Descender.
El tiempo realmente pasa rápido cuando la pasas bien, era una frase que realmente cobraba sentido, pues las vacaciones estaban a nada de acabar.
Marjorine estaba feliz, había pasado de todo, Mark y Heidi iban muy avanzados en su coreografía, increíblemente, Christophe no había sido tan desagradable con el castaño, solo le sugirió —de un modo muy grosero claro está— hacer ejercicio, mejor ni recordar eso, el caso es que acepto no decir nada sobre lo que hacía Costwold y eso bastaba.
En su casa las cosas también iban de maravilla, Karen había estado con ellos por dos semanas, la sonrisa de Kenny y el ver como se desvivía por la niña era simplemente adorable, gracias al cielo todos se habían integrado muy bien, su tiempo juntos fue muy divertido.
Las cosas con sus amigos también fueron bastante entretenidas, por fin, luego de mucho tiempo ella cedió para pasar tiempo con el novio de Tweek, esto con el fin de poder pasar tiempo con su preciado amigo, la verdad era que el tipo era bueno, no lo iba a negar, aun con eso sentía que no era el indicado, ¿tal vez era su sentido de arácnido?
Vale, que había estado viendo muchas películas de marvel, pero eso era culpa de Stan.
Ay, su Stan, ¡cuanto lo quería! Se la pasaron todas las vacaciones teniendo citas en su habitación, bueno, también tuvieron una en la de él, pero a su madre como que no le agradaba mucho, así que su hogar se convirtió en su punto de reunión frecuente.
Como Kenny estaba con su novia y su madre solo tuvo un pequeño periodo de vacaciones en el que claramente no estuvo en casa, ella y él podían estar tranquilos, en esos momentos a solas hacían de todo, películas, juegos de mesa, recordar los viejos tiempos...
Las risas no paraban nunca, honestamente el chico era adorable, incluso cuando hacia cosas para irritarla le provocaban unas ganas enormes de pellizcar sus mejillas y darle besos por todo el rostro. Lo quería, lo quería tanto y la hacía tan feliz, que ella se sentía envuelta en una burbuja rosa de felicidad.
Por eso, estando a tres días de regresar a clases para su último año no se pudo molestar con él cuando le dijo que no podrían verse al otro día, cuando le pregunto porque, le explico que había prometido acampar con los chicos desde hace un par de semanas.
EL plan era que los cuatro fueran, más comprendían que la ausencia de Kenny era justificada, pues Karen lo necesitaba, ante eso la rubia no hizo más que asentir y sonreír.
—No hay problema —dijo.
—¿Estas segura? —cuestiono.
—Por supuesto, además sabes que no estaré sola, mañana saldré con los chicos, Gregory por fin consiguió que Emma le prestara la camioneta, además Kevin también lleva la suya, así que es más que seguro que ira Red y algunas de sus amigas, ¡será divertido! —externa con ánimo.
—¿Aun cuando este Christopher?
—Por supuesto, su mal humor no va a arruinarnos el día, además quien sabe, tal vez nos sorprenda y este de buenas.
—Espero que si —opina.
Luego de eso cambian de tema, a la mañana siguiente él se marcha temprano, no sin antes doblar las cobijas en donde durmió, porque como buen chico que respeta a la chica que le gusta, se tomó muy enserio lo de esperar a que ella termine su relación con Clyde, claro está no hizo eso por el chico, sino más bien por ella, porque la quiere y respeta.
Un suspiro enamorado escapa de los labios femeninos mientras ve al chico marcharse.
Si supiera que ese sería su último momento feliz en mucho tiempo, ¿lo habría detenido?
La tarde del sábado es divertida, juegan con una pelota que no deja de estar en el rostro y cabeza de la rubia, todos ríen ante eso, la chica parece ser un imán de mala suerte al tratarse de objetos deportivos.
La hora de comida también es amena, todos comparten lo que llevaron con los demás, los halagos de las chicas no paran entre sí, amables se piden las recetas de tan deliciosos platillos, al caer la tarde todos ven con atención la puesta de sol.
