Intruso.

Los días estaban demasiado tranquilos, eso llenaba de paz a Marjorine, estaban casi a finales de enero. El clima aún era frío, la temporada de fútbol americano iba a comenzar luego de un retrasó muy extraño.

La rubia no era fanática de los deportes, es decir, era bastante mala en ellos, así que no le importaba mucho nada de eso.

Hacía ejercicio, si, pero deportes como basketball, volleyball y football, sacaban lo peor de ella, no tenía coordinación, los balones solían golpear su cara y el suelo se convertía en su lugar favorito.

Por eso no estaba muy emocionada de asistir a un partido, pero todos en la escuela apoyaban al equipo, extrañamente Philil también parecía emocionado de ver el juego, así que se decidió a acompañar a sus amigos.

Gregory había declinado la invitación, pues tenía que ir a casa de sus padres por alguna cuestión familiar, eso preocupó a Stotch, quien enseguida pensó que Christophe era el problema.

Siempre había sido así, su carácter rebelde y no darle importancia a nada dolía meterlo en líos muy feos. De corazón esperaba que la situación se pudiera solucionar, pues sabía cuánto afectaba eso a la señora Gabrielle.

Cuando el juego inicia puede ver a los hombres moverse de un lado a otro, honestamente, no entiende que pasa, solo imita a la gente cuando parecen felices y guarda silencio en los momentos que parecen tensos.

Realmente no está prestando mucha atención —igual si lo hiciera no entendería, así que solamente finge—, repentinamente escucha que todos ahogaron un grito, enfoca su vista en el campo y nota que parecen haber herido a Kenny, inmediatamente se preocupa por eso, está tentada a ir a verlo, pero el ver a un montón de chicas tras él la hace quedarse en su lugar —. Ya lo veré en casa —piensa.

Luego de ese incidente no pasa nada más, al final el equipo de la escuela gana, al parecer gracias a Stan, pues lo levantan entre todos y los alumnos de todos los grados vitorean su nombre.

Marjorine sonríe al ver al muchacho feliz, le agrada verlo así, pues parece divertido y tranquilo. La gente empieza a retirarse, escucha algo de una fiesta de celebración en casa de Tolkien, no le da mucha importancia, se marcha junto a sus amigos.

Thomas pasa por ellos y los lleva a sus casas, su relación con el rubio es neutral, no se agrandan, pero mantienen el respeto por Tweek, Philip sí que se lleva bien con él, supone que eso es porque es muy amable y no puede odiar a nadie.

Cuando la dejan en su hogar agradece que la hayan llevado, se despide y les pide que vayan con cuidado.

En el corto camino a la entrada piensa en que no sabe que paso con Kenny, lo más probable es que se haya ido a la fiesta, sin importar lo que le haya pasado. Abre la puerta con esa idea en mente, ni siquiera alcanza a cerrarla cuando sus ojos vislumbran al rubio con alguien más, una chica para ser más exactos, cuando los orbes violáceos se encuentran con los azules, el muchacho se pone pálido.

—Mar...

La rubia ni siquiera lo deja terminar, sale de la casa y camina rápido, se siente avergonzada, es decir, nunca se esperó ver a Kenny en esa situación, siente que ha irrumpido en algo que no debía, así que su primer impulso fue huir por la vergüenza.

Sus pies la llevan al parque, cuando ya se encuentra bastante alejada y su mente reflexiona con más claridad, se maldice, pues pudo únicamente subir a su cuarto y hacer como que no vio nada, en cambio, se marchó, lo que no fue una buena idea considerando el clima.

Lleva sus manos a su rostro con frustración.

—Porque nunca pienso antes de actuar —se lamenta.

Sin más que hacer se dispone a seguir caminando, el lugar está solitario, no se ve nadie cerca, lo que es lógico, pues con el frío que hace nadie quiere estar fuera de su casa.

Masculla una maldición inteligible contra sí misma, sus pasos paran cuando ve alguien conocido sentado en una banca, se talla los ojos para ver si es real lo que ve, al comprobar que no es su imaginación, se acerca.

