.

—Amigo, vámonos, llevemos a tu novio a un hospital —sugiere Philip.

Tweek no hace más que mover la cabeza en afirmación, entre los dos rubios levantan al herido, antes de irse el inglés mira al castaño.

—Tweek no está solo, dicelo a tu amigo —advierte con una seriedad poco común en él.

El castaño solo asiente, se acerca a Tucker, lo ayuda a levantarse y lo toma con fuerza del brazo para marcharse de aquel lugar.

En el camino ninguno habla, Clyde es un buen amigo, no pregunta nada, solo acompaña al de ojos verdes a su casa, cuando lo ha dejado en su hogar resopla con cansancio.

—Que mierda fue todo eso —susurra abatido. 

Pues lo que pasó no lo entiende del todo, solo sabe que Craig le mintió a Tolkien y a él, pero no entiende porque hizo aquello.

Sin duda ellos necesitan hablar muy seriamente con su amigo, pues necesitan saber toda la verdad sobre qué pasó entre él y Tweek.

  


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