Loveless
Observar y analizar era una de las cualidades de Wendy Testaburger.
Ella no era tonta, sabía que algo pasaba entre Stan y Stotch, lo sospecho desde que regresaron de vacaciones, aún así no había podido confirmar nada, pues sus acciones eran muy contradictorias.
Había momentos en que Stan parecía evitar a la rubia, eso le hacía creer que entonces solo imaginaba cosas, pero luego volvían a hablar, se saludaban, incluso varias veces observo a Marsh miran atentamente a la chica.
Aunque la cosa parecía ser algo unilateral, Marjorine le sonreía a sus amigos de la misma forma que a Stan, ella no lo miraba mucho, de hecho parecía siempre estar en su propio mundo, solo la vio siendo más timida cuado se volvio cercana a Clyde.
Entonces supo que no tenía de qué preocuparse, Stanley volvería, se daría cuenta que su fascinación con Stotch no llegaría a nada y no tendría más remedio que volver a ella, quien era la persona perfecta para él.
Quizo darle un empujón en san valentín, pero nada salio como lo planeo, discutieron, él la trato mal, fue grosero e hiriente, le dijo que ya no quería nada con ella, pero eso no era cierto, no podía serlo.
Así que no se dio por vencida, mantuvo la fe en que él regresaría, tal y como siempre lo hacía, pero una semana después de ese suceso, ocurrió algo extraño.
Estaba almorzando, hablando de trivialidades con sus amigas, cuando de repente salió él tema de Clyde y Stan.
Barbara dijo que ya era casi un hecho que volvería con el castaño, solo era cuestión de tiempo para que la aceptara de nuevo.
Al cuestionarla a ella, por supuesto dijo que pronto Stan estaría como si nada y volverían, ni bien termino de decir eso, Millie carraspeó y la miro con pena.
—Wen, ¿no sería mejor que salieras con alguien más? Es decir, eres una chica increíble, ¿por qué estar con él cuando puedes salir con quién tú quieras? —cuestiona su amiga.
—Porque me gusta Millie, ¿a que viene esa pregunta? —interroga con molestia.
La muchacha retuerce sus dedos nerviosa.
—No se Wen, esta vez no se ve como las otras, Stanley parece no ser la misma persona —murmura.
—En eso Millie tiene razón, no esta actuando como lo hace normalmente —opina Jenny.
Wendy sabe que eso es verdad, Stan actua demasiado diferente, incluso se atrevio a ofenderla, cosa que nunca había pasado, se pone nerviosa de pensar que aquello es el punto de no retorno, muerde su labio con fuerza.
Barbara nota esto, por lo que carraspea.
—Eso no importa, Wendy logrará volver con Stan, lo que paso fue un error, él lo comprenderá tarde o temprano, entonces volverán a estar juntos —asegura con animo.
Los ojos oscuros miran con agradecimiento a su rubia amiga, nadie dice nada luego de eso, solo se dedican a seguir con su comida, aun asi en la mente de la muchacha se quedan la duda de porque Millie saco ese tema.
Entonces todo va siendo poco a poco peor, uñas pintadas, señas que solo ellos parecen comprender, un asiento vacío, los ojos azules que no pueden despegarse de ahi aun sin haber nadie.
Luego el torbellino rubio regresa, sonrisas amplias, miradas de vez en cuando, todo va escalando con gran rapidez, nada parece detenerlos, pero ella no quiere verlo, no quiere aceptarlo.
No es hasta que un rumor empieza a correr por los pasillos que en verdad se empieza a preocupar.
—Escuche decir que Red vio a Marsh y Stotch besandose en su salón —cuchichea un grupo de chicas en el baño.
—¿Enserio? —pregunta impresionada una de ellas.
—Si, si, no solo eso, se ve que ambos van enserio.
—¿Por que piensan eso?
—Porque la rubia ya no ha salido con nadie.
—...Entonces si que le gusta.
—Pues a mi me parece increíble, el pobre Marsh merece un poco de felicidad.
Wendy, quien está en uno de los cubículos aprieta los puños con rabia, ante cada palabra puede sentir como se acrecenta un sentimiento de odio contra esas odiosas muchachas.
Solo sale de ahí cuando ya no hay nadie, al estar frente al lavabo mira el espejo con molestia, necesita saber si eso es cierto, así que dejando de lado su orgullo busca a Red.
No tarda en encontrarla, está sentada en una de las mesas de la cafetería, rodeada de la mayoría de chicas de su salón.
Sin una pizca de miedo o vergüenza se acerca a ellas, todas guardan silencio al verla.
—¿Y tú qué quieres? —cuestiona Esther bruscamente.
