Boda II
El ambiente era animado, las personas hablaban y reían felices, los novios sé sonreían cuan adolescentes enamorados, más nada de eso le importaba al castaño.
Su mirada se encontraba en Marjorine, alias, Butters, alias, la puta más puta del mundo. Con desagrado nota como ella sonríe y es feliz con aquellas personas, una mueca de amargura se instala en su rostro.
Kenny lo nota, por lo que le habla de modo casual.
—Oye gordo, ¿y a ti que te pasa? Te notas muy distraído —menciona curioso.
El castaño rueda los ojos con fastidio.
—No es nada que te incumba Kenny, mejor vete a buscar una puta y déjame en paz —increpa enfadado.
—Calma viejo, no te voy a cambiar por ninguna chica, por lo menos no por ahora —dice burlón.
—Como si eso me importará —murmura.
Cartman siempre es difícil de tratar, pero hoy en especial Kenny nota que está molesto, cree saber por qué, por lo que trata de animarlo.
—Amigo, opino que esa chica te mira —señala el rubio con diversión.
Los ojos cafés mira a donde le dice Kenny, sin sorprenderse ve como una chica de cabello negro le sonríe, él solo rueda los ojos y desvía la mirada.
—Puedes irte con ella cuando quieras, dudo que encuentres algo mejor —dice despectivo.
El contrario resopló con fastidio.
—Eres muy aburrido —menciona
Pues si bien su amigo no era el más guapo del mundo sí que la adolescencia lo había favorecido. Creció para ser más agraciado, era algo alto, su complexión seguía siendo robusta, aunque con la mejora en su alimentación desde que su madre se casó ya no tenía sobrepeso. Algunas de sus compañeras lo encontraban atractivo, aunque nunca se le acercaban, pues su actitud y forma de ser seguían sin ser las mejores, por eso las mejores ocasiones para que el castaño conociera chicas es cuando salían a lugares alejados de su condado.
Como era obvio aquella era una buena ocasión para que Eric conociera una chica, quizás y de pronto podría estrenarse como hombre y se le quitaba ese humor del demonio, pensaba McCormick.
Para Cartman las intenciones de su mejor amigo eran obvias, por lo que solo se dedica a ignorarlo y seguir con lo suyo. Podría haberse pasado toda la fiesta mirando a Butters, maldiciéndola y planeando formas de hacerla sufrir, pero la recién casada mujer llamó la atención de todos.
Decía tener una sorpresa para su esposo, eso sí que le intereso, pues quería saber que podría darle ella al padre de Kenny.
—Tal vez un nuevo hermanito que le quite el cariño a Butters —pensó satisfecho al imaginarlo.
Para su disgusto no era nada de eso, pues dice que su hija les cantaran "su canción", no puede evitar fruncir el ceño ante lo ridículo que suena aquello.
Aunque al ver a la rubia se da cuenta que ella no está tan cómoda con eso, aun así se levanta y va hasta donde su madre esta, para su sorpresa nota que el tipo que les presento hace un rato la sigue, cree ver una mirada de reproche hacia este, pero el otro solo sonríe.
Un discurso meloso y lleno de amor se deja oír, cuando acaba con la palabrería le hace una seña al tipo rubio y este comienza a tocar su guitarra, pronto es acompañado por el grupo que amenizaba la fiesta.
Cuando ella comienza a cantar, inmediatamente reconoce la canción, es una melodía bastante reciente a decir verdad, así que no comprende por qué un par de viejos como aquellos podrían decir que esa canción es suya. Pero, mientras más va oyendo la letra es que comprende.
You are the only exception.
Le parece gracioso, demasiado a decir verdad, tiene ganas de reírse, ¿a cuántas personas no le habrán dicho eso los viejos ridículos? Por eso trata de llamar la atención de su amigo, para contarle ese buen chiste.
—Oye Kenny —susurra divertido.