—Clyde, ¿qué haces aquí? —cuestiona, el muchacho no contesta, mucho menos voltea a verla, eso le parece extraño, por lo que se acerca más a él —. Oye, ¿estás bien? —pregunta de nuevo.

Él sigue sin contestar, ella se para justo a su lado, al hacerlo nota que el chico está llorando mientras mira a la nada, aquello apretuja el corazón de la rubia, por lo que se sienta a su lado y pone una mano en su hombro.

Por largo rato solo se escucha la respiración de ambos, cuando el castaño se siente un poco mejor, procede a hablar.

—Yo siempre he querido a Bebe, creo que eso es algo muy sabido por todos en el pueblo, a mí nunca me ha importado lo que haya hecho antes, para mí ella es perfecta tal y como es —asegura mientras sonríe tristemente—. Ella sabe que yo soy comprensivo, tal vez pensarás que soy tonto, pero si ella me hubiera dicho que quería estar con Kenny lo habría entendido.

—¿En serio?

—Sí.

—... ¿Por qué?

—Porque la quiero y no me gusta atarla.

—¿Su relación era de ese tipo entonces? —cuestiona con duda.

—¿A qué tipo te refieres?

—Pues ya sabes, esa dónde están juntos, pero cada uno puede salir con quién se le dé la gana.

—No, claro que no, ¿por qué piensas eso? —pregunta.

—Pues lo imaginé basándome en lo que dijiste, ¿tú le darías libertad de estar con quién ella quisiera solo para que no te deje? —interroga nuevamente.

—... Yo... yo lo haría —admite honesto.

—... ¿Y ella haría lo mismo contigo?

—Obviamente no.

—Tu relación es muy particular Clyde, no sé qué decirte, entiendo que quieras mucho a Bebe, pero no me parece nada sano lo que planteas —menciona evitando mirarlo.

—¿Tú también me dirás que soy un tonto, no? —masculla.

—Claro que no, yo no creo que seas tonto, solamente sugiero que si vas a volver con Barbara deberían hablar muy bien sobre la relación que llevaran —menciona nerviosa.

—¿Qué necesitaríamos hablar?

—Pues si tú la vas a dejar estar con otras personas, lo ideal es que tú pudieras hacer lo mismo...

—¡Que! ¡Estás loca! Si le digo eso, ella se va a enojar muchísimo —increpa.

—Bueno, si no le quieres decir nada está bien, únicamente te digo que eso te va a empezar a joder.

—¿Por qué me jodería? —pregunta bruscamente.

—Solo imagínate esto, ustedes serán novios, pero su atención ya no será tuya, ella podrá divertirse con más personas, mientras tú solo te quedas esperando el pedazo que te toca, eso es lo único que harás, esperaras, esperaras y esperaras. Ella va a ser de todos y tú nada más vas a ser de ella —explica con una mirada llena de desdén.

Aquello no parece ir dirigido para él, pues ni siquiera lo está mirando, por lo que el castaño suspira y fija su vista en la chica.

—¿Hablas por experiencia? —cuestiona

—Se podría decir que sí —contesta.

—Eres muy joven para experimentar cosas de esa índole, ¿no crees?

Ella suelta una risa seca y se encoge de hombros.

—Ni siquiera te imaginas lo jodida que estoy —confiesa sin gracia.

Las cejas del muchacho se fruncen con preocupación.

—¿Puedo ayudarte con eso? —interroga dejando de lado sus preocupaciones para ayudar a la rubia.

Más ella niega y sonríe tranquila.

—No, pero déjame ayudarte yo a ti —murmura mientras toma sus manos—. Una relación es de dos, ambas partes tienen que contribuir, no puedes ser solo tú quien de todo, mientras más hagas eso va a ser peor, al final te sentirás lleno de rencor y enojado contra la otra persona, pero no será la culpa de ella, pues tú fuiste quien la dejo hacer todo solo por tenerla —explica.

—... Gregory no se ve como alguien que te haría daño —susurra.

—Obviamente, él no me haría daño, es algo orgulloso y arrogante, pero eso no quita que es una buena persona.

—¿Entonces tuviste otro novio aparte de él? Creo recordar que su madre dijo que había sido tu único novio —menciona.