—Tengo una simple pregunta Rebecca, no es muy difícil de contestar, solo dime, ¿creaste un rumor que involucra a Stan? —pregunta ignorando a la otra chica.
Los ojos verdes se entrecierran al escuchar eso, lo más divertido sería decirle la verdad, su rostro de incredulidad sería increíble de ver, más prefiere fingir, pues sabe cómo es Wendy.
Tiene la certeza de que hará lo imposible por arruinar cualquier intento de Marsh por estar con alguien más.
—Umm, no se dé qué hablas —dice haciéndose la desentendida.
—Red, solo tienes que decir si o no —farfulla conteniendo su enojo.
—No, yo no he inventado nada, ni siquiera he dicho nada de Stanley, ¿contenta?
La de cabello negro ni siquiera contesta, solo se da la vuelta y se marcha de ahí, cree en lo que su ex amiga le dijo, sabe que si hubiera visto algo enseguida se jactaría de eso, así que respira buscando calma.
Aún hay una oportunidad más de acercarse a Stan, su viaje familiar obligatorio para visitar a la familia de su padre está próximo a suceder, él odiaba esos días, ella le externará su apoyo como en los viejos tiempos.
Así que el viernes se esmera en arreglarse, una falda no muy corta, un suéter claro debajo de su abrigo rosado, su cabello lacio suelto, maquillaje, perfume, sus zapatos limpios y perfectos.
Llega a la escuela con una sonrisa y confiada de lograr su objetivo, por eso a su perspectiva las clases transcurren rápido, cuando menos se da cuenta el timbre del receso suena, se levanta dispuesta a hablar con el chico, más sus amigos son más veloces, lo toman del brazo y lo llevan a la cafetería con prisa.
Es día de pizza, escucha decir a Cartman, ante eso frunce el ceño, aunque inmediatamente se relaja, puede hablar con él a la salida, así la impresión le dará que pensar todo el fin de semana, aquello es perfecto.
Almuerza con sus amigas, quienes la halagan sin parar, pues aquel día luce radiante y hermosa, sonríe con agradecimiento.
Las clases después del almuerzo son un poco más tediosas, no porque sean difíciles si no porque de repente se comienza a poner nerviosa, un mal presentimiento se comenzó a formar desde que entró al salón y vio a Stotch concentrada en su cuaderno.
Aleja ese sentimiento cuando el bendito sonido que anuncia el final de clases se escucha fuerte y alto, guarda sus cosas sin cuidado alguno, solo se descuida unos breves segundos, cuando eleva la vista Stan ya no esta.
Mira de un lado para otro buscándolo, al no encontrarlo se acerca a Kyle y Cartman.
—Oigan, ¿dónde está Stan? —pregunta.
El pelirrojo arquea una ceja incrédulo.
—¿Y ese interés Wendy? —cuestiona.
—Eso no te importa, ¿me pueden decir donde está, si o no? —suelta ya irritada.
Kyle mira de mala manera a la chica, una sarta de insultos quieren escapar de su boca, más es silenciado por Eric, quien responde tranquilo.
—Wendy, nosotros no somos niñeros de Stan, y aunque lo fuéramos, ¿qué te hace pensar que te diríamos a ti algo como eso?
Mira a ambos con disgusto antes de marcharse de ahí totalmente molesta, ¿esos idiotas quienes se creían?
—Cuando Stan vuelva conmigo, lo primero que haré es que tenga nuevos amigos —murmura furiosa.
Camina por los pasillos buscando al muchacho, al no encontrarlo comienza a desesperarse, su oportunidad de mejorar las cosas se está yendo a la basura, casi cuando las esperanzas parecen perdidas lo puede ver caminando por uno de los pasillos.
Más no se alegra pues no va solo, la molesta rubia va a su lado parecen hablar de algo, ella mueve mucho las manos mientras él sonríe, de repente se detienen, la conversación es más seria, pues su semblante cambia.
La muchacha toma su mano, la lleva a su mejilla, debio decir algo bueno pues Stan ha vuelto a sonreír, entonces se acercan más y se besan.
Wendy pestañea una y otra vez, pellizca su brazo buscando salir de esa pesadilla, cuando se da cuenta que todo es real siente que le falta el aire, sale corriendo de ahí.
El fin se semana es horrible, su madre esta muy preocupada, la ha visto llorar todo el viernes, el sábado no salió para nada, se refugio en su habitación mirando películas, comiendo helado y golosinas sin moderación, el domingo fue silencioso, ella parecía meditar, pero sin duda lo que más la alerto fue el lunes.
Pues la muchacha amaneció de muy mal humor, la escucho maldecir entre dientes, antes de que se marchara a la escuela la mujer la detuvo y la miró con comprensión.