No le contesta, vuelve a intentar.
—Kennyyyyyy —insiste.
Pero este sigue sin contestar, ya cabreado se gira a verlo con fastidio, más toda palabra que quiera decir muere en su boca al ver al rubio. Él observa embelesado a la que ahora es su hermana, la mira como si fuera la cosa más maravillosa e increíble del mundo, un nudo en el estómago se le forma al castaño al recordar.
—Me gusta Marjorine...
—Me gusta Kenny, Eric.
—Promete que no le dirás a nadie —exclamaron los dos en diferentes momentos.
Aquello era una broma, ¿no? ¿La historia se iba a repetir? No, por supuesto que no, las cosas eran diferentes, ellos ahora eran hermanos, además Marjorine había cambiado, rumores que la dejaban como una chica fácil rondaban por la escuela.
—Pero son las chicas fáciles las que más le gustan a Kenny —pensó.
Apretó los labios con ira, hablaría con Butters. Optó por no decir nada más, solo espero a encontrar el momento apropiado para acercarse a la chica sin que se viera extraño, para su mala suerte eso fue difícil, luego de la cancioncilla y un beso por parte de los novios, el grupo comenzó a tocar música para bailar.
Marjorine no se quedó quieta, pues empezó a bailar, primero con el rubio el cual no recordaba su nombre, luego con Tweek, luego tomo a Pip y así estuvo, cambiando de pareja por largo rato, no fue hasta que la volvió a ver bailar con el inglés, que decidió interrumpirla.
Se levantó de su lugar, Kenny lo vio con extrañez, más no dijo nada, pues supuso que iba al baño, o tal vez por fin se animó a hablarle a la chica que lo miraba, por tal razón prefiere seguir en lo suyo, que era mimar a su hermanita.
Cartman camino hasta donde estaban los rubios, ellos parecían divertirse, pues reían mientras bailaban, las risas pararon cuando el castaño carraspeo.
—Bu... Marjorine, ¿podemos hablar?—pregunta lo más amable que puede.
Ella arquea una ceja, la actitud tan pacífica le resulta extraña, él no debe de estar planeando nada bueno, más no quiere hacer un escándalo, por lo que sonríe falsamente.
—Hablemos mientras bailamos —comenta, suelta a Philip y toma las manos del castaño.
Él rubio no se nota muy convencido, más la muchacha le sonrió para tranquilizarlo.
—Ésta bien Philip, solo será un baile —pronuncia restándole importancia.
El muchacho asiente resignado, le da una corta mirada y se encamina a donde están sus amigos.
Ya solos el castaño bufó con fastidio.
—Sabes que bailar no es lo mio —pronuncia con rencor.
—Si, y tu sabes que escucharte no es lo mio tampoco —replica indiferente.
—Dicen que las putas son muy estúpidas, creo que es por eso que odias hablar —se burla.
La muchacha ríe divertida.
—¿Solo viniste a eso? No dices nada nuevo Eric —expresa con fastidio.
Aquel tonito no le gusta al muchacho, no lo deja ver, en cambio, sonríe con suficiencia.
—De hecho quería felicitarte, mira que hacer todo este esfuerzo por tener a Kenny en tu casa, más creo que tu plan fallo, ¿sabes lo mal visto que es tener sexo con tu hermano? —pregunta con falso pesar.
Para su sorpresa Marjorie ríe con ganas, se da una vuelta y se pega más al muchacho, pues la música cambio a una pieza más lenta y romántica.
—¡Oh, Eric! Me halagas, quien iba a imaginar que podias pasarte seis años enamorado de la misma persona —declara con burla.
—¡Estás loca! Ya quisieras que alguien como yo te quisiera —expresa con falso asco, pues la verdad era que la muchacha si que le gusto cuando eran niños, más ahora era diferente, ella lo traicionó al querer a Kenny, aquello es algo que nunca le perdonaría, por eso la odiaba.