—Pareces muy interesado en saber de quién hablo.

—Claro, así sabré si darte la razón o no —señala serio.

—Es mejor que no lo conozcas, ahora, para resolver tu curiosidad únicamente puedo decirte que mi relación con Greg fue buena, con la otra persona fue bastante volátil, tuve que aguantar mucho, al final la paciencia tienen un límite y todo termino mal. Gracias a eso incumplí muchas promesas y arruiné oportunidades valiosas para mí —declara con nostalgia.

—¡Oh! Lo siento, te recordé algo triste —se disculpa con vergüenza.

—No, claro que no, más bien cada que recuerdo eso me siento molesta, porque yo sabía que aquella relación no estaba bien, pero me aferre, tenía tantas inseguridades y miedo a estar sola que yo solita me dañe.

Las palabras de Marjorine penetran profundamente en Clyde, pues él se ha sentido igual, el miedo de no ser aceptado por nadie más, no ser suficiente, inseguridades sobre su físico, sobre su forma de ser, sobre si los demás son mejores que él...

Esas cosas son lo que lo han hecho no querer cambiar, pues siente que algo nuevo en su vida solo sería problemático, por eso solo se aferra a lo conocido, a sus amigos, a sus pasatiempos, a la chica que le ha gustado desde tercer grado...

Los cambios son algo que evita el castaño con todas sus fuerzas, fue un pequeño cambio en la rutina de su madre lo que se la arrebato, el único cambio que fue para mejor es el que su padre se casara con Liane Cartman, pues ella es muy dulce y amorosa con él aunque no es su hijo.

Aparte de eso ha tratado de mantener todo igual en su vida, ¿tal vez por eso Bebe quiso experimentar algo nuevo? ¿Por qué era aburrido? ¿Por qué siempre quería hacer lo mismo?

¿Tal vez era momento de cambiar? De hacer algo diferente y romper su monotonía, dejar sus miedos y demostrar que era más que el novio llorón de Barbara Stevens, con ese pensamiento toma la mano de la chica y la hace levantarse.

—¿Clyde?

—No quiero odiar a Barbara, pero después de lo que dijiste es obvio que mi relación no ha sido equitativa, así que quiero disfrutar de la vida tal y como lo hace ella, ¿quieres acompañarme a un lugar prohibido? —pregunta.

—Ah, yo...

Donovan se da cuenta de que tal vez la muchacha malentendió sus palabras, pues luce muy nerviosa, por lo que ríe avergonzado.

—Disculpa, no me refería a nada malo, solo quiero saber si me quieres acompañar a una de las fiestas de los de último grado —murmura.

—Claro, no tengo nada mejor que hacer —dice mientras acepta.

Ambos se marchan luego de esas palabras, Stotch se asombra al ver que ir a una de esas fiestas es muy complicado, pues pasan por callejones que en su vida había visto, cuando llegan al sitio se sorprende aún más de ver que pese a ser un viejo almacén subterráneo está muy bien arreglado para la ocasión.

Tiene muchas dudas de cómo es que Clyde conoce aquel sitio, su cara parece decirlo todo, pues el muchacho ríe.

—Kevin me contó del lugar, no creerías cuán popular es con las chicas de último año —menciona con gracia.

—Cada día me sorprende más Kevin —susurra.

—Sí, supongo que nadie se esperó que fuera tan popular y a la vez siguiera tan amable —menciona.

La rubia no responde, pues lo que la sorprende es más que eso, solo se dedica a mirar de un lado a otro a toda la gente, puede ver que hay un montón de alcohol y sustancias raras rondando por ahí, cosa que la hace sentir incómoda, solo suspira y ruega para poder aguantar su estancia en ese sitio.

Varias personas se acercan a saludar a Clyde, ella se queda quieta esperando, cuando el castaño le presta atención de nuevo le pasa un vaso.

Ella mira el contenido insegura.

—Solamente es refresco —asegura el chico.

—Gracias —murmura avergonzada.

Se quedan en silencio un par de minutos, Donovan acaba con esto cuando sugiere que bailen con los demás, Marjorine se encoge de hombros, es mejor eso a no hacer nada, así que baila con el muchacho.