Marjorine observa como Millie abraza a Gregory mientras el sonríe gustoso, Thomas hace lo mismo con Tweek, quien observa maravillado el cielo, Kevin pasa sus brazos por el cuello de su mejor amigo y Red, la cual se sonroja y sonríe tímidamente, Heidi y Rebecca toman a Mark cada una de un brazo y lo instan a ver la puesta de sol, en tanto que ella solo observa a los demás, en aquel efímero instante en que el cielo se pinta de tonos naranjas se siente plena.
Está viva, tiene salud, dos piernas fuertes que le permiten andar y bailar, dos brazos que le sirven para abrazar a la gente que quiere, un par de ojos que le permiten ver lo hermoso que es el mundo, una voz con la que puede cantar y hablar, unos maravillosos amigos que la quieren y aceptan tal cual es.
Entonces piensa por primera vez en su vida que su padre estaba equivocado, que ella si es digna de ser querida, que merecer ser feliz y que su valor como persona no se lo arrebato con lo que le hizo, con ese pensamiento sonríe ampliamente.
Agradece a Dios el haber existido.
Cuando el sol se pone la mayoría propone regresar a sus hogares, justo cuando van a irse el inglés hace algo inesperado al lanzar a su hermano al agua, el rubio se pone a reír ante la atónita mirada de todos, el castaño frunce el ceño, más no se queda atrás, sale del agua con facilidad y ahora el lanza al contrario.
Al estar los dos mojados ahora ambos ríen, aquello hace suspirar a todos tranquilos, más a Stotch la hace sonreír, le hace muy feliz ver a ambos así.
Luego de eso no pasa nada más, la dejan en la entrada de su casa, de modo animado se despide y entra a su hogar, al estar ahí le avisa a su madre por medio de un mensaje que ya llegó, en cuestión de minutos ella le responde, le pide cuidarse y encerrarse bien, le comenta que tal vez regresen hasta el lunes pues es cuando la madre de Kenny volverá, le dice que no hay problema, manda un sticker de corazón y cierra la aplicación.
No tiene hambre, así que luego de haber cerrado bien la puerta de la entrada sube a su habitación para asearse e irse a dormir.
Cuando su relajante baño termina se acuesta en la cama y se arropa, en cosa de nada se queda dormida.
Sueña con lo vivido aquel día, la felicidad permanece hasta en sus sueños, nada la perturba, no hay tristeza en ella o en su corazón.
A la mañana siguiente el ruido de su celular perturba su sueño, con pereza toma el aparato, aún con los ojos cerrados se pone el objeto en las narices, abre muy poco los ojos, cuando ve el remitente talla sus orbes y parpadea una y otra vez buscando alejar el sueño.
Cuando lo logra una mueca se dibuja en su labio.
—Un mensaje de Bárbara... umm, ¿qué querrá? —cuestiona al aire.
Cuando abre el mensaje nota que es un mensaje de voz seguido de una foto, primero escucha el audio, al hacerlo sus ojos se abren de par en par, reconoce rápidamente la voz de Clyde, lo que dice es cruel, es como si supiera todas sus inseguridades y tuviera las palabras exactas para herirla, cuando el sonido se corta la rubia se lleva las manos a la boca.
Para ese momento lágrimas incontrolables corren por sus ojos, ver la imagen hace todo peor, aquello es demasiado, lanza el aparato lejos de ella, abraza sus rodillas y llora de forma incontrolable.
El día que más odia se repite en su cabeza sin parar.
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Si había alguien a quien Kenny amara con toda su alma esa sin duda era su hermana, así que, cuando su madre los contacto ya que necesitaba salir junto a su pareja de urgencia y no podían llevarse a Karen ya que estaba enferma, el rubio no dudo en ofrecerse.
Al principio su madre se negó, no quería que fuera solo ya que desconfiaba de que él pudiera poner en prioridad a la niña, por eso le pidió a su expareja ir a cuidar de su hija, al principio el hombre estaba algo inseguro, más al Linda instarlo y hasta sugerir acompañarlo, no tuvo que pensarlo más, obviamente Kenny se fue con ellos.
