Madurar.

Kenny en verdad quería darle un cambio a su vida y dejar todo el pasado atrás, en serio quería, más parecía que Dios se reía en su cara y le ponía todo tipo de pruebas.

Toda la semana, toda la maldita semana, la chica cambio paulatinamente su apariencia, faldas, vestidos, maquillaje, un delicioso perfume que dejaba rastro por todo el lugar donde pasaba. 

Si no había mandado todo al demonio, y el monstruo de los celos no lo había hecho alejar a Stan de la rubia, era gracias a Eric, él le había estado haciendo ver una cosa muy importante. 

Stan no tenía nada de experiencia con las mujeres, ese era el porqué de su actitud tan amable. 

—Él comienza a conocer los límites de la amistad entre chicos y chicas —dijo Cartman.

McCormick le creyó, aun con eso los cambios que estaba teniendo la chica lo perturbaban un poco, ella se veía bonita, estaba siempre feliz y sonreía mucho.

No podía evitar evocarla como la niña de nueve años que tanto quiso, tan amable, tan gentil, tan feliz…

Sus pensamientos eran un caos, verdaderamente ella ponía su mundo de cabeza, el odiaba eso, no quería darle el poder de destruir su corazón nuevamente.

Por eso el viernes se decidió a ser valiente y arriesgarse a pedirle algo más formal a Henrietta.

No prestó atención a las clases, solo veía a cada rato el reloj de su celular, para ver si con eso el tiempo se adelantaba, obviamente eso no funcionó, lo que hizo la espera aún más fastidiosa, por eso cuando sonó el timbre salió cuál rayo sin siquiera despedirse.

Corrió por los pasillos buscando a la muchacha de cabello negro, cuando la encontró se dio cuenta de que estaba con sus amigos, eso no lo detuvo, llegó hasta donde estaba, la tomo de la mano y sonrió a sus amigos.

—Se las robaré un momento —se disculpa y se marcha rápido evitando escuchar objeciones.

Luego de que están muy lejos suelta la mano de la chica, sabe que una sarta de maldiciones y reclamos escaparan de los labios femeninos, pues ella tiene una expresión furiosa, antes de que pueda decir algo él le gana la palabra.

—Sé mi novia —pide.

Cualquier cosa que la contraria haya querido decir, muere en su boca al escuchar esas palabras.

—¿Qué? —pregunta anonada.

Kenny pasa una mano por sus rubios cabellos y sonríe.

—Quiero que seas mi novia, salir contigo, pasar más tiempo juntos, hablar y conocernos aún más —pronuncia con suavidad.

Henrietta se queda sin habla, ella por supuesto no esperaba nada de eso, creyó que las acciones del chico era una de sus locas ideas para invitarla a pasar el rato, nunca imaginó que en vez de eso la buscaría para proponerle ser novios.

Honestamente, no sabe ni que pensar, es decir, sabe que tiene cierta clase de gusto y debilidad por él, más nunca se ha puesto a pensar si todo eso puede llegar a ser algo más.

Está confundida, no sabe qué hacer, solo quiere irse de ahí y hacer como si nada hubiera pasado, está dispuesta a hacerlo, pero entonces comete el error de mirar los orbes amatistas, estos la miran esperanzados.

—Bien.

—¡Ah! Gracias por aceptar, ¡verás que no he arrepentirás! —exclama feliz.

—Si, como sea —musita conteniendo su frustración.

No lo puede evitar, Kenny le causa cierto sentimiento de ternura y protección, ella ni siquiera entiende por qué, el estúpido es un tipo lascivo que parece conejo.

Tal vez ahora que pase más tiempo con él descubra que es eso que tanto la cautiva. 

El rubio pasa un brazo por los hombros de la chica y sonríe aún más —si es posible—. 

—Vamos a decirle a tus amigos, a los míos, ¡a todo el mundo! —exclama con ánimo.

—No, espera, yo les diré a mis amigos después, tú también lo harás, ahora vayamos a otro lugar, de repente me siento muy cansada —murmura rápidamente.

El chico acepta, para tranquilidad de la contraria, van a casa de este, pues ahí no hay nadie según él, llegan, suben a su habitación, antes que nada, Kenny se pone a preguntarle un montón de cosas a la muchacha. 

