Impropio
Marjorine siente que la vida es una gran perra, pero no tanto como sus compañeras, es decir, ¿qué tienen en contra de ella?
Ni siquiera se les acercaba, ni una mirada les dedicaba, mucho menos se metía en sus asuntos, ¿cómo le pagaban?
Inventando aún más cosas sobre ella, eso sin duda no le importaba mucho, lo que si le había dolido es que Bebé en específico había cortado su amistad con Clyde. Eso era algo duro, el muchacho se había disculpado, pero ella negó, pues comprendía que le diera favor a su novia en vez de a su amiga.
Por eso se sorprendió cuando lo vio entrar en la azotea, sus ojos cafés lo miraban con confusión, ella lo saludo amable, él correspondió, se sentó a su lado y la miro avergonzado.
—Mar, hay algo que tengo que preguntarte —susurra.
—Adelante, pregunta Clyde —insta ella.
El muchacho se remueve incómodo.
—He estado hablando con Bebe, no me parece que me prohíba hablarte, es decir, solo somos amigos, eso no tiene nada de malo, le había estado insistiendo, pero en una de esas veces ella dio la razón de porque no quiere que me relacione contigo.
—¿Y cuál es la razón? —pregunta, aunque en su mente se responde ella misma, pensando que es porque la odia.
—Dice que yo te gusto, ¿qué loco no? La imaginación de Bebe está por los cielos —se ríe con incomodidad.
La muchacha se pone pálida, no comprende como es que Barbara descubrió eso, no quiere tener esa conversación, mira la puerta con esperanza, nunca ha deseado tanto ver a Stan entrar.
Al ver que eso no sucede una mueca de amargura se dibuja en su rostro, ella podría mentir, decir que no es cierto, pero hacer eso sería engañar al chico, él no se merece eso, suspira, ese no era el modo en que quería decírselo, pero no tiene opción, así que lo mira fijamente.
—Clyde, lo que Barbara dijo es verdad.
—¿Qué?
—Me gustas, no entiendo bien como sucedió, pero paso, comprendo que esto sea incómodo para ti, así que estas en todo tu derecho de no quererme hablar más, lamento que te enteraras de este modo —se disculpa avergonzada, pero a la vez se siente libre, pues eso le ayudara a eliminar aquellos sentimientos que sabe nunca van a ser correspondidos, espera pacientemente el rechazo, aunque nada la prepara para lo que pasa después.
—Siento mucho no poder corresponder tus sentimientos Marjorine, pero eso no tiene por qué afectar nuestra amistad, ¿nunca has tenido intención de alejarme de Bebe, no?
—Pues no.
—Entonces no hay motivo por el que no debería de hablarte.
—¿Pero es que no te sientes incómodo?
—No te voy a mentir, es extraño, pero yo no me alejaría de ti por eso, tú no te fuiste cuando éramos niños, ni aun con mis groserías me dejaste solo con lo de mi mamá —susurra.
La rubia recuerda eso, fue una época muy dura para el castaño, era un niño, no sabía como sentirse con la situación, de repente empezó a alejar a sus amigos, estaba enojado, frustrado y confundido. Ella se acercó porque sabía cuanto Clyde quería a su mamá, no importaba que ella lo avergonzara yendo hasta la primaria para regañarlo, igual él la amaba y ella a él.
En esos tiempos, ese tipo de amor la fascinaba, pues siendo que su madre no era asi, se sentía atraída por esa clase de cariño, el ejemplo perfecto era Liane Cartman, con quien le gustaba pasar el tiempo, ver su amor por su hijo la hacía sentirse un poquito menos miserable.
Lo mismo pasaba con Clyde, a quien le gustaba observar cuando salía con su mamá, era una acosadora que le gustaba ver momentos bonitos de otras familias, para olvidar que la suya nunca sería así
Sus divagaciones son detenidas por la preocupada voz de su acompañante.
—¿Mar estás bien? —cuestiona.