Luego de las recomendaciones a Marjorine los tres partieron con rumbo al hogar de la madre del rubio, el camino fue corto, solo llegar McCormick se convirtió en la sombra de Karen.
Le llevaba su comida hasta su habitación, veía películas acostado a su lado, le leía cuentos, le cantaba canciones que la arrullaban y la hacían caer dormida.
Los días pasaron con gran rapidez, el domingo mientras estaba desayunando con su familia el sonido característico de un mensaje recibido resonó por toda la habitación.
No le prestó atención, tenía cosas más importantes que hacer como ser el modelo del maquillaje infantil de su pequeña hermana, así que lo dejo pasar, solo tomo el aparato cuando la pequeña cayó rendida.
Al observar el mensaje se extrañó de ver qué era de Bebé, solo abrirlo sintió que el alma se le escapaba del cuerpo, gruñe con frustración.
—De dónde sacó esa puta foto —masculla.
Siente algo de desconfianza por el mensaje de voz, aun así la curiosidad es grande, por eso se encierra en el baño para escucharlo. Ante cada palabra siente que su corazón se apretuja, al terminar el audio aprieta los puños con enojo.
Intenta llamar a Marjorine sin éxito alguno, aquello no hace más que angustiarlo y generarle un mal presentimiento, al no tener respuesta y no soportarlo más termina yendo a dónde está su padre y su esposa, pues necesita contarles lo que está pasando.
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Las vacaciones le había ido increíblemente a Stan, demasiado bien a decir verdad, por eso no es extraño cuando una llanta del auto se pinchó y los dejo varados en medio de la nada.
Aquello era su dosis de mala suerte por tantas buenas cosas, estaba bien, no era la gran cosa, lo resolverían, para su infortunio nadie le dijo que cambiar una llanta era muy difícil.
No fue hasta muy noche que el trío de amigos por fin pudo lograr aquella gran Azaña —bueno, la verdad solo fueron él y Kyle, Cartman se la paso quejándose y dando órdenes—, en fin, el caso es que habían podido hacerlo.
Tal vez perderían el primer día de clases pero estaba bien, ni que fuera tan importante, con eso en mente decidieron irse al día siguiente temprano, estaban tan cansados que no tenían ganas de estar unas pocas horas en el auto para llegar a su casa.
El cansancio de su fastidiosa tarde los hizo caer rendidos, a la mañana siguiente, antes de las 6 de la mañana ya estaban camino al pueblo.
El viaje duraba dos horas, no había señal en sus celulares, así que Kyle conversaba con Stan, mientras que Eric trataba incansablemente de actualizar sus redes.
Un grito de victoria asustó a los chicos.
—¡Por fin! Dios, la próxima vez que vayamos a acampar busca un lugar en donde si haya señal, judío de mierda —se queja el castaño.
—¡No me digas así gordo! Además acampar era para desconectarnos de esas cosas y tener algo de tranquilidad, idiota.
—Aja, si, lo que sea, ah, Bebe me mandó un mensaje, ¿qué querrá esa tipa de mí?
—Tal vez se dio cuenta de que eres el amor de su vida —se burla Kyle.
—Jaja, que gracioso.
Luego de eso Cartman se queda en silencio, los amigos siguen en lo suyo, las palabras del pelirrojo quedan al aire cuando el muchacho que estaba en silencio les ordena que detengan el auto.
Stan frunce las cejas con confusión, aun así hace lo que le dicen, se gira a mirarlo cuando ha aparcado.
—¿Y ahora a ti que te pasa? —pregunta.
—Bárbara le mando el mismo mensaje a todos los de la escuela —dice.
—¿Y eso que tiene? —cuestiona ahora Broflovski.
—...No es algo bueno, el idiota de Clyde dice cosas malas de Butters, si ella lo oyó no debe de estar nada bien, además también mando una jodida foto cuando paso lo de Kenny.