Si bien, con ella si solía conversar, eso no quería decir que conociera hasta la más mínima cosa de la que ahora era su pareja, por eso deseaba aprender más, pasaron un largo rato hablando. 

Para ese punto Henrietta ya estaba fastidiada, el rubio preguntaba y preguntaba, ella solo respondía, cuando dejo de hablar creyó que el interrogatorio termino, más no fue así, en cambio, él se puso a contarle cosas sobre él. 

Harta de eso lo beso, como es obvio le correspondió, estaban a nada de pasar a algo más, cuando la voz del padre del chico lo asusto y lo hizo alejarse. 

—Mierda —susurra. 

—¿No dijiste que nadie vendría pronto? —cuestiona ella con burla.

—Se supone que así era, me dijo que él y su esposa saldrían tarde del trabajo —responde avergonzado, repentinamente su expresión cambia drásticamente al recordar algo —. ¡Carajo! Si te ve aquí me va a sermonear, o peor aún, me castigará —gime con frustración. 

—Bueno, no quiero ni imaginarme el porqué de la prohibición —comenta con sarcasmo.

—Soy joven y estúpido, aunque también increíblemente guapo y sexy.

—E increíblemente idiota, por eso haces cosas que te generan problemas —señala. 

—No me ayudes, ¡ay! ¿Qué hago? ¿Qué excusa invento? —cuestiona a la nada, esperando respuesta.

Ninguna idea viene a su mente, ante eso no le queda más que resignarse a recibir un castigo y una plática incómoda, así que abre la puerta para apresurar las cosas, cuando lo hace se topa de frente con su hermanastra, quien lo mira amable. 

—Les dije que estaba con ustedes, que baje por algo para tomar, dicen que bajen, trajeron comida rápida para cenar —murmura. 

—¿Cómo?...

—Hablas muy alto, te escucho hasta mi cuarto —responde como si nada y baja las escaleras. 

Kenny no tarda mucho en seguirla junto a su ahora novia, cuando llegan al comedor Linda los recibe con emoción. 

—Kenny, no sabía que también eras amigo de Henrietta —menciona emocionada. 

El rubio quiso abrir la boca para cuestionar el, “también”, más fue callado por un pellizco de la muchacha de cabello negro. 

—Sí, tiene tiempo que somos amigos, ahora es más divertido pasar el tiempo juntas, ¿no Marjorine? 

—Por supuesto, es muy divertido —asegura la rubia. 

—¡Ay, me alegro tanto! Pero vengan, vamos a cenar —invita la mayor. 

Los jóvenes obedecen, seleccionan su comida y comienzan a degustarla, todo esta bien, nada puede ir mal, asi que McCormick no tiene mejor idea que revelar en ese momento que tiene pareja formal. 

—Amm, papá, Linda, la verdad es que queria contarles algo —manifiesta. 

—¿Te metiste en un problema? —cuestiona su padre. 

—¿Qué? ¡No! Dios, no todo lo que traigo son malas noticias, de hecho esta es buena. 

—¡Oh! ¿Y que es, Kenny? —pregunta la mujer. 

—Bueno, veran, le pedí a Henrietta que saliera conmigo y aceptó, somos novios —manifiesta feliz. 

Solo terminar de hablar ambos chicos reciben un monton de felicitaciones, la más emocionada parace ser la mujer, pues dice que ella es una gran chica y su madre se alegrará de saber la buena noticia, el padre del muchacho parece sorprendido, aunque igual luce feliz de que su hijo tenga una pareja seria. 

La chica gotica se abruma ante tanta atención y preguntas, pero lo que sin duda la afecta más es ver la cara desencajada de la rubia menor, pues luce verdaderamente afectada, ella parece sentir la mirada de la otra muchacha, pues cambia su semblante y le sonrie. 

—Felicidades —pronuncia con suavidad. 

—Gracias —dice ella sin más. 

Por lo que resta de la noche, no puede dejar de ver a la pequeña Stotch, que trata de lucir feliz y amable, más Henrietta Biggle no es tonta, pues puede notar los apagados y desesperanzados ojos azules.

.

.

.

