Afrontar.

El miércoles pintaba como un día más de mierda, lo único que la consolaban es que ya estaban a nada de las vacaciones, así que bueno, podría ser miserable en la comodidad de su hogar, al sonar el timbre que anunciaba el final del día escolar simplemente se levantó de su asiento, metio sus cosas de forma desordenada en su morral y salió del salón sin siquiera esperar a Kyle o Kenny, no le veía caso, ambos estaban muy extraños desde hace un tiempo.

Fastidiado como estaba no tenía ganas de entrometerse en alguna mierda depresiva, suficiente tenía con su vida para estar frustrado e infeliz, así que prefería darle espacio a sus amigos para que así resolvieran sus cosas.

Su armonioso andar se vio interrumpido por un toque en su brazo que lo hizo resoplar, pensando que era Wendy hablo con voz molesta.

—¿Y ahora que quieres? —cuestiona brusco.

—Mmm, no mucho, solo quería hacerte una invitación —responden con voz trémula.

Rápidamente se da cuenta que no es Wendy, de hecho esa voz hace mucho que no se dirige a él, por lo que se gira con rapidez y ve a la persona que le hablo.

—Marjorine.

—Si, hola, lamento la interrupción, solo quería invitarte a pasitas, tendremos una mini presentación el jueves a las seis, voy a cantar algo que escribí yo solita y tiene mucho valor para mí, me gustaría que lo escucharás —susurra.

—Oh, entiendo —dice sin más.

No sabe que más puede decirle, se ha quedado en blanco, la rubia parece notar su incomodidad por lo que sonríe amable.

—Esta bien si no quieres ir, el intento se hizo, adiós Stanley —se despide mientras se da la vuelta y se marcha a paso apresurado.

El muchacho quiere detenerla, más cuánto se da cuenta, ella ya se ha ido, se maldice internamente al no aprovechar ese pequeño momento, pero no lo podían culpar, la chica se veía tan bonita, aunque eso sí, algo apagada en cuanto a su carácter, lo que no le incomodaba, de hecho la prefería así en vez de actuar como una bravucona que manda hacer cosas horribles a los demás.

Sacude la cabeza al recordar esos días, ahora su cabeza está llena de dudas, ¿realmente debería ir? Es decir, hacía meses que no se hablaban, incluso ella había cambiado, ya no era la misma chica, lo notaba con solo verla a los ojos, ahora siempre parecía apagada y pegada a un grupo de personas muy extrañas y nada compatibles entre sí.

Además de eso estaba su cercanía con Mark, desde el día que los vio cantar juntos no había podido despegar sus ojos de ellos, se había dado cuenta de lo cercanos que eran, pues si bien Stotch siempre parecía apática y cansada, con él siempre parecía recuperar la energía y el ánimo.

La había visto cantar, leer y reír solo con el castaño y no solo eso, hace unas dos semanas más o menos los vio bailar, de hecho, estaba casi seguro que de no ser porque les lanzó algo se habrían terminado besando.

Recordar eso lo ponía de mal humor, estaba celoso, claro que sí, no lo negaría, pero también estaba molesto con Marjorine, es decir, ¿tan fácil era olvidarse de él? 

Y lo peor, ¿justamente tenía que enamorarse del tipo con quién lo engañó Wendy? 

Aprieta los puños con odio al pensar eso, está enojado, con Wendy por su deslealtad, por arruinar su oportunidad de ser feliz con alguien más, con Mark por ser un constante obstáculo en su vida, con Marjorine por dejarse encantar tan fácilmente por Cotswolds.

Ante esa maraña de pensamientos decide que lo mejor será no ir, no puede y no quiere ver a esos dos, pues siente que ambos solo lo joderan más de lo que ya está.

Entonces manda al demonio a Wendy,  Mark y Marjorine, no necesita más de esa mierda, ya tuvo suficiente, esa tarde al llegar a su casa se embriaga, porque odia a todos, detesta que todos puedan seguir tan fácil con su vida mientras el se hunde en la mierda.

Al día siguiente falta, no le importa, igual ya casi sale de vacaciones, ¿qué más da acelerar sus miserables días en casa?

Se la pasa todo el día en su habitación, su madre molesta, se ha marchado, si no regresa le da igual, no es como que ella le haga falta.

