Cómo no decir adiós.
Silencio, siempre ha odiado el silencio, es tan abrumador e incómodo, que no lo soporta, al ser un chico tan sociable y juguetón, estar en estado de calma es un suplicio.
Por eso, aquella semana fue un infierno para Kenny, Marjorine no le dirigió la palabra en toda la semana luego de su pequeña —si pequeña, según él—, riña.
Cada que trataba de iniciar una conversación con ella, solo veía como está, se quedaba quieta como si fuera una estatua, ni siquiera pestañeaba.
Aquello le pareció muy infantil, por eso recurrió a hablarle cuando estaban sus padres, para su sorpresa noto que ni eso la amedrentó.
Permaneció impasible, sin contestar nada, ante la actitud presentada la madre de esta hablo con el rubio en privado.
—No es nada contra ti —dijo ella.
Las cejas de Kenny se arquean y muerde su labio con fuerza.
—Únicamente a mí no me contesta, ¿cómo no voy a creer que es algo contra mí? —pregunta irritado.
La mayor resopla y niega con una sonrisa triste.
—Mar tiene momentos malos, ahora mismo te pido que la disculpes, no estaba habituada a convivir con nadie aparte de mí, así que por eso me contesta, porque solo éramos nosotras dos —explica.
McCormick quiere pregúntale el porqué de esa actitud, aunque rápidamente deshecha esa idea, pues es probable que sus palabras del lunes hayan sido las causantes, por eso nada más asiente y se marcha a su habitación..
La semana transcurre así, Marjorine no habla, incluso cree verla comer poco y solamente mover la cabeza ante todo lo que le dicen sus amigos.
La culpa se hace presente luego de presenciar todo esto, así que decide que lo mejor será disculparse.
Nada más pensar en eso causa un escalofrío en su columna.
Disculparse con Marjorine, disculparse con la chica que le demostró lo mentirosas que pueden ser las mujeres.
Pensar en eso lo hace agitar la cabeza y negar, él no pedirá disculpas, es más, hará exactamente lo mismo que ella, la ignorara para que se de cuenta de lo infantil de sus acciones.
Pensó en empezar con su idea desde aquel viernes, iba con toda la intensión de causar incomodidad a su hermanastra, para su sorpresa, cuando llego a su casa esa noche se encontró con una desagradable sorpresa.
Marjorine no estaba, se habia marchado a pasar el fin de semana con Gregory y su madre.
Un sabor amargo recorrió su boca al escuchar aquello, el fin de semana se la paso sintiéndose enfadado y enfermo, lo peor de todo es que no entendía qué le pasaba.
Lo mismo sucedió cuando la rubia paso demasiado tiempo junto a Clyde, se sintió enojado y de muy mal humor, mismo que acabó cuando supo que todo eso era simple apariencia para molestar a Bárbara.
Él creyó que ella se había ido con Gregory para revivir su amor, podía casi imaginarlos caminando tomados de las manos, susurrándose cuánto se querían, incluso su mente fue a mas, al pensar que tal vez estarían solos, eso solo logro hacerlo sentir peor.
La confusión y amargura se terminó el domingo por la noche cuando Marjorine regreso, incluso su idea de ignorarla quedó relegada cuando ella le sonrió como si nada hubiera pasado.
Ella hablo, hablo demasiado, escucharla alivio sus peores pensamientos, resulta que ella solo fue porque ayudó a la madre del chico a suplir a una bailarina que se había lastimado, incluso descubrió que no fue solo con Gregory, si no que Millie los acompaño.
Su cara se llenó de confusión al igual que la de la madre de la chica, por lo que la rubia sonrió y explicó.
—Es la novia de Greg, tienen poco juntos, pero se ven felices, es una buena chica —cuenta, la cara de la mujer se llena de angustia, misma que es calmada por su hija —. Estoy bien mamá, él y yo seguimos siendo amigos, eso es lo único que importa —asegura.
—Si tú lo dices —murmura dudosa.
—Bueno, me voy a dormir, buenas noches —se despide y sube las escaleras apresurada.
Kenny no hace más que seguirla pues él también necesita descansar después de pasarse el fin de semana sobrepensando.
El lunes parece prometedor, se levanta temprano aunque con su habitual pereza, se da tiempo de tomarse un baño y bajar a desayunar, espera ver a la rubia en el comedor, más solo se encuentra a su padre y su esposa.
Al verlo ellos le sonríen y lo saludan.
—Buenos días, Kenny —dice la mujer.
—Buenos días, Kenny, haz despertado más temprano de lo común —murmura su padre.
—Si, hoy tengo ganas de llegar temprano a clases —responde mientras se encoge de hombros y se sienta a desayunar.
—Eso es increíble, si te hubieras despertado un poco antes te habrías podido ir con Marjorine —comenta la rubia.
Las cejas del menor se fruncen con confusión.
—¿Marjorine ya se fue? —cuestiona.
—Si, quedó de encontrarse temprano con sus amigos para hablar de su viaje —explica.
—Oh, ya veo —susurra sintiéndose extrañamente desanimado.
Come ligeramente, al terminar sube a su habitación y lava sus dientes, toma sus cosas y baja para marcharse.
Se despide de los mayores y apresura el paso para llegar a la escuela, se encuentra con muy pocas personas en el camino, para sus sorpresa cuando está por llegar se encuentra con Tweek, Pip y Gregory, ante eso tienen un mal presentimiento, por eso se acerca a saludarlos.
—¡Hey, Tweek, Pip y Gregory! ¿Cómo están? —saluda lo más amable que puede.
Parece que interrumpió algo, pues dos de los rubios parecen nerviosos.
—Buenos días, Kenneth, estamos bien, solo conversamos un rato antes de que inicien las clases, les contaba a los chicos sobre mi viaje del fin de semana, le quite la primicia a Mar, es una lastima, pero eso le pasa por no llegar temprano —externa con burla.
El cuerpo de McCormick se pone rígido ante lo dicho, aún con eso sonríe lo mejor que puede y finje.
—Si, supongo que hoy se le pegaron las cobijas, bueno, nos vemos en clases —se despide.
Camina sintiendo una repentina rabia que crece a cada instante, no lo entiende, enserio no lo entiende, Marjorine ha comenzando a influir demasiado en su humor, eso no debería ser así, es decir, no tenía lógica.
Hace poco que se reencontraron, incluso al principio la convivencia empezó bastante mal, ella ignoraba a todos sintiéndose demasiado importante, causando un desagradó general incluso admitía que fue mayor en él debido a su experiencia pasada.
Si bien ahora se llevaban mejor no había razón para que ella fuera tan importante, solo era su hermanastra, no era nada más que eso, no eran siquiera amigos como antes, pasaban tiempo juntos pero nada más, no hablaban de sus metas, sueños o sus secretos, no había nada.
¿Entonces por qué?
¿Porque se molestaba de verla tan sociable y amistosa con los demás?
¿De dónde provenía toda esa posesividad?
Pensar en eso lo fastidiaba, su cabeza dolía, así que busco entre los pasillos a alguien que sabía, lo haría dejar de pensar en tanta tontería.
Cuando visualizo a la castaña ni siquiera la saludo, solo la tomo de la mano y se la llevó al cuarto del conserje, ya ahí la beso y desquitó su frustración.
No le importo el sonido del timbre que anunciaba el inicio de clases, él solamente quería borrar todas las estupideces de su cabeza, así que por eso cedió a sus impulsos.
Cuando hubo terminado con eso vio su celular dándose cuenta de que estaban a mediados de la segunda hora, la chica a su lado arreglaba su ropa con calma, él hizo lo mismo, cuando terminó quiso salir de ahí, antes de que pudiera hacerlo la chica lo detuvo.
—¿Cuánto más durarás con esto? —pregunta mirándolo fijamente.
—No sé de qué hablas, te agradecería que fueras directa.
—Kenny, te conozco muy bien y lo sabes, así que no te hagas tonto, no somos nada, no me importa ser nada, pero lo que no voy a permitir es que me uses como sustituta para tu frustrado amor infantil con esa chica rubia. Así que, hazte un favor y aclara tu pasado, hasta entonces, no me vuelvas a buscar —ordena mientras se marcha.
El rostro del rubio se frunce en una mueca amarga, mentalmente manda a Tammy al demonio, ni siquiera se digna a entrar a clases, está demasiado molesto por lo que la chica le dijo, se siente un idiota por haberle contado su decepción con la rubia.
Solo hace acto de presencia hasta que es la hora del receso, con todo el fastidio del mundo se encamina al comedor, tal vez luego de que ingiera alimentos su mal humor se vaya, al llegar a donde siempre se sienta con sus amigos solo ve a dos de ellos, aquello le parece extraño por lo que se acerca con rapidez.
—¡Hey chicos! —saluda.
—¿Kenny? Pensé que no habías venido a clases —murmura el pelirrojo.
—Ah, si, bueno, se me hizo un poco tarde, por eso no entre a clases —se excusa.
—¡Se los dije! Kenny si vino, solamente que se fue con su ex, ves como si les dije la verdad —espeta.
—Ya, ¡está bien! Tenías razón, ¿contento?
—Lo estaré cuando Stan también lo admita —expresa con satisfacción.
—Eres un gordo tan odioso —se queja Kyle.
—Bueno, ya dejen eso, ¿donde esta Stan? Al no verlo aqui pense que no habia venido a la escuela —menciona el rubio.
El judío guarda silenció, parece meditar las palabras que debe de decir, Eric observa esto con fastidio, así que el habla sin ningún tipo de tacto.
—Stan se fue con tu querida hermanastra, parece ser que son muy buenos amigos —señala con sarcasmo.
Kyle observa la reacción de Kenny, su cara dibuja una sonrisa tensa y se marcha sin decir nada más, ante eso sus ojos verdes miran con molestia al castaño.
—¡Carajo Cartman! ¿Por qué hiciste eso? —pregunta irritado.
El nombrado arquea una ceja y deja de comer, lo mira con tranquilidad, lo que es muy extraño para el judio.
—Lo sabes, ¿no?
—¿Saber que?
—A Kenny le sigue gustando Marjorine.
—¿Cómo es que…? Espera, ¿cómo que le sigue gustando?
—En serio que todos son muy idiotas, era super obvio que a Kenny le gustaba Marjorine.
—¡Claro que no! Incluso tendría más lógica el haber pensado que a ti te gustaba ella o ella gustaba de ti.
—No digas idioteces, eso no es de lo que estamos hablando, el caso es que a Kenny le gustaba, parece ser que ese gusto no ha desaparecido, eso causara un problema muy feo entre Stan y él —dice mientras se encoge de hombros.
El pelirrojo se queda callado, la actitud tan calmada de Cartman no le da un buen presentimiento.
—¿Por qué no te molestaste cuando Stan nos dijo que iba a pasar tiempo con Marjorine?
—¿Por qué habría de molestarme? Que haga lo que quiera.
—Cartman, no soy idiota, has estado jodiendo que no quieres que Marjorine interfiera en nuestra amistad, te molesto que yo pasara tiempo con ella, que Kenny le tuviera consideración, ¿pero por qué con Stan no te pones como loco? —pregunta.
—En serio Kyle, eres un dolor en culo, solo por eso te diré la verdad, no me preocupa que Stan esté con Butters porque ella odia a los tipos como él.
—¿Los tipos como él? ¿A qué te refieres con eso?
—¡Dios! Solamente piensa, ¿cómo es Stan? —El judío se queda callado sin comprender, el castaño rueda los ojos —. Stan es un maldito alcohólico, curiosamente mi madre me dijo que lo que más odia Marjorine en el mundo es el alcohol y las personas que lo consumen. Así que, no importa cuan bien se lleven ahora, todo terminara en el momento en que tu super mejor amigo baje su ánimo y alivie sus penas con su maldito vicio —explica con simpleza.
Broflovski se queda en silencio meditando las palabras de Eric, cuando se repone de esto mira al contrario serio.
—¿Realmente que pretendes con toda esta situación?
—Ah, entonces te diste cuenta.
—Siempre supe que había algo raro en tu repentino odio, ¿qué te hizo? Debió de haber sido algo muy malo como para que aun a pesar de los años sigas con tanto rencor.
—Eso es algo que no te interesa, solo ten por segura una cosa, hasta que ella no esté completamente sola, no seré feliz —declara con una sonrisa sádica, se levanta y se marcha de ahí.
El muchacho lleva una mano a sus cabellos y lo despeina con desesperación.
—Que demonios hiciste Marjorine —se queja el chico.
Pues si algo saben todos en aquel lugar, es que ganarte de enemigo a Eric Cartman es equivalente a no tener paz nunca, pues el castaño no descansa hasta que hace de las personas lo que quiere.
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Marjorine hablaba, hablaba demasiado, eso no le disgustaba para nada, era bonito ver la pasión con la que se expresaba de las cosas que le gustaban, él la escuchaba con atención, así que cuando ella guardó silencio y suspiro él arqueo una ceja dudoso.
—¿Te pasa algo? —cuestiona.
—No, no es eso, es solo que no te he dejado hablar, debe de ser molesto que solo yo hable —se disculpa.
—Ah, no, para nada, de hecho creo que es increíble lo apasionada que eres —declara mientras se encoge de hombros.
—¿En serio lo crees? Vaya, es bonito escuchar eso —murmura mientras juega con un mechón de su cabello —. Aún así quiero escucharte ahora yo a ti, cuéntame algo que te apasione —pide mirándolo expectante.
—Umm, pues me gustan mucho los animales, ciertamente creo que mi amor por ellos nació al tener a Sparky —sonríe con nostalgia al recordar a su mascota, agita la cabeza y suspira —. Los animales son los seres más nobles, lo que más detesto es a la gente que compra mascotas de modo irresponsable, gracias a eso hay muchos abandonos, los refugios no se pueden dar basto para albergar a tantos animales abandonados. Me gustaría ayudar a cambiar eso, creo que sí pudiera, yo haría un gran refugio para todo tipo de animales, ya sabes que hay cada loco que compra especies en peligro de extinción o animales exóticos —menciona.
—Creo que más que nada la gente rica es quien contribuye a la comercialización de ese tipo de especies, creo que deberían regular ese tipo de situaciones, es decir, ya sabes, prohibir y aplicar multas millonarias para que ya no lo hagan —opina.
—Si, eso sería lo mejor, pero las personas que pueden hacer eso solo se preocupan por otras cosas. Nadie le presta atención a los animales —se lamenta.
—Umm, sabes, cuando sea súper famosa yo te ayudaré en tu lucha, es más, desde ahora tienes mi apoyo, así que contactame para cualquier manifestación —dice mientras le guiña el ojo.
El muchacho le sonríe.
—De hecho, hay un refugio a las afueras del pueblo, podríamos ir el domingo si es que tú quieres —sugiere.
—¡Por supuesto! Solo necesitas decirme la hora a la que iremos para estar lista —exclama de modo enérgico.
—Seria temprano, igual yo te aviso el viernes la hora —indica.
La rubia sonríe en respuesta, ambos se quedan en silencio por unos momentos para seguir consumiendo sus alimentos, el de cabello negro termina primero, al acabar mira las manos de la chica y las suyas, lo que lo hace sonreir.
—¿Me recuerdas porque me pintaste las uñas de este color?
—Para que te acuerdes de mí —dice coqueta.
—¿Entonces las tuyas las pintaste de ese color para acordarte de mí? —cuestiona.
—Claro, está noche me acordaré mucho de tí —canturrea para molestarlo
—Entonces supongo que tengo que corresponderte, también pensaré mucho en ti en la noche —susurra con voz grave.
La chica, quien no esperaba eso repentinamente se sonroja, lo que hace que Stan suelte una carcajada, antes eso ella hace un mohín.
—¡No es justo! Tú eras el que se debía sonrojar —se queja.
—Esta vez gane yo, aunque la verdad no era una broma —dice serio.
—¡Stanley! Eres un sucio —menciona con las orejas rojas.
—¡Marjorine! Se me pego por juntarme contigo —recalca encogiéndose de hombros.
—Ah, a mí no me eches la culpa, la verdad es que todos los hombres son unos pervertidos, si no, no serían hombres —señala.
—Todos somos pervertidos, hombres, mujeres, solo que algunos lo muestran más que otros, así como tú, una cosita tan pequeña y tan perversa —se burla.
—Enserio no se porque me junto contigo, ahora podría estar sentada con Tweek mientras el me hace cariñitos en el cabello —se lamenta.
Marsh se burla y sonríe de lado.
—Yo también te puedo hacer cariñitos —propone
—Aja, si, como no, eres capaz de solo despeinarme —acusa.
—No lo haré.
—Umm, no estoy tan convencida.
—Pruébame.
—Está bien, pero si me despeinas, te pateo en las bolas —advierte.
—Si, si, mejor dime cómo te dan "cariñitos" —murmura sarcástico.
—Solo peina mi cabello con tus dedos y acaricialo —explica.
—¡Ah como un gato!
—¡Stan!
—Ya, ya, una broma, acércate.
La muchacha lo mira insegura, él la mira sin ningún rastro de maldad, ante eso acerca su cabeza a su brazo, pronto él pasa sus dedos por su cabello, la caricia es tan relajante que ella cierra los ojos.
Stan siente como ella se relaja, pues su respiración es más acompasada, casi cree escucharla ronronear, lo que solo aumenta su idea de que ella parece un gato.
La tranquilidad es rota abruptamente por el sonido de la puerta que fue abierta con violencia.
Los ojos azules se encuentran con los morados, los cuales lo miran con ansiedad.
—¿Kenny? Oye amigo, no te ves bien —murmura Stan.
La rubia abre los ojos al escuchar a Marsh, al fijar su vista en su hermanastro frunce los labios, pues ciertamente no se ve nada bien.
—¿Qué te pasó Kenny? —cuestiona curiosa.
El nombrado está despeinado, se nota pálido, sus ojos están llenos de confusión, a su parecer él parece atormentando por algo.
Antes de que puedan decir algo más, McCormick habla.
—Stan, necesito hablar con Marjorine.
—Amigo, yo creo que primero tienes que ir a la enfermería, realmente luces mal —menciona preocupado.
—Stanley, por favor —pide en un susurro.
El de cabello negro mira dudoso a la muchacha, ella asiente, antes de que se vaya la ayuda a levantarse, ella acaricia su mano con cariño y le sonríe.
—No tardaremos, igual ya pronto empezarán las clases —asegura.
—Bien, nos vemos —dice finalmente y se marcha.
Al estar frente al chico la muchacha espera una letanía igual a la de la otra vez, para su sorpresa él no dice nada, es más parece que está perdido en sus pensamientos.
Honestamente él luce realmente mal, parece enfermo, por eso se atreve a posar su mano en su frente para ver si es que tiene fiebre.
El tacto de la muchacha saca de su trance a Kenny quien fija su vista en ella, al darse cuenta que la miran ella aleja su mano y sonríe con vergüenza.
—Solo me aseguraba que no estuvieras mal, es que enserio, luces realmente enfermo —dice preocupada.
La preocupación es tan genuina, el rubio lo sabe, puede verla reflejada en los ojos celestes, sin poder evitarlo la recuerda siendo una niña, sonriéndole, llevándole comida, abrazándolo, tomando sus manos, rozando sus narices, siendo tan felices solo ellos dos.
Sus labios se contraen en un rictus doloroso al recordar que todo aquello fue una mentira, recuerda aquel día de abril en que la vió abrazando a Clyde, diciéndole cosas al oído mientras él cambiaba el llanto por risas, ella correspondió la risa con una sonrisa tan deslumbrante que nunca le dió a él.
Sus pensamientos son interrumpidos por la voz preocupada de la chica.
—Kenny, ¿qué te pasa? —pregunta.
Y ahí estaba ella, la chica que él quiso nunca existió, él solo la imagino, la idealizo y endioso, ha caído en cuenta que eso fue un terrible error, le entrego todo a esa ilusión, tan así que siente que ya no tiene nada para dar. Ahora solo trata de llenar ese vacío de la forma más primitiva, eso puede cambiar si sigue el consejo de Tammy, necesita acabar con su pasado.
Por eso es que toma a la chica por los hombros y la mira con intensidad.
—Lo siento, necesito acabar con todo esto —se disculpa.
Ella no entiende a qué se refiere, antes de que pueda decir algo su boca es silenciada por los labios del contrario, sus cerebro parece hacer corto pues corresponde en automático.
Kenny pensó que con ese beso terminaría todo, se disculparía y seguiría con su vida como si nada, enserio él pensó que todo sería así de fácil.
Jamás imaginó que al besar a Marjorine sentiría una desconocida sensación en el vientre, eran como cosquillas, repentinamente eso se extendió por todo su cuerpo, su lengua acarició la suya, sus ojos se cerraron por inercia, se separaron cuando sintieron que el aire les faltaba.
Sus ojos se conectaron y se miraron fijamente, entonces lo repitieron, una, dos, tres, la cuenta se perdió.
Ni siquiera escucharon el timbre que anunciaba el regreso a clases, estaban tan inmersos en lo suyo que nada más les importaba.
Pero así como empezó, todo se acabó abruptamente cuando el muchacho metió sus manos bajo la sudadera de la chica, aquello pareció romper el trance de ella, pues recordó a Stan haciendo lo mismo, ante eso empujó al rubio.
Él la miro sin entender, repentinamente el también comprendió lo que habían hecho, así que llevo una mano a su frente, la otra mano se apretó en un puño, antes de poder decir algo la muchacha tomó sus cosas y bajo de ahí como alma que lleva el diablo.
Kenny ni siquiera trato de detenerla, pues no estaba mejor que ella, no comprendía que demonios había pasado, solo sabía que estaba más jodido de lo que imaginaba.
Mientras que Marjorine no aguanto las náuseas y se encerró en uno de los baños para vaciar su estómago en dolorosas arcadas, al terminar con eso se puso a llorar de modo histérico.
La había cagado de un modo monumental.
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Mi husbando con su hermana 🥴
Mañana trabajo pero aquí ando perdiendo el tiempo, hahahaha 😱.
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