—Lo de Kenny ¿Te refieres a cuando le subió el vestido en primaria?
—Si, a eso me refiero.
Marsh se remueve nervioso, saca su teléfono de su bolsillo, entre sus mensajes busca el de Bárbara, al encontrarlo con sus dedos temblorosos pulsa la pantalla para reproducir aquel audio, al terminar no puede evitar apretar el volante con enojo.
Esta vez Clyde sí que se las iba a pagar, está a nada de encender el auto cuando su amigo toca su hombro y lo mira serio.
—Yo conduzco, tú intenta comunicarte con Marjorine o alguno de sus amigos —sugiere.
Stanley obedece, sabe que está enojado y en ese estado no será cuidadoso, intenta comunicarse con la chica sin ningún éxito, ante eso no hace más que acudir a alguien a quien no ha estado tratando muy bien, está persona sí que le contesta.
—Stanley.
—Cotswolds, ¿has visto a Marjorine? —pregunta.
—No... ¿Ya lo sabes no?
—Sí, ¿has intentado buscarla?
—Lo hemos intentado, Heidi y yo nos pasamos toda la tarde de ayer tocando en su casa pero nunca salió, mensajes, llamadas, intentamos todo, ahora mismo volveremos a su casa, dudamos que hoy vaya a clases, de igual manera Gregory estará allá, por si ella va —explica.
—Entiendo, tuvimos un problema, pero llegaremos en poco tiempo, cualquier cosa avísame.
—No hay problema —dice el chico.
Luego de eso el de cabello negro cuelga, pasa ambas manos a su rostro con frustración, las palabras de Gregory sobre que Marjorine es muy insegura no se pueden borrar de su cabeza.
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Idiota, solo así se podía definir así mismo Clyde.
Luego de pasar todas las vacaciones con su hermana entendió todo lo que había estado haciendo mal, él había humillado, maltratado, engañado, incluso llegó a golpear una vez a quien una vez fue su amiga.
La que lo ayudo a salir del hoyo en que se encontraba cuando su madre murió, la que no importaba que le dijera se quedaba ahí sentada a su lado esperando hasta que dejará de llorar y se fuera a casa.
La que le sonrió con amabilidad, le dio las palabras exactas que necesitaba escuchar para poder seguir adelante, aun siendo una niña, ella desbordaba sabiduría y confianza, una que le hizo abrir su corazón y decir todo lo que sentía sobre la muerte de su madre.
Gracias a ella pudo seguir adelante, ¿cómo le pagaba? Haciéndola sufrir.
Al entender eso se avergonzó, Jane finalizó su conversación con unas palabras que lo hicieron sentir aún peor.
—Clyde, las mujeres son seres frágiles, las tienes que tratar con cuidado, con amor, si tú no eres capaz de amar o querer honestamente entonces deja ir, además, te diré algo que es como un secreto —susurra.
—¿Y eso qué es?
—Esa chica Clyde, es mucho más frágil que cualquiera que puedas conocer, la pobre ha sufrido demasiado, cualquier cosa mala que la hagas la romperá nuevamente, dudo que pueda reponerse está vez —dice angustiada, toma las manos de su hermano y lo ve con suplica—. Por eso es mejor que la dejes, aún no es tarde —opina.
Esas palabras dejaron al castaño pensando, pensó y pensó y pensó, antes de volver a su hogar ya tenía una decisión.
Terminaría con Marjorine y le pediría perdón por todo lo que había pasado a lo largo de su relación.
Estaba tan determinado que el sábado que llegó inmediatamente fue a su casa, tocó y tocó, nadie le abrió, desanimado camino con rumbo a su hogar, en el camino se encontró a Bárbara, hizo como que no la vio, más ella fue más rápida, cruzó la calle y se paró frente a él.
—Hola, Clyde.
—Ah, hola Bárbara, sabes tengo mucha prisa, un gusto verte —dice tratando de huir de ahí, pues no sé siente muy cómodo estando con la rubia.
Para su mala suerte ella no parece notar su incomodidad ya que lo toma del brazo con fuerza.