—Wendy, yo sé que la adolescencia no es fácil, probablemente lo que te angustie y moleste no sea tan grave como crees, por favor querida, si algo anda mal dímelo, así yo te ayudo en lo que pueda —ofrece la mayor.
La chica niega y la mira con firmeza.
—Mamá, no te preocupes, solo es un problema de chicas, arreglaré todo hablando —miente con una sonrisa fingida.
De la cual la mujer no se da cuenta, pues suspira tranquila, besa su cabeza y la abraza con amor, le desea un buen día a su hija y la deja marchar.
En el camino Wendy se siente algo fastidiada de la intromisión de su madre, pues perdió el hilo de sus pensamientos, eso solo logra acrecentar su mal humor.
Solo llegar a la escuela parece que todos los alumnos pueden sentir esto, pues se alejan de ella al verla pasar, antes de llegar a su salón de clases divisa a la rubia.
Va acompañada de Tweek y Philip, es toda sonrisas, por primera vez repara en que su atuendo ha cambiado, odia admitirlo pero se ve bonita, rápidamente desecha ese pensamiento y entra al aula.
Las clases no le importan, lo único que hay en su cabeza es hablar con la estúpida entrometida de Stotch y alejarla de Stan, más parece que ella puede sentir sus intenciones pues la evita deliberadamente, en el receso no la puede encontrar por ningún lado, en clases ni siquiera voltea, solo terminar el día toma sus cosas y sale corriendo a su actividad extracurricular.
Pero eso a Wendy no le interesa, ha dejado pasar demasiado el tiempo, esta vez cortará todo de tajo y hará que vuelva a la normalidad.
Como la buena alumna que es ocupa su tiempo libre para adelantar sus deberes, cuando observa a las primeras personas saliendo del club de teatro se levanta del suelo, sacude su ropa y fija su vista en la puerta del salón de música.
Parece que la suerte le sonríe pues la rubia no tarda en salir, antes de que haga nada se acerca a ella a grandes paso.
—Stotch, necesito hablar contigo —dice seria.
La muchacha salta de la impresión, mira a la contraria y esboza una mueca.
—Ah, si, lo noté, honestamente no se de que quieres hablar, igual ahora no tengo tiempo, me están esperando en el estacionamiento —comenta.
—No me importa me vas a escuchar —escupe molesta.
—Umm, no, no lo haré —declara y se hecha a correr.
La de cabello negro observa aquello incrédula, agita la cabeza y se va detrás de ella, su sorpresa es grande al ver que es más rápida de lo que pensó, pues no puede darle alcance.
Usando su frustración y rabia se fuerza a correr más rápido, gracias a eso lo logra, jala el bolso de la muchacha lo que provoca que se caiga.
Wendy aprovecha eso y se sube encima de ella, los ojos azules la miran con terror.
—Eso fue muy estúpido.
—Déjame en paz, yo no tengo nada que ver contigo.
Wendy ríe sin gracia, con brusquedad sostiene la cara de la contraria para mirarla fijamente.
—Alejate de Stan —exige.
—¿Qué?
No puede repetir sus palabras, pues es alejada con brusquedad.
—Que mierda —suelta con impresión.
Un par de ojos oscuros la miran con frialdad.
—Lo mismo pienso yo, ¿qué mierda le haces a Abigail? —cuestiona.
—¿A quién?
—¿Vez a alguien más aparte de la rubia? —pregunta con obviedad.
Aquello parece regresar su molestia pues se levanta y mira al chico con enojo.
—Ese no es tu problema, lárgate, esto es entre ella y yo —murmura sombría.
El castaño rueda los ojos, ignora a Wendy y levanta a la muchacha como si nada, la jala de la mano y se la lleva con él.
Los labios de Testaburger se fruncen, se va detrás de ellos, antes de que pueda decir algo más se encuentra enfrente de Gregory y para su sorpresa Heidi está ahí, ella la mira con recelo.
—¿Qué haces aquí? —cuestiona con fastidio.
—Lo mismo digo —replica grosera.
—Ella viene con nosotros, tenemos algo de que hablar, ¿te molesta esperar? —cuestiona Stotch.
Ella niega y se encoje de hombros.
—No, mejor para mí, quiero acabar con esto cuánto antes.
—Enserio que eres muy estúpida —le dice el castaño a la rubia.
Esta lo ignora, lo que hace que él diga unas palabras que no entiende, pues parecen ser en otro idioma.
El mal ambiente es cortado por una joven mujer que llega muy animada, insta a todos a subir a la camioneta, ni siquiera repara en la presencia de Wendy hasta que llegan a su hogar.
Solo puede decirle que entre a una habitación y tome asiento dónde guste, mientras va a preguntarle a sus alumnas quien rayos es ella.