No sabe cuánto tiempo pasa, se siente tan animada por aquel ambiente que ni siquiera nota cuando el castaño se aleja al ver a Tammy Warner.

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Clyde caminó lo más rápido que pudo, su esfuerzo rindió frutos cuando alcanzó a la castaña, ella lo miró con absoluta curiosidad.

—Donovan, es extraño verte aquí, cualquiera creería que estarías llorando por Bárbara —menciona.

El castaño rueda los ojos y resopla.

—No todo en mi vida es Bebe, sabes —externa irritado.

La muchacha ríe y se cruza de brazos.

—Bueno, no me puedes culpar, tú te encargaste de darte esa fama, nadie más tiene la culpa de que te perciban así —señala.

—Como sea, ¿quieres ir a un lugar más privado? —cuestiona.

La chica se encoge de hombros, él toma eso como una afirmación, verlos caminar juntos llama la atención de varias personas, eso lo nota la fémina, solamente puede rodar los ojos por lo evidente que es aquel muchacho con sus intenciones.

Cuando llegan a un sitio muy apartado, antes de que Clyde pueda decir algo, Tammy pone su mano en su boca para silenciarlo.

—Sé lo que pretendes, déjame darte un consejo, lo que quieres hacer no tiene sentido, Kenny y yo no tenemos nada serio, lo que hagas conmigo no lo va a afectar —indica con una sonrisa.

—Pues yo no pretendía nada —murmura entre dientes.

La castaña ríe y niega.

—Eres una persona muy transparente y predecible, sé exactamente lo que estás pensando, aun cuando Kenny se disculpó contigo sé que sientes rencor, para ti, la única persona culpable de tu rompimiento es él.

—No es cierto...

—No tienes que fingir conmigo, es natural tener sentimientos negativos contra algunas personas, aunque siendo honesta estás siendo injusto.

—No creo ser injusto, todos saben lo mucho que quiero a Bebe, ¿Kenny no pudo suponer que si estaba con ella me podría hacer daño? —cuestiona molesto.

—Él lo sabe, por eso nunca intentó nada, en fin, lo que yo pueda decirte no va a hacer que cambies tus ideas.

—Estás en lo correcto, no importa lo que digas, no voy a dejar de estar molesto con Kenny.

—Lo sé, se nota, lo que no entiendo es porque aceptaste su disculpa si sigues molesto.

—Eso no es algo que te incumba.

—Si, si, como sea, mira, aunque no te conozco, me agradas, pero aún con eso no quiero nada contigo, no eres mi tipo, ahora, si lo que buscas es molestar a Kenny estás con la persona equivocada, de hecho, como soy tan buena, te daré una pequeña sugerencia —murmura.

—¿Y cuál vendría a ser la sugerencia? —cuestiona.

—La rubia que tenía por amiga, pasa tiempo con ella, verás como eso sí surte efecto —revela con gracia y se marcha.

Donovan frunce las cejas ante eso, la única amiga de Kenny fue Marjorine, sabe que ella lo quiso, aunque nunca se le pasó por la cabeza que McCormick tuviera los mismos sentimientos, es decir, ¿quién se lo podría imaginar luego de su estúpida broma?

—De seguro Tammy me miente, solo quiere cuidar a Kenny —se dice a sí mismo, pues la idea que le dio la castaña no tiene lógica.

Sabiendo que no ha podido conseguir lo que quería de la chica, se marcha de regreso con la rubia, al llegar a dónde ella está la ve bailando muy animada, le da pena interrumpirla, por lo que nada más espera a que se canse.

Para su sorpresa eso no pasa pronto, la muchacha parece tener demasiada energía, al final él tiene que hablarle para que se vayan de ahí, pues ya es demasiado tarde.

Cuando salen de aquel lugar, el aire frío los hace temblar.

—Carajo, hace bastante frío —se queja.

—Pues yo no lo siento, supongo que es porque estaba en movimiento —murmura.

—Sí, estabas demasiado en movimiento, nunca imaginé que se te diera tan bien bailar —externa.