—Ah, sí, perdona, tiendo a divagar en los momentos menos oportunos —murmura mientras sacude la cabeza—, mm, ¿ya almorzaste?
—Aún no, pero traigo mi comida, podemos comer juntos —dice con ánimo.
—¿Bebe no se molestará?
—Ella está ocupada con Wendy, dudo que se dé cuenta de que no estoy en la cafetería.
—Si tú lo dices.
Ambos comienzan a comer, la chica es mucho más lenta para eso que el muchacho, el cual al acabar, inicia una nueva conversación.
—Mmm, Marjorine, ¿recuerdas la otra vez que hablamos?
—¿Craig te mando a preguntarme algo más?
—No, ¡nada de eso! Más bien es que tengo curiosidad por lo que escribías ese día...
—¿Escribir?
—Si, tú estabas con una libreta escribiendo ese día que te vi.
—Ah, si, pero yo no estaba escribiendo.
—¿Entonces qué hacías? —pregunta curioso.
La rubia saca un viejo cuaderno, lo abre y se lo enseña.
—Vaya, esto es... increíble —murmura.
—Gracias, son Fermina y Florentino, o bueno, eso me gusta pensar —susurra.
—¿Y ellos quiénes son? —cuestiona
—Personajes de un libro, los días que falte a la escuela luego de lo que pasó con Red termine de leer su historia, así que comencé a tratar de imaginar cómo serían y ese es el resultado —explica con una sonrisa.
—Vaya, eres bastante buena dibujando, no sabía que tenías ese talento.
—Bueno, tenía que entretenerme en algo cuando me castigaban de niña, no es la gran cosa —le resta importancia con un ademán de mano.
—Para mí es increíble, ¿qué más has dibujado?
—Pues tengo varios dibujos de Hello Kitty, algunos de pájaros, estrellas, la luna, ah, tengo un dibujo secreto, ¿lo quieres ver?
—¡Claro que sí! —exclama animado.
La muchacha busca entre las últimas páginas, el castaño suelta una risa al ver el dibujo.
—¿Es Kenny?
—Sí.
—¿Por qué tiene músculos y una capa de superhéroe? —interroga con gracia.
—Es que él era mi héroe —responde con nostalgia.
—¡Oh! ¿En serio lo admirabas no?
—Claro, la forma en que se esforzaba día a día y nunca perdía su sonrisa a pesar de sus circunstancias era admirable, la verdad siempre quise ser valiente como él —menciona.
—Yo creo que más que valiente era tonto, siempre estaba en situaciones riesgosas, hubo veces que pensé que iba a morir de tantas tonterías a las que cedía —declara.
—Cierto, considero que Kenny es como un gato, tiene siete vidas.
—¿Siete vidas? ¡Yo opino que más bien es inmortal!
—¡Tonto! Eso solo pasa en las caricaturas o las novelas de ficción —se ríe ella.
—Bueno, bueno, dejemos de lado a Kenny el inmortal, ¿por qué no me dibujas a mí?
—¿En serio quieres que te dibuje?
—¡Claro! Quien mejor que tú para captar mi bellísimo rostro —dice orgulloso.
La muchacha sonríe ampliamente, mira al chico con cariño, no se arrepiente de tener sentimientos por él, es más, se siente orgullosa de haberse enamorado de un ser tan maravilloso como lo es Clyde.
Él cuál, aún sabiendo de sus sentimientos no la alejó, en cambio, reafirmó su amistad y la sigue tratando igual para hacerla sentir cómoda.
Sin duda está feliz, así que en aquel momento decide que es hora de dejar atrás esos sentimientos. Ahora únicamente se concentrará en empezar a ver al castaño como su amigo, en verdad agradece haberse enamorado de alguien tan considerado como Clyde Donovan.
El timbre que anuncia el fin del receso suena, la rubia y el castaño bajan con prisa, alcanzan a llegar pronto al salón de clases, pues no hay nadie, poco a poco los alumnos van llegando, cuando ve a Stan lo ve junto a Wendy, ella está agarrada de su brazo y sonríe feliz.