.

.

.

.

El amor siempre duele, ella lo entendía, ya que desafortunadamente le había tocado sufrir al momento de buscarlo, también sabía que la recién anunciada relación de Kenny iba en serio, pues los comentarios del padre de este le dejaron saber nunca había tenido una —claro no se contaba la vez que fue novio de Tammy en la primaria—.

El caso era que Kenny tenía novia, lucia feliz, pero ella se sentía mal, su corazón dolía, sentía que le faltaba el aire, tenía unas increíbles ganas de llorar, aun así aguanto hasta estar en la seguridad de su habitación para dejar salir el llanto. 

Su mente solo se recriminaba, por no ser nunca lo que él necesito para que la viera de diferente forma, no solo como una amiga, o una chica que puedes besar solo cuando te encuentras mal, no, ella siempre quiso ser vista como Marjorine, una joven que tambien merecia ser amada.

El sábado en el transcurso de la mañana, y luego de atiborrarse de deberes escolares, por fin la rubia pudo encontrar calma —más no felicidad—, se retiró más tranquila a su clase, luego de que esta termino, sin ningún contratiempo más que Christophe quejándose, se fue a encontrar con sus amigos en pasitas. 

Antes de salir a tocar recibió un mensaje de Stan, en este le contaba lo horriblemente mal que la estaba pasando, aquello hizo curvar una sonrisa en sus labios, no por su desgracia, sino que simplemente saber de él la ponía feliz. 

Entonces todos los sentimientos malos que sentía se esfumaron, la presentación salió bien, regreso a casa con los ánimos renovados, se encerró en su habitación y al no tener ya ningún deber escolar por realizar se puso a dibujar. 

Al estar tan absorta en lo suyo no presto atención al sonido de la puerta, no fue hasta que su progenitora se sentó en la cama y le dio una caricia a su cabello que se dio cuenta de su presencia. 

—Mami, no te escuche entrar, ¿todo bien? Te vez algo preocupada —comenta mientras se incorpora. 

—Oh, no es nada cariño, solo quería saber como te fue hoy con Emma, ¿no hubo ningún problema? —cuestiona cautelosa. 

—Umm, pues no, todo igual de increíble que siempre, bueno, a excepción de Chris, quien parece molesto, pero nada del otro mundo —dice mientras se encoge de hombros. 

La mayor resopla, palmea su regazo, Mar no necesita palabra alguna, recuesta su cabeza sobre este y cierra los ojos feliz. 

—Hable con Gabrielle, ella es quien me preocupa, mando a Christophe aquí porque tuvo un problema grave en la escuela, lo expulsaron, eso hizo que su paciencia se acabara, le impuso muchos castigos y condiciones, mismos que fueron apoyados por su padre, el caso es que me pregunto por ti, ya que teme que sea grosero contigo o te lastime ahora que tienen que practicar de nuevo juntos —cuenta mientras peina su cabello con sus dedos. 

La muchacha ronronea cual gato. 

—No te preocupes mami, Chris no me presta mucha atención, además podrá tener un muy mal temperamento, pero nunca haría algo que dañara a los demás —murmura convencida. 

—Eso espero, con lo que me cuenta Gabrielle hasta yo me preocupe, igual si te molesta o te hace algo dimelo, ¿si?

—Sip, no te preocupes, si algo pasa yo te aviso. 

—Bien, dejando eso de lado, ¿que tal te va con tu nueva amiga? 

—¡Me va genial! Es más divertido ahora que estoy con ella, nos llevamos muy bien, incluso me invitó a ir a Denver, sería el siguiente fin de semana, ¿me dejas ir? —pregunta.

—Mmm, ¿quién las llevará?

—Sus padres, ella tiene que ir a comprar algunas cosas para las clases con Emma, me invitó a ir, igual yo necesito comprar algunos maillots más, últimamente siento que me aprietan un poco los que tengo —musita adormilada.

—Bueno, si sus padres las llevan está bien, que extraño lo de tu ropa, incluso te quedaba algo floja —indica.

—Tal vez estoy engordando.

—Dudo que sea eso, estás demasiado delgada, tal vez simplemente estás creciendo como una adolescente cualquiera.

