Marjorine
Solo escuchar el sonido de la alarma hizo que Marjorine abriera los ojos, se incorporó a la cama con cuidado y silencio el ruido, con calma se levantó y se encaminó a su armario, tomo su ropa deportiva y se cambió enseguida.
Ya lista se dirigió a la salida y se fue al parque para trotar un poco, antes de iniciar hizo algunos estiramientos, una vez finalizados comenzó a correr.
Sentir el frío aire en su rostro hizo sonreír a la rubia, luego de unos 30 minutos bajo el ritmo y se encaminó a su casa.
Cuando llegó saludo a su madre quien se veía apenas había despertado.
—Buenos días, mami —saludo amablemente.
—¡Oh, buenos días cariño! ¿Otra vez corriendo temprano? —cuestionó en un bostezo.
La chica rio y asintió.
—Si mami, ya sabes que me gusta mantenerme activa —dijo con naturalidad.
La mayor sonrió y acaricio el cabello de la menor.
—Lo sé, ahora ve a bañarte, ya casi son las 7, comenzaré a hacer el desayuno —murmuro aún con sueño.
La rubia enseguida obedeció, subió las escaleras y se encaminó a su cuarto, tomo su ropa que había preparado con anticipación, agarró una toalla de su armario y se metió en el baño de su habitación.
El agua caliente relajo todo su cuerpo, con paciencia se aseo, cuando termino con su baño comenzo a secarse, al hacerlo rozo con cuidado su costado, de inmediato sus ojos se apagaron al palparlo, por varios minutos estuvo perdida en sus pensamientos, para su suerte su madre toco su puerta.
—Mar, el desayuno esta listo, por favor no tardes, quiero desayunar contigo —dijo la mujer.
—Umm, si mamá, ya estoy poniendome la ropa, enseguida bajo —respondio energicamente.
Como si nada hubiera pasado se cambio y cepillo su cabello, al baja su madre la miro con reprobación.
—Marjorine Abigail, ¿enserio te vas a ir vestida asi?
—Si, ¿tiene algo de malo? —pregunto haciendose la desentendida.
Su madre resoplo y nego.
—Cariño, tienes ropa tan bonita, no sé porque sigues prefiendo usar esos pantalones rasgados y sudaderas enormes —recalca con algo de molestia.
La muchacha solo sonrie.
—La usare despues mamá, por ahora prefiero la comodidad, ¿no te enojes, si?
—Bien, pero más te vale que la uses, por que si no te juro que ahora si me deshare de toda esa ropa fea —murmuro de malas Linda.
La rubia solo sonrio ante las palabras de su madre, pues siempre decia eso pero nunca lo cumplía. Luego de eso desayunaron, madre e hija hablaban felices, cuando el reloj marco las 7:20 ambas salieron de casa con rumbo a la escuela secundaria.
Marjorine habia tratado de convencer a su madre de que no era necesario llevarla, más ella no entendio de razones.
—No voy a dejar que nadie te haga daño nunca más cariño, asi que hablare con la directora para que les advierta a todos de no meterse contigo —recalco con seriedad.
La chica no dijo más despues de eso, pues sabia que su madre hacia todo eso como una forma de protegerla.
—Aunque ya no queda nada que proteger —penso con ironia.
En poco tiempo llegaron a su destino, bajaron del auto y se dirigieron a la oficina de la directora, en el camino Mar pudo notar que su ex compañero y amigo, Eric, la estaba siguiendo, ante eso solo pudo resoplar fastidiada pues ya habia tenido la mala suerte de toparse con él en el pueblo.
La verdad era que no queria tener otra conversación (que más bien parecia pelea) con él, ya la habian tenido cuando se reencontraron, no queria más de esa mierda por eso opto por aferrarse a su madre a modo de escudo.
Linda no lo tomo como algo malo, por lo que la llevo con ella a ver a la directora, cuando estuvieron en su oficina la madre de la chica le conto a esta lo que le habian hecho sus compañeros cuando era niña, tambien le entrego un folder con una copia de su expediente clinico hecho por su psicologa.
Al leerlo la rubia directora fruncio las cejas y miro a la chica con lastima.
—No se preocupe señora Linda, le aseguro que cuidaremos de Marjorine, me comprometo a advertir personalmente a los chicos, le aseguro que nada malo le pasara a su hija en la escuela —afirmó la mayor con convicción.
Ante eso la madre suspiro alivida, mientras que la menor solo apreto los puños con molestia.
Odiaba con toda su alma la lastima, sabía que la gente mayormente hacia eso como un acto de empatía, más para ella era humillante pues le recordaba que no era una persona completa, pues siempre viviria a la sombra de lo que le paso.
—Marjorine, hija, me tengo que ir, la directora Victoria te llevara a tu salon, las clases estan a nada de comenzar, cuidate mucho ¿si? —pide la mayor mientras le da un beso en la frente a su hija.
—Claro mami, no te preocupes, nos vemos en casa —sonrie mientras la mira partir.
—Bueno Marjorine, te llevare a tu salón, solo dame un minuto mientras guardo esto —murmuro mientras abria un cajon, guardo el folder y cerro con llave .— ¡Listo! Vamos Mar, ¿puedo llamarte asi?
—Claro señorita directora —contesta la rubia con educación.
El camino a su salón le parece eterno a la muchacha, la directora le pide una disculpa pues al no saber nada sobre su "accidente" en la primaria, la ingreso al grupo donde estaba la mayoría de sus excompañeros.
Ella le resta importancia y le agradece el gesto, le explica que de hecho tiene un par de amigos de la primaria con los que siguió en contacto por lo que no le molesta estar en ese grupo.
Ante eso la mayor se siente un poco más tranquila, ya estando frente a la puerta tocan y esperan a que les den permiso de pasar.
Para suerte de la directora la maestra sale personalmente a recibirlas, le cuenta brevemente el porque está ahí, la castaña resopla ante lo que escucha, se hace aun lado y deja pasar a las mujeres.
Marjorine no hace caso a lo que Victoria dice, ella se dedica a buscar con la mirada a Tweek y Philip, para su disgusto nota que el primero no está, eso la inquieta un poco, más no tiene tiempo a pensar en nada pues la rubia mayor le pide que se presente.
—Umm, buenos días, mi nombre es Marjorine Scotch, espero poder llevarme bien con todos ustedes —dice con la voz más dulce que puede y trata de sonreir con amabilidad.
Mar enseguida nota como la gran mayoría de sus compañeros están incómodos, eso le causa un poco de gracia, mirando con un poco más de atención observa que Scott Malkinson la mira con un sonrojó.
Eso le parece adorable a la chica, pues no entiende como apesar de pasar todo el verano juntos sigue sonrojándose con solo verla.
—Tal vez debería invitarlo a casa —piensa con malicia.
Sus pensamientos son nuevamente interrumpidos por la voz de la directora. Ella solo da un pequeño asentamiento a lo que dice, luego obedece a la maestra y se encamina al lugar vacío que está a lado de Philip.
En su corto camino a su banca, siente que Cartman la mira con intensidad, eso le importa muy poco, por lo que ni siquiera se molesta en regresarle la mirada al castaño.
Ya en su lugar le sonríe a Pip con complicidad.
—Te vez muy bonito Philip, las vacaciones te sentaron de maravilla —musita en voz bajita.
—Gracias Marjorine, tengo mucho que contarte, pero lo haré en el receso, ahora prestemos atención o la señorita Diane se enojara —susurro.
—Sigues siendo tan responsable —murmuro con nostalgia la rubia.
Luego de eso ninguno dijo nada más, solo se dedicaron a prestar atención a la clase.
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