Suspira tranquila, nunca ha comprendido la relación de Wendy y Stan, solo sabe que los dos se quieren mucho, porque siempre que terminan regresan, honestamente se siente feliz por él, pues piensa que su amor es muy grande.
Ella a diferencia de los demás no comprende que eso no es un amor sano.
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▬♥▬
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Solo tiene un par de días que regreso con Wendy, se debería de sentir feliz, pero más bien se siente extraño...
La chica está inusualmente dulce y empalagosa, almuerza con él, lo espera después de las prácticas, incluso quiso pasar el fin de semana a su lado, ¡ya hasta había hecho planes para pasar las semanas de vacaciones juntos!
Eso era genial, pero a la vez muy raro, es decir, Wendy no era así, ella solía ser muy independiente, tenía sus momentos cariñosos, pero comúnmente eso solo pasaba cuando estaban solo, por eso es que se encontraba algo incómodo ante tanta atención.
El jueves llego, la actitud de su novia no cambiaba, salieron juntos para almorzar en la cafetería como lo habían estado haciendo en aquellos días, solamente faltaba un día para que sus vacaciones de invierno comenzaran.
La de cabello negro hablaba feliz de todos los planes que tenían por delante, el muchacho nada más escuchaba, luego de que por fin tuvieron su comida se dirigieron a una mesa cercana en donde estaban sus amigos y algunas amigas de Wendy.
Testaburger era la que más hablaba, le contaba a sus amigas de sus maravillosos planes para las vacaciones a lado de su novio, el animado ambiente se vio cortado, cuando un castaño llego acompañado de varias personas.
Están lo reconoció de inmediato, era Mark, también distinguió que quienes lo acompañaban eran sus compañeros de clubs de artes, le pareció curioso que se acercaran a ellos, pensó que les iban a pedir un favor.
Pronto sintió como era jalado por su novia.
—Vámonos de aquí, Stan —pide nerviosa.
El de cabello negro no alcanza a decir palabra alguna, pues el muchacho frente a ellos habla.
—He tratado de hablar contigo, no quería hacerlo de este modo, pero conozco a Wendy, sé que te manipulara y hará que creas que esto es solo mi culpa. Ciertamente, tengo mucha culpa, pero no voy a cargar con esto solo...
—¡Cállate! No digas nada más, eres un mentiroso, no lo escuches Stan, ¡vámonos! —exclama ella mientras lo jala.
Pero el de ojos azules no se mueve, en cambio, se queda hay sentado, mirando directamente a Mark.
—Marsh, yo he estado saliendo con Wendy, ella constantemente me ha prometido terminar contigo, y lo ha hecho, siempre que regresan ha tenido una excusa para darme, como un tonto he creído en ella, pero no fue hasta el día en que escuche lo que Marjorine le dijo que me di cuenta de que nos estaba viendo la cara de estúpidos a los dos...—murmura con ironía y lo mira con culpa—. Yo realmente la quería, por eso creí cada cosa que me dijo, pero la venda se me cayó de los ojos, ella no es buena.
Wendy golpea la mesa con fuerza.
—¡No es cierto! Tú solo dices mentiras, estás molesto porque no quise nada contigo, solo estás celoso, Stan no te cree, ¿cierto? —le pregunta al chico.
Pero él no contesta, en cambio, cuestiona al castaño.
—¿Tienes como probar lo que dices?
—Si, él lo tiene —contesta su hermana.
—¿Puedes mostrarme?
El muchacho asiente, le va a dar su teléfono, la de cabello negro trata de arrebatárselo, pero Kyle es más rápido y toma el aparato, sus ojos se deslizan entre los muchos mensajes de texto, una mueca de asco se forma en su rostro.
—Él dice la verdad —asegura con molestia.
—¡Lo sabía! Eres una puta Testaburger —le reclama Eric con asco.