Wendy se sienta en el suelo, espera pacientemente, pronto entran Heidi y Stotch, ella ni siquiera le presta atención, conversa entretenidamente con la contraria, guardan silencio cuando la joven mujer y el castaño llegan.
La de cabello negro da unas pocas indicaciones, enseguida los más jóvenes comienzan a hacer varios ejercicios.
Nada de eso le importa a Testaburger, ella solo está concentrada pensando en que vio Stan en aquella chica, es decir, no tenía nada de impresionante, mal vestida, desagradable y con reputación de ser facil.
¿En serio por eso la cambiaba?
Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no se dio cuenta que la clase se había terminado, solo fue consciente de esto cuando la castaña llamó su atención.
—Deberías esperar afuera —sugiere mientras se da la vuelta y se marcha junto a la rubia.
Con gran fastidio obedece, espera fuera de la casa hasta que las chicas se hacen presentes, mira con indiferencia a Stotch.
—¿Ahora si podemos hablar? —cuestiona.
—Si, ¿qué quieres decirme?
—Te lo diré cuando Heidi se marche,
—Yo le pedí que se quedara, siendo honesta, siempre me has dado miedo, así que estar sola contigo no es una opción para mí —murmura.
Wendy rueda los ojos.
—Como quieras, seré directa, aléjate de Stan, estás estorbando para que él y yo regresemos —declara molesta.
—¿Es una petición?
—Es una orden.
—Ah, entonces paso, esa orden no me gusta.
—Mira Stotch, estoy harta de ti, eres una entrometida, ¡tú solo estás alejando a Stan de mi lado! —exclama harta
La rubia niega, mira los ojos oscuros directamente.
—Wendy, yo no te obligue a engañar a Stan, tampoco a dejarlo.
—Tu no entiendes, nuestros problemas se arreglaban rápido antes de que tu te entrometieras.
—No, no te engañes, tus problemas nunca se arreglaron, si lo hubieran hecho no habrías destrozado el corazón de Stan y Mark, tus amigas no se habrían alejado de ti, mucho menos estaríamos teniendo esta conversación —aprieta los labios y suspira —. Stanley es mi amigo, no me voy a alejar de él, si eso te molesta es tu problema, no mío —finaliza encogiéndose de hombros.
—¿Amigo? Que gracioso, no sabia que los amigos se besan como si fueran novios —escupe con odio.
—Eso es algo que no te incumbe, él y yo podemos hacer lo que queramos.
—Si claro, qué conveniente, ¿sabes qué? Él no puede hacerme esto, tú no eres nada, Stan pronto estará arrastrándose a mis pies —asegura.
—Bueno, cuando eso suceda me aseguraré de comprarle rodilleras para que el pobre no se lastime —dice con una sonrisa llena de burla.
Se da media vuelta y se marcha con Heidi, quien la mira indiferente, aquella sonrisa no le gusto para nada, no hay nada de gracioso en esa situación, con un humor infernal se marcha a su casa.
Está tan molesta que ni siquiera cena, ignora a sus padres y se encierra en su habitación, solo hace sus deberes escolares porque no quiere bajar sus notas, no porque verdaderamente le importe.
Lo único que permanece en su cabeza es cómo deshacerse de la molesta Stotch, sus pensamientos son interrumpidos por el sonido de su celular, un mensaje seguramente de Bebe, toma el aparato, para su sorpresa quien la contactó no fue su amiga, sino que fue Stan.
El mensaje no es la gran cosa, solo puso que la espera a las 7:30 en la entrada de la escuela, y aunque no es lo que esperaba, su mal humor desaparece, vuelve a tener fe, termina rápido con lo que está haciendo, pone su despertado muy temprano y se recuesta a dormir.
Se levanta muy temprano, se baña, se viste y se arregla con esmero, aquello se siente como un Déjà vu, no importa, lo único en que se debe de concentrar es que hablara con Stan, para hacer todo mejor, él fue quien la busco.
Desayuna algo ligero, sale con prisa de su casa, está tan emocionada, ahora que sabe cómo se siente ser ignorada y tratada injustamente sabe que nunca más hará eso, aprovechará la nueva oportunidad y cambiará.
Su relación será mejor, no más mentiras, engaños, menosprecios, nada de eso sucederá, lo único que quiere es pasar más tiempo con Stan y hablar como antes, reír, salir, ser felices como lo eran al principio.
Los pensamientos felices se detienen un momento cuando ve a lo lejos al chico, él luce tan guapo, se detiene un momento, entonces piensa, ¿por qué?
Porque mentirle, engañarlo, hacerlo sentir culpable.
¿Por qué?
Porque llegar hasta ese punto para darse cuenta de que le importa tanto.
No hay una respuesta concreta para esas cuestiones, así que agita la cabeza y sigue su camino, pronto está frente del muchacho, lo saluda amable.