—Clyde, necesitamos hablar —susurra.
—Ah, lo haremos luego, en serio, estoy muy ocupado ahora mismo —se excusa.
Pero la muchacha no lo suelta.
—Por favor, Clyde —pide.
En aquel momento, debió de irse, no ceder a su capricho y marcharse a su casa a esperar encontrar a Marjorine para hablar con ella, entonces cometió la primera equivocación, la miro a los ojos, los cuales lo miraban suplicante, entonces accedió a hablar, el segundo gran error fue ir a su casa para "hablar" el último error, el peor, fue caer ante ella nuevamente.
Sabía que la extrañaba, que su amor por ella no había disminuido en lo más mínimo, así que fue presa fácil y cayó en la tentación que ella le ofreció.
Perdido en su placer y felicidad dijo todo lo que ella quería escuchar, en ese momento no importaba nada más que él y ella.
A la mañana siguiente rememorando lo vivido fue que se arrepintió de todo lo que dijo, pues lo recordaba claramente, por eso huyó a su hogar, cuando estuvo en la comodidad de su habitación se reprochó el ser tan idiota.
¿Por qué siempre hacía lo que Bebe quería?
¿Por qué no podía madurar y alejarse de una vez por todas de ella?
Antes de seguir cuestionándose, recibió un mensaje de Stevens, se llevó las manos a la cara con frustración, lo abrió para ver qué quería.
Al hacerlo sintió un escalofrío, mismo que aumentó al escucharse a sí mismo repitiendo todo lo que había dicho para complacer a la chica con la que estaba, para hacer todo peor vio que el mismo mensaje había sido enviado a muchas personas, lo que solo hizo que se sintiera peor.
Trato de llamar a Marjorine, explicarle lo que había pasado, disculparse, más no tuvo éxito, entonces nervioso lloro de frustración.
Si lo que dijo su hermana era verdad ella no lo perdonaría jamás.
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Nelly anotaba y escuchaba aburrida a su maestro de biología, les estaba explicando algo referente a la genética, ¡un tema muy interesante! —Sarcasmo—.
Para fortuna de todos, en especial de cierto castaño el timbre sonó, el mayor los dejo salir no sin antes recordarles los días en que les daría clases, dicho esto todos salieron del aula, no sin antes mirar mal a Clyde y Bebe.
Esta última no parecía afectada, el que si parecía al borde de un colapso era el chico, quien trato de ir detrás de sus amigos quienes se notaban muy molestos.
Ella se levantó y se fue detrás de las chicas, estando en la cafetería pronto comenzaron a conversar sobre el desagradable mensaje de Bebe y lo idiota que había resultado ser Clyde.
Todas las chicas estaba molestas, y no era para más, hasta ella que no toleraba a Marjorine sabía que habían cruzado la línea, por eso aunque no decía nada ella también estaba de acuerdo con la molestia colectiva.
Esperaba que la chica estuviera bien, creía que Heidi estaba con ella consolándola al igual que Mark y todo su grupito de amigos, esto lo pensaba ya que ninguno de ellos había ido a la escuela.
Ese pensamiento murió cuando empezó a escuchar murmullos y susurros, entonces presto atención a lo que todos veían y la vio, estaba hecha un desastre, zarandeaba de un lado a otro a Clyde quien no tenía el valor de verla.
Stevens se acercó y la alejo, le dijo cosas horribles, nadie hacía nada todos estaban atentos a lo que pasaba, aunque pronto las cosas dieron un giro brusco cuando Stotch apartó las manos de su lloroso rostro para darle un puñetazo a Donovan, tan fuerte que lo hizo caer de sentón.
La cosa no paró ahí, luego arremetió contra Bárbara, la tiró de los cabellos y la tumbó, se subió sobre ella y le comenzó a pegar con ambas manos.