—¡Tú cállate gordo! Esto no tiene nada que ver con ustedes, vamos Stan, ¿tú no crees nada de eso, no? —cuestiona mientras toma su mano.
Él rompe el contacto como si le quemara tocarla, la mira con decepción.
—¿Por qué Wendy? ¿Es que no soy suficiente para ti? ¿Por qué me haces esto? No, ¿por qué no pudiste ser honesta? Si querías estar con Mark me hubieras dicho, no me tenías que dejar como un estúpido, tantas veces dejándome en frente de toda la gente, inventando cosas que me hacían quedar como el malo, cuando la única mala persona eras tú... Todo este tiempo, pensando que yo era un idiota que no te sabía valorar, un idiota que no hacia lo suficiente por ti, un idiota que solo te amo a ti...
—Stan, si solo me dejaras explicarte...
—¿Y qué le vas a explicar? Como le viste la cara de tonto, o como te burlabas de él. ¡Oh no, ya sé! Como nos decías a todas que lo tenías comiendo de la palma de tu mano, que no importaba lo que le hicieras, él siempre te aceptaría de regreso, como un perro fiel que espera a su amo —escupe con desprecio Red.
—Cállate Rebecca, ¡tú no eres mejor que yo! —exclama ella con molestia.
—Eso lo sé, yo no soy mejor que ustedes, pero por lo menos yo nunca traicionaría a alguien que quiero, tampoco sería partícipe de ocultar algo así. ¿Qué se siente cubrir el engaño de tu amiga por tanto tiempo, Bebe? ¿Puedes dormir en las noches? ¿No sientes culpa?
—¿Tú sabías de esto, Bebe? —cuestiona Clyde incrédulo.
—No, cariño, no es así, Rebecca miente —menciona nerviosa.
—¡Ah! Ahora entiendo, tus salidas tan seguidas con Wendy, tus pijamadas, tu estabas cubriéndola, tú la ayudaste a engañar a Stan —musita con decepción.
—¡No es así! Clyde, hablemos de esto, yo no tengo nada que ver en lo que haga Wendy —se justifica.
—¡Claro que tienes responsabilidad! Si fueras su amiga realmente le habrías dicho que lo que hacía estaba mal, no la habrías apoyado cubriéndola... Si fuiste parte de esto, tú serías capaz de hacerme lo mismo... —susurra con los ojos lloroso.
—¡Claro que no! Yo no soy como Wendy —se defiende.
—¡Bebe!
—Lo siento Wen, pero sabes que es cierto, yo no haría nada de lo que tú hiciste, yo si soy fiel a la persona con la que estoy.
—¿Ah si? ¿Y qué dices de la vez que terminaste con Clyde para poder acostarte con Kenny? —indaga con rencor.
—¿Qué tú hiciste que? —cuestiona Donovan.
—Oiga, a mí no me metan —se queja Kenny.
—¿Te acostaste con ella si o no? —pregunta Craig, quien se acercó a la mesa.
—Bueno, si, pero solo lo hice porque ya no era novia de Clyde, de otro modo no habría tenido nada que ver con Bárbara —declara con las manos en alto.
—Pues ya que soy una molestia para ti, te dejo libre Bárbara Stevens, así puedes irte con cualquier tipo que te plazca —anuncia con voz firme limpiando sus lágrimas
—¡No, Clyde! Cariño, únicamente fue una vez y fue por curiosidad —menciona desesperada, pero el castaño no le hace caso, se levanta y se marcha de ahí.
Solamente entonces la rubia mira a la de cabello rojo con odio.
—¿Qué demonios te pasa Rebecca? ¿Por qué hiciste eso?
—¿En serio me preguntas por qué? ¿Qué no te das cuenta de lo mal que están tú y Wendy?
La rubia no puede contestar, Wendy ha comenzado a pelear con Rebecca Cotswold, Bebe intenta ayudar a su amiga, pero Red interviene, al ver esto Millie trata de separarlas, es detenida por Lexus, eso da paso a una batalla entre las chicas.