—¿En serio? La mayoría sabe que soy buenísima bailando, incluso gané un concurso de tap —dice orgullosa.

—Ah, si, algo de eso había oído, aun así no pensé que te gustará bailar.

—¿Ah, y eso? —pregunta curiosa.

—Pues la verdad, siempre creí que todo lo que hacías solo era porque te lo ordenaban tus padres —menciona.

La rubia detiene sus pasos y lo mira comprensiva.

—Ciertamente, tienes razón, todo lo que hacía era por mis padres, así empezaron mis clases de tap, pero a diferencia de lo demás, le tome bastante amor al baile —revela con una sonrisa.

—Ya veo... umm, Marjorine, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Si, claro —responde reanudando su marcha.

—¿Aún te gusta Kenny? —cuestiona.

—No, él ya no me gusta.

—¿Segura?

—Sip.

—Ya veo...

La muchacha suspira y niega.

—No todos somos como tú y Stan, que pueden seguir queriendo a la misma persona por tanto tiempo —indica.

—¿Crees que eso es malo?

—No, más bien pienso que es increíble, un sentimiento infantil que crece conforme pasa el tiempo para convertirse en algo más maduro, es simplemente asombroso.

—... Eres la primera persona que oigo decir eso, mayormente escucho a la gente decir que Stan y yo somos muy tontos.

—No les hagas caso, a veces quienes no podemos tener lo que otros tienen, hablamos desde la envidia.

—¿Es eso así?

—Por supuesto, la envidia siempre está en todos nosotros.

—¿Tú has sentido envidia también?

—Naturalmente.

—¿Qué es lo que más has envidiado? —cuestiona curioso.

Ella guarda silencio por unos segundos, resopla y ladea la cabeza.

—Todo.

—... Disculpa, no entiendo —susurra.

—Yo envidiaba todo, toda mi niñez fui una envidiosa, ahora que soy adolescente es poco común que envidie algo—revela honesta.

—No te veías como alguien que fuera envidiosa —opina.

—Era envidiosa, pero no tonta, a la mayoría le desagradan la personas así, por eso no es algo que se notara tanto, o bueno, eso creo, ¿tú has envidiado algo Clyde? —pregunta.

Es el turno del muchacho de quedarse quieto, al no sentir los pasos del castaño, la rubia se detiene y lo mira con extrañez.

—¿Clyde?

—Los chicos con los que ha salido antes Bebe, sus desagradables amigas que hablan a sus espaldas, las personas falsas a su alrededor, los estúpidos que solo la consideran un pedazo de carne...—declara con la vista gacha.

—¿Quieres que hablemos sobre eso? Tal vez te vendría bien desahogarte —sugiere.

El chico asiente, terminan regresando al parque, justo a la misma banca en la que se encontraron, la cual puso especialmente su padre, pues está debajo del árbol donde se solía sentar su madre mientras lo veía jugar.

Hablan por largas horas, Clyde le cuenta todo, sus miedos, sus inseguridades, su odio contra algunas personas, Marjorine escucha paciente, no lo interrumpe, únicamente habla cuando es necesario, pronto la madrugada los alcanza, el cielo empieza a tener algunos tintes anaranjados, la temperatura no ha hecho más que bajar.

El chico noto esto por lo que termino prestándole su chamarra a la muchacha, ella le agradeció, pues aun con la maraña de pensamientos que lo abrumaban no perdió su amabilidad.

Caminan en silencio a casa de la rubia, luego de soltar todo lo que traía guardado, Donovan se siente mucho mejor, al llegar a la entrada de su hogar el castaño se remueve nervioso.

—Gracias por escucharme, sigues siendo muy paciente conmigo, eso es algo que agradezco mucho, espero no causarte problemas, me tome más tiempo del necesario —se disculpa avergonzado.

—Es un placer poder ayudar, no importa el tiempo que tomara, estoy feliz de que confíes en mí, en realidad, espero haberte ayudado, en cuando a lo de causarme problemas, si tengo suerte mi mamá me creerá que estaba en casa de Philip —dice mientras se encoge de hombros.

—Espero que sea así, no me gustaría que fueras castigada por mi culpa —susurra.