Aquello fue como un deja vu, a todas las chicas les recordó a cuando Red le hizo lo mismo, Wendy al ver esto intervino en ayuda de su amiga, la gran mayoría pensó que hay terminaría todo, ninguna chica podía contra Testaburger, para sorpresa de todos no fue así, logro someterla y darle uno que otro golpe, cuando se cansó soltó a la de cabello negro y miro sus manos, parecía perdida y abrumada.
Se levanta mira de un lado a otro, camina sin saber a dónde ir, hasta que sale de aquel lugar sin rumbo fijo.
Nelly no entiende que mierda ha pasado, solo sabe que algo está muy mal, por lo que llama a Heidi y le cuenta lo que pasó.
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Ella lo sabía, lo supo todo el tiempo, cuando estás más arriba, es cuando más posibilidades tienes de caer.
¿Qué si dolía?
Claro que lo hacía, ahora su mente era un caos, Kenny su amigo, su primer amor diciéndole que tenía algo importante que decirle, ella siguiéndolo como una tonta, con gran devoción, él le levanta el vestido, dice que si es una chica, aunque muy plana y fea, todos se ríen de ella.
Corre hasta que sus pies se cansan, entonces llora y se abraza a sí misma.
¿Por qué?
En casa nadie le pregunta cómo le fue aquel día, no le preguntan porque tiene los ojos rojos, nada, en esa casa no hay nada.
Sube a su habitación y se encierra, no duerme, puede escuchar cómo intentan abrir la puerta por largos minutos hasta que la persona al otro lado se cansa y se va, aún con eso no descansa, no puede, no confía.
Al día siguiente llega a la primaria cabizbaja, el dolor de la traición aún apretuja su pequeño corazón, al entrar lo primero que ve es la escuela llena de fotos de ella con el vestido levantado, sus uñas se aprietan en sus muslos, las ganas de llorar han vuelto, así que se encierra en el baño.
Puede escuchar a todas las chicas que entran burlarse de ella, decir lo tonta que es, asegurar que se merecía aquello.
Su padre llega, el director lo ha llamado, se la lleva a rastras, ella no quiere, no importa, nunca importa lo que desea.
Cuando la puerta se abre empieza su infierno, gritos, golpes, trompicones...
La policía llega, todos los vecinos y curiosos están en la calle, ahora todos saben su secreto, cuando mira a su padre ser llevado por la ambulancia, a su madre ser atendida por los paramédicos y sus manos llenas de sangre, ríe, ríe sin parar, todos la miran con lastima.
Eso se repite, se repite de forma constante y precisa, odia ese día, odia a su padre, a Kenny, a su madre, a todos.
¿No han tenido suficiente de ella?
¿Por qué la tienen que herir?
Quiere saberlo, necesita una respuesta, por eso va a la escuela, lo hace en el receso, ha estado evitando a toda la gente que la ha llenado de llamadas, no quiere verlos, sabe que la detendrían, y ella no quiere que la detengan, necesita respuestas, va a tener respuestas.
La gente que la ve caminar por el pasillo la mira con lástima, la misma lástima que ha venido provocando desde los 10 años, al llegar a la cafetería y ver a Clyde se acerca a él.
—¿Por qué me hiciste esto? —cuestiona.
El chico se gira, la mira nervioso.
—Marjorine, yo... lo mejor será que hablemos en otro lado —pide.
Más ella no está para eso, por eso repite la pregunta.
—¿Por qué me hiciste eso? Te pareció gracioso, ¿es gracioso verme la cara de idiota? ¿Te causa gracia decir cosas hirientes sobre mí y mandársela a todo el puto mundo? ¿Soy un chiste para ti? —interroga.
Donovan no sabe qué decir, se siente avergonzado, sabe que lo que hizo Bárbara y lo que él dijo le ha causado daño, quiere disculparse, más no sabe qué decir, por eso evita mirarla, le duele verla.
La rubia se molesta, toma al chico por los hombros y lo zarandea de un lado a otro, necesita una respuesta, necesita que le diga porqué lo hizo, porque la hizo caer y recordar aquello que tanto le duele.
Bebe se entromete alejándola de él y llamando su atención.