A su vez Heidi muerde sus labios contiendo la risa, Eric ve esto y le lanza comida en la cara, la chica hace lo mismo, pero en vez de darle al castaño le da al pelirrojo, eso inicia una guerra de comida.
Todo es un caos, Stan se aleja de ahí como un automata, su mente solo esta llena de recuerdos, todos se distorsionan ahora que sabe la verdad, Wendy mintiéndole, riéndose de él, tratándolo como un imbécil, engañándolo, haciéndolo sentir menos, humillándolo...
Él solo había amado a Wendy, creyó que ella lo había amado, pero ahora sabe que no es así, nunca lo amo, porque si lo hubiera hecho no lo habría engañado.
Le entrego su corazón, sus sentimientos, sus primeras veces, sus ilusiones, ¿cómo le pago? Destrozándolo, humillándolo ante todos.
Se sentía tan estúpido, tan poca cosa, que no hizo más que pensar en que necesitaba un poco de alcohol... No se dio cuenta a donde sus pies lo llevaron, solamente fue consiente de donde estaba hasta que sintió el frío aire chocar contra sus mejillas.
—Compañero, no te acerques tanto al borde, si lo haces podrías caer —menciona la chica.
Marsh reconoce la azotea, se da cuenta de que está cerca del barandal, el cual no es muy alto, como acto reflejo se aleja un poco, lo que hace reír a la muchacha.
—Debes de tener cuidado —sugiere y sigue con lo suyo.
El de cabello negro la mira, ella parece tan relajada y alejada de los problemas que la comienza envidiar, nota que ella observa su celular y comienza a guardar sus cosas, se levanta dispuesta a irse, él se apresura y la toma del brazo, los ojos claros lo miran curiosos.
—Ya casi es hora de volver a clases, ¿por qué me detienes? —pregunta.
—¿Te saltarías las clases conmigo?
—¿Qué?
—¿Que si te saltarías...?
—No, no, eso lo entendí, ¿por qué me lo dices a mí? No sería más fácil pedírselo a tus amigos o novia —menciona.
La sola mención de Wendy lo pone tenso, ella no parece notarlo.
—Ninguno ha querido seguirme —miente.
—Ah, ¿entonces soy tu última opción?
—Supongo que sí.
—Umm, tienes suerte, hoy no tengo muchas ganas de escuchar el parloteo de los profesores, así que acepto —dice tranquila.
—Bien, entonces vamos —indica.
—¿No sería mejor que nos marcháramos cuando el timbre haya sonado?
—Si te preocupa que nos vean no tienes por qué hacerlo, conozco un atajo.
—Un atajo secreto, vaya, que emocionante —murmura con burla.
Como el chico prometió, nadie los vio, ella esperaba caminar solo un tramo con él e irse a su casa, pero se sorprendió al ver que la llevo al estacionamiento, pues aquel día había llevado el auto de su padre a la escuela, así que subió en el con algo de incomodidad.
El chico pronto se dispuso a manejar, poco a poco fueron dejando las casas atrás, lo que hizo a la rubia sentirse un poco nerviosa. Sin querer recordó a Kenny diciendo algo de un asesino serial, un escalofrío la recorrió al pensar eso, no pudo evitar imaginar a Stan apuñalándola mientras la culpaba una y otra vez de que Wendy lo había dejado por su culpa.
Sus pensamientos se esfumaron cuando sintió la mano del muchacho en su hombro, él la mira neutral.
—Llegamos, solamente tenemos que caminar un poco, el lugar al que vamos no está muy lejos —menciona mientras baja del auto.
La muchacha lo imita, ve a todas las direcciones como buscando una vía de escape por si algo malo llegara a suceder, se da cuenta de que todo está desolado y el único camino es por el que llegaron manejando, un suspiro resignado se escapa de sus labios.
—Dios, ¿cuídame, si? —pide en un susurro.