—No pasa nada, igual no es como que salga mucho, bueno, supongo que es momento de entrar, ¡ah si! Te regreso tu chamarra —menciona mientras comienza a quitarse la prenda, más el chico la detiene.

—No, por favor, hace frío, puedes enfermarte.

—Si, tú también, yo ya estoy en casa, así que mejor póntela tú.

—Por favor, insisto, puedes regresármela el lunes, cuídate mucho Mar, gracias de nuevo por lo de hoy, nos vemos en clase —pronuncia con amabilidad.

Dicho eso se da la vuelta y se marcha a paso rápido, haciendo que Stotch ni siquiera tenga tiempo de replicar, al ver esto solo niega y sonríe.

—Eres muy injusto, así no puedo dejar mi gusto por ti —dice resignada.

Con cautela abre la puerta de su casa, mira de un lado para otro, no ve a nadie, algo muy extraño, pues su madre debió darse cuenta de su falta, ya que siempre que llegaba tarde iba a verla antes de dormir.

No puede creer su buena suerte, sonríe ampliamente como una niña que acaba de cometer una travesura y no es descubierta, aunque pronto la sonrisa es sustituida por una cara de susto al escucha su nombre.

—¿Marjorine? ¡Ay, Dios! Estaba tan preocupado, pensé que algo malo te había pasado, justo iba a ir a buscarte —precisa aliviado Kenny mientras la abraza.

—Ah, lo siento —se disculpa incómoda por el repentino contacto, a su mente vuelve lo que presencio cuando llego a casa.

El rubio parece notar la incomodidad, por lo que la suelta y la mira apenado.

—Mar, lo que viste ayer...

—No, no te preocupes, yo no dire nada, fue algo que no me esperaba, pero lo entiendo, así que no hay problema, solo te sugiero que seas más cuidadoso, no es muy inteligente hacer cosas así en la sala de la casa —advierte de modo cortes.

—Ah, si, cierto, umm, ¿tú no estás molesta? —pregunta.

—Para nada, solamente me sorprendí, cualquiera lo hubiera hecho —explica.

Aquella respuesta parece no gustarle al chico, por lo que insiste.

—¿En serio no estás nada molesta? —cuestiona de nueva cuenta.

—Kenny, de verdad no importa, no tienes nada por lo que preocuparte, no estoy molesta, ofendida, ni nada de eso, incluso lo que te dije fue una sugerencia, no quiero que tengas problemas, así que ya no te preocupes. Ah, por cierto, ¿mamá sabe que no estaba aquí? —interroga curiosa.

—Le dije que estabas muy cansada, que mejor no te molestara porque te había dolido la cabeza, parece que me creyó porque no subió —susurra.

—¡Gracias a Dios! Gracias por cubrirme Ken, supongo que iré a dormir un rato, tú deberías de hacer lo mismo —sugiere con una sonrisa cansada.

—Si claro.

La rubia sube las escaleras con cuidado, Kenny no hace más que verla, se siente algo desanimado, no entiende por qué, aunque todo eso se le olvida cuando presta más atención a la chica, sube las escaleras a paso rápido tratando de verificar que sus ojos haya visto bien.

Ver la espalda de Marjorine más de cerca le confirma su pensar.

—Estabas con Clyde.

Ella se gira y lo mira con las cejas fruncidas.

—¿Cómo lo sabes?

Pero él no le contesta, en cambio, se marcha a su habitación y azota la puerta, ante eso ella entra a la suya, pues no quiere que su mamá la vea. Ya dentro suspira y se estira con pereza.

—Kenny es muy raro a veces —opina para sí misma, pues hay veces que se comporta de modo muy extraño.

Trata de no darle importancia a eso, va al baño a lavarse la cara y los dientes, luego de eso se pone su pijama, dobla su ropa y se mete a la cama abrazando la chamarra de Clyde.

—Incluso huele a él —murmura con ilusión antes de caer dormida.

Ese fin de semana ella se la pasa con una amplia sonrisa en su cara, mientras que Kenny evita ir a su casa quedándose con Stan.

▬♥▬

Soy Yolanda, jajajajaja.

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