—Si, eso suena como algo genial, ojalá tenga tetas enormes —proclama con una sonrisa.

La mayor niega y sigue con las caricias en el cabello de su hija.

—No entiendo tu obsesión por tus senos.

—Tambien quiero un trasero grande.

—... Debes dejar de ver a las Kardashian.

—¡Nunca! Me hacen feliz —exclama abriendo los ojos y levantando el puño.

—Bien, olvidemos el tema, relájate, ya es tarde, lo mejor será que duermas —sugiere.

—Queria dibujar un rato más, pero creo que haré lo que dices, tus caricias me relajaron —revela en un bostezo.

—Bueno, si te pones la pijama rápido puedo seguir hasta que duermas.

Basto decir eso para que la rubia se levantara de la cama y se pusiera su ropa de dormir en tiempo récord, Linda solo sonrió ante esa actitud, en cosa de nada la menor estaba bajo las cobijas con la cabeza en el regazo de su madre.

—Ah, si, mañana voy a salir temprano con Stuart, saldremos con los Broflovski y Donovan —avisa.

—Bien mami, no te preocupes, yo estaré en casa —manifiesta en un susurro.

Luego de eso ya no hablan, la mujer se dedica a dar cuidadosas y delicadas caricias en el cabello de su hija, cuando se da cuenta que ella está dormida la acomoda en la cama, la observa por algunos segundos, le gusta verla así de tranquila, besa su frente y le susurra palabras amorosas, antes de márcharse ve la libreta en que estaba dibujando.

Se sorprende al ver en esta a alguien que se le hace conocido, por algunos minutos trata de averiguar quién es, más al no ubicar a la persona la cierra y la pone en el escritorio.

—De seguro es uno de sus amigos —susurra cansada.

Luego de eso se marcha, no sin antes ver de nuevo a su amada niña.

.

.

.

.

.

.

.

Aburrido, así se encontraba Kenny, tirado en su cama mirando el techo, resopla con cansancio.

—Mmm, necesito hacer algo —murmura.

Toma su teléfono y manda mensaje a sus amigos, invitándolos a salir, Kyle le responde que no puede ya que está ocupado cuidando de Ike, le pregunta si puede ir, más le responde con un rotundo no, al insistirle más le revela que también Rebecca está en su casa, solo basta eso para que deje de insistir.

Cartman ni siquiera se digna a responder, con él no le insiste, no quiere molestarlo; Stan le responde en un tono más escéptico, le recuerda que no está en la ciudad, le pregunta si acaso se está burlando de él, el rubio se disculpa, pues lo había olvidado.

Al no saber a quién más decirle termina por mensajear a su novia, misma que le contesta enseguida y le recuerda que no tienen que estar pegados todo el tiempo, que ambos necesitan su espacio.

Ante eso Kenny bufa molesto.

—Y ahora qué demonios hago, estoy tan aburrido —se lamenta.

Solo entonces se acuerda de la presencia de su hermanastra, ir con ella no parece una buena idea, pero está muy aburrido, además él ya tiene novia, incluso los felicito, así que la incomodidad entre ellos había acabado, ¿entonces no estaba mal si charlaba con ella un ratito, no?

Con ese pensamiento en mente se paró afuera de la puerta de su habitación y toco, una, dos, tres, ella no contesta ni sale, va a intentar una cuarta vez, pero antes de hacerlo la puerta se abrió. 

—¿Qué necesitas? —pregunta con voz quebrada. 

—Estás llorando, ¿te paso algo?

La rubia limpia sus lágrimas y niega. 

—No, nada, lo que pasa es que estoy mirando algo, ¿sucede algo? —cuestiona nuevamente. 

—Pues nada, solo quería saber que hacías —murmura. 

La muchacha lo mira extrañada de su actitud, o sea, ni le hablaba, ni se le acercaba, ¿por qué ahora lo hacía? En verdad los cambios de humor para con ella la volvían loca, pero bueno, no quería hacer un problema de eso, por eso solo se limitó a suspirar. 

—Estaba practicando un poco, quise hacer otra cosa, lo que me llevo a ver un DVD que tenía, entonces me entretuve y lo estaba viendo hasta que tocaste —cuenta.