—Marjorine, apúrate —insta el chico.
—Bueno, al mal paso darle prisa —piensa de forma negativa.
Camina detrás del muchacho por al menos diez minutos, para cuando choca con la espalda de este, se soba la frente adolorida.
—¿Pudiste avisarme, sabes? Tienes una espalda muy fuerte, eso dolió —se queja.
—Observa, ¿no te parece bonito? —pregunta
Stotch se hace aún lado, observa el lugar donde están, en efecto es bonito, aunque cree que se vería mejor en primavera.
—¿Es el cauce del río? —pregunta.
—Si, de hecho, es un buen lugar para pescar, ¿entonces, es bonito, o no?
—Es bonito, aunque opino que lo debe ser más en primavera, ¿cómo encontraste este sitio?
—Prefiero no hablar de eso, ven vamos a sentarnos, por aquí había un tronco —murmura.
La rubia solo lo sigue, se sienta junto a él, quien permanece callado solo mirando a la nada, al aburrirse de eso ella se levanta y observa más de cerca el río, pasa uno de sus dedos por la superficie congelada, trata de ver si puede ver a algún pez, al no hacerlo se levanta y se estira. Observa los pinos llenos de nieve con atención, sería una buena idea dibujar aquello, va a darse la vuelta para ir por su libreta, aunque se detiene al sentir que su mano es entrelazada con otra.
No se siente incómoda por la cercanía de su compañero, más bien está levemente intrigada de porque hace aquello.
Eso es algo que ni él comprende, solamente sabe que tuvo el impulso de levantarse y hacerlo, ¿tal vez porque así quería estar cuando le mostrara ese lugar a Wendy? Quien sabe, únicamente actuó por impulso, no era nada grandioso, mucho meno malo, así que solo se quedó ahí parado detrás de Marjorine tomando su mano.
Luego tuvo ganas de abrazarla y así lo hizo, la muchacha sigue sin decir nada, cuando metió sus manos debajo de su sudadera, por fin ella habló.
—Marsh, a pesar de mi reputación, créeme que hay cosas que no hago, estar con chicos que tienen novia es una de ellas, así que no hagas eso —regaña.
—Yo ya no tengo novia.
—Acabas de volver con ella la semana pasada, no puedes negármelo —señala seria.
—Si, eso pasó, pero justo hoy me di cuenta de que Wendy no es quien yo pensaba, así que la deje —murmura.
—Bueno, como sea, igual no haré nada contigo.
—¿Por qué no?
—Seamos realistas, tú quieres a Wendy, de uno u otro modo volverás con ella, no quiero volver a escuchar tus reclamos, mucho menos que te vomites en mí, así que no, gracias, yo paso —dice seria.
—Te equivocas, yo nunca voy a volver con Wendy, eso te lo puedo jurar —asegura.
La muchacha se gira a verlo, se nota que está determinado a cumplir su palabra, eso le parece raro, no entiende que paso entre ellos, solo intuye que debió de ser algo serio.
—Si tú lo dices, hagamos algo, arrodíllate, besa mis zapatos y yo seré tu perra —dice con burla.
La rubia está segura que eso lo hará desistir de cualquier tontería que tenga en su cabeza, aunque para su sorpresa él hace lo que ella dijo, sin levantarse eleva su vista y la ve de modo feroz.
—¿Y bien?
Ella sonríe de modo torcido mientras se sonroja.
—En mi casa no hay nadie, ¿quieres ir ahí?
Él ni siquiera le responde, únicamente la jala para que se apure a llegar al auto, conduce rápido, pero con cuidado, solamente entrar al hogar de la muchacha la besa con rudeza, eso no parece molestarla, aunque si se separa de él.
—Oye, tranquilo, que no haya gente no quiere decir que no puedan venir, así que vamos arriba —sugiere.