—Tu mejor que nadie debería de saber que para todos en este pueblo eres un jodido chiste, la niña a la que le levantaron el vestido y la avergonzaron enfrente de todos. La que no puedo soportar una broma y se tuvo que ir, la que se tiene que arreglar con faldas tan cortas para llamar la atención. ¿Sabes qué? Tú te mereces todo esto, quisiste ser alguien que no eres, te pusiste en un lugar que no te corresponde, por eso te ha pasado esto —declara, aclara su garganta y la apunta con el dedo —. Tú no eres nadie Stotch, de no ser porque anduviste enseñando las tetas nadie se compadecería de ti, todos se estarían burlando de ti en este momento y lo sabes. Clyde no te quiere, es más nadie aquí te quiere, ¿por qué no solo te largas y dejas de ser una molestia para todos aquí? —finaliza Stevens.
Aquellas palabras han calado hondo en Marjorine quien tapa su rostro y solloza, nadie hace nada por ella, nadie la quiere.
La revelación la lleva al día en que todo en su vida se jodió, entonces se quita las manos de la cara, no necesito de nadie antes, no necesita de nadie ahora, solo se necesita a ella misma para salvarse.
Entonces primero golpea al idiota que la engaño y lastimo, el golpe es fuerte, tanto como hacerlo caer, él parece asombrado ante eso, más eso no le importa a chica, se voltea y ahora arremete contra la perra que arruinó su vida.
La jala del cabello y empuja para hacerla caer, cuando está en el suelo se sube encima de ella, con total enojo la golpea, la rubia trata de cubrirse la cara con sus manos, cuando esto no funciona araña sus manos, piernas, lo que sea con tal de que la deje.
Alguien la aleja de Stevens, es Wendy, quien la mira enfadada.
—Oye idiota para, que no ves que le estás haciendo daño —dice.
La boca de Marjorine se curva en una mueca de desprecio, haciendo uso de toda su fuerza logra tirará a la de cabello negro, a ella le pega más fuerte, la odia, la odia tanto, solo para con esto cuando de su nariz sale sangre, es entonces cuando mira sus manos.
Está pasando de nuevo, se levanta con torpeza, Clyde la mira horrorizado, mira de un lado a otro, ¿todos la ven con miedo? Aquello la abruma, camina de un lado a otro buscando la salida cuando la ve se marcha de ahí sin más.
Está cansada, su cabeza duele, las pocas personas que están por el pasillo la miran con atención, no pueden ignorar la sangre que hay en sus manos, además de lo desorientada que parece, por eso de modo sutil van con la directora.
Marjorine sigue caminando sin rumbo fijo, dando vuelta en uno de los pasillos se encuentra con Stan, Kyle y Eric, al verla ellos se quedan quietos.
—Butters, ¿qué mierda hiciste? —cuestiona Cartman.
Ante eso la muchacha mira de nueva cuenta sus manos, se da la vuelta y se larga a correr, no quiere verlos, no quiere que nadie la vea así, para su mala suerte al girar a otro pasillo se topa ahora con Gregory, Tweek y Philip, quienes la miran aliviados.
—Mar, gracias a Dios estás bien —murmura Pirrup tratando de acercarse a ella.
Aquello la aterra, da la vuelta y corre hacia otra dirección, puede escuchar que la llaman, sabe que la están siguiendo, está actuando como una loca, sin duda lo sabe, más no puede evitarlo, está avergonzada, molesta, herida, todas sus emociones están descontroladas, la abruman, no la dejan pensar con claridad.
Sale al patio, ahora no hay más a dónde huir, pronto está rodeada de un montón de personas quienes tratan de llevarla con ellos, más ella no desea seguirlos, se zafa de su agarre, hace todo más difícil.
La voz de Heidi le da un poco de claridad, al verla tan preocupada la abraza y se rompe a llorar, ha hecho algo horrible, no merece nada, aún con eso cuando escucha la puerta abrirse y ve a Mark se aleja de la castaña para ir con él, le sonríe, el hace lo mismo, entonces todo se vuelve negro.
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