—Hola Stan, ¿de qué querías hablar? —cuestiona nerviosa.
El muchacho la mira con fastidio, cosa que no pasa desapercibida para Wendy, él quiere decir algo más se nota que no sabe cómo expresarlo, al final resopla y pasa una mano por su cabello.
—Escucha, ya no quiero problemas, la razón por la que terminamos tu la sabes muy bien, la última vez que hablamos yo fui muy grosero, lo admito, pero entiéndeme, enterarme de que me veías la cara de estúpido no fue fácil —suspira, frota el puente de su nariz y continua —. Con toda la inteligencia que posees quiero que entiendas una cosa, la culpa de que nosotros termináramos no es de nadie más que tuya.
—No es así fue Mark y sus inventos, si me dejarás explicarte…
El contrario levanta la mano para que guarde silencio y niega.
—Wendy, basta de poner excusas, yo ya no las pondré, así que admito que yo tampoco fui el mejor novio, mi problema con el alcohol es horrendo, mi forma tan cínica de ser en los momentos menos oportunos, preferir a mis amigos en vez de a ti… Lo que quiero decir es que ambos fallamos, no hablamos, nunca resolvimos nada, el golpe final a nuestra frágil relación lo diste tú, igual ya estoy cansado de solo culparte a ti, acepto mi parte de la culpa, lo siento —susurra.
La muchacha se queda callada, pensativa, no sabe qué decir, aquello duele mucho, Marsh nota su estado por lo que prosigue.
—Una última cosa, deja en paz a Marjorine, ella no arruina nada, por favor no le vuelvas a decir eso —pide.
Solo bastan esas simples palabras para que la tristeza y entendimiento que estaba teniendo desaparezcan.
Los ojos oscuros miran a los azules con rabia.
—Solo estás haciendo todo esto porque ella te lo pidió, en verdad tu no piensas así, tú me quieres, ahora solo estás idiotizado por esa zorra —escupe con rabia.
—Wendy, por favor, ya basta, tienes que entender que…
Ella lo interrumpe.
—¿Entender que? Que solo basto que esa te abriera las piernas para que hagas lo que ella quiere, o no, ya se, entender que tienes un pésimo gusto por las zorras. ¡Por Dios! Si solo fuera otra tipa lo entendería, ¿pero ella? Ni siquiera es bonita, siempre está toda mal vestida, es desagradable, odiosa, es como estar con un hombre sin pito —declara con odio.
Toda la sarta de palabras no le han caído nada bien a Marsh, por lo que él tampoco mide sus palabras.
—¿Sabes qué? Vete a la mierda, yo en verdad quería arreglar las cosas, pero tú eres una horrible persona, siempre hablando mal de los demás a sus espaldas. Y solo para que lo sepas, ese "hombre sin pito" me gusta más de lo que tú me llegaste a gustar —declara molesto mientras se marcha.
Ella se queda fría ante la revelación, su cerebro parece haber hecho un corto circuito pues se queda parada mirando a la nada.
Los estudiantes que pasan por ahí la ven de reojo, nadie se le acerca, no es su problema, pudo haberse quedado ahí todo el día de no ser porque sus amigas la vieron a lo lejos, se acercaron con calma a saludarla.
—¡Hey Wendy! ¿Qué tal te fue? —cuestiona Bebe con ánimo.
Aquellas palabras captan la atención de la pelinegra, sus ojos se llenan de lágrimas, abraza a la rubia y se suelta a llorar.
Millie y Jenny miran preocupadas la escena, entre las tres llevan a su amiga al baño, quien la reconforta es la rubia, ya que es quien la está abrazando.
Cuando por fin el llanto a parado y Testaburger está más tranquila, la de cabello negro le pasa una botella de agua, ella la acepta sin dudar le da un trago y suspira.
—¿Qué pasó Wendy? Nunca te habíamos visto así —externo Larsen.
—Stan, eso pasó —susurra.
—¿Qué te hizo ese idiota? —cuestiona con molestia Bebe.
La chica agacha la vista avergonzada.
—Le gusta Marjorine —musita.
Rubia y pelinegra abren los ojos con total impresión, Millie solo suspira, pues sus suposiciones resultaron ser ciertas.
—¿Estás segura de que es cierto? Tal vez fue una broma de Stan para lastimarte —sugiere Jenny.
—Quisiera engañarme, en verdad quisiera hacerlo, pero no puedo, he notado demasiadas cosas —cuenta.
—¿Cómo qué cosas? —cuestiona Bárbara.