—¡Oh! ¿Puedo verlo contigo? —pregunta. 

La muchacha se encoge de hombros. 

—Si quieres, por mí no hay problema.

Kenny ni siquiera lo piensa y entra, se sienta en el lugar opuesto a ella, solo entonces la muchacha reanuda la reproducción, McCormick no sabe que ve, solo es mucha gente en lo que supone, es una pelea, o discusión, no es la gran cosa, quiere preguntarle a Marjorine que es aquello, pero al girarse a mirarla ve que sus lágrimas han vuelto, entonces decide esperar. 

Eso dura por algunos minutos, en cierto momento cuando ya solo hay pocas personas en el video, la rubia se rie, aunque sin dejar las lagrimas, entonces la pantalla se pone en negro, por lo que ahora si que habla. 

—Amm, oye, ¿que fue eso? 

—El final del primer acto de Giselle, es muy triste, ella descubre que la engañaron, termina sumida en una desesperación muy grande y al final muere —explica limpiando sus lagrimas. 

—Ya veo… ¿Entonces porque al final te reiste? 

—Ah, ¿es que no viste como aventó la mamá a Albrecht? Eso fue muy gracioso —dice con una sonrisa. 

—Ah, no lo note. 

—¿En serio? Mira, déjame te lo repito y te explico que va pasando —sugiere. 

El chico acepta, por al menos diez minutos ella le explica todo lo que sucede, es solo así que puede entender por qué aquello le parece triste, cuando apartan al actor de la actriz que finge haber muerto, él no puede evitar reír. 

—Tienes razón, es gracioso, es como si dijera, tú quítate —se burla. 

—Si, algo así.

—Entonces, ¿tiene otra parte? 

—Si, el acto dos, no es muy largo, pero no sé si verlo, estaba tratando de hacer fouettés —recuerda. 

—Foue, ¿que?

—Fouettes —repite ella, él la mira sin entender por lo que rueda los ojos y niega —, giros, estaba intentando hacer giros. 

—¿Y eso para que? —cuestiona curioso. 

—Bueno, voy a ayudar a la madre de Greg en un evento que hara de caridad, no solo voy a ser yo, sino muchos de los que son y han sido sus alumnos, el caso es que estamos pensando cuál sería el acto que mejor nos podría quedar, Emma quiere el Gran Pass Classique, Chris preferiría enterrarse vivo a hacer algo y yo quiero Coda de Swan Lake —explica con seriedad. 

McCormick la mira y ríe nervioso. 

—No entendí nada —dice avergonzado. 

—Umm, espera, te mostraré los videos. 

La muchacha va a su computadora y teclea algo, cuando ha encontrado lo que busca llama al rubio, quien se acerca y mira lo que le muestra. 

El primer video dura mucho, lo resume en algo lento, aunque el final le gusta más, ya que se ve más entretenido por los giros que ambas personas dan, el segundo sí que le gusta más, desde el principio la música le parece más movida, además ahí giran un montón y lo que sigue es hasta divertido según él, ese clip dura menos. 

—Vaya, ¿el segundo es el que quieres tú?

—Sip. 

—Pues sí que es mejor que el primero, entonces, ¿practicabas giros como los del video?

—Intentaba, pero si, eso hacía hasta que se me ocurrió la grandiosa idea de poner un video y me equivoque —cuenta con vergüenza —. Supongo que mañana lo intentaré con Emma —murmura mientras se encoge de hombros.   

—Espera, ¿no puedes hacerlo ahora? Me da curiosidad ver como haces los fou…

—Fouttes. 

—Eso, me da mucha curiosidad, ¿podrías mostrarme? —pide con insistencia. 

La rubia ladea la cabeza.

—Bueno, creo que puedo hacerlo —murmura. 

—¡Genial! Empieza cuando quieras. 

—Vale, solo deja me quito esto —indica mientras se retira la sudadera y unas cosas raras que tenía en los pies.

Las rubias cejas del chico se fruncen al notar que no se había dado cuenta, del poco convencional atuendo de la chica, solo fue consiente hasta que esta se pasó a quitar casi todo, cuando ha terminado con eso ve que solo se queda con algo ligero. 