Él rueda los ojos, pero la sigue, entran en su habitación, cuando ella cierra la puerta ni siquiera la deja hablar, vuelve a reclamar sus labios con brusquedad, ella le corresponde con el mismo ímpetu.
Se quitan la ropa con premura, ver a la chica desnuda lo hace apreciarla por unos segundos, al ser la segunda chica en ver en ese estado no puede evitar compararla con Wendy.
Ella es más delgada, sus senos son turgentes, un poco más grandes de lo que imagino, obvió no como los de Bebe, pero al fin y al cabo, más grandes de lo que llego a pensar, la cintura estrecha, un trasero bonito, entre todo eso algo rompía el encanto, era una cicatriz que estaba en uno de sus costados, no era muy grande, pero le causaba curiosidad saber como se hizo aquello.
Ella se da cuenta de eso, así que lo jala para besarlo. Pronto el de cabello negro olvida eso, tocar un cuerpo diferente al de su exnovia lo entretiene y fascina, la muchacha se cansa de solo ser tocada, quiere más que eso.
—Oye, no tienes que ser cariñoso ni nada de eso, prefiero la rudeza —comenta con seguridad.
—Si eso quieres.
Rasga un preservativo, se lo pone, voltea a la chica, la empina contra la cabecera de su cama e ingresa a su intimidad. Ella suelta un gemido de satisfacción, el muchacho es brusco con sus movimientos, con fuerza sostiene sus caderas ante cada penetración, luego de un par de minutos ambos están casi por llegar a su orgasmo.
—Muérdeme —suplica con voz lastimera.
Stan obedece, eso hace que ella tiemble debajo de él al alcanzar su orgasmo, poco después el muchacho alcanza el suyo.
—Eres un fenómeno —se burla.
—Lo soy, pero este fenómeno puede soportar cualquier trato que le des, si estás enojado puedes desquitarte conmigo, yo aceptare todo eso con agradecimiento —dice honesta.
Las cejas de Marsh se fruncen ante esas palabras.
—¿Puedo hacer lo que quiera?
—Sí.
Sonríe amplio al escuchar esa respuesta, así que procede a hacer todo lo que siempre quiso hacer en la intimidad con su novia, pero ella nunca cedió.
Por horas, hace con Marjorine lo que quiere, incluso deja de compararla con Wendy, pues empieza a pensar que las expresiones de la rubia son mucho mejores, sus ojos celestes que se nublan de placer, sus gemidos incontrolables, sus súplicas, incluso sus lloriqueos son tan lindos.
Nunca se cansaría de nada de eso, al final terminan con ella arrodillada haciéndole una mamada, se corre en su cara, espera ver alguna mueca de molestia o inconformidad, más, en cambio, le sonríe.
—Eso fue mucho, creo que la juventud sí que sirve para algo, eso fue divertido —murmura con algo de somnolencia, sube a su cama y se acurruca en ella —. Deberías de irte, no es muy tarde, pero seguro que tendrás hambre, o algo así.
—Sí, debería de hacerlo, pero estoy cansado, hazme espacio, yo también quiero dormir un rato —declara.
Stotch hace un mohín de desagrado.
—Yo no duermo con nadie —explica.
—No seas ridícula, te acabo de partir el culo, no pasará nada si me quedo dormido un rato junto a ti —menciona burlón.
—Como sea, igual mantén tu distancia, nada de abrazos ni cosas románticas —exige.
Marsh decide ignorar eso y hacerla enojar, la abraza con fuerza y recarga su mentón contra su cabeza, inmediatamente la chica se comienza a quejar, pero él solo la ignora.
—Eres insoportable Stanley —masculla entre dientes
—Y tú una ridícula Marjorine, esto no significa nada, solamente cállate y duérmete —sugiere.
Por algunos minutos la chica sigue hablando entre dientes, aunque pronto el cansancio le gana y se queda dormida, lo mismo pasa con el muchacho, él olvidó soltarla, duermen de esa manera por largo rato.
Ellos olvidaron que se habían casi jurado nunca estar juntos...
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