—Ellos pasan tiempo juntos, debe de ser demasiado pues los he visto hacerse señas que solo ellos comprenden, varias veces he visto que Stan trae las uñas pintadas, por coincidencia cuando eso pasa ella también las tiene así, en clases la mira mucho. Cuando no vino no dejaba de mirar su lugar, luego ella le comenzó a sonreír diferente… creo que ambos se gustan mutuamente, los ví besarse en uno de los pasillos el viernes, incluso ya había escuchado un rumor de que Red los había visto también —explica.
—¿Por qué no nos dijiste nada? —pregunta la rubia.
—La verdad tenía vergüenza, además ni yo misma aceptaba lo que veía —revela.
—Pues para mí que pronto Stan se dará cuenta de su error, Marjorine no se compara contigo, tu eres mucho más bonita e inteligente, ¿qué tiene ella de especial? Nada —asegura la de ojos negros.
—Jenny tiene razón, lo único destacable de esa rubia es su horrible forma de vestir, además de su delgadez y falta de tetas y trasero —opina Stevens.
Las chicas esperan la opinión de Millie, más al ver que no dice nada se giran a verla extrañadas.
—Se supone que digas algo, o que, ¿acaso tu novio se molesta de que hables mal de su amiguita? —pregunta con burla Bebe.
—No es eso, es solo que comprendo el dolor de Wendy, pero que nosotras digamos cosas malas de Marjorine no va a cambiar nada, lo mejor sería ayudar a nuestra amiga a superar ésto —declara.
—...¿Enserio Millie?
—Si, enserio Jenny, preocupémonos mejor por Wendy.
La nombrada arquea las cejas y mira con suspicacia a su amiga.
—Hay algo que tú sabes, ¿cierto?
—No sé de qué me hablas, lo único que quiero es procurarte a ti, no hablar de Marjorine —explica.
Wendy no le cree, por eso toma sus manos y la mira con súplica.
—Millie por favor, ayúdame a entender que es lo que vio Stan en ella, tal vez si me lo dices pueda hacer algo para cambiar esta situación —murmura.
Los ojos verdes miran a los negros fijamente, ella puede notar el dolor en estos, quiere mucho a Wendy, es su amiga desde hace mucho años, no le gusta verla así, por tal razón suelta un suspiro cansado y habla.
—Honestamente no sé cómo se dió su relación, pero note algo cuando viajamos a Nueva York, Stan parece estar genuinamente interesado en todo lo que hace Marjorine, tanto así que no le importo ver toda una presentación de bailes de niños —cuenta.
—¿Bailes de niños? —pregunta Stevens.
—Si, o sea, eran presentaciones de ballets o coreografías, incluso canciones, bueno eso no importa, el caso es que vio todo eso de principio a fin. Cuando terminó y regresamos a casa de Gregory, observé como él escuchaba absorto las palabras de Marjorine, todo lo que ella decía parecía maravillarlo.
—...¿a qué quieres llegar Millie?
—Bebe, ella se refiere a las veces que Stan no quiso ir con Wendy a ver obras de teatro, musicales y ballets —susurra Simons.
Las chicas se quedan calladas, Wendy no hace más que pensar en lo irónico que suena eso, así que aprieta sus puños.
El timbre que anuncia el inicio de clases toma desprevenidas al grupo de amigas, así que corren hasta su salón.
No tiene idea de que tratan las clases, no puede prestar atención a nada, cuando comienza el receso sus amigas la llevan a la cafetería, tratan de animarla y hacerla olvidar el tema conversando de cosas diferentes.
Lo están logrando pues la hacen sonreír, aunque rápidamente eso se esfuma cuando ve pasar a Heidi junto a Marjorine con sus bandejas de almuerzos.
Lo vivido esa mañana regresa con más fuerza, se levanta de su lugar y va detrás de ellas, sus amigas la siguiente tratando de evitar un problema.
Cuando está detrás de la rubia la llama.
—Marjorine.
La chica salta en su lugar, sus amigos miran a Wendy sin entender qué hace ahí, Heidi solo arquea la ceja intrigada.
—Ah, ¿qué necesitas Wendy?
—Bailas ballet, ¿cierto? Escuché decir que a Stan le gusta mucho —arroja con sarcasmo.
—Umm si práctico, en cuanto a lo de Stan, pregúntale tú misma —insta.
La de cabello negro la ignora, sonríe falsamente.
—Me gustaría verte bailar, a Stan también le encantará, iremos los dos —indica.
—... Cómo quieras, me da igual —responde.
—Bien, ¿cuando puede ser?
—Saliendo de clases.
—Genial.
La de cabello negro se marcha, sus amigas se miran entre si y la siguen, cuando están de nuevo en su mesa la interrogan.
—¿Qué fue eso? —cuestiona Bárbara.
—Nada, solo le voy a demostrar a Stan que se enamoró de una inútil.