La rubia solo rueda los ojos, su compañero es muy obvio.
—Despreocúpate Eric, Kenny ya no me gusta —explica honesta.
Más para el castaño, eso es falso, por lo que prosigue con la intimidación.
—Por favor, Butters, ambos sabemos que eso no es verdad.
—Cree lo que se te dé la gana, yo estoy siendo honesta, es tu problema si no me crees.
—Si no te gusta entonces porque te acercaste a Scott y luego a Kevin —espeta serio, pues para él eso era una clara muestra de que planeaba acercarse a su amigo, ¿sino por qué más pasaría tanto tiempo con el estúpido Scott?
Las rubias cejas se fruncen, sus ojos están llenos de diversión.
—¡Oh, eso! ¿Quieres saber por qué? —cuestiona maliciosa.
Quiere responderle que no, decirle que se vaya a la mierda, que deje de joderlo, más ninguna palabra sale de su boca, cuando su aliento choca contra su oreja. Ella le susurra unas palabras que lo dejan frío, cuando se separa y lo mira a los ojos sonríe.
—Si hubiese alguien que me gustara, definitivamente no sería Kenny, no lo necesito.
—Eres una puta.
—Aja, podría ser tuya también.
—¿Qué?
—Dije que yo podría ser tuya también —responde como si nada.
Los ojos cafés la miran con incredulidad, la chica frente a él por primera vez le parece tan desconocida, es tan segura y descarada, todo lo opuesto a su timidez e inseguridad pasada, eso por alguna razón lo atrae, se siente asqueado ante eso, pero no lo puede evitar.
La rubia nota que él luce aturdido por lo que solo sonríe con suficiencia.
—Lo que quiero nunca lo obtendre, por lo menos tomaré esto —piensa resignada.
Lo jala de modo que sus rostros queden casi juntos, él la mira con algo parecido al asombro.
—Puedes tenerme siempre que quieras, aunque para eso hay una pequeña condición —susurra.
—¿Cuál? —responde demasiado rápido, inmediatamente se odia por eso.
—Solo necesitas ponerte de rodillas y pedirme perdón —exige seria, no hay ni una pizca de broma en aquello.
Rápidamente se siente ofendido.
—En tus sueños, puta —espeta con asco.
Más la rubia ni se inmuta, en cambio sigue con la actitud dulce, buscando conseguir lo que tanto quiere, una disculpa.
—Solamente necesitábamos uno del otro, ¿no quieres que eso vuelva a ser así?
Golpe bajo, él recuerda haberle dicho eso luego de que ella permaneciera a su lado después de su separación con Heidi. Lo ayudó a superar eso sin pedir nada a cambio, si bien fue una relación de niños para él fue muy duro. Sus amigos nunca entendieron eso, en cambio Marjorine si, por eso se enamoró de ella, más como siempre, ella misma arruino todo.
Los recuerdos se borran de su mente al sentir su aliento cerca de sus labios.
—Es algo simple, la recompensa valdrá la pena, puedes preguntarle a Kevin o Scott, soy buena en lo que hago —murmura sugestiva.
Se queda pensativo ante eso, va a decirle algo, más es interrumpido por su amigo, quien lo mira con una sonrisa.
—Es mi turno de bailar con mi hermanita —dice con simpleza.
Cartman solo asiente y se marcha, de camino a su mesa no siente la pesada mirada de Gregory sobre él, es más, no siente nada, más que un enorme odio por sí mismo y su maldita curiosidad.
▬♥▬
Kenny no entiende muy bien por qué actuó así, él estaba feliz escuchando a Karen hablar, ella le contaba un montón de cosas sobres sus amigas, su escuela, su mamá y su nueva mascota. Como siempre le presta total atención, pues al no estar con ella tanto como quisiera, aprovechaba los momentos que tenían juntos para pasarla a su lado. Nunca nada se interponía entre ellos, ni siquiera una chica buena y ardiente.