—¿Qué usas? —pregunta nervioso. 

—Ah, pues esto es un maillot, encima usó una falda, traigo mis mallas y las zapatillas, solo déjame atar bien mi cabello, dame un minuto, creo que deje la liga en el baño —pronuncia insegura. 

Al mirarla de espaldas, Kenny pide piedad a todos los Dioses, ¿por qué siquiera está usando algo que deja toda su espalda descubierta? Aquello ya no le parece una buena idea, incluso se recrimina a sí mismo, ¿cómo va y se encierra en la habitación de la persona que antes le gusto? 

¿En qué estaba pensando? 

¿Siquiera pensó?  

Esa y mil preguntas más se forma en su cabeza, mismas que se ven cortadas por un toque femenino. 

—Ten, cuando yo te diga ponle play, ¿vale? 

Él solamente asiente, ella se pone en un lugar donde no hay muchas cosas, entonces le hace una señal, inmediatamente reproduce la música.

Verla haciendo aquello es increíble, parece tener un control muy bueno para no marearse o dejar de girar, antes de que la música termine ella finaliza parada con las manos elevadas, él aplaude impresionado, ahora entiende un poco más por qué Stan parece tan fascinado con su amistad. 

—No tengo palabras, eso fue increíble, ¡rayos! Incluso giras tan rápido que me maree —bromea. 

—Ojala que a Emma tambien la sorprenda y quiera tomar mi opción, honestamente es algo que siempre he querido bailar, ahora que tengo un compañero ideal es mi momento de hacerlo —comenta con ilusión. 

—¿Compañero ideal? Ah, si, nombraste a un tal Chris, ¿él es tu compañero ideal? —pregunta curioso.

—Asi es, aunque su caracter deja mucho que desear es bueno —revela mientras se encoge de hombros. 

—Oh, ¿tiene mucho que lo conoces? 

—Pues algo, es hermano de Greg, asi que ya tenemos algunos años de conocernos. 

—¿Enserio? Vaya, no sabia que el tuviera hermanos, ¿es mayor que nosotros o menor?

—Es de nuestra edad, justo ingreso a clases el lunes, solo que creo quedo en el otro grupo. 

—Ya veo, bueno, dejemos esto de lado, espero que logres tu cometido —anima. 

La chica sonríe y se lanza a la cama quedando boca abajo. 

—Gracias, espero que así sea, umm, ahora estoy tan cansada, ¿no saldrás a ningún lado? —pregunta tratando de ver si pone alguna excusa para irse.

—No, no iré a ningún lugar… Oye, eres muy delgada —murmura mirando su espalda. 

—¿Enserio te acabas de dar cuenta de eso? —cuestiona divertida. 

—Bueno, con la ropa que sueles usar no podia distinguir bien. 

—Eso es un buen punto, como sea, mi complexión es delgada igual que mi madre, así que no es que no me alimente, es solo que asi me toco ser —susurra. 

—Umm, yo no pense eso. 

—Lo aclaro por si las dudas. 

El rubio no dice nada, en cambio, le pasa sus dedos por la espalda, a Marjorine el toque le recuerda al que le da su madre cuando no puede dormir, por lo que suspira tranquila.

—Si haces eso me voy a quedar dormida —musita relajada. 

—Estás cansada, ¿no? Entonces duerme, yo te cuido —declara. 

La chica no esta muy convencida con esa idea, más sin embargo termina cediendo al sueño, cuando ella esta dormida el muchacho se recuesta a su lado y la ve. 

Luce tan bonita con ese semblante de tranquilidad, no puede negarlo, la quiere, probablemente siempre lo hará, no importa lo que haya pasado, su pecho se llena de una sensación cálida cada que está cerca de ella.

Resopla frustrado ante el descubrimiento.

—Ojala me hubieras querido como yo te quería —susurra triste.

Toma sus manos y cierra los ojos, no puede evitar quererla, pero si que puede elegir no dejar que eso afecte más su vida, ahora tiene la oportunidad de experimentar el amor adolescentes y no lo echara a perder.

Cierra los ojos con la convicción de seguir adelante con su vida, no dejará que el pasado arruine su avance nunca más.
.
.
.
.
.
.

😔💫

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top