—¿A qué te refieres? —pregunta Jenny.
Testaburger rueda los ojos con fastidio.
—Marjorine es la persona con peor condición física y coordinación —explica.
—Wendy, no creo que sea así, no la ví de cerca pero ella parece ser buena —opina Millie.
La de cabello negro azota su charola y mira mal a esta última.
—Tu no sabes nada, solo estás idiotizada por tu noviecito, por eso no puedes decir nada malo de esa zorra —escupe con odio.
Se levanta y se marcha a su salón, ya en él le manda un mensaje a Stanley, el cual claramente lleva una amenaza implícita, sabe que obedecerá cuando al terminar el receso y verlo entrar al aula, la mira con odio.
Eso no le importa, ella está decidida a demostrar su punto.
Las clases son tediosas, fastidiosas y poco interesantes, pronto finaliza el día escolar.
Wendy guarda sus cosas, cuando cruza la puerta para sorpresa de sus amigos Stan va detrás de ella.
Kyle ni siquiera tiene tiempo de preguntar nada, Marsh toma a la chica del brazo y la arrastra a la salida, ya afuera no la suelta, está tan furioso que solo la enfrenta.
—Te dije que dejaras a Marjorine en paz, ¿por qué no puedes hacerlo? Ella no te ha hecho nada, entiende —escupe frustrado.
—No le hice nada, si te mandé ese mensaje fue para que vinieras, voy a demostrarte lo insignificante que es —declara sombría.
El muchacho la mira sin entender, no sabe qué demonios le pasa, eso queda de lado cuando su atención es captada por unos ojos celestes, los cuales lo miran con algo de decepción, es ahí cuando se da cuenta que no ha soltado a Wendy.
Se aleja de ella.
—No es lo que piensas —explica con rapidez.
La rubia asiente.
—Bien, ¿nos vamos ya?
—¿Ir a dónde? —pregunta confundido.
—Wendy dijo que tú y ella me querían ver bailar, ¿qué no te aviso?
—No, no lo hizo —indica con molestia mirando a la pelinegra.
—Oh, está bien, entonces me voy, nos vemos mañana —musita decepcionada.
Marsh niega, se acerca a ella y la detiene.
—Espera, no me dijo nada, pero igual yo quiero verte, es más, yo te llevo, traigo el auto de papá —dice con rapidez.
El estado de ánimo de la rubia parece cambiar, sonríe sutilmente.
—Umm, vale, ¿Heidi puede venir con nosotros? No quiero dejarla sola con Chris, es un idiota —revela en un susurro.
—Si claro, no hay problema.
La rubia se marcha feliz, Wendy ve el intercambio con el ceño fruncido, cuando regresa viene con la castaña, quien solo la mira de reojo, de modo torpe el muchacho les dice que suban, ha olvidado su presencia. Se hace notar subiéndose al asiento del copiloto, aquello causa enfado en Stan, pues había abierto la puerta para Marjorine, no para ella.
La de ojos celestes nota su estado, por lo que le sonríe.
—Está bien, puedo ir con Heidi —dice restándole importancia.
Luego de eso se van, el camino es silencioso para Marsh y Testaburger, más no para Turner y Stotch, pues hablan con gran interés sobre cosas de sus clases.
Llegan detrás de Emma, ella los insta a pasar, las chicas se van a preparar, los de cabellos negros son guiados por Gregory a una habitación, Wendy espera que se marche para decirle algo a Stan, más para su fastidio, el rubio no se marcha, sino que toma asiento al lado del chico.
—Ya que Emma esta aceptando espectadores quise unirme a ustedes, es difícil que deje a alguien ver sus clases —murmura.
—¿Enserio? —pregunta Marsh.
—Si, enserio.
—¿Y eso porque?
—Porque es muy perfeccionista, le gusta mostrar hasta que todo está perfecto, así que o tiene algo preparado, o por primera vez nos va a dejar ver algo sin terminar —comenta.
Los chicos siguen hablando, Wendy siente que su paciencia está al límite, todos se entrometen en su camino, repentinamente Stan deja de hablar, lo mira de reojo, el mira embobado con dirección a la puerta.
Su estómago se contrae al ver que a quien mira insistentemente es a la rubia, la cual acaba de entrar junto a Heidi, la primera decepción de la tarde se la lleva al notar que la muchacha no es tan fea y poco atractiva como creía, pues si bien es delgada, no está tan plana como imagino, la segunda decepción es verla realizar todo lo que le piden con gran facilidad.
La tercera decepción, la peor, es cuando la ve bailar, al ser Wendy una gran entusiasta de todo tipo de arte, logra reconocer la coreografía que baila, quisiera decir que hay algún error, burlarse de ella, dejarle ver a Stan que es un idiota por fijarse en alguien así pero no puede, pues contrario a lo que imagino ella es demasiado buena.