Al dar las seis alguien interrumpe su sueño, al tallarse los ojos y quitarse la pereza mira a Wendy quien lo ve de una forma indescriptible.

—Stanley, necesitamos hablar —susurra.

—Qué mierda quieres —externa con voz pastosa por el sueño.

La de ojos oscuros agacha la mirada y resopla.

—Esto no está funcionando, esto nunca va a funcionar.

—¿En serio apenas te vas dando cuenta? Pues gracias, hubiera preferido que fuera antes, pero no me quejo, una molestia menos en mi vida —dice con desdén.

La muchacha suspira y asiente.

—Bien, supongo que eso sería todo —murmura, se da la vuelta y se marcha.

Por largos minutos Marsh se queda mirando el techo pensando en cuan fácil es para Wendy decidir no continuar, cuando para él no lo es, pues ella le quitó todo, se voltea de lado dispuesto a dormir, más la voz molesta de su madre se deja oír.

—Una discusión más de mis padres —piensa cerrando los ojos, más de pronto los abre —. Papá no está aquí, vuelve mañana —susurra.

Entonces se levanta y baja, al hacerlo ve que su madre discute con Testaburger, parece reclamarle algo, el muchacho interrumpe.

—¿Y ahora qué pasa mamá? —cuestiona.

La mujer parece contener su ira, responde con brusquedad.

—Sucede que tu novia me mintió —acusa molesta. 

—Ella ya no es mi novia y la verdad eso no me sorprende, ¿en qué te mintió? —pregunta con desinterés.

—Sobre la niña de los Stotch, ella me dijo que esa muchacha te estaba haciendo mal, me contó una historia sobre lo mala influencia que había sido para ti, que por eso empeoraste tus malos hábitos, que solo te uso mientras tenía novio —cuenta, el sé queda callado ante la información, pues no tenía ni idea de que Wendy había hecho aquello, la mayor continua —. Cuál va siendo mi sorpresa al enterarme de toda la verdad gracias a Sheila, no entiendo porque mentir —espeta furiosa. 

—¡Por qué quería a su hijo! Ella estaba interfiriendo, era una molestia, me hizo sentir insegura, poco valorada y saco lo peor de mí, la detesto porque todos se compadecen de ella, ¿pero qué hay de las demás personas? No solo ella sufre, ¿por qué nadie se interesa por como me siento yo? —cuestiona con molestia mientras limpia sus lágrimas. 

Ni siquiera le pueden decir nada a la chica, pues se marcha de ahí con rapidez, al quedarse solo madre e hijo se ven, la mujer suspira y mira a su hijo con vergüenza. 

—Lo siento Stanley, en verdad pense que estaba haciendo lo mejor por ti —murmura. 

—No entiendo, o sea, Wendy te dijo una mentira, ¿pero que fue lo que hiciste por eso? —pregunta. 

—Esa chica vino hace un par de meses, quería verte, se veía mal, yo no quise dejarla pasar, la corrí, le exigí que se alejara de ti, parece que cumplio mi petición, ahora me arrepiento, no sabia que la querias, incluso estabas cambiando por ella y yo no lo note —manifiesta arrepentida. 

—... Hay tantas cosas que quiero preguntar y tantas que quiero decir, pero lo primero que viene a mi cabeza es como es que sabes que la quiero —indaga. 

—Tu amigo Kyle hablo con su mamá, ella terminó contándome muchas cosas —el de cabello negro frunce el ceño, por lo que la mujer pone sus manos en sus hombros para tranquilizarlo —. Antes de que te enojes tienes que saber que él no está pasando por un buen momento, es por eso que hablo con su madre, el caso es que lo se Stan, por eso me disculpo, a ambos les quite algo importante, espero que no sea demasiado tarde para que arreglen las cosas —indica con la vista gacha. 

El muchacho no sabe qué decir, un cúmulo de pensamientos se arremolinan en su cabeza, entre todos el que más resalta es el de la invitación que le hizo el día anterior, por eso se aleja de su madre. 

—Estoy confundido, hay muchas cosas que necesito saber, pero ahora lo primero que tengo que hacer es ir a ver a Marjorine, debo de hablar con ella y disculparme —pronuncia con urgencia. 