Si, ese era Kenny, un mujeriego que dejaba todo por su hermanita, ella siempre hablaba sin parar y él nunca se molestaba en callarla, por eso cuando de repente se quedó en silencio la miro con extrañeza.
—Karen, ¿qué pasa? —pregunta preocupado.
La niña hace un mohín infantil.
—A tu gordo amigo le gusta mi hermanita princesa —dice con desagrado.
—Oye, él se llama Eric, es grosero que lo llames de ese modo, ahora, ¿por qué piensas eso? —cuestiona divertido.
La castaña señala algo con su dedo, el rubio mira hacia donde ella le indica, al hacerlo toda la diversión que sentía se transforma en algo que no entiende.
Marjorine y Cartman parecen bailar, o por lo menos intentarlo, están demasiado cerca uno del otro, parecen hablar o algo así, pues la cara de su amigo pasa de una emoción a otra. La cosa se pone más extraña cuando acortan la distancia entre sus rostros, es ahí que se siente increíblemente extraño, eso no le agrada nada, por eso se levanta ante la atenta mirada de su hermana y se encamina hacia donde están ellos dos.
Cuando está cerca cree escuchar algo de una recompensa, además del nombre de dos de sus compañeros de escuela, decide no prestar atención a eso, en cambio, los interrumpe y sonríe tensamente.
—Es mi turno de bailar con mi hermanita —comenta tratando de sonar indiferente.
El castaño no dice nada, solo mueve la cabeza y se va, Kenny toma con cuidado la mano y cintura de la rubia y sonríe.
—¿Cartman te estaba molestando? —pregunta.
—No realmente —responde.
—¿Estás segura? Si él te dice alguna cosa fea o te molesta puedes decirme, yo haré que pare —declara serio.
Stotch arquea una ceja y lo mira como si le hubiera salido otra cabeza.
—No es necesario Kenneth, soy capaz de defenderme, además no creo que le agrade mucho a Eric que te metas en sus asuntos —considera.
Aquella respuesta no le agrada al muchacho, por lo que frunce las cejas.
—Marjorine, en serio, si necesitas ayuda solamente dímelo, ahora somos hermanos, ¿no?
—Si, lo somos, pero no seré una molestia, Eric es tu amigo, no deseo causar problemas, lo que menos quiero ahora es tener a Cartman sobre mí —susurra honesta.
Pues tener de enemigo al castaño sería un fastidio enorme. Kenny parece entender, la mira amable.
—Entiendo, aun así ten en cuenta lo que te dije, ¿si?
—Claro, gracias Kenneth.
—Kenny, solo dime Kenny —pide.
—Umm, no sé, pienso que te llamaré Kenny hasta que te lo ganes —considera pensativa.
—¿Ah? ¿Y eso como se logra? —pregunta curioso.
Ella sonríe, más la sonrisa no parece llegar a sus ojos.
—Conóceme, no creas en los rumores, bueno, por lo menos no en todos. Si algo te causa curiosidad pregúntame, no nada más te quedes con lo que dicen los demás, opino que solamente de esa manera podremos llegar a ser hermanos realmente —declara mientras se suelta de él y se aleja.— Gracias por el baile, nos vemos —se despide con un movimiento de mano.
McCormick la mira marcharse, se siente algo incómodo al haber escuchado eso, pues ciertamente su opinión sobre ella solo se basaba en lo que los demás decían, claro, también tomaba en cuenta su mala experiencia en el pasado. Pero ahora ya nada era igual, él había cambiado, ya no era el niño pobre y confianzudo, ya no podría burlarse de él nuevamente.
Con eso en mente es que decide dejar sus reservas y tratar de ser un hermano real para ella, pues prefería estar bien con todos en casa.
Ya no habría bromas, ni venganzas, ahora solo quería contribuir a la paz y felicidad del matrimonio de su padre.
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