Aunque ella no practica, sabe que la rubia tiene todo para convertirse en una profesional, solo con ver la mirada orgullosa de su profesora, la admiración de Heidi, Stan y Gregory, sabe que todos creen lo mismo.
Ella finaliza de bailar, la mira y le pregunta con curiosidad verdadera.
—¿Te gustó?
La de cabello negro huye del lugar sin decir nada, al estar fuera se recarga en el auto de Stanley pensando una y otra vez en un porque, de toda esa situación.
Por al menos una hora y media se la pasa dándole vueltas a todo, quiere entender cómo es que ha llegado hasta ese punto, sus cavilaciones son interrumpidas por las risas de Heidi, seguidas de las de Stan y de los reclamos de Stotch.
Ella se gira para mirarlos, las muchachas se quedan quietas, mientras que el chico suspira, la de ojos azules parece decirle algo al de cabello negro, el frunce el ceño molesto, aun así le hace caso, pues se da la vuelta y camina hacia ella.
—Terminemos esto en otro lado —murmura.
Testaburguer no dice nada, solo sube al auto, el chico se detiene no muy lejos de casa de ella, apaga el motor y suspira.
—Ya no te quiero, todo lo que tuvimos forma parte del pasado, quiero dejar eso atrás, vivimos muchas cosas, comprendo lo difícil que puede ser avanzar, pero tienes que hacerlo, sé que puedes hacerlo —comenta.
—¿Por qué?
—Porque es lo más sano y …
La muchacha lo silencia y niega.
—No, eso no es lo que quiero saber, lo que me interesa es, ¿por qué ella? —pregunta en un susurro.
Marsh se frota el cuello nervioso.
—Honestamente no sé —responde.
Aquello le parece un muy mal chiste a la muchacha, por lo que lo mira incrédula.
—¿Cómo que no sabes? Me quieres decir que te gusta esa y no puedo hacer nada, porque simplemente ni siquiera sabes que te gusta —expresa con desagrado.
—Pues si, no te puedo dar una razón en concreto.
—¿Entonces cómo sabes que te gusta? Dios Stanley, eso solo me comprueba que eres un idiota, pronto te vas a aburrir de esa chica —dice recobrando su seguridad.
Más el de cabello negro niega, recarga su cabeza en su mano y mira con solemnidad a la contraria.
—Se que necesito aclarar mis ideas antes de poder decirle algo a ella, trabajó en eso, no tengo porque darte explicaciones a ti, yo sé lo que siento.
—Dudo que lo sepas, esto es como tu problema con el alcohol, solo estás usándola para sentirte bien.
—Te equivocas.
—¿A si? Niegame que solo te acuesta con ella, lo de prestarle atención es solo para conseguir lo que quieres —asegura.
Los ojos azules se ruedan con fastidio.
—No voy a negar que he estado con ella, pero si te voy a corregir, mi interés en Marjorine es genuino, me gusta verla disfrutar de lo que ama, ver sus ojos brillar y sus labios sonreir con honestidad es mucho mejor que tener sexo, hablar, reir, discutir, pasar el rato, todo es increíble a su lado. Yo la quiero, me enamoré, no voy a dejar que arruines esto —finaliza mientras la mira fijamente.
Wendy puede notar la determinación en su mirada, una que le resulta especialmente dolorosa, aquello la rompe.
—Yo puedo hacer lo mismo que ella, ¿quieres más sexo? Puedo dártelo, ¿quieres que baile ballet y entre al club de música? Lo haré, ¿qué más necesitas? Que sea delgada, casi anoréxica, rubia, todo lo que quieras lo puedo hacer, ¿sabes por qué? Porque te quiero, por favor, no hagas esto, nosotros podemos arreglar nuestra relación, siempre hemos podido, solo necesitas darme una oportunidad, solo una y te prometo que no te arrepentirás —declara al borde de las lágrimas mientras sujeta su mano.
—Lo siento Wendy, todo eso lo amo en ella porque es genuino, tú tienes tus propias cualidades, lamentablemente, yo ya no gusto de ninguna de ellas —pronuncia esto último con frialdad.
Testaburger limpia sus lágrimas con rabia, aquello es lo más humillante que ha hecho, así que baja del auto y azota la puerta, Marsh solo puede verla marcharse, pronto él hace lo mismo y se retira a su hogar.
Ya en la seguridad de su casa Wendy se encierra en su habitación y se promete algo.
—Tu nunca vas a ser feliz con nadie más que conmigo, eso te lo juro —masculla con odio total.
Aquella promesa solo causará dolor e infelicidad para muchas más personas de las que jamás imaginó.
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Ay no 😔
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