La mujer solo asiente, ve como su hijo sale de la casa corriendo, en tanto que Marsh toma su bicicleta y pedalea con fuerza, pronto se comienza a cansar ante tanto esfuerzo, más ni así se detiene, tiene que verla, necesita hacerlo, su inseguridad se ha marchado, esta vez para siempre, o bueno, eso quiere creer, el caso es que no va a detenerse ni aunque las piernas le duelan. 

Cuando llega al lugar entra con prisa, al estar adentro no ve a nadie en el escenario, por lo que sin verguenza alguna se dirige a una de las chicas de ahi. 

—Disculpa, ¿sabes si la presentación de Cotswolds ya termino? —pregunta. 

La pelirroja hace una mueca de desagrado y asiente. 

—Sí, hace como 15 minutos que acabo, si quieres saber más puedes preguntarle a los que se quedaron, deben de estar en el callejón, ahí recogen sus cosas —indica. 

El de cabello negro ni siquiera da las gracias, sale de ahí y en tiempo récord está en el lugar indicado, al verlo las personas ahi elevan las cejas con asombro. 

—Stan.

—Kyle, todos, ¿donde esta Marjorine? —cuestiona.

Los ahi presentes se miran entre todos, como pensando en si decirle o no, antes de poder seguirlo meditando, uno de ellos se atreve a hablar. 

—Marjorine se fue a Nueva York, tiene una presentación muy importante, ¿por qué estás aquí Stan? —interroga con brusquedad Kenny.

—Necesito hablar con ella, hay algo que tengo que decirle —dice. 

Eso solo hace que el contrario frunza el ceño. 

—¿Y eso es? 

—No tienes por qué saberlo. 

—¿Por qué no? Somos casi hermanos, tengo derecho a saber que quieres de ella —replica hostil. 

El muchacho cree que su amigo se comporta asi por su falta de valentia, asi que lo mira con determinacion y sin importarle que haya más gente ahi dice la verdad. 

—La quiero, ella me sigue gustando, se que le falle, pero quiero cumplir mi promesa de estar a su lado —declara con seguridad. 

Una que no le cae nada bien al rubio, quien aprieta los puños con enojo, ante eso Kyle interviene. 

—Ella no está aquí Stan, regresa el domingo o lunes, puedes verla alguno de esos días —propone mientras toma a McCormick por el brazo para que no haga una tontería. 

Cartman rueda los ojos, decide intervenir el también. 

—O puedes venir con nosotros a Nueva York y hablar cuanto antes con ella, nos vamos mañana a las doce, vamos a ir todos nosotros, en algunos casos nuestros padres nos acompañarán, si quieres ir solo avísanos, tenemos solo un par de boletos extra —dice como si nada. 

—Si quiero ir, pagare los boletos, solo dime cuanto es y lo tendras —declara. 

Una sonrisa malvada aparece en el rostro del castaño, misma que es borrada por un golpe en su cabeza, la causante resopla. 

—No es nada Marsh, de hecho los boletos nos los dio la madre de D’ Lorne, solo pagaremos el hospedaje del viernes, regresamos el mismo sábado —explica Nelly.  

—Ya veo, estaré puntual, ¿donde nos vemos? 

—En el aeropuerto de preferencia, lleva tu mejor ropa, es un evento especial —indica seria. 

—Sí, eso haré —asegura mientras se da la vuela y se marcha con rapidez. 

Al llegar a su casa habla con su madre, tienen una conversación honesta como hace mucho no la tenía, tocan temas que ambos consideran son graves en su vida familiar, al final ambos aceptan que tienen muchos problemas por resolver, prometen esforzarse por cambiar, luego de eso el muchacho le pide a su madre acompañarlo, a lo que ella se niega gentilmente, esta avergonzada por lo que le dijo a la rubia, por lo que le sugiere ir con su padre, pues mañana temprano llega. 

Stan duda mucho, su padre tiende a comportarse muy extraño a veces, no quiere que arruine su disculpa, más su madre le dice que tiene que pasar más tiempo con él, ademas de que tambien necesita hablar con el para externarle lo que piensa.

Con eso es que la mujer logra convencerlo, el chico espera de todo corazón que esta vez todo